Capítulo 3
Diez minutos después, el juego inicia. Darren no me ha visto, está súper concentrado en su juego, y es muy bueno. El público ruge cada vez que obtiene la pelota y encesta. El otro equipo es bueno también, pero los nuestros son implacables.
—Esto es aburrido. Quiero ir a bailar.
—Lo siento Tay, pero esta noche debemos apoyar a nuestra amiga. —Donna palmea la espalda de Taylor.
—Los deportes apestan. —El puchero que hace Tay es tan gracioso que me rio fuertemente.
—Tay nena, prometo que iremos a algún club apenas termine el juego. Es viernes y mañana no hay clases ¿Te parece? —Mi propuesta la calma y le inyecta entusiasmo.
—¡Me encanta! ¡Amo los viernes!
Veo como Mark nos observa de reojo así que lo invito también.
—Oye Mark ¿Vienes?... ¡Auch! —Donna acaba de pegarme en las costillas.
—Claro —responde con diversión.
Acaricio mi lado herido
—¿Por qué carajos lo has invitado? —gruñe, cuando me vuelvo hacia ella.
—Donna, es un buen chico deja de ahuyentarlos como pitbull.
—Jódete.
Los espectadores rugen fuertemente, sorprendiéndome, alejo mi mirada de Donna para encontrarme con unos exquisitos ojos azules observándome.
Oh Mi Dios...
Darren está suspendido de la canasta y me observa intensamente atravesando el vidrio de la cancha de baloncesto. Me sonríe y guiña cuando nuestros ojos se cruzan...
Necesito aire.
—Oh Jesucristo Sagrado... eso ha sido ¡sexy! —grita Tay, más allá de emocionada.
—Mierda Celeste, ese chico ya te marcó.
—Dios Donna, necesito aire —susurro. Santa mierda, eso...
—Sí, eso ha sido intenso.
Totalmente de acuerdo contigo, Donna.
—¡Alguien tendrá sexooooo con el chico sexyyyy!
—Cállate Tay...
—Cielos... creo que me gusta.
—Sí, ya me nos dimos cuenta... vamos chica, la de rojo me torea. —Donna y Tay rompen a reír.
El resto el juego estoy realmente nerviosa, en cada ocasión que puede, Darren me observa, estaba tan concentrado antes, pero ahora voltea a mirarme cada vez que puede. Y yo como una obsesiva, lo observo atentamente.
Arrrg estoy loca por ese chico.
Termina el partido 72-70, y nada más y nada menos... el héroe es Darren. Corro a la salida cuando todo acaba, no espero para ver el próximo movimiento de Darren ni la cara arrugada de su novia, es obvio que se dio cuenta de las miraditas que su chico me arrojó.
—Eso, corre cobarde...
—Cállate Donna. Es mejor que digan "por aquí pasó un cobarde que aquí murió un valiente".
—Que estupidez de dicho.
—A mí me parece que tiene sentido.
—No ayudas, Tay. —Donna la fulmina con la mirada. Yo sigo avanzando rápidamente hacia cualquier dirección lejos del estadio.
—Bueno ya, vamos a cambiarnos para ir al bar, ¿Tay tú tienes mi ID falsa?
—No, la tiene Donna.
—¿Yo?... Ah sí ya recuerdo. Vamos por ella.
Le escribo a Bruno para hacerle saber dónde estaremos y que nos encuentre en el club.
Donna y yo somos las únicas en cambiar nuestra ropa, desecho mis Shorts cortos por un jean súper ajustado con perlas y rotos en la parte delantera y unos tacones de aguja rojos, retoco el maquillaje pintando mis labios de rojo también. Donna cambia su blusa por un corsé negro hasta mitad del abdomen y unos tacones igual que los míos. Bajamos y tratamos de buscar a Mark, lo vemos cerca del estacionamiento con otros dos chicos.
—Hola. Espero no importe. Invité a mi primo Ian —Señala al chico alto y rubio—, y mi compañero de cuarto Connor. —El chico moreno. Ambos son lindos.
—¡Hola chicos! Soy Taylor y ella es Donna. —Mi amiga vibra de emoción.
—Celeste —saludo a ambos chicos. Connor es bastante atractivo, tiene ojos color miel y un lindo cabello negro ondulado.
—Bien, vamos. —Donna fulmina con la mirada a Mark y lidera el camino hasta los autos.
—Vamos al club latino Soneros ¿Lo conocen?
Connor asiente. —He ido algunas veces.
—¿Eres latino? —pregunto.
—Sí, mi padre es de Puerto Rico y mi madre dominicana.
—Interesante... veamos que tienes chico. —Sonríe aceptando mi reto.
