Capítulo 14
Siento algo húmedo en mi cuello, que me calienta el cuerpo, hay una mano en mi busto y la otra mano está en mi cadera... Espera
¡HAY UNA MANO EN MI BUSTO!
Mierda, uno de los posibles amores de Tay me está violando y estoy dormida...
¡Despiértate, imbécil!
—¿Qué demonios? —golpeo fuertemente la mano que estaba en mi busto, tan fuerte que me golpeo a mis misma, justo ahí, me encojo de dolor.
Mierda.
Volteo, preparada con mi pose estilo ninja, para encontrarme a un Darren medio dormido sobando su mano y murmurando algo.
—¿Darren?
¿Dónde estoy?
Miro confundida a mi alrededor y todo vuelve a mi mente. Mudanza, Darren, dormir...
Ah Jesucristo voy a llorar... Darren iba a, ya sabemos qué, y lo espante.
—¿Mmm? —murmura. Sigue con los ojos cerrados, peleando contra la bruma del sueño.
—Darren ¿Estás despierto?
—Mmmm
—¿Darren?
—Mmmm
Al parecer está soñando que es una vaca o algo parecido.
Ahora mi pregunta es ¿Estaba realmente estaba dormido? ¿Por qué estaba tocándome? ¿Estaría soñando conmigo?
Vuelvo a recostarme en la cama, pero aun siento sus labios en mi cuello y su mano en mis senos... mi corazón se acelera. Darren se acurruca nuevamente hacia mí, estoy aprisionada entre tres cosas duras... El pecho de Darren, la pared y Darren Jr.
Jesucristo esa cosa se siente enorme en mi trasero.
Ahora estoy prácticamente jadeando, mientras su mano acaricia mi pierna. Lo siento aspirar en mi cuello, estoy ardiendo ya y espero que continúe acariciándome, sin embargo, su mano se detiene y su respiración se hace aún más profunda... está completamente dormido.
¿En serio?
Suelto la respiración que estaba deteniendo y suspiro, decepcionada y aliviada a la vez.
Sus "caricias" estaban haciendo a mis células epiteliales, neuronas y algunas hormonas, convulsionar. Relajo mi cuerpo y vuelvo a dormir.
El sol se filtra por la ventana de mi habitación, ventana que afortunadamente da hacia el precioso jardín que compartimos con la encargada del edifico. Tuve que pelear por esta habitación, con garras y colmillos.
Ruedo sobre mi espalda y me estrello contra el pecho de Darren, gime un poco y me da la espalda. Me levanto sobre mis ojos y contemplo su trasero... tiene un buen trasero. Hay carne para agarrar.
Dejo de comerme el trasero de Darren con los ojos y me levanto despacio para no despertarlo, observo que en mi reloj de mesa dice que son pasadas las siete de la mañana.
Darren pasó toda la noche conmigo... Daisy lo matará.
Contemplo nuevamente al hermoso espécimen masculino en mi cama y sonrío, su rostro esta hacia la puerta, justo donde me encuentro ahora, sus labios están entreabiertos y su rostro luce pacifico. Lo gracioso es que ahora está abrazando a Sazzy, mi conejo de peluche del cual estuvo la tarde pasada burlándose por considerarlo demasiado infantil para mí. Ese peluche me lo regaló London, mi mejor amiga de la infancia antes de partir hacia España con sus padres, teníamos diez años.
No puedo resistirme a tomar mi móvil y sacar una foto de la graciosa escena. Guardaré esta foto con clave... servirá para chantajearlo más adelante. Sin embargo, busco su número de contacto y la programo como imagen de llamada.
En el apartamento parece que todos siguen dormidos así que voy a la tienda de la esquina, sin cambiarme, por provisiones.
