Capitulo Treinta y Siete.
Algunas semanas después...
Girando en la cama, Zayn se revolvió dentro del apretado agarre de brazos y piernas a su alrededor, intentando en vano escapar del caluroso refugio en el que parecía estar atrapado. Un brazo apretado lo envolvía atravezando su pecho mientras que una pesada pierna se había instalado sobre sus muslos, impidiendole mayor movimiento que el que había estado usando para intentar su fuga. No tenía idea de como había llegado a esa posición cuando se había dormido acurrucado en un lado del cuerpo más grande de Liam, usando uno de sus hombros como almohada.
Al parecer, se habían movido en algún momento de la noche y su carcel había tomado forma.
Un resoplido golpeó la piel de su cuello, diciendole sin palabras que Liam no estaba nada contento con su continuo movimiento. Pero la estable respiración calida que le siguió, delató que no se había molestado en despertar para corregirlo.
Suspiró, rendido—. Liam —llamó con voz suave.
Nada.
Su vejiga le advirtió una vez más que ocurriría un accidente pronto si no se movía, lo logró que su tono subiera—. ¡Liam!
El castaño despertó de golpe, sorprendido, y lo miró alerta—. ¿Qué? —parpadeó—. ¿Qué sucede?
—Sueltame —se retorció, llevando la atención al agarre a su alrededor—. Tengo que ir al baño, dejame ir.
—Oh —se movió, liberandolo. Tenía una expresión apenada decorando sus rasgos cuando lo miró—. Lo siento.
Zayn sonrió enternecido, dejando un rápido beso en sus labios—. Me gusta que me abraces, al menos casi siempre me gusta que lo hagas.
Desplazandose fuera de la cama, se apresuró al baño, soltando un suspiro cuando si logró llegar a su meta. Ni siquiera bebía tantos líquidos, pero había tenido que correr al baño más veces en esa semana, que durante todo el mes anterior. Niall se había estado burlando de sus carreras a los servicios tanto, que había terminado enviandolo a un viaje a comprar telas del otro lado del pais, eso seguramente le enseñaría a respetarlo, aunque sus esperanzas eran bajas en ese aspecto.
Arreglando sus pantalones rojos de pijama, lavó sus manos en el lavabo antes de dirigirse nuevamente a la habitación. Liam estaba sentado contra la cabecera, con las sabanas cubriendo solo el pantalón gris que usaba de pijama y dejando su pecho desnudo a la vista. Parecía concentrado en algo en la pantalla de su celular, pero su mirada subió al instante en que se acercó a la cama y una sonrisa curvó sus labios.
—Buenos días, amor.
Devolviendole el gesto, se arrastró hacia su lugar en la cama—. Buenos días —murmuró, acomodandose en la almohada—. Y espero que tu día siga siendo bueno, no me despiertes hasta dentro de un par de horas, ¿si?
—Aun es temprano —una mano acarició su cabello suavemente, logrando que Zayn abriera los ojos que había cerrado al tocar la cama—. ¿Como te sientes?
—Estoy harto de ir tantas veces al baño, se vuelve irritante.
Eso hizo reir al mayor, la mano tibia subió su camiseta blanca y se instaló en su abdomen—. Solo serán unos de meses.
—La última vez me creí esa promesa y no pasó tan rápido como todos decian.
—Te acostumbrarás.
Lo miró—. Estas feliz por esto, ¿verdad?
La sonrisa se amplió—. Malditamente feliz.
Zayn rodó los ojos. Había estado evitando por semanas aceptar que tenía los sintomas, retrasando así el hacerse una prueba para confirmar lo que todos aseguraban sin parar. Tenía miedo, lo admitía, más aun, cuando su cuerpo parecía gritarle lo obvio, sin importar cuanto se negara a escucharlo. Dolores de cabeza, mareos, nauseas matutinas y constantes idas al baño. Y aun así, él se había negado rotundamente a confirmarlo.
Eso fue hasta que Liam lo emboscó y lo obligó a hacerse un test de embarazo, la enorme sonrisa del castaño mientras miraba el resultado en el trozo de plástico le dijo sin palabras lo que decía en él. Él hasta tenía una cita para hacerse un ultrasonido para ese mismo día, Liam no le había permitido más huidas luego de saber a ciencia cierta que realmente estaba embarazado.
Mirando hacia abajo, observó la leve hinchazón bajó la palma del mayor—. Son dos. —soltó de golpe.