Los propietarios de Soneros son una pareja de esposos, Roberto es venezolano y Martha es cubana. Los conocí en mi primer día en esta universidad. Llegué a su club y su hijo y yo tuvimos una conexión increíble, bailamos y nos entendimos perfectamente... Su hijo se llama Bruno Domínguez, mi amigo gay, al cual sus padres aman incondicionalmente.
Llegamos al club y Bruno ya está esperándonos, presentamos a los chicos y saludamos a Cristian el guarda. Seguimos a nuestro amigo hacia el ala VIP y ¡Que empiece la rumba!...
"Odio de Romeo Santos y Drake" suena por los altavoces, Bruno no espera que me siente para tomarme de la mano y conducirme en la pista.
Somos unos reyes en la pista y me encanta. Taylor y Donna también saben bailar y ya son conocidas por los otros clientes del club, también son invitadas a bailar. Perla, la hermana mayor de Bruno invita a Connor mientras sus dos primas Sara y Marisa se encargan de Mark e Ian. Los chicos lo hacen bien.
Termina la canción y cambiamos de pareja mientras "Yo No Voy a Negar Que Me Gustas de Luis Miguel del Amargue" suena. Connor y yo estamos juntos, Bruno con Sara, Marisa con Ian y Perla con el chico que bailaba con Donna y Mark con Donna... toma eso cariño. Otras tres canciones más y es hora de tomar algo. Regresamos a la mesa donde nuestras bebidas están listas.
—Entonces... ¿Qué carrera estudias Mark? —Rompo el hielo.
—Comercio y negocios internacionales —responde. Asiento y bebo de mi trago.
—¡Qué bien! Yo estudio Historia del Arte, por eso curso historia contigo —comenta Taylor súper animada.
—¿Y ustedes? —Sé que él quiere saber qué hace Donna.
—Estudio Administración de Empresas con énfasis en gestión de talento humano. Donna estudia Biología y Química, quiere ser maestra.
—Interesante...
—¿Tú crees? —espeta Donna, con irritación.
—Donna —advierto
—Iré a bailar ¿Vienes Connor? —No espera por su respuesta, lo hala del brazo y se lo lleva a la pista.
—Donna es Donna —digo, con una mueca de disculpa. Ambos observamos a mi amiga bailar con Connor.
—Si eso veo. Pero sigo con esta sensación de conocerla de antes.
—Bueno, ella nació aquí y fue a la escuela privada del distrito.
—Yo también... debe ser de ahí que la conozco.
—Sí puede ser. —Bebe de su trago y sigue observando hacia la pista.
—Ian ¿bailamos?
—Oh Taylor... yo no sé bailar salsa.
—No te preocupes yo te enseño... vamos.
Miro a Mark y le sonrío, "Flor pálida de Marc Anthony" se está reproduciendo. Salimos a bailar y Bruno decide observar. Bailamos otras dos canciones, puedo decir que los chicos se defienden, Connor debe haberles enseñado.
Algunas horas, canciones y bebidas después, Donna se encuentra más relajada cerca de Mark; incluso ya se ríe de sus chistes. Ian y Taylor también han congeniado mientras Bruno y Connor platican conmigo. La orquesta Narváez toca "Vamos a Gozar" una canción que me gusta por lo que arrastro a Connor hacia la pista.
—Bien, es hora de mostrar lo que tienes... —Sonrío maliciosamente.
—Con gusto —responde e iguala mi sonrisa.
Connor es un increíble bailarín, me hace sudar, literal. Sacamos brillo a la pista durante esos siete minutos que dura la canción. Regreso a la mesa exhausta.
—Entonces... ¿pasé la prueba? —pregunta cuando nos hemos refrescado un poco.
—Sí, estas en mi lista —respondo y le guiño un ojo.
—Me gusta —susurra en mi oído.
Amado Jesús, este chico.
A las dos de la madrugada, con un poco de copas en la cabeza y cansados de bailar regresamos a nuestros dormitorios. Ya en nuestras habitaciones, Donna decide quedarse.
—Estoy exhausta... creo que no volveré a salir hasta dentro de un mes.
—Puaj, Tay. Mañana estarás en otro club a las diez —bromea Donna.
—Es cierto —concuerdo.
—Sí. Es verdad... —murmura y cae dormida. Pronto le acompañamos.
A las nueve de la mañana nos despertamos, desayuno una barra de cereal y un vaso de leche para ir al gimnasio. Donna me acompaña, Tay aún está K.O. Realizamos nuestros ejercicios de siempre y tomamos otro desayuno que consiste en huevos y galletas.
