Capítulo 17

Mi alarma me despierta cerca de las seis de la mañana. Hoy, mi primera clase es temprano, debido a que la profesora Gonzales se toma muy en serio el dicho de "Al que madruga Dios lo ayuda".

Intento levantarme, pero estoy anclada a la cama por una fuerte mano en mi cintura.

Oh Dios ¿En serio? Tiene que tener su erección mañanera otra vez en mi culo. Pronto tendré una marca de registro en el trasero.

—Darren, debo levantarme.

—Es muy temprano, vuelve a dormir conejita. —Se recuesto más en mí, frota su nariz por mi cuello causándome piel de gallina y excitándome hasta la mierda...

¿O es medula? Lo que sea, estoy excitada.

—Maldita sea... —jadeo cuando sus caderas se aprietan contra mi trasero, Lo siento reír entre dientes—. Idiota. Levántate ahora.

—No quiero, tengo clase hasta las nueve.

—No me importa, debo levantarme, pero tu maldita mano, que parece más un yunque, no me ayuda.

Se ríe de nuevo, sacudiendo mi cuerpo de paso. —Buenos días a ti también hermosa. —Besa mi cuello y levanta su mano, rueda sobre su espalda. Sus ojos se encuentran aún cerrados.

Mis ojos se lo comen vivo. Su camisa se ha subido y las sabanas están a sus pies.

Cristo, este hombre de verdad es delicioso, esa hermosa V, ese hermoso torso, ese camino que se arrastra desde su ombligo hasta más abajo en su bóxer, donde se esconde...

—Me siento violado por tus hermosos ojos. —Su voz me sobresalta. Ríe cuando lo golpeo con la almohada.

—Maldito idiota.

—Sígueme mirando mujer... eso funciona. —Mueve sus cejas y dirige su mirada hacia abajo, la sigo encontrándome con su erección mucho más pronunciada si es posible.

Me sonrojo y ahogo un grito, me cubro con la almohada y Darren rompe a reír.

—Eres asqueroso.

—No. No lo soy y lo sabes.

Estoy a punto de responderle cuando mi teléfono suena, me tenso un poco, no es normal que reciba llamadas tan temprano.

Darren también me observa levantando una ceja.

—¿Quién podrá ser? —pregunto a nadie en particular.

—Si no lo sabes tú, que eres la dueña del teléfono, mucho menos yo.

—Idiota.

—Eso, sígueme excitando cariño. —Me sonrojo nuevamente—. Ah, mira que hermoso, toda sonrosada y recién levantada... —Sacude su cabeza—. Jesús, ya estoy teniendo malos pensamientos y apenas son las seis de la mañana.

Tomo el teléfono que aún sigue sonando y veo que es una llamada de Julián.

—Julián... Dios ¿pasó algo? —Darren se tensa y me observa con sus ojos entrecerrados.

—Hola, no Celeste, tranquila. Sólo llamaba para saludar ¿Interrumpo algo?

—No, bueno en realidad hace poco me levanté, es sólo que nadie me llama a estas horas.

—Espera... ¿Qué hora es? —Hace una pausa mientras le informo que son las seis menos cinco de la mañana—. Oh cielos, lo siento mucho. Estamos a dos horas de diferencia. Lo Siento, de verdad.

—No hay problema, gracias por llamar. ¿Cómo estás? —Observo como Darren toma mi anterior almohada y se vuelve a acurrucar dándome la espalda

—Bien, dentro de poco haremos otro vuelo, probablemente de cuatro horas. Quería saber cómo estás, hace algunos días que no sé nada de ti. ¿Cómo estás tú?

—Sí —suspiro—. He estado muy ocupada, pero de resto todo ha estado igual— O casi igual—. Entonces, ¿Cuándo regresas?

Debe tomar muy bien mi pregunta pues ríe en la línea y suspira satisfecho.

—La próxima semana estaré en casa. Uhm... ¿Te gustaría salir?

—¿Salir?

—Sí.

—Vale, a dónde.

—¿Qué tal al cine?

—Me parece bien.

—Vale, nos vemos, Celeste.

—Cuídate.

Cuelgo el teléfono y observo la espalda de Darren, parece que está dormido, pero, su voz me detiene en mi camino al baño.

—¿A dónde quiere llevarte el aburrido?

—¿Qué?

—El piloto ese... el hermano aburrido de Dani.

—No le digas así.

—Es muy aburrido.

Ruedo mis ojos. —Lo que sea.

—¿Entonces?

—Vamos a ir al cine.

—Mmm

—¿Qué?

—Nada.

Ruedo mis ojos otra vez y sigo mi camino

—¿Quieres que te ayude a lavar tu espalda?

