20
Agárrese que se nos viene el drama...
"Nos enamoramos de lo que
nos mata, y matamos a lo que
nos ama."
La sala de espera estaba cargada de tensión mientras Taehyung, se encontraba visiblemente frustrado, mientras intentaba una vez más obtener información sobre la salud de Min Yoongi. Había pasado horas lidiando con el personal médico, el cual se había negado en repetidas ocasiones a proporcionarle detalles debido a su comportamiento previo.
Vi cómo Taehyung se acercaba a una de las enfermeras con expresión ansiosa, tratando de controlar su irritación. —Por favor, solo necesito saber cómo está Yoongi. Soy su pareja. —Pidió con urgencia en su voz.
La enfermera lo miró con cautela, y pude ver en sus ojos una mezcla de desconfianza y resignación. —Lo siento, señor, pero toda la comunicación relacionada con el paciente debe ser a informada solo a Min Jimin, su esposo. — respondió con un tono que intentaba mantener la calma.
Las palabras no satisficieron a Taehyung, y su paciencia comenzó a desvanecerse. Pude ver cómo su mirada se oscurecía y sus puños se cerraban con fuerza. —¡No entienden! ¡Soy su pareja! ¡Tengo el derecho de saber lo que está pasando!, ¡Park Jimin no es nadie! —Exclamó, su voz elevándose y cargándose de amargura.
El personal médico se mantuvo firme en su posición, y aunque podía sentir la tensión en el aire, no cedieron ante su comportamiento desafiante. —Comprendemos su preocupación, señor, pero debemos seguir los protocolos para garantizar la privacidad y el bienestar del paciente. —Respondió la enfermera, inflexible.
Las palabras solo parecieron alimentar la ira de Taehyung. Su voz se volvió aún más alta, más cortante. —¡Estoy harto de sus protocolos y de esta estupidez! ¡Tengo derecho a saber cómo está mi pareja, y no van a impedírmelo! —Gritó, su enojo evidentemente creciendo.
Observé cómo el personal médico intercambiaba miradas preocupadas, y algunos de los pacientes en la sala de espera volvían la cabeza, incómodos por la escena.
—Lamento decirle que la poligamia no esta permitida en este país el señor YoonGi aun esta casado con el doctor Park Jimin. —Me señalo con un dedo. —O ¿debería llamarte Min Jimin? —Cuestionó manteniéndose firme en su decisión de no ceder ante la agresión verbal de Taehyung.
Un supervisor se acercó, intentando calmar la situación. —Señor, comprendemos que está preocupado, pero no podemos permitir que se comporte de esta manera aquí. —Explicó en un tono serio.
—¡No me importa su estúpida hospitalidad! ¡No merecen respeto si no pueden darme respuestas!. —Vociferó, su rostro enrojecido por la furia, mientras su mirada se clavaba en mi.
Observé la escena, sintiendo cómo la incomodidad se apoderaba de la sala de espera. Era un recordatorio de que, incluso en medio de la preocupación y la tensión, la cortesía y la cooperación eran esenciales. Mientras Taehyung continuaba expresando su furia de manera descontrolada, los murmullos de los presentes se hicieron más evidentes, y algunos pacientes optaron por alejarse.
La tensión en el hospital era palpable, y yo me encontraba en medio de una situación incómoda.
A pesar de estar con el profesor Ahn, con quien había compartido noches de pasión y tenía una relación, todos a mi alrededor parecían relacionarme con el nombre de Min Yoongi. Era como si mi identidad se hubiera fusionado con la de mi ex esposo en medio de la preocupación por su salud ahora solo era llamado Min Jimin.
El profesor Ahn quien se había mantenido alejado los últimos días, evitando cualquier contacto se acercó aún con una mirada de desaprobación y tal vez decepción.
—Jimin, deberías ir a descansar a casa. —Me sugirió con voz suave, mostrando preocupación, algo tan propio de él.
Asentí, agradecido. Estaba agotado tanto física como emocionalmente, y sabía que necesitaba un descanso. Cuando me disponía a marcharme su mano se cerró alrededor de mi brazo, deteniéndome. Lo miré, cuestionador, parecía que quería decir algo más, pero se mantuvo en silencio por lo menos algunos segundos.
Me miró a los ojos, su expresión seria y triste al mismo tiempo. —Tu esposo despertó hace unos minutos. —Confesó con una voz que llevaba un matiz de tristeza en ella.
Las palabras me tomaron por sorpresa, sintiendo un agitado revuelo de emociones en mi interior. Min YoonGi había despertado después de todo este tiempo. La noticia parecía moverse lentamente a través de mi mente, como un eco lejano. Yoongi estaba despierto, después de estar al borde de la inconsciencia durante algunos días.
—¡Que! No, él no es mi~
—No necesitas que explicar. —Sonrió, su tono reflejando la tristeza que sentía por la situación.
Miré al profesor Ahn, asimilando la información. Mi corazón latía rápido, una mezcla de sorpresa y desconcierto en mi interior. La realidad de la situación comenzaba a hundirse en mí, sintiendo un torbellino de emociones. A pesar de todo lo que había pasado entre nosotros, la noticia de que Yoongi estaba despierto me afectaba más de lo que había anticipado. Era una mezcla de alivio, preocupación y confusión.
