Uzumaki Naruto
Una gran escuela pública al centro de la ciudad, el lugar donde paso la mayor parte del tiempo de mi vida, rodeada de estudiantes normales y maestros, aulas y casilleros.
Podría decir —¡es divertido!— o quizás —¡es emocionante estar aquí! —. Pero no es así. Mis buenas notas hacen pretender a todos que esa es mi manera de pensar; solo que ellos no tienen idea de mi motivo, mi razón de estar aquí, que aquello tan importante para mi, tiene nombre y apellido, Uzumaki Naruto-kun.
Un chico extrovertido de regulares calificaciones y problemas con los profesores, sin duda, un chico totalmente diferente a mí, del cual me enamore a los diez años. Un chico del cual solo puedo limitarme a observarlo, al igual que en este momento.
Me encontraba tras la reja verde opaco que dividía el patio central de la cancha de fútbol, donde se alcanzaba a ver como corría de un lado para el otro persiguiendo el balón en posesión de Sasuke-kun, un chico popular y, también, mejor amigo de Naruto-kun.
Observaba cada movimiento, aquellas gotas de sudor que caían por su frente, su sien; sus rubios cabellos que jugueteaban con el aire. De repente, el voltea hacia donde me encuentro, gritando.
—¡Hinata!
Bajo la mirada ante su llamado. Aun con la vista al suelo escucho sus pasos aproximarse y detenerse antes de topar con la reja, aquella reja que nos mantenía separados.
—Hinata, que bueno que te veo'ttebayo.
Voy alzando el rostro para poder sonreírle, él continua hablando.
—¿Me podrías ayudar con el trabajo de ingles?
Nuestra "amistad" puede que se base en favores, ya que, nunca hemos hablado de temas triviales como los amigos normales, pero aun así, no me importa, puesto que le debo mucho, debido a que el me protegió, me defendió.
Miro sus azulados ojos y con un simple —sí— de mi parte, el me sonríe, como siempre lo hace, mostrando sus emblanquecidos dientes y ocultando sus ojos entre sus párpados.
Tan pronto la tarde se hizo noche, me encontraba en mi habitación como todos los días después de clases para poder estudiar; al pretender tomar mi taza de té, ha esta se le hace una pequeña grieta. —¿Qué significará?—.
—¿Ya viste a la chica nueva?
—Si, es toda una lindura.
Estas eran algunas de las conversaciones que escuchaba mientras caminaba por los pasillos de la escuela y me colocaba frente a mi casillero para poder tomar mis libros.
—Hinata.
—Hola Sakura-san.
Salude a mi mejor amiga, también novia de Sasuke-kun; tras esto nos dirigimos a nuestro salón correspondiente entre toda esa multitud. Al llegar, divise a Naruto-kun sentado cercas de su mejor amigo, al darse cuenta de nuestra presencia, empieza a zangolotear sus brazos mientras nos nombraba.
—¡Hinata, Sakura-chan!
Debería emocionarme por sus acciones pero, en realidad, me entristece un poco, ya que el motivo por el que lo hace, es para llamar la atención de Sakura-san que, aunque ella sea novia de Sasuke-kun, yo se que él aun sigue enamorado de ella.
—Tomen asiento jóvenes. Por favor pasa y preséntate ante tus compañeros.
Señalando a la puerta el profesor, una chica de blancos cabellos se adentra al aula quedándose frente a todos. —Ella... ¿no será?—.
—Mi nombre es Shion, espero llevármela bien con todos ustedes.
Sin decir nada más, se encamina a un lugar desocupado frente a mí, sentándose y, sin mirarme, susurra.
—Es bueno verte, Hinata.
El pánico me invade con tan solo escuchar esas palabras pertenecientes a ella, y como no sentirlo, si ella desde que la conozco se a dedicado de hacer de mi vida un infierno; no tengo idea de que pasara ahora con su regreso.
Quiero salir, quiero huir, ya no aguanto más aquí. Solo con ella a mi frente es lo que siento, es lo que deseo.
Los minutos de clase parecían una eternidad, por más que avance el tiempo, no se termina. —¿Acaso ella será el motivo?—.
Suena el timbre, la campana. Como rayo salgo del aula tomando un sendero distinto al de los demás; alguien me toma por los hombros deteniendo mi caminar y, ante esto, aquella persona emite una risa burlona.
—¿A dónde vas con tanta prisa?
Rodea quedando a mi frente y, al mismo tiempo, alza mi rostro tomándome del mentón quedando viéndonos a los ojos.
—Hay Hinata, no has cambado nada. Pero, no te preocupes, yo no regrese por ti.
—¿A qué te refieres?
—Pequeña, eso no es de tu incumbencia.
Se marcha mostrándome la espalda. Mis piernas no resisten mas, se doblan haciendo que caiga al suelo. Sin duda, un momento, que espero, no vuelva a suceder; solo que —¿qué me habrá querido dar a entender?—.
Los días van pasando. De alguna manera ya me siento mas segura, mas confiada de cómo era antes. Quizás el volver a ver a Shion me haya hecho cambiar o, quizás, solo sea mi imaginación.
Esta mañana me encontraba almorzando en los jardines de la escuela junto con Sakura-san y una amiga de ella, llamada Ino-san.
—¿Puedo probar de tu almuerzo?
—Claro, toma.
—No deberías darle, ya que seguro la Ino-cerda se lo acabara y no te dejara nada.
—Hay, como si fuera eso posi...ble.
Su vista quedo mirando a la nada mientras su mandíbula se movía lentamente.
—¡Oh por dios! Esta delicioso, ¿tú lo hiciste, Hina?
—Bueno yo...
—¡Hinata!
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