—Predecible Darren, esa es la línea más usada... no me convence.

—¿Quieres que te haga mojar incluso más de lo que lo hará esa ducha?

Me tropiezo, sonrojo y jadeo. Lo escucho reír

—¿Esa funciona?

Le doy el dedo medio mientras tomo la ropa que usaré hoy. Vuelve a reír y sigo escuchando su risa al entrar al baño.

Si supiera que esa línea totalmente funcionó conmigo y que me encantaría que lo hiciera.

Unos minutos después, salgo del baño, he secado mi cabello y lo peino nuevamente en mi moño cebolla de siempre. He maquillado mi rostro con sólo rubor y mascara de pestañas. Uso mis jeans boyfriend favoritos, converse verdes y camisa negra, y lentes de marco verde que complementan el look.

—Nunca en mi vida he visto una chica tan sexy con ese look friki —dice Darren, ganándose una sonrisa de mi parte.

—No es la ropa... soy yo.

—Vaya, creo que se te ha contagiado algo de lo mío.

Lo miro, levantando mi ceja favorita, esa que me hace ver increíble —¿Perdón? Soy malditamente sexy, caliente y hermosa.

Sonríe y me evalúa de pies a cabeza.

—Tienes razón. Eres la chica más sexy, caliente y hermosa que he visto. Pero, también inteligente y buena amiga

Lo observo con sospecha, por lo general, cuando alguien te da más elogios de los que quieres, es porque necesitan algo de ti.

—Vas a pedirme comida ¿cierto?

—¿En serio crees eso de mí? —jadea y pone su mano en el pecho fingiendo horror—. Has lastimado mi pobre y triste corazón

—Hasta donde yo sé, tú eres de todo menos pobre. Dime que quieres

Sonríe y niega con su cabeza. —No puedo creer que en serio creas que quiero una deliciosa tortilla de huevo con dos rebanadas de ese pan tostado que, me dijo Donna haces muy bien, y un poco de café con leche.

Mi mandíbula cae abierta por su descaro

—Tú lo preguntaste, yo sólo respondo.

—Eres tan sinvergüenza.

—Recuérdalo siempre Celeste... Sexy y sinvergüenza.

Resoplo

—Bien, sexy... vamos a la cocina. Sólo por esto deberás llevarme los libros hoy en cada clase.

—¿Quieres que sea tu perro faldero hoy? —Una mueca de confusión adorna su Sexy rostro—. Nunca le he llevado los libros a las chicas.

—¿Quieres tus tortillas y rebanadas de pan o no? —Levanto mi ceja y coloco mis manos en las caderas

—¿Cuántos libros son?

Río y camino hacia mi cocina. —Eres fácil de comprar.

—Que puedo decir... soy un debilucho con la comida.

Tres tortillas de huevo y cuatro rebanadas de pan después, —Darren es un maldito un barril son fondo— estoy camino a clase en mi auto con Drunk On You de Luke Bryans sonando por mis altavoces mientras lo canto a todo pulmón.

Girl you make speakers Go Bom Bom

Dancin' on the tailgate in the full moon

That kinda thing makes a mango mmmm...

You're lookin' so good in what's left of those blue jeans

Drip of honey on the money make it gotta be

The best buzz I'm ever gona find

Hey I'm Little dunrk on you

And high on summer time...

En ese momento recibo un texto en mi teléfono, es Darren.

Abro el mensaje y por poco invado el carril contrario cuando veo la imagen que me ha enviado...

Soy yo, dormida con mi pijama de cerditos abrazando mi almohada. Mi pierna derecha está sobre otra almohada mostrando mi muslo y parte de mi panty negro, mi boca está ligeramente abierta y, porque Dios es misericordioso, no estoy babeando.

¡Si existes cristo!

La foto podría considerarse sexy, excepto por los cerditos de mi pijama. Debajo de la imagen aparece el siguiente mensaje.

El que ríe de último... ríe mejor. :) Lindos cerditos.

¡Hijo de su P. madre! Lo siento por la madre de Darren... el desgraciado esperó a que durmiera para tomar mi foto.

Bueno, contraataca Celeste.

Llego al estacionamiento de la universidad y respondo a su mensaje.

Yo: Al menos luzco más sexy que tú... no creo que alguien se fije más en mis cerditos que en mi panty negro.

Darren: ¡Mierda! Tienes razón ¿Crees que pueda venderlo como pornografía?

Yo: Idiota. Será mejor que nadie más vea esa foto... ya tengo demasiadas invitaciones sexuales por responder

Darren: ¿Qué carajos? ¿Quién demonios está invitándote a tener sexo? Pensándolo bien, dejaré esta foto para mí, para aquellos días en los que me encuentre muy solo, con mi mano.

