08

Si no te tardas mucho,
te espero toda la vida.

—No te vayas, no me dejes. —A cada segundo que pasaba podía sentir como se rompía mi corazón.

¿Como puedo dejarlo ir, cuando lo robaron de mi lado?

Esta viendo, como el amor de vida se marchaba sin siquiera detenerse a pensar en mi.

Y eso me destrozaba.

—A veces es mejor dejar ir lo que te lastima. —Escuche a mis espaldas, pude sentir la calidez que sus palabras me brindaban, pero seguía doliendo. —Nunca fuerces una relación. —Murmuró y al final envolvió mi cuerpo con su chaqueta.

—Termino muy rápido, el amor que nos prometimos sería eterno duro solo un instante. —Confesé, sintiendo sus brazos, impulsarme hacia arriba.

—Vamos adentro, esta frio. —Susurro masajeando mis hombros. —No te hare nada, no te preocupes. —Sonrió.

—Él enserio me dejó, aun cuando prometió no hacerlo nunca. —Desvió la mirada, limpiando un par de lagrimas. —Pero supongo, que... Que dejarme era la mejor opción.

Camine a su lado mientras me aferraba a su cuerpo, podía sentir que si lo soltaba caería.

Tocaría fondo y seguirá escarbando.

—La promesa dada fue una necesidad del pasado; la palabra rota es una necesidad del presente. —Namjoon abrió la habitación, dejándome pasar primero. —Su necesidad pasada eras tu.

—Pero su necesidad presente es otro. —Asentí, comprendiendo sus palabras. —Su necesidad ahora, no soy yo.

—Si pequeño. —Namjoon tomo su cartera. —Debo irme. —Susurró. —Y tu debes pensar las cosas.

—¿No puedes quedarte, solo esta noche?... —Pedí, quitándome la chaqueta, mantenía mi vista baja, estaba en un punto donde no tenía en quien apoyarme. —Mi esposo me engaño con mi mejor amigo, y ahora no tengo... a alguien, necesito un amigo.

—No soy bueno aconsejando... Terminaría diciéndote lo estúpido que fuiste. —Namjoon tomo la chamarra dejándola en la silla a lado. —Pero nunca esta de más hacer nuevos amigos.

—Gracias. —Sonreí débil, recostándome en la cama. —Solo necesito compañía.

—¿Quieres contarme? —Pregunto.

Asentí en silencio. Namjoon tomo una almohada, colocándola en la mitad de la cama, sonriendo.

—Esta es tu mitad, esta es la mía. —Namjoon se sentó a la orilla de la cama, se saco sus zapatos, y se recostó. —Hoy seré tu psicólogo personal, no te preocupes no te cobraré.

—No hay mucho que decir, nos enamoramos en la preparatoria, era un amor inimaginable, hermoso, como un cuento de hadas, nos amábamos tanto que planeamos casarnos apenas termine la preparatoria. —Levante los hombros, en un intento de no darle importancia. —Y así fue, me case justo después de terminarla, nuestro matrimonio solo duro dos años, él prometió que cuidaría de mi, deje todo, había entrado a la universidad pero ni siquiera me atreví a inscribirme, quería estar con él, prácticamente me hizo depender de él,

—Es tan estúpido que una persona te haga depender tanto de ella, para que termine dejándote. —Namjoon quien permaneció callado, durante mi charla hablo. —Espero que nunca sea feliz.

—Debería desearle lo peor ¿No es así? —Pregunte, mientras jugaba con mis manos. —Pero quiero que él... que sea feliz. —Susurré entre palabras. —Deseas ver a la... Persona que amas feliz, aunque no seas tu quien lo acompañe en su felicidad.

—¿Qué piensas hacer? —Pregunto apagando la pequeña lámpara.

—Creo que haré todo lo que no pude hacer cuando estaba con él. —Suspire sintiéndome mejor conmigo mismo. —Empezar a vivir mi propia vida.

—¿Le darías otra oportunidad?

Sentí mis ojos llenarse de lagrimas, negué en silencio intentando sonreír. —Él siempre será el amor de mi vida.

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