—Gracias por decírmelo. —Agradecí por su gratitud, por su honestidad y cuidado.
Se encogió de hombros, su expresión suavizándose. —Cuida de ti mismo, Jimin. Si necesitas hablar, estaré aquí, esperando. —Murmuró, antes de soltar mi brazo y darme espacio para marcharme.
Caminé por los pasillos del hospital, mis pensamientos en un torbellino mientras procesaba la noticia. Yoongi había despertado, y mi mente se llenaba de preguntas sobre lo que eso significaba. Era un recordatorio de que la vida podía cambiar en un instante, y que, incluso en medio de la complejidad de las emociones pasadas, tenía que enfrentar lo que estaba por delante.
Me acerqué con una mezcla de curiosidad y nerviosismo a la puerta de la habitación donde se encontraba mi ex esposo. Estaba indeciso sobre si debía entrar o simplemente marcharme a casa. Mis pensamientos eran un torbellino de emociones mientras lidiaba con el cansancio.
Antes de que pudiera tomar una decisión, una enfermera me abordó y me tomó del brazo, arrastrándome hacia la habitación.
Me encontré repentinamente frente a Min, sintiendo mi corazón latir más rápido en mi pecho. Mi mente estaba en blanco mientras lo observaba, y el tiempo pareció detenerse por un momento.
Min yacía en la cama, su rostro pálido y cansado pero con los ojos abiertos. Nuestra mirada se encontró, y sentí un remolino de emociones en mi interior. Estábamos frente a frente después de todo lo que había pasado entre nosotros, después de todo el dolor, confusión y amor que habíamos compartido.
El reencuentro fue como adentrarse en un laberinto de emociones que habían estado escondidas por demasiado tiempo. Parado frente a él, mi mente se tambaleaba entre el pasado y el presente, tratando de encontrar palabras que expresaran todo lo que había sentido y todavía sentía.
Las palabras parecían haberse quedado atrapadas en mi garganta mientras luchaba por encontrar algo que decir. YoonGi me miraba con una mezcla de sorpresa y algo más, algo que no podía descifrar completamente en ese momento.
—Jimin... —Su voz era un susurro, llena de un matiz de sorpresa.
Tragué saliva, sintiendo que mi voz se había desvanecido en ese momento.
La enfermera que me había arrastrado hasta aquí pareció darse cuenta de la tensión en el aire y nos dio un momento a solas antes de retirarse discretamente de la habitación.
Min y yo nos quedamos en silencio, nuestras miradas entrelazadas en un mar de recuerdos y emociones no dichas. No sabía por dónde empezar, cómo abordar esta situación después de todo lo que había sucedido.
No sabía cómo reaccionar ante el encuentro, y las palabras que escaparon de mis labios fueron impulsivas y cargadas de una mezcla de emociones.
—Cuantas veces te dije que dejaras ese trabajo, policía estúpido. –Logré decir finalmente, mi tono de voz lleno de una mezcla de emociones; reproche y preocupación.
No pude evitarlo; en medio de toda la tensión y los recuerdos, esas palabras fueron lo primero que brotó de mi boca.
El rostro de Yoongi se iluminó con una sonrisa, una que contenía una pizca de nostalgia y aceptación. Suspiró suavemente, como si esas palabras hubieran desenterrado memorias que habían estado latentes. —Quiza más de mil veces. —Respondió con un suspiro, y a pesar de su apariencia debilitada por su reciente operación, su voz resonó con un toque de familiaridad.
Antes de que pudiera controlar mis palabras, las mismas volvieron a salir de mis labios. —A pesar de todo, mi corazón idiota sigue preocupándose por tu bienestar. —Fue de manera espontánea, y mientras las decía, sentía que estaba liberando una parte de mí que había estado oculta por mucho tiempo.
La mirada de Yoongi se encontró con la mía, sus ojos transmitiendo una mezcla de sorpresa y gratitud. Pero su respuesta fue aún más fuerte y desgarrador, una que resonó en lo profundo de mi ser. —Nunca te he olvidado, Jimin. —confesó con un tono suave pero cargado de un peso profundo. Y sus palabras se aferraron a mis pensamientos, llenando el aire con una carga emocional inmensa.
Me habló de sus arrepentimientos, de cómo había sido su vida con Taehyung y cómo esa relación se había vuelto insoportable, carente de amor.
El peso de sus palabras se posó sobre nosotros, y mientras escuchaba, pude sentir una mezcla de compasión y empatía hacia él. A pesar de las heridas y el tiempo transcurrido, seguía existiendo una conexión entre nosotros, una que no podía ser ignorada.
Nuestros ojos se encontraron en medio de ese momento de vulnerabilidad compartida, y pude ver en los ojos de Min una especie de búsqueda, una búsqueda de algo que no estaba seguro de poder encontrar.
Asentí con comprensión, mostrando que entendía su situación. —Las cosas no siempre salen como esperamos. —Dije con un suspiro, recordando mis propias luchas y decisiones difíciles.
