"Tu dolor" - La carta de la Princesa

Tierna soledad, me abrazas con dulzura
Que amargo se siente verte a esta altura.

Mi tierno ser, aún sufriendo estas.
Perdóname, cariño, pero no te puedo soltar.

Soy culpable de tu dolor, soy la causa de tu pesar. Se que no te puedo tener, aún no te puedo amar.

¿Por qué me pasa esto a mi?
¿A quien debo culpar?
Castigada estoy, pero no sé que debo pagar.

Bajo tierra me es mejor soltar mi dolor.
Conozco el punto de la maldad, vivo del horror.

Nací bajo el manto de oscuridad, fui criada en el amparo de mi madre.
Soy el fruto de la maldad, soy de todo culpable.
Condenada estoy por el simple hecho de nacer aquí.
Prisionera soy de algo que no cometí.

¿Cuánto tiempo a pasado?
¿Cuánto más lo voy a soportar?
¡Por favor, que alguien me ayude!
¡Ruego que me den una oportunidad!

Que injusta es mi vida, pero no me puedo quejar.
Solo me queda llorar en silencio y tragarme mi pesar.

Querida madre, reina de la traición, consuelame una vez más y aplaca mi dolor.
Querido Padre, ángel de la maldad, dame una oportunidad, déjame en libertad.

Me es más difícil respirar, ya no puedo continuar.
Encerrada en una jaula de oro trato de mis alas curar.

¡Oh! Mí pobre gente, no merecen castigo tan cruel.
Lo prometo, como su princesa. Juro que los salvaré.

Que cruel es mi tierra, mi reino de agonía. Mi padre es un verdugo que no conoce la lastima.

¡Perdónalos! Te lo ruego.
¡Liberálos! Te lo suplico.
Dales el cielo y el paraíso, no hagas lo que hiciste con migo.

¡Padre! Comprende mi sufrir.
Entiende que estoy muriendo.
Me duele ver a mi gente así.
No soporto sus gritos ni lamentos.

Es cierto, no supieron valorar la vida.
Sus ojos se cegaron ante el placer, y cayeron en la ruina.
Pero ellos pueden vivir y lo sabes. Todos pueden sonreír.
Deja que vuelvan a volar.
Deja que sean lo que yo no fui.

Algún día, lo se, me comprenderás.
Se que me escucharás.

Mi amado pueblo, perdóneme.
Mi querida gente, tengan piedad de mi.

No soy digna de ser su princesa.
No tengo el derecho de llamarme alteza.

Oh! Dulce y cruel Infierno, escucha a tu hija.

Conservaré mi fe y la esperanza de un mundo mejor,
seguiré luchando por alcanzar la redención.

¡Que más da si no me escucha!
¡Que importa la ley del gran Rey!
Buscaré mis propias reglas
Salvaré a todo ser.

Soy un ángel encadenada por la sangre de Lucifer.
Soy la creación del mal y del bien.
Soy la princesa del Infierno, y la heredera también.

En el futuro ascendere a lo más alto de esta tierra.
Llevaré sobre mi una corona y repartiré justicia y gloria.

Algún día, lo se.
Veré mi nuevo amanecer.

Pero hay algo que aún no logro descifrar.

¿Por qué el destino me quiere torturar?
Como una tormenta en mi vida, de ti no puedo escapar.

No comprendo el dolor de tu mirada.
No entiendo la emoción en tu sonrisa.
Aquella imagen tan fulminante, pero esa voz tan exquisita.

Tan puro es el sentimiento
¡No me dejas pensar!
Te mantienes presente en mi pensamiento.
Puedo sentirte en cualquier lugar.

¿Que me as hecho, señor del caos?
¿Cuánto cuidado tendré de ti?
Tomaste mí pobre alma.
Caigo rendida ante ti.

Tu rostro llena mi interior de tristeza.
Tu voz me hace querer gritar.
Tu mirada dulce la siento en el alma.
Tu tacto me es tan familiar.

Llegaste imponente mi puerta, y a la mano mil y un propuestas.
Me es inusual tu presencia, pero tan común tu escencia.

Ante mi padre lo puedo jurar, y apostaré mi vida si es así.
Tus ojos al fuego vivo, bañados en sangre carmín.

Los quiero para mi, y solo para mí placer.
Tan egoísta es mi deseo, soy caprichosa, lo se.
Pero es tu culpa, mi querido rey,
de que ahora me sienta con tanto poder.
Me diste la clave de un futuro que más cercano puedo ver.

Aún así, eres un desconocido para mí.
¿Por qué me siento tan segura junto a ti?
¿Cuál es la razón de la calidez en mi interior?
Es como un sonido del pasado, un rastro de amor.

Entonces mírame a los ojos y dime la verdad.

Mi querido Alastor.

¿Nos hemos visto en algún lugar?

Por siempre tuya.
Charlotte.

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