Capitulo Veintiuno.
Moviendo el puré de un lado a otro de su plato, Liam ignoró adrede la conversación alrededor de la mesa mientras repasaba en su mente las palabras de Zayn. Una parte de él, aun se aferraba a la idea de que estuviese equivocado y sus padres fuesen inocentes. ¡Eran sus padres, después de todo! ¿Quién querría creer por voluntad propia que las personas que te dieron la vida fueron tan crueles como para alejarte del amor de tu vida y quitarte toda oportunidad de conocer a tus hijos? No quería creer que su familia le había ocultado la existencia de sus hijos, que habían hecho algo tan cruel como arrebatarlos del lado de Zayn para que él no lo supiera.
Pero, su parte coherente decia que no podía descartar las palabras del moreno sin más. Porque sí, él le creía, Zayn jamás le había mentido antes y Liam quería creer que no lo haría ahora. Talvez era su deseo de recuperar la única conexión real que había tenido en su vida, pero quería volver a confiar en él. Se recordó a si mismo la forma en que Zayn confió en el doce años atrás, como le había permitido amarlo y enseñarle todo lo que sabía sin temores, le debía lo mismo.
Pero confiar en Zayn, significaba que su familia estaba conformada por monstruos.
Dolido por esa perspectiva, dejó caer el tenedor dentro del plato y buscó su telefono en su bolsillo. La manga de su camisa blanca se deslizó un par de centimetros, dejando ver el pequeño dibujo en tinta negra en la parte interna de su muñeca. Eran tres pequeñas hormigas, dos pequeñas y otra un poco más grande, dibujos simples, pero perfectamente trazadas sobre su piel. Nick le había dicho, después de dibujaras, que debía mirarlas si los extrañaba en algún momento y había prometido repasarlas cada día para que nunca se borraran, así siempre lo acompañarían.
Representaban a sus hijos.
A Zayn.
A su familia.
Ese pensamiento lo hizo detenerse, porque era verdad, Zayn y los mellizos eran su familia. Quienes estaban sentados alrededor de la mesa eran solo quienes compartian su apellido, porque que recordara, no tenía ninguna memoria bonita con ellos. No habían estado allí cuando los había necesitado, mientras que Zayn se había convertido no solo en su novio, sino en su mejor amigo durante su corta relación.
Pensando de ese modo, podía ser mucho más objetivo.
—¡Liam! —la aguda voz de su hermana sacudió lejos sus pensamientos.
Con un rápido movimiento, cubrió nuevamente su muñeca y miró a través de la mesa, donde un feo ceño fruncido estaba dedicado hacia él—. ¿Que?
—Dije que este sabado Jason dará una fiesta —ella sonrió, todo el fastidio que había decorado sus rasgos un momento antes, desapareciendo—. Él hizo mucho incapié en que me asegurara de que estuvieras presente.
Desde el asiento a un lado de su hermana, su madre soltó una pequeña risa—. Oh, no tenía idea de que Jason estuviese interesado en Liam —tocó el hombro de Bianca, asintiendo—. Asegurale que estará allí, ese niño es un gran partido y si esta interesado, entonces debemos aprovechar.
Liam apretó los dientes al ver a su madre tomando tal decisión por él, pero no dijo nada, aunque esta vez, no fue por respeto a ella, no, ahora necesitaba que ellos estuviesen contentos con él para poder investigar con tranquilidad a su alrededor sin que se percataran de lo que hacia.
—Conozco ese tono, madre.
Con aire inocente, la mayor alejó el cabello de su rostro, mirando a su hija—. ¿De que hablas, cariño?
—Suenas igual que cuando me dijiste que saliera con Beck —le dió una mirada significativa—. Y acabamos de cumplir seis años de matrimonio, ¿acaso estás pensado hacer lo mismo con mi hermanito?
—Liam ya esta en edad de sentar cabeza y formar una familia, creo que sería bueno que empiece a pensar en ello.
—No creo que sea una decisión que debas tomar tu, madre. —intentó sonar casual y tranquilo, pero no tenía idea de si lo había logrado.
—Tu madre tiene razón —su padre aclaró su garganta, llamando su atención—. Cumpliras treinta dentro de poco, debes encontrar a alguien para casarte y tener hijos, necesitamos un heredero para que tome el control de las empresas Payne cuando tu te retires.
Liam rodó los ojos interiormente, sus mellizos jamás estarían interesados en llevar el control de una jodida empresa, estaba seguro de que ambos eran artistas natos y no había una minima posibilidad de que él los empujara lejos de lo que amaban para encerrarlos en una oficina a hacer algo que odiarían.