Min asintió, su expresión cargada de una mezcla de resignación y esperanza. En ese momento, no podíamos cambiar el pasado, pero al menos estábamos siendo honestos entre nosotros, abriendo la puerta a la posibilidad de sanar y tal vez, eventualmente, seguir adelante.
—Jimin, lamento todo... lamento el dolor que te causé. —Dijo en voz baja, su expresión llena de pesar.
Miré sus ojos, sintiendo que las palabras resonaban en mi interior. La tristeza en su mirada era palpable, y pude ver en sus ojos el reflejo de las emociones que habíamos compartido en el pasado.
Respiré hondo, tratando de encontrar las palabras adecuadas para responder. —Yo también lamento mucho cómo terminaron las cosas, Yoongi. Ha sido un camino difícil para ambos. —Conteste con sinceridad, mi voz cargada de las complejas emociones que me embargaban en ese momento.
Min asintió, sus ojos nunca apartándose de los míos. —No espero que puedas perdonarme de inmediato, Jimin. Sé que he cometido errores que han dejado cicatrices. —Susurró con un tono lleno de humildad. Las palabras que siguieron me impactaron profundamente, como si estuviera siendo arrastrado por una corriente que no podía resistir. —Fui yo quien rompió tu corazón y aún espero que los pedazos me amen. —Declaró Yoongi, su voz llena de una vulnerabilidad que apenas había experimentado en el pasado.
—Eres tan egoísta. —Susurre, sintiendo una mezcla de emociones conflictivas. Era difícil negar que su presencia seguía afectándome.
Yoongi me miró fijamente, sus ojos buscando respuestas en los míos. —Lo hacen?. —Indagó con sinceridad, su tono revelando una especie de anhelo oculto.
Suspiré, sintiendo que era el momento de compartir mi perspectiva. —Algunos de ellos. —Respondí con honestidad. —Pero el tiempo y las heridas a veces hacen que los pedazos ya no encajen de la misma manera. —Admití, dejando que mis palabras fluyeran sin filtros.
Un silencio cargado se cernió entre nosotros, como si nuestras palabras hubieran abierto una puerta que no podíamos cerrar, o más bien una que nunca se cerró.
Miré a Yoongi, viendo en sus ojos un torbellino de emociones que reflejaban las mías propias. Había una parte de mí que todavía anhelaba el pasado, pero también sabía que habíamos cambiado, habíamos tomado rumbos diferentes.
El ambiente en la habitación estaba cargado de emociones encontradas, como una tormenta que amenazaba con desatar todo lo que habíamos estado reprimiendo.
—Permíteme acomodarlos o reconstruirlo. —Pidió, mientras llevaba su mano derecha a su herida.
No pude evitar acercarme, mi instinto de cuidado tomando el control. —¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda?—Pregunté, con voz llena de preocupación.
Mi corazón latía rápido en mi pecho mientras Yoongi se encontraba frente a mí. Sus ojos encontraron los míos y, antes de que pudiera reaccionar, sus labios se apoderaron de los míos en un beso inesperado. El contacto fue suave, apenas un roce, pero resonó en lo más profundo de mi ser.
Un destello de sorpresa pasó por mí mientras Yoongi se separaba abruptamente, una expresión de dolor genuino en su rostro. El beso había sido breve pero intenso, y mientras lo observaba, pude ver la lucha en su interior entre el deseo y el dolor real que experimentaba debido a su reciente operación.
No me alejé de él, a pesar de la sorpresa inicial y la incomodidad que podía sentirse en el aire. Sabía que lo que habíamos compartido en el pasado seguía siendo una parte importante de nosotros, y aunque podía ser imprudente dejarse llevar por el momento, también sabía que había una conexión entre nosotros que no podía ser ignorada.
La habitación parecía llenarse de una especie de electricidad mientras nuestras miradas se encontraban una vez más. No había palabras que pudieran describir completamente lo que sentía en ese momento, el torbellino de emociones y memorias que chocaban dentro de mí.
Mi mente estaba llena de pensamientos y preguntas sin respuesta.
Cerré los ojos por un momento, permitiendo que mis sentimientos tomaran el control. A pesar de la confusión y las complicaciones, había algo reconfortante en la familiaridad de su presencia, en la conexión que compartíamos.
Las palabras que intercambiamos habían abierto puertas y desenterrado verdades que habíamos estado evitando.
En ese momento, la habitación parecía estar llena solo de nosotros dos, y mientras permanecía cerca de Yoongi, sentí que había una especie de calma en medio del caos emocional.
No sabía a dónde nos llevaría este reencuentro y las conversaciones sinceras que habíamos compartido, pero en ese momento, estábamos enfrentando nuestras emociones y nuestras verdades sin reservas. Era un paso hacia la sanación.
La conversación estaba lejos de haber terminado, pero este era un comienzo. Estábamos frente a frente, enfrentando el pasado y las decisiones que habíamos tomado. Era un recordatorio de que, a pesar de todo, nuestra historia aún tenía capítulos por escribir.
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