Compro harina, leche y todo lo necesario para hornear mis delicias. Regreso a mi lugar y derramo todo en la encimera de la cocina, busco los instrumentos para empezar y me doy cuenta que no hay una batidora, ni siquiera manual. Vuelvo a salir en pijama hacia la tienda de electrodomésticos, al lado del restaurante y frente a la tienda, que apenas está abriendo. El encargado voltea a verme cuando llego a él mientras abre las puertas.
—Buenos días, necesito una batidora. —No lo dejo ni empezar su café.
—Buen día —gruñe—. Las batidoras están en allá. —Señala un cartel que dice concina.
Murmuro un gracias y voy hacia donde creo, encontraré lo que necesito. Hay hermosas batidoras kitchen Aid costosas y semicostosas de todos los colores y tamaños. Paso los siguientes diez minutos en una lucha interna sobre si usar mi tarjeta de crédito o no usarla para comprar la batidora.
—Tenemos una más económica, es de la misma marca, sin embargo, es usada. —Una mujer que al parecer trabaja aquí y llegó hace poco me aborda—. Veo que aún no puede decidirse por alguna. ¿Supongo que, o todos los colores le gustan o está preguntándose cuanto puede gastar en una de estas bellezas? —me sonríe, ella si es un ser humano feliz en las mañanas.
Suspiro. —Me encantaría esa roja, pero mi presupuesto es algo limitado ahora. La que usted menciona está en buen estado.
—Sí. Es la que usábamos para las exhibiciones, por ser usada esta almacenada y se da en rebaja.
—Aún tiene garantía.
—Sí señorita. Seis meses de garantía, permítame se la enseño. —Me lleva hacia el mostrador donde el hombre gruñón de esta mañana se encuentra aun bebiendo café. No levanta su mirada del computador cuando pasamos por su lado—. Es esta belleza, no es roja, pero si naranja.
Es exactamente la misma, sólo que, en otro color. El modelo, la marca todo es igual.
—Está a la mitad de precio que las otras.
—¿En serio?
—Si, además por la compra de esta belleza se le obsequia estos moldes para galletas.
Son moldes de animalitos y corazones, sin pensarlo más, compro mi batidora. Pago por ella con mi tarjeta y salgo feliz hacia mi casa.
Cruzo la calle y regreso a casa donde todos siguen dormidos, reviso a Darren que ahora esta boca abajo aplastando a la pobre Sazzy. Tomo mis audífonos y conecto mi teléfono para escuchar música mientras preparo unas deliciosas donas de chocolate y vainilla. Esta batidora es perfecta.
Estoy feliz de la vida cantando "Run Away With Me de Carly Rae Jepsen" y glaseando mis hermosas y perfectas donuts, cuando una mano pasa por encima de mi hombro y arrebata de mis manos la que acabo de decorar, doy vuelta para patear en las pelotas al ladrón.
—Si preparas dos cajas más de estas ricuras, huiré contigo a donde quieras —murmura Darren, muerde la dona y me guiña un ojo, sonriendo más que complacido con los labios untados de chocolate blanco y algunos fideos de azúcar.
Me sonrojo fuertemente, mientras cantaba y preparaba todo, baile también... y no de la forma sexy,
—Darren ¿Llevas mucho levantado? —El imbécil me mira con sorna.
—Mmmm —Termina de devorarse mi dona y limpia sus dedos con la lengua...
¡Cristo déjame morir aquí!
—Lo suficiente como para preparar yo mismo donas de chocolate. No sabía que se necesitará tanta mantequilla para estas cosas... Ahora entiendo el cuerpo de Homero. —Unta su dedo de mi chocolate blanco derretido y lo estrella en mi nariz—. Cantas bien, aunque el baile fue más divertido. —Antes de que pueda limpiar mi nariz, usa su lengua para quitar el chocolate.
¡Santa maría madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén!
—Uy, eso fue caliente. —Donna y Mark están de pie en la entrada de la cocina—. Ahora por favor ¿podrían hacerlo en otro lugar? También queremos comer esas deliciosas donas.
