Capítulo 2

—Me encantaría saber, ¿qué haces con la lechoncita esta?

¿Perdón?

—Oh no maldita... no acabas de llamarme cerda. —Antes de que pueda golpear todos sus implantes, Darren pone un brazo sobre mi hombro.

—No le digas así Daisy. Ella es Celeste, mi nueva amiga ¿Algún problema cariño? —gruñe la pregunta y se inclina sobre el rostro de Daisy.

—Siempre y cuando no te acuestes con ella, bien por mí. No soportaría la idea de que has cambiado algo como esto —Señala su cuerpo—, por algo como eso. —Ya saben a quién señaló.

Gruño como una leona. Maldita perra, voy a sacarle sus lindas extensiones con cuero cabelludo y todo.

—Vuelve a dirigir tu dedo hacia mí... y lo arrancaré con uña postiza y todo.

—Que salvaje. —Otra de sus miradas despectivas—. ¿Nos vamos cariño? —pregunta Daisy mientras se aleja, al parecer Darren debe seguirla.

Darren suspira, asiente son su cabeza y se despide siguiendo a la perra esa. Es un domado, me reiría de él si la domadora no fuera esa estúpida muñeca.

—Nos vemos Celeste. —Besa mi mejilla—. Espero verte en el partido de esta noche

—¿Partido? —¿Qué partido? No sé de qué habla.

Sus cejas suben y me da una mirada de sorpresa.

—¿No sabes de qué estoy hablando cierto? —Sacudo mi cabeza lo cual le hace sonreír—. Hieres mis sentimientos amiga. Juego en el equipo de baloncesto... —Pasa una mano por su cuello—, soy uno de los buenos.

Asiento con mi cabeza. —Lo que digas.

—¿Vas a ir? —pregunta antes de llegar hasta la odiosa. Estoy a punto de decirle que no puedo, pero Daisy lo alcanza, me guiña un ojo y luego voltea para "acariciar" a su dueña.

Paso de largo, camino hacia mi dormitorio para lograr mejorar mi aspecto, ahora que he llamado la atención de las personas no puedo permitir que sigan viendo mis fachas. Mi siguiente clase es a las once así que tengo buen tiempo.

—Hola chica.

—Hola Taylor.

—Lamento lo de anoche, estaba muy ebria. Donna me dijo lo que hice esta mañana.

—No te preocupes, ya pasó.

Tiro mis libros en cama y saco mis ropas, veo que Taylor aún está haciendo pucheros y me mira.

—De verdad Tay, está bien todo. —La abrazo para confirmarle que no estoy molesta.

Taylor es una de las zorras del campus, podría creerse que es un insulto decirle eso, pero ella misma es quien se llamó Taylor Zorra Moore. Es una chica rubia y hermosa, inteligente pero demasiado loca por los hombres. Su cuerpo es un monumento y sabe aprovecharse de los dotes que Dios le dio. Debería caerme mal, pero ella es genial, una amiga de toda la vida y buena compañera... excepto por lo de anoche.

—Gracias por no patearme el culo, me sentí muy mal esta mañana cuando Donna vino a levantarme.

En ese momento mi otra amiga pasa volando por la puerta, grito, tratando de cubrirme pues ha dejado la puerta abierta y estoy sin camisa.

—¡Maldita sea Donna... cierra la puta puerta!

—Ups, lo siento. —Cierra la puerta y luego brinca hacia mí—. ¿Dime que es cierto?

—¿Qué se supone que es cierto? —Quito mis pantalones de pijama y me envuelvo en mi toalla—. ¿Dónde están mis productos para el baño?

—Debajo de tu cama. Donna, Celeste ya me disculpó.

—Bien por ti, ahora lo importante ¿Es cierto que Darren jodido Barker estuvo conectando contigo en el café?

—¿Qué? Eso no... —respondo, pero soy interrumpida por mi amiga.

—Y no sólo eso Tay... dicen que la acompañó hasta clase y se sentó con ella.

Tay jadea y se deja caer en la cama. —No es cierto... Darren Barker. —Me mira buscando una respuesta.

—¿Cómo sabes que era yo? —Nadie me conoce a excepción de ellas dos, mis tres antiguos ligues, Bruno y uno que otro profesor.

—Tú eres la única chica que conozco, iría a una clase en pijamas de fresitas —responde Donna y se encoje de hombros.

Estoy a punto de decir que no es cierto, pero veo que Tay asiente con su cabeza.

—Desembucha —pide. Ambas se acomodan para escuchar lo que se supone debo decirles.

—Hablamos simplemente.

—Eso no es cierto. —Donna arroja una almohada a mi rostro—. Todos dicen que te compró café, y estuvo tocándote toda la clase.

—¿Estaba tocándola? Por Dios Celeste, eso no está bien —reprocha Tay.