Liam parpadeó hacia él—. ¿Como lo sabes?
—Aun no cumplo los dos meses y mira mi abdomen, ya tengo barriga.
—Eso no quiere decir que sean dos —el castaño insistió—. Puede que sea solo porque es tu segundo embarazo, leí por ahí que se nota mucho antes en casos así.
Acunando el rostro del mayor, sintió la sombra de barba raspar su piel cuando lo obligó a mirarlo directamente—. Confia en mi en esto, Liam, son dos.
—¿Cómo estas tan seguro?
—Dile instinto, pero sé que son dos —se encogió de hombros—. Se siente como si fuesen dos, al menos.
Y como era obvio, la sonrisa de Liam no vaciló ni por un momento—. Otro par de mellizos o mellizas.
—Eres un bastardo codicioso, ¿lo sabes?
—Mm, ¿yo que culpa tengo de darle al premio doble cada vez?
Pinchó su mejilla con su dedo—. Idiota.
—Me quieres así.
Sonrió, envolviendo sus brazos alrededor del cuello del mayor cuando este se acercó a su rostro—. Debo hacerlo.
El beso se formó suave, tan tierno como Liam siempre parecía ser cuando se trataba de él. Cada vez había sido perfecta, Zayn casi olvida lo perfecto que el castaño podía ser cuando lo intentaba. Diablos, sin siquiera intentarlo, él era maravilloso, siempre tan atento y dulce, sabía que tenía suerte de tenerlo en su vida.
El toque se volvió más, la mano de Liam se deslizó hasta el borde del elastico de sus pantalones y seguramente habrían llegado a mucho... cuando el cuerpo de Zayn decidió revelarse contra él. Empujando a Liam lejos, se puso de pie y corrió a la habitación que rápidamente se estaba convirtiendo en la más utilizada por él, el baño.
—¿Zayn?
Ignorando al castaño, se dejó caer de rodillas sobre la alfombra afelpada y se inclinó sobre el inodoro, entregando el contenido de su estomago al mismo. La porcelana se sentía fría contra sus dedos mientras su estomago se retorcia, como si intentara eliminar todo su maldito contenido de una sola vez. Cuando las nauseas parecieron menguar, tiró de la cadena y se quedó allí un momento, esperando por el posible inicio de un segundo round.
—¿Estas bien, cariño? —ni siquiera se dio cuenta de cuando Liam se había dejado caer a su lado, pero la toalla húmeda que tocó su nuca fue bienvenida.
Asintió suavemente—. Bien, creo.
—Mirame —pidió. Una toalla diferente limpió el sudor de su rostro cuando lo hizo, la expresión de Liam aun era preocupada mientras lo examinaba—. Odio que tengas que pasar por esto.
—Bueno, acostumbrate, la última vez, no desaparecieron hasta los cinco meses.
El castaño se mordisqueó el labio—. Me siento mal por sentirme tan feliz cuando tu debes sufrir esto todas las mañanas.
Zayn sonrió a medias—. No es tan malo —aseguró—. No cuando te espera algo tan maravilloso al final de estos nueve meses.
—Entonces, ¿estas feliz por esto?
—Por supuesto que lo estoy —aseguró, asombrado de que Liam siquiera se viera volcado a hacer una pregunta tan obvia.
El castaño pareció aliviado—. Lo siento, pero no estaba totalmente seguro —admitió—. No después de que te negaras a hacerte el test.
—Estaba asustado, Liam —susurró—. Pero eso no quiere decir que no este feliz, amo a nuestros hijos —puso una mano en su abdomen, acariciandolo—. A todos ellos.
Liam sonrió—. Me alegra escuchar eso.
Rodando los ojos, divertido por la reacción del otro, hizo un gesto con su mano—. Ayudame a ponerme de pie, quiero asearme antes de que los niños despierten.
—Puedo hacer el desayuno para ellos si deseas dormir un poco más —ofreció mientras hacia lo pedido.
Zayn negó—. No me hará ningún bien quedarme acostado y solo haría que los niños se preocupen, ellos estarían sobre mi, actuando como mamás gallinas, si siquiera les doy un indicio de sentir malestar.
—Se preocupan por ti.
—Son como tú, exactamente iguales —se quejó de buen humor—. La última vez que me sentí mal frente a ellos, no me dejaron levantarme de la cama en todo el día.