—Puedes llevarte el chocolate —replica Taylor mientras entra a la cocina y sirve un vaso de leche—. Podrías usarlo en otra parte de su cuerpo, o T puede devolverte el favor.
¡Por San pedro apóstol!
—Tay ¿Qué mierda? —Golpeo su brazo lo que ocasiona que la leche se derrame sobre su pecho—. Ups lo siento.
—Esto lo vas a pagar —Amenaza con arrojarme el vaso de leche.
—Si me arrojas eso no te daré de mis donas ni volveré a hornear para ti y... y... le diré a mamá que tampoco te mande nada. —grito, Tay hace una mueca y piensa en lo que le digo.
—Estas perdonada.
—Gracias.
—Dioses, esto se ve delicioso ¿Cuántas hiciste T? —Olvida el vaso de leche y se fija en mi delicioso arsenal.
—Lo suficiente para todos Tay.
Hay más de dos docenas. Aunque no todas están glaseadas.
Darren toma otra, pero lo golpeo antes de que pueda llevarla a su boca
—Ayúdame a glasear las otras, luego comes.
—Pero...
—Sin peros, o no comes más.
—Eres muy mandona —refunfuña.
—Pues tienes dos trabajos, querido —Pongo mis manos en jarras y muevo mi pie en el suelo—. Enojarte y volverte a contentar. Ahora a trabajar.
Los demás se burlan, pero cuando los fulmino con la mirada se detienen.
—Ustedes... Mmm Darren ¿Crees que mientras nosotros preparamos la comida, ellos podrían organizar el lugar? —Le doy una mirada suspicaz a Darren—. ¿Supongo yo que mi cama no está tendida?
Sonríe y asiente con la cabeza
—No, olvidé hacerlo. Pero sí, creo que ellos deberían ayudar también, ganarse una de estas. —Señala mis obras de arte.
—Oh infiernos no, no voy a cambiar esas sabanas saladas y sudadas.
—No hicimos nada de eso Donna —respondo, muerta de vergüenza.
—¿Segura? —pregunta una confundida Tay.
—Sí, fuimos unos niños muy buenos. —Darren junta sus manos para dar énfasis a lo de ser buenos. Sonríe inocentemente, sólo falta la aureola y sería el perfecto ángel de la guarda.
—Eso no era lo que parecía anoche, cuando los vi acurrucados y Darren tenía su mano en tu trasero —dice Donna casualmente, haciendo que me tropiece con mis propios pies y que Darren se ahogue con su propia saliva.
—¿Qué?
—¿Cómo dices?
Soltamos los dos al mismo tiempo.
—Anoche fui a tu habitación por un par de sabanas de repuesto y...
—Estabas totalmente encima de Celeste, tu mano tenía algo así como un agarre mortal en su... —continua Mark, exagerando en el aire el supuesto agarre mortal de Darren.
—Trasero —finaliza Donna nuevamente.
—¿Es enserio? —pregunta un confundido y sonrojado Darren
—Si lo hiciste amigo, pero igual Celeste no parecía disgustada. —Donna trata de calmar a Darren.
Eso es nuevo.
—Estaba dormida, tonta. Sabes que tengo un sueño algo pesado.
—Hasta Tay, que tiene el sueño pesado, sentiría que alguien le agarra el trasero mientras duerme. —Darren luce realmente conmocionado y apenado. Su rostro se encuentra realmente rojo y no puede o no se encuentra lo suficientemente seguro en este momento para articular palabra.
Quién lo diría.
—¿Por qué necesitabas sabanas de repuesto? —pregunta Tay, alejando la atención de nosotros.
—Bueno porque... —Donna se sonroja mientras Mark sufre un ataque repentino de tos.
Ajam pervertidos.
—¡No! —Ríe Tay—. Mojaron las sábanas. ¡Eww! Al parecer aquí la única con sabanas saladas eres tú, Donna
—Cálate, como si no hubiéramos escuchado tu "justo ahí, justo ahí mi ángel" o el llámame "Nora" de anoche.