—¿A qué hora tienes turno hoy?
—Inicia a las dos y salgo a las nueve —respondo agitada. Dios, creo que me excedí un poco.
—¿Qué haremos entonces?
—No lo sé Donna, ¿películas y pizza?
—Bien.
Entro en nuestro edificio y voy hacia mi dormitorio, me encuentro con Taylor aun dormida, debo despertarla, tiene turno conmigo.
Trabajo en el restaurante italiano Domino's los martes, jueves y sábados en el turno de la tarde. Mi carrera está completamente paga; cuando cumplí los dieciocho años y apliqué a las universidades, mi madre me entregó unos documentos sobre varias cuentas bancarias a mi nombre, cortesía de mi otra mitad genética. Rechacé totalmente su ayuda, no quería nada de ese señor y gracias al cielo obtuve una beca en la universidad de mi ciudad que me permite estar cerca de mi madre.
Tres semanas antes de mudarme al campus, mi madre fue diagnosticada de cáncer en la matriz y tuvo que ser operada, sumado a su hipertensión, cayó en depresión. Acepté el dinero y contraté una persona las veinticuatro horas para que esté con ella, transferí el dinero de una de las dos cuentas a mi madre para sus gastos. La otra cuenta no puede ser usada hasta los veinticinco años o hasta que mi "padre" muera. Durante mi escuela trabajé como niñera, cuidadora de ancianos y en algunas cafeterías, así que he ahorrado lo suficiente. Esos ahorros y mi salario en Domino's son los que me permiten darme mis gustos y alimentarme.
—Tay cariño, debes levantarte. —Toco su espalda, pero no se mueve—. Vamos princesa, son las doce del día.
—No quiero. —Hace un puchero de bebé y se enrosca más en dentro de las cobijas.
—Taylor Denisse Moore Sanclair, debes levantarte inmediatamente. Voy a tirarte agua otra vez.
Eso la persuade, me regala una mirada de muerte y se para.
—Voy a ducharme, estas perras no dejan dormir... —Sigue refunfuñando mientas entra al baño.
Estoy en el proceso de vestir mi uniforme, es una camiseta manga tres cuartos roja, con botones delanteros y el nombre Celeste bordado, una falda negra hasta las rodillas y delantal de rayas negro y blanco con zapatos bajos negros. Tomo mi móvil para saludar a Bruno
Yo: ¡Corazón de melón!
Bruno: Cariño, alguien vino a buscarte al café hoy.
Yo: ¿Quién?
Bruno: Darren Barker
Yo: No es cierto.
Bruno: Sí que lo es querida, vino y preguntó por su conejita
Yo: ¿Conejita?
Bruno: Eso mismo dije yo, luego dijo tu nombre.
Yo: ¿Y?
Bruno: Le dije que estabas en la ciudad, y trabajabas hoy en Domino's
Yo: ¿?
Bruno: Dijo que pasaría a verte. Chao "conejita" debo terminar mis pedidos.
Yo: Conejita ya sabes quién. Adiós B, gracias por la info. X
Estoy exacerbada, Darren preguntó por mí. Fue a buscarme al café, no sé cómo tomar eso.
Debo terminar de prepararme para el trabajo. Unos minutos después cuando termino mi hermoso moño de cebolla en el cabello, la impecable Taylor sale totalmente transformada.
—¿Estamos fuera de peligro? —pregunto, mordiendo una sonrisa.
—Si querida, gracias por levantarme. Ahora vámonos que se hace tarde.
—Hmm Tay, como que Darren fue a buscarme al café hoy... y como que va a pasarse por el restaurante.
—Increíble —murmura con sus ojos bien abiertos—. Ese chico está realmente interesado en ti.
—Como podría estar el chico más guapo, sexy y buenorro de este mundo, interesado en una chica como yo. Vamos, que tiene a Daisy a su lado y ella es casi perfecta.
—¿Tienes un espejo?
¿Eh?
—Si ¿Por qué?
—Deberías usarlo amiga. Eres de belleza única y exótica cariño, eres el caramelo de arequipe en todo un aren de vainilla. Eres diferente y él lo sabe. Varios de los chicos con las que he estado, cuando te ven, me piden tu número.
—Ni se te ocurra dárselo.
—Claro que no lo haré. Son demasiados idiotas para ti. Volviendo al tema, eres realmente sexy y tú no te jactas de ello, lo cual te hace doblemente sexy.
—Si tú lo dices.
—Es cierto, cuando entras a un lugar llamas la atención, sólo que a ti no te interesa notarlo.
—Bien ya, vamos es hora de trabajar.
Y de ver si Darren pasará a buscarme...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top