Yo: No recuerdo sus nombres.

Sabes eres demasiadamente enfermo en este momento... creo que no volveré a dormir contigo.

Darren: Sabes que me adoras, y esta noche me tendrás otra vez en tu cama... 3:)

Yo: .l. imbécil.

Darren: Sabes que tus insultos me excitan... a veces creo que lo haces a propósito...

Encontré unas bragas de mariposas en tu cajón...

¿Con quién carajos usas esas bragas de encaje rojo?

Yo: ¡DEJA DE REVISAR MIS COSAS! ERES UN JODIDO PERVERTIDO DE MIERDA...

¡ALÉJATE DE MI CUARTO!

Darren: Demasiado tarde... ¿Tienes un diario?

Oh, no es un diario, es un recetario... esto es extraño.

Tienes como mil condones en tu cajonera ¿Quién demonios te crees para tener más sexo que yo?

Yo: ¡DARRENNNN BARKERRR, SAL DE MI HABITACIÓN!

Darren: Es muy gracioso, estoy imaginándote en este momento con tu pijama de cerditos toda sonrosada, agitada y gritándome idiota...

Ups... creo que debo encerrarme en el baño, gracias a Dios tengo tu foto.

Yo: ERES UN JODIDO IMBÉCIL... ASQUEROSO CERDO DE MIERDA

Darren: Está funcionando cariño...

Enseguida recibo una foto de su bóxer y su muy creciente erección, mi teléfono sale de mis manos y debo aferrarme al volante...

¡Mierda! Se ve enorme...

Cristo Jesús, este hombre va a matarme... él y sus insinuaciones sobre sexo.

Yo: ¡Jódete!

Darren: Lo haré pensando en ti... mejor dicho, observándote 3:)

Debo respirar varias veces para calmarme, estoy realmente excitada en mi auto, en medio del estacionamiento de la universidad a punto de entrar a clases.

Miro mi rostro en el espejo retrovisor y me encuentro así, tal cual Darren lo describe... Sonrosada y agitada.

Arggg mierda.

Las clases de la mañana pasan volando, me dejan dos trabajos escritos para el próximo miércoles. A mitad de camino a la cafetería, recibo un mensaje de Bruno informándome que Donna no se sientía bien y decidió ir a otro lugar para almorzar.

Mi estómago se encoje, esta mañana, mientras Darren y yo desayunábamos no salió de su habitación.

—¡Hey chicos! —saludo a Bruno y Brenda.

—Hola cariño.

—Hola, Celeste. —Esta vez Brenda me da un beso en la mejilla.

—¿Y Tay?

—Se fue con Donna —responde Brenda, dándome una mirada de disculpa. Bruno aprieta sus labios, frustrado.

—Oh. —Me encojo un poco. No sé qué demonios le hice a Donna, pero es más que obvio, no quiere estar a mí alrededor.

No culpo a Tay por estar con ella, pero me siento un poco incómoda y dolida.

—¿Qué pasó entre ustedes?

—No lo sé B, desde el lunes no quiere verme ni en pintura.

—Tal vez tiene que ver con Mark, esta mañana, él trató de acercársele en clases de neurociencia, totalmente lo ignoró.

—¿Qué tengo que ver yo con Mark y Donna disgustados?

—Bueno... —Brenda se sonroja un poco y luce avergonzada—, escuché que Mark le dijo sobre no pensar más de ti de esa manera, y que era a ella a quien quería.

—¿Qué? —Me inunda la confusión.

—No lo sé bien Celeste, eso fue lo que oí.

—¿Has salido con Mark o algo así?

—Por supuesto que no B, sólo tenemos una clase juntos. Y, las veces que hemos estado en otro espacio, siempre está Donna con nosotros.

—Entonces algo pasa o algo pasó.

—Dios... voy a hablar con Donna hoy mismo.

Zanjaré esto de una vez por todas, más ahora que sí estoy involucrada completamente.

—Así que... —Bruno dirige su mirada a Brenda—. Un pajarito me ha dicho que alguien salió anoche con el chico del equipo de baloncesto... ¿Dani H? creo que es.

Brenda se sonroja y sonríe a pesar de su tono rojo. Esa sonrisa hace que sus ojos se iluminen.

—Sí, anoche me invitó a cenar en casa de sus padres.

—¡Caramba! ¿Tan pronto?

—Ujum... bueno, en realidad su mamá quería conocer a la chica de la cual su hijo no paraba de hablar.

—Eso es adorable —digo—. ¿Y qué tal fue?