—Yo tampoco te dejaría.
—Intentalo —lo desafió, acercandose al lavabo para poder enjuagar su boca del sabor agrio que había quedado en ella—. No golpearía a mis bebes, pero a ti sí.
—Tss, tan gruñón.
—Espera a los cambios de humor, cariño —le sonrió a través del espejo—. Esperalos.
Rió cuando Liam exageró un temblor—. Solo intenta no enojarte mucho conmigo, ¿si? —se acercó, dejando un pequeño beso en su cuello mientras acariciaba su abdomen—. Iré a preparar algo de comer para ti mientras te duchas.
—¿No quieres entrar conmigo?
—Mm, tentador —admitió—. Pero los mellizos necesitan que alguien los lleve al colegio y Yago dijo claramente que no volvería a hacer de chofer, solo porque nosotros quieramos follar.
—Eso es solo porque odia que Nilo conozca mejor las leyes de transito que él.
Liam negó—. No, él odia que Nilo se las diga mientras conduce, y que luego se ría de él cuando lo multan por no hacerle caso.
Riendo, le dio un pequeño empujón—. Vete para que pueda ducharme.
Otro beso—. Apresurate.
Dicho eso, se marchó. Zayn observó la puerta cerrarse detrás de él por un largo momento antes de suspirar. Su vida había cambiado muchisimo en solo un par de meses, se había dado vuelta, y él no podía estar más contento por ello.
(...)
—¿Has escuchado algo de los Payne?
Aferrando la mano de Zayn, Liam negó suavemente con la cabeza—. Absolutamente nada —admitió—. Louis ha estado investigando alrededor, pero según lo que me dijo, al parecer, ellos dejaron el pais en algún momento.
—Eso retrasara todo —el moreno se quejó, acomodandose en la camilla.
—Si no hay nadie a quién juzgar, el juicio será en vano. —estuvo de acuerdo.
Zayn suspiró—. ¿Por qué no pueden solo enviar a buscarlos y ya?
—Si supieramos donde están, tal vez sería posible —se encogió de hombros—. Mi familia tiene aviones privados gracias a la empresa, podrían haber salido en uno de ellos cuando quisieran y esconder sus huellas, jamás sabremos donde se largaron si ellos no quieren que lo sepamos.
—Bastardos.
Sonrió a medias—. Lo importante es que estan lejos —se inclinó, besando su cabello—. Lo suficientemente lejos para que no puedan herirlos, es lo único que me importa en este momento.
Los ojos ambar brillaron en su direccíón por un momento, antes de que el moreno hiciera una mueca—. Ellos no se han detenido aun, lo sabes, ¿verdad?
—Yo...
—Volvimos, volvimos —los mellizos entraron jadeando al consultorio, con las mejillas rojas. Nee les dedicó una pequeña mueca—. Nos perdimos camino al baño.
—Pero una señora nos indicó donde era y llegamos. —se acercaron juntos, con los ojos enormes—. ¿Pudieron ver ya a nuestros hermanitos?
—Aun no, pequeño —el medico entró detrás de ellos, dedicandoles una sonrisa—. Estaba esperando a que ustedes dos volvieran, estoy seguro de que quieren ver cuantos hermanitos o hermanitas tendrán.
—¡Solo son dos!
Liam escondió una risa cuando los mellizos y Zayn aseguraron al mismo tiempo, pareciendo alterados con la posibilidad de más de un par de niños.
—Bien, entonces, supongo que quieren ver a estos pequeños.
La preparación fue bastante rápida, Liam no tenía idea de lo que estaba sucediendo, pero Zayn asentía a todo como si supiera, por lo que se hizo una nota mental de preguntarle al volver al apartamento que se había vuelto de alguna manera, su casa momentanea. Quería que se mudaran y ahora, si en realidad era más de un bebé, sabía que finalmente la casa que había construido con tanto amor, sería usada para lo que había sido creada.
Su hermosa familia.
—Hey, miren esto —el médico soltó, llamando su atención.
Los mellizos parecieron igual de alertados que él—. ¿Que es? ¿Que es?
La pantalla se dividió en dos, la pequeña flecha rodeo una de las manchitas blancas—. Embrión uno —la flecha volvió a moverse, llegando a la otra manchita—. Embrión dos —le sonrió a ambos—. Parece que acertaron. Felicidades, son mellizos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top