—Mira quien lo dice... en fin. No me estaba tocando, simplemente puso su brazo en el respaldo de mi asiento. Nos encontramos en el café, supo que íbamos a la misma clase y, como llegamos tarde, nos tocó sentarnos juntos. Sólo eso.

—Él te presentó como su amiga y te invitó a su partido de hoy.

—¿Acaso hay micrófonos en todas partes? —pregunto, indignada porque sepan todo eso.

¡Oh mi dios! Es ciertoooooo... —Tay y Donna saltan emocionadas.

—¿Qué es lo fantástico en ello? —Sólo es un chico, sexy, pero chico al fin.

—¿Estas bromeando? Darren es el chico más sexy del campus, es el Pivot del equipo de baloncesto y esta malditamente Bueno.

—Eso ya lo dijiste, Tay. —Y no estoy en contra.

—Mira cariño —continua Donna—, todas las que poseemos una vagina en este campus y fuera de él, estamos malditamente interesadas en un pedazo de Darren ¿Tienes vagina no? Así que tú también estas incluida.

—Vale, ya entendí. El chico más sexy se ha dignado a mirar al patito feo del bosque

—¿Quién dijo que eres el patito feo? —Tay es tan linda.

—A ver Tay, ¿Acaso no has visto mi enorme trasero?

Donna y Tay comparten cierta mirada de "está loca"

—Celeste preciosura, déjame explicarte esto... —Donna toma asiento y se prepara para su "discurso"—. Eres latina, así que tu cuerpo es el de una hermosa mujer latina. Tienes un hermoso trasero natural por el cual muchas en esta vida tienen que pagar. Tus senos son igual de impresionantes, tu cabello oscuro, tu hermoso rostro... eres como una Sofía Vergara de veinte años, sólo que un poco más pequeña.

Me río, de verdad, me río fuertemente; es exactamente lo que me han dicho toda mi vida... "Eres una latina voluptuosa" que es igual a decirte decentemente que estás gorda en una sociedad donde estar tan delgada como una mantis religiosa es lo sexy y genial.

—Sí, ya sé que estoy gorda.

—¿Gorda? ¿Quién demonios ha dicho eso? —cuestiona Tay indignada.

—Todos lo dicen, chicas no me importa. Sé lucir mis curvas y logro conquistar al chico que deseo, así como soy. No me importa el tamaño de mi trasero.

—No eres gorda, tienes un cuerpo increíble. Tu abdomen es plano y no tienes celulitis.

—Lo sé, pero en esta sociedad estar flaca es lo que cuenta, sin ofender Donna.

—Pues yo prefiero tu cuerpo.

—Tay, tú tienes el cuerpo de Scarlett Johannson, así que prácticamente somos voluptuosas las dos.

Suelta unas risitas. —Es cierto... ¡Eso quiere decir que somos unas gordas sexys!

—¿Y yo?

—Tu Donna eres nuestra Jessica Alba. —Donna es una copia de Jessi.

—Gracias, regresando a lo importante ¿Vas a ir al partido?

—No. Hoy tenemos grupo de estudio así que no podremos ir.

—Tonterías, vamos a ir. —Donna toma su teléfono y mensajea al grupo de estudio para informarles que hoy no nos reuniremos—. Está hecho, ahora iremos al salón de belleza...

—Él tiene novia ¿Sabías eso? —puntualizo, tratando de salirme de esta.

—¿La perra de Daisy? Ella es un total puta... además, ellos rompen y vuelven, vuelven y rompen. No te preocupes, no es la primera vez que ambos son infieles.

—No voy a acostarme con él —dejo salir molesta.

—Cariño —Tay acomoda un mechón de mi cabello—, Darren y Daisy son dos chicos que están juntos porque creen que así debe ser. Daisy es una total perra con el pobre Darren y él lo sabe, por eso se enreda con otras chicas... la diferencia es que por lo general ellas son quienes lo buscan, en este caso él te busco a ti.

Técnicamente él no me busco, se cruzó conmigo. Pero igual, no voy a ser uno de sus amortiguadores cuando la perra de su novia no le dé una probadita

—Deja de arrugar tu nariz, vamos a ponernos mamis para esta noche —Alienta Donna, Tay brinca y se aproxima a mi armario.

—¿Mamis?

—Sí Tay, mamis.

—Tengo clases hoy. —Lo intento nuevamente.

—No importa iremos después de ellas. —Fulmino a Donna con mi mirada.

Intento negar y rechazarlas, pero me amenazan con tomar una foto de mí, dormida, con mis babitas en la cama y publicarla en las redes sociales.

Unas horas después, termino con una hermosa manicura y pedicura color rosa fuerte, confieso que se ve genial, y un delicioso tratamiento de cutis y cabello. La depilada con cera aún resiste dos semanas más —gracias a Dios— no quería caminar raro hoy. Llegamos a nuestro dormitorio cerca de las cinco de la tarde, estoy famélica, así que devoro dos barras de granola y me tomo una botella de agua.