Antes de que pudiese dar una respuesta grosera a eso, Louis interrumpió la charla al entrar a al comedor sin esperar invitación—. Vaya, llegó justo a tiempo entonces —rodeando la mesa, se dejó caer sin ceremonias a un lado de Liam y le sonrió a la empleada que había llegado trás él, seguramente luego de abrirle la puerta—. Soraya, cariño, ¿me traes un plato? Estoy muriendo de hambre.
—Louis —su madre dijo a modo de saludo, pero con poca alegría—. Siempre es un gusto que nos visites, aunque hace mucho que no venías, ¿que te trae por aquí hoy?
—Vine a cenar con Liam. —solucionó.
Bianca le dedicó una mirada fastidiada—. ¿No ves que estamos en medio de una cena familiar?
—¡Que bien que soy tu primo entonces!
—Nadie te ha invitado, es de mala educación invitarse a si mismo.
—Liam me invitó a cenar con él, así que eso vine a hacer. —replicó con facilidad, sin perder el ritmo.
—Louis...
—Shh, shh, cuando diga burra, tu rebuzna. —le hizo un gesto vago con la mano—. ¿Y donde esta el paleto de tu marido y tu adorable hijo?
—¡No le digas paleto a Beck!
—Bah, de todas maneras no me importa su existencia —bufó—. ¿Donde dejaste a Dylan, mala madre?
Cuando su hermana parecía dispuesta a lanzarse sobre la mesa directo a su cuello, su madre intervino con falsa simpatia—. Esta es una cena familiar, así que Dylan se quedó en su casa con su padre.
—Por supuesto, olvidé que ustedes no consideran a ese bonito niño su familia solo porque no salió del vientre lleno de viboras de Bianca.
—Louis. —su madre advirtió, dejando de lado su simpatía ya—. Deja eso ya o tendrás que marcharte.
—¿Me arrojaras fuera? —elevó una ceja—. No me extrañaría, papá me advirtió sobre ti.
—Estoy siendo una muy buena persona al dejarte entrar a mi casa y no echarte como te lo mereces, eres identico a tu padre, Louis.
—Pues gracias, me enorgullezco de ello, porque quiere decir que aunque por mis venas corra la misma sangre que la tuya, no soy una jodida mierda como lo eres tu.
—¡Se acabó! —poniendose de pie, el señor Payne golpeó las manos sobre la mesa, llamando la atención—. Largate, Louis.
—Por supuesto, siempre es un placer dejar la casita del horror que han creado —poniendose de pie, jaló a Liam—. Vamonos.
Mirando alrededor, Liam negó suavemente—. No puedo, Louis, estamos en medio de una cena. —y él necesitaba aclarar un par de cosas.
Rodando los ojos, se inclinó hasta poder hablar en su oido—. Tengo la información que quieres, vamonos. —lo jaló con más fuerza, logrando que se pusiera de pie. Volteandose, le hizo un gesto triste a la empleada antes de acercarse y besar su mejilla—. Lo siento, Soraya, pero ya me voy, no dejes que estas arpías arranquen tu humanidad cuando nos larguemos, ¿si?
Y como no esperaba una respuesta, comenzó a arrastrar a Liam hacia la salida, solo dejandole un margen de cinco segundos para recuperar su abrigo antes de empujarlo al exterior por la puerta principal.
—Tu eres idiota, no hay otra explicación —masculló, llevandolo en dirección a la cochera a base de empujones—. Sube a tu maldito auto, te veré en la cafetería cercana.
Louis pocas veces preguntaba o esperaba que otra persona estuviese de acuerdo con él, así que dandolo por perdido, Liam se metió en su auto y salió de la casa de sus padres, conduciendo directamente al Cafe de Donna, varias cuadras lejos de la casa de sus padres.
El local era una especie de replica de una cafeteria de los años sesenta, con los pisos embaldosados en forma de ajedrez, sofás de cuero rojo, mesas con manteles plastificados y paredes en mosaicos de colores que le daban bastante vida al ambiente. Las meseras, aunque habían renunciado a los patines hacia un buen tiempo, gracias a los accidentes que habían provocado al ir y venir, aun seguían vistiendo los acampanados uniformes/vestidos de color rosa con su delantal blanco con volantes.
Arrastrando los pies, se sentó en la mesa del rincón, la misma que Zayn siempre elegía cuando iban allí a desayunar, y se dejó caer en ella. Louis llegó antes de que la mesera, deslizandose frente a él y pidiendo un café para ambos antes de que tuviese siquiera la intención de abrir la boca.
—¿Me trajiste aquí para jugar conmigo como si fuese un muñeco o me dirás algo importante?