Suelto una tremenda carcajada cuando observo los rostros de Tay y Cipriano. Darren rompe a reír, aumentando la mortificación de mis amigas.
—Una chica puede soñar... —murmura Tay, muy apenada. Cipriano la abraza jugando con una sonrisa.
—Bien, ya terminamos de sacar los trapitos al sol. —Termino la mortificación de mis amigas y desvío la atención de todos hacia otros temas más familiares—. Manos a la obra chicos o no habrá estas bellezas de azúcar para ustedes. —señalo a mis hermosas donas y eso hace que todos se activen y busquen algo que hacer.
Accidentalmente Darren golpea mi nueva batidora, corro a ella antes de que se estrelle en el piso, la abrazo a mi pecho y fulmino con la mirada a Darren
—Tranquila bebé, ¿ese hombre malo trato de arrojarte al piso? Voy a golpearlo por ti. —Sigo acariciando mi batidora mientras Darren me observa divertido.
—Estás hablando con un objeto ¿sabes? Algo así como un ser inerte, sin emociones, sin vida.
—Este bebé tiene sentimientos, no es cualquier objeto inerte, ella da vida a mis pasteles.
—Es una batidora
—Es mi bebé
—Es un aparato
—Tú no entiendes nuestro amor ¿Cierto cariño? —Beso mi batidora y la ubico lejos de Darren—. Mantente alejado de ella, o si no voy a castrarte.
Bromea al protegerse sus partes nobles mientras murmura con una sonrisa —Eres rara.
Continuamos embelleciendo nuestros donas mientras los chicos terminan de organizar el lugar. Pronto estamos comiendo juntos en nuestra barra, el teléfono de Darren suena por milésima vez y estoy empezando a desesperarme.
—Solo contesta el maldito teléfono, ya me he aprendido la mitad de Gold Digger de Jamie Fox. Amo a ese hombre, pero de verdad ya estoy irritada —digo cuando el teléfono vuelve y suena otra vez.
Darren no me observa, se levanta y toma su teléfono mientras sale para privacidad.
—Es Daisy, vi su nombre en el identificador. Esa perra debe estar furiosa —dice Donna. Mi estómago se revuelve al escuchar el nombre de Daisy.
—Bien voy en camino. —Escucho que Darren dice al teléfono mientras entra de nuevo a nuestro apartamento. Termina su llamada y nos observa—. Gracias por el desayuno y por dejarme quedar aquí... Mmm yo... yo, debo irme.
—Está bien, ¿quieres algunas para llevar? —Ofrezco las donas que quedan aún intactas y pego una sonrisa falsa mientras mi estómago se retuerce al saber que irá tras de la perra infiel.
—Sí, me encantaría. —Sonríe mientras voy a la cocina. Suspiro en derrota, era lindo pretender que solo existía este mundo. Ahora debe regresar a la mujer que ama.
Ojalá esa mujer fuera yo.
Ante ese pensamiento, sacudo fuertemente mi cabeza.
¿Qué demonios me pasa?
Apenas y conozco a este chico y ya estoy suspirando por él. Él tiene novia, una perra y terrible novia de la cual jura estar enamorado. Lo que suceda entre nosotros debe quedar en algo platónico, como amigos nos irá mejor.
Amigos... como me disgusta eso.
—Creo que me has acabado para el resto de las donas en el mundo. Jamás querré otra que no sea las que tus celestiales manos creen.
—Ahora, has entendido el origen de mi nombre, soy un ser Celestial.
Reímos, le entrego mis creaciones sublimes, su mano sostiene la mía y una corriente de energía recorre mi cuerpo.
—Nos vemos por ahí... —Se acerca y me abraza, estoy casi segura que me ha olfateado, casi segura—, conejita
Suspiro...
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