—De acuerdo, debes usar esto. —Estoy en medio de un sorbo de agua, pero al ver lo que Tay tiene en sus manos, lo escupo totalmente.

—¡Qué asco C! Acabas de bañarme con tus babas y has mojado el vestido.

—Gracias al cielo por eso, estás loca si crees que usaré ese puti-vestido para un juego.

—Es sexy.

—Es un vestido de club. No voy a parecerme a una puta en un juego... eso déjalo en una noche de copas.

Voy a mi armario y saco un short corto blanco, una hermosa blusa de un hombro descubierto roja y mis converse blancos.

—Eso puede funcionar. —Donna aprueba mi vestuario.

—Donna, no usa tacones —protesta, con un puchero, mi rubia amiga.

—Es un juego Tay, no debo ser tan obvia.

—Vístete, debemos ver el resultado. —Suspira en derrota. Se sienta y espera por mí.

Me pongo mi ropa, recojo mi cabello en media cola de caballo y uso poco maquillaje. Que no se note el esfuerzo, mi estómago está haciendo unas raras volteretas y soy consciente de encontrarme algo ansiosa y nerviosa. Recuerdo los ojos de Darren, esa hermosa sonrisa y siento que un frío se desliza por mi espalda... lo que me recuerda también ese maldito dedo.

—Guau chica bum, bum. Realmente te ves bien... mira esa cintura y esas piernotas. Tus tetas se ven increíbles, date vuelta necesito ver tu trasero —dice Tay, aprobando totalmente mi elección.

—Es raro ser checada por mis amigas.

—Eso te pasa por tener ese cuerpazo, y no estoy checando, estoy apreciando tu trasero. —Ruedo mis ojos.

—Como sea. —Doy una vuelta, para que "aprecien mi trasero".

—Sí —suspira Donna—, esta noche serás el centro de su mirada.

—Y la de Daisy, Donna —acota Tay, con una sonrisa de mierda.

—Correcto.

—Esto ya no es una buena idea —me quejo.

Cerca de las seis treinta nos dirigimos hacia el gimnasio donde está la cancha de juego. Tay, siendo Tay, usa un vestido verde y tacones, Donna lleva sus jeans sueltos, camisa blanca con agujeros y botas de combate. Somos las tres chifladas...

En el camino, varios chicos se detienen para "apreciarnos" lamiendo sus labios o silbándonos. Algunas chicas nos dan sus miradas sucias... ¡Muéranse de envidia!

El gimnasio está a reventar, logramos ubicarnos en las bancas centrales del final en la primera columna justo frente a la canasta. Son los peores asientos, debido a la altura de la cancha y de los asientos es difícil ver a todos los jugadores. Bien por mí, será difícil ubicarme aquí.

—¿Que mierda? Estamos en los peores lugares ¿Cómo logrará verte aquí?

Lo mismo pensé Tay.

—No es tan malo, cuando tenga que anotar se encontrara directamente con tu rostro. Es genial —responde Donna, con una sonrisa de "no estés tan segura Celeste, él te verá aquí".

Oh sí, es cierto... eso puede pasar. Ya no me siento tan tranquila.

—Allí están. —El dedo de Tay señala a los jugadores mientras ingresan a la cancha. Darren es el primero en salir, Daisy inmediatamente corre a su lado... ¿adivinan? Sí, es una animadora.

—¿Te conozco? —Un chico atractivo, sentado junto a nosotras, le pregunta a Donna.

—No, y tampoco me interesa conocerte, así que a lo tuyo —responde bruscamente mi mejor amiga. El chico frunce el ceño, Donna suele ser agresiva con los chicos apuestos.

—¿Eres Mark Williams cierto? —le pregunto, creo que lo he visto en mi clase de economía.

Sus ojos oscuros parpadean hacia mí, parece reconocerme también.

—Sí, ¿Celeste correcto?

—Ajam, estamos en clase de...

—Economía. —Termina por mí y sonríe—. Sí, te sientas delante de mí. Es un placer por fin hablar contigo.

—Igualmente Mark, ellas son mi amiga Donna y Taylor. —Donna resopla, mientras Tay extiende su mano y se presenta efusivamente.

—Taylor Moore, creo que también estas en mi clase de historia.

—Oh sí, te sientas junto a Bruno Domínguez.

—Síii... esa soy yo.

—No creo que Donna tenga una clase conmigo, recordaría ese hermoso rostro —dice con una linda sonrisa.

—¿En serio? ¿Crees que con esa línea me bajaré los pantalones?

Tay jadea y yo trato de no reírme al ver como Mark se colorea de vergüenza. Así es Donna... directa y sin anestesia.

—Lo siento, no pretendía ofenderte. Disfruten el juego chicas.

Me siento un poco apenada con Mark. Es un buen chico, inteligente y respetuoso, pero se ha equivocado con Donna... ella es la mata pollas atractivas del campus.

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