—¿Un muñeco? —se recostó en el asiento, bufando en su dirección—. Serías un muñeco bien feo, yo no te compraría.
—Louis, no me fastidies, ya tengo suficiente con escuchar a mis padres y hermana, no tengo deseos de aguantarte a ti. Si no tienes nada importante que decirme, entonces me marcho.
—Tss, sientante —ordenó cuando se puso de pie—. Tu y yo tenemos un par de cosas que hablar.
La mesera se acercó con sus cafes y ambos esperaron a que ella se alejó antes de volver a hablar.
—¿Que estabas haciendo en casa de tus padres? —siseó—. ¿Como se te ocurre ir a buscar información directamente a la boca del lobo? ¿Eres idiota?
—¿Como sabes que iba a ir en busca de información?
—Nick te escuchó hablar con Zayn y Nee me llamó para decirme la estupidez que ibas a hacer.
Liam le frunció el ceño—. ¿Por qué mis hijos te llamaron a ti para decirte eso?
—Es... una larga historia, que voy a contarte luego —prometió—. Por el momento, tengo aqui mismo lo que estabas buscando. —abriendo el maletín que había traido con él, sacó una carpeta y se la tendió.
—¿Que es esto?
—Pruebas.
Frunciendo el ceño, volvió a mirarlo—. ¿Pruebas de qué?
—De que fuiste procreado en las entrañas de una bruja —sonrió falsamente—. Llevatela y leela, tiene todo lo que debes saber sobre lo que ha hecho tu familia en los últimos doce años.
—¿Que...? ¿Como...? —parpadeó—. ¿Como conseguiste esto?
—Con mucha investigación. —sacó un sobre pálido, dejandolo caer frente a él—. Encontré esto en el escritorio de tu padre hace un par de años, miralo.
Curioso, dejó la carpeta y lo tomó, sacando la hoja que resguardaba dentro. Desdoblandola, jadeó al entender de que se trataba. Era un examén de sangre, fechado poco más de doce años atrás, con resultado positivo. El papel estaba algo avejentado, como si no hubiese sido cuidado al pasar el tiempo, era obvio que a la persona que lo tenía no le había importado para nada que sucedía con él.
—Puedes quedartelo si lo quieres. —ofreció Louis—. Ya le hice copias.
—¿Que estas haciendo, Louis?
—¿De que hablas?
Lo miró directamente a los azules ojos sobre el borde de su taza mientras bebía—. ¿Por qué tienes esta información? ¿Por qué estuviste investigando a mis padres?
—Mm —murmuró—. ¿En verdad quieres saber?
—Si, por supuesto.
—Liam, tienes que tener en cuenta, que no soy Zayn, yo si tengo pruebas de todo lo que voy a decirte. —advirtió—. Y estoy seguro, de que la realidad va a dolerte.
Mirando el examén nuevamente, movió su vista a las hormiguitas en su muñeca y asintió con determinación—. Dime, quiero saberlo todo.
—Entonces, acomodate, primito, esto será largo.
(...)
Sintiendose algo aletargado, Nee se sentó en la cama y miró alrededor, intentando determinar que lo había despertado. Parpadeando, alcanzó el telefono que su padre le había dado de la mesa de noche y revisó los mensajes, esperando tener alguno de su tío Will diciendole que Liam estaba bien. Lo había llamado en la noche, luego de que Nick comentara sobre lo que había escuchado hacia un par de días en la cocina. Su hermano solía pensar que no debía meterse en charlas de adultos, por suerte él no pensaba lo mismo y había utilizado un buen metodo de tortura para hacerlo soltar toda la sopa.
Bien, él solo había amenazado a las hormigas y su hermano había cantado como un pajarito.
Ni siquiera podía creer que el tonto hubiese tardado tanto en decirle, ¿que pasaba si su padre arruinaba la investigación de su tío Will? Todo se iría al bote por nada y esa familia quedaría libre luego de lo que les habían hecho.
Además, él no quería que Liam fuese herido por ellos, tenía que protegerlo de alguna manera y avisarle a su tío había sido la única que había encontrado.
Devolviendo su celular a la mesa de noche, volvió a recostarse y cerrar los ojos, abriendolos un momento después cuando escuchó el sonido del telefono en la sala. Alejando las sabanas a patadas, se bajó de la cama y corrió en esa dirección, esperanzado en que su tío no hubiese guardado su nuevo numero celular y estuviese llamando a la casa, por improbable que eso fuera.
Levantando el telefono de su base antes de que despertara a su padre o hermano—. ¿Hola?