—Sus padres son increíbles Celeste, espera y verás

Frunzo el ceño, confundida... luego recuerdo a Julián y comprendo lo que Brenda quiere decir.

—Oh no. No, no. Diablos no. —Finjo estremecerme, haciendo reír a mis amigos—. No voy a conocer a ningún padre en los próximos... ¿veinte años?

—Eso es mucho tiempo Celeste, no nos hacemos más jóvenes —bromea, Brenda.

—Tengo veinte años... estoy en la flor de la juventud

—Las flores se marchitan... —recalca Bruno.

—Hay suficiente agua en este mundo para que la mía no lo haga.

Resopla y Brenda ríe.

—Eres imposible, ahora el otro tema, ¿Cómo es eso de que a Darren se le vio saliendo esta mañana de tu apartamento?

Justo en ese momento estaba por beber de mi agua, me atraganto y debo alejar la botella de mi boca tosiendo incontrolablemente.

—Así que es cierto. —Bruno sonríe maliciosamente mientras Brenda intenta ayudarme.

Que amigo de mierda. Yo aquí muriendo y el sonriendo.

—Gracias por ayudarme, Brenda —grazno. Fulmino a Bruno con mi mirada.

—Entonces... ¿Vas a decirnos que pasó entre ustedes?

—No pasó nada, gracias por preocuparte. Casi muero ahogada.

—No ibas a morir. Dime qué sucedió o dejaré de ser tu amigo.

—No pasó nada, de verdad. Simplemente se quedó a dormir.

—¿Sólo a dormir? —pregunta Brenda, le dirijo una de mis miradas de "no me jodas" haciéndola retroceder.

—Relájate Brenda, ella ladra, pero no muerde... bueno no a sus amigos —dice B con una sonrisa.

—No pasó nada y punto.

—Que lastima, yo con un chico así en mi cama... ¡Ave María purísima!

—Bruno —gruño

—¿Qué? —Sonríe—. El hombre es un delicioso pene andante.

La cara de inocencia fingida seguido de esa declaración de Bruno hace que explotemos en una risa.

—Ups... creo que alguien está disparando dardos con su mirada hacia ti —dice Bruno, una vez nos recuperamos.

—¿Quién? —Recorro con mis ojos la cafetería para conocer a mi nueva enemiga o enemigo, pero me encuentro con los ojos verdes de Daisy.

Cuando nuestros ojos se encuentran, los suyos brillan con esa clase de odio que te hace preguntarte, en qué momento mataste el cachorrito de esa persona o, a que sacerdote robaste.

—En serio, esa chica me odia.

—Sí, ayer la vi discutiendo con Ethan por haberte dado su camisa —dice Brenda. Lo que no me sorprende para nada.

—¿Por qué discutiría con ese chico?

—Porque ella se acuesta con el B

—¿En serio? —Los ojos de Bruno se amplían—. Mierda, esa chica de verdad tiene buen gusto y muy buena suerte.

—¿Sólo eso? —bromeo.

—Sí, el resto lo arruina su horrible personalidad.

—Tienes razón —suspiro—. Ella es hermosa, pero su negro corazón opaca el resto.

—Mientras no escupa su veneno, es visiblemente tolerable, aunque si fuera heterosexual no iría por tanto "relleno". Me gustaría agarrar algo que fluya naturalmente con la gravedad.

—Ninguna cirugía podrá arreglar esa ponzoña que lleva dentro —murmuro.

—Y nadie podrá impedir que siga envenenando el jardín —dice Brenda.

Vuelvo a mirar a Daisy. Sí, me odio con todas sus fuerzas.

Darren: Conejita, tengo hambre...

Oye crees que puedes hacer galletas en forma de zanahoria. Eso sería jodidamente genial.

Yo: No soy tu cocinera personal. Cómprate tus propias galletas.

Darren: Oh, vamos Celeste. Eres la mejor... por favor, por favor, por favor. Me arrodillaré si es necesario

Yo: ¿Vas a humillarte por unas simples galletas de zanahoria?

Darren: Cualquier sacrificio por un pedazo de tu GALLETA vale la pena 3:)

Cristo Jesús... espíritu santo.

Yo: Ja, ja. Pasaré por alto la insinuación. Ahora, déjame en paz, aún estoy en clase.

Darren: ¿Vas a darme de tu GALLETA?

Yo: ¡Darren!

Darren: Sólo responde cariño... :) :)

Yo: Galletas en forma de zanahoria... ok, anotado.

Darren: ¿Y de tu GALLETA?

Yo: .l.

Darren: Hmm... Eso es bueno:* :* pensaré en ti... piensa en mí también.

Jodido imbécil...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top