—Buenas noches, llamó desde portería —la voz mecanica habló—. Hay un señor, dice que su nombre es Liam y...
—Es mi padre —soltó—. Dejelo subir ahora.
Devolviendo el aparato a su lugar, corrió a la puerta y giró la llave, saliendo al pasillo. Se quedó allí de pie, jalando la parte baja de su camiseta de pijama mientras esperaba a que el ascensor subiera hasta su piso. Tardo demasiado a su parecer, pero cuando las puertas se abrieron, la visión de su padre sin heridas tranquilizó algo en su interior.
—Hey, Nee, —saludó. Él tenía los ojos rojos, Nee pudo verlo en cuanto comenzó a acercarse a él—. ¿Que haces despierto? Es tarde.
—El telefono me despertó.
Liam hizo una mueca—. Lo siento, pequeño, pensé que sería Zayn quién atendiera —le hizo un gesto al interior—. Estas descalzo, entra antes de que enfermes.
Dandole una mirada a la apariencia desarreglada del castaño, Nee hizo lo pedido y arrastró los pies hasta la sala, volteandose para mirar al mayor cuando sintió sus pasos siguiendolo luego de poner seguro en la puerta.
Su cabello también estaba desprolijo, parecía no haber dormido—. Lo siento.
—¿Que es lo que sientes, fierecilla?
—Siento mucho que te duela.
Sentandose en el sofá, Liam le sonrió, pero fue falso, él podía distinguir ese tipo de gestos—. Vuelve a la cama.
—Tu no tienes la culpa —susurró, logrando que Liam lo mirara sorprendido—. A veces, las personas simplemente son malas, no es tu culpa.
—¿Cuanto sabes de todo esto, Nee?
—Más de lo que debería —admitió, dando un paso tentativo más cerca mientras pensaba en que decir—. Yo... realmente lo siento, no sé que decirte.
Esta vez, cuando Liam sonrió, hubo un poco de sinceridad allí—. No es necesario que digas nada, cariño, solo vuelve a la cama, estaré bien. —hizo un gesto al pasillo—. Ve.
Dudando, tomó la impulsiva decisión que Nick tomaría y caminó hasta el mayor, rodeandolo con sus brazos—. No importa lo que suceda en nuestras cabezas ni cuan rotos estamos —susurró—. Siempre serás mi papá, Liam Payne, y te quiero, ¿lo sabes?
Los brazos de Liam se apretaron a su alrededor y lo que sonó como un sollozo se ahogó contra su camisa—. También te quiero, hijo.
—Podemos ser tu familia ahora —ofreció—. Solo... vas a tener que enseñarnos como, ¿sí? —se hundió más contra su pecho—. Puedo ser espinoso a veces y un poco grosero, pero es solo porque... estoy asustado, papá, mucho.
—No tienes que tener miedo de nada —Liam canturreó—. No dejaré que nada malo te suceda de nuevo.
—Te necesito, papá, tu no puedes dejar que te rompan, no dejes que nadie te hiera —pidió—. Necesito que seas fuerte por mi, al menos por un tiempo, necesito que protejas a papi y a Nick, porque yo ya no puedo, ¿por favor, si? ¿puedes hacerlo por mi? ¿por favor?
—Puedo hacerlo, dejamelo a mi, fierecilla, yo los protegeré siempre.
—Pero ahora estas roto porque tu familia es... mala. —terminó, sin saber como definirla sin ofender a su padre.
—¿Por qué crees que vine aquí? —susurró—. Con solo tenerte en mis brazos y escucharte decirme que me quieres, tu me reparas.
—¿En serio?
—Por supuesto, tu y tu hermano son mi corazón ahora, ustedes son lo único que necesito para estar bien —sonrió—. Ustedes y su padre, no necesito a nadie más.
—¿Nee? —la voz adormilada de Nick logró que ambos miraran hacia el pasillo, viendolo de pie allí, con el peluche de oso en la mano.
—Ven —extendió la mano hacia su hermano—. Papá nos necesita, Nicky.
Parpadeando un par de veces para aclararse, el moreno corrió hacia ellos y se metió en los brazos del mayor con facilidad. Nee le sonrió suavemente, sintiendose un poco más tranquilo. Sabía que seguramente estaría peleando con Liam nuevamente al llegar la mañana, pero su padre lo necesitaba y él debía estar allí para él.
Había estado hablando en serio con respecto a ser una familia ahora.
Sintió un beso en su cabello y cerró los ojos, recostandose en el pecho del mayor y perdiendose completamente los ojos ámbar que miraban la escena humedecidos con emoción desde el pasillo y, que un momento después, se unieron con los orbes miel de quién los sostenía.
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