Capítulo 11: "No me provoques"

ADVERTENCIA:  Capítulo subido de tono.

—Si que estas muy desesperada — dijo soltando una carcajada. Funci el ceño ¿Qué le causaba gracia?

Ignore su estúpido comentario e hice que se sentara en el sillón, me pare frente suyo y comencé a aflojar el nudo de mi corbata para luego ir desafrochando los botones que faltaban de mi camisa, Dallas sólo me observaba con una sonrisa divertida, pronto cambiará, fui jugando con el tirante de mi sostén, y lo desprendí, él se paró de golpe y me apartó.

—Basta, no estoy para juegos — regañó recogiendo mi camisa.

—Bien, ya veo que si eres gay — dije acomodando mi seno en el sostén. Suspiró pesadamente y me di la vuelta rumbo a mi habitación, pero repentinamente siento que jalan de mi brazo y Dallas me apreta contra su cuerpo; comienza a besarme desesfrenadamente poniendo sus manos en mis nalgas presionandolas con fuerza, el beso cada vez más subía de todo, sentía su lengua rozar con la mía y nuestra respiración se agitaba cada vez más, él me hace una seña para subir encima suyo y entrelazo mis piernas sobre su cadera, sus besos van bajando sobre mi cuello hasta finalmente dejar un beso húmedo en mi pecho, se apartó y me miró excitado.

—¿Eso te demuestra que no lo soy? — preguntó bajándome.

—No lo eres, pero quiero más — pedí poniendo mi brazo alrededor de su cuello, él la apartó.

—No te daré más — dijo yendo a la cocina acomodando su cabello.

Gruñí molesta y subí las escaleras, me acaban de dar el mejor beso de mi vida ¡Ardiente! Sin duda querido Dallas me haz dejado con ganas de más, observé mi silueta en el espejo que se encontraba a un lado de mi cama, me ha dejado una marca en el cuello ¡Dios! Que excitante, sin duda alguna conseguiré más, se que lograré mi objetivo Hamilton tú no te escaparas de mis manos. Sonreí perversamente y tome algunas toallas del armario para luego encaminarme al baño por una ducha con agua fría para calmar lo que provocó aquel sensual hombre.

Al finalizar con la ducha, salí del baño envuelta en toallas, entré a mi habitación y comencé a vestirme con un short ligero junto con una blusa floja, me tiré en la cama y tomé mi computadora para luego entrar a YouTube y ver videos de mis canciones favoritas, las horas iban pasando y transcurriendo siendo ya las 12:30 termine viendo los famosos videos satisfactorio que de eso no tenia nada. Oigo leves golpes en mis puerta.

 —Adelante — ordené cerrando mi computadora.

—Kendra, el almuerzo esta listo — avisó Dallas asomando su cabeza por la puerta.

—Ya voy, bebé — dije con una sonrisa coqueta. Él rodó los ojos irritado y se marchó, sonreí divertida.

Baje las escaleras y pude oler el aroma esquisito de pasta, entré en la cocina y vi de un lado de la mesa un plato junto con  un vaso de jugo y del otro extremo una copa de vino, rápidamente fui a donde se encontraba la bebida alcohólica.

—No, no, no. Esa es mía — dijo cambiando la copa por el jugo.

—Por favor — pedí con cara de perrito mojado.

—Nada de por favor —dijo bebiendo un sorbo del vino.

La pasta olía delicioso, y la salsa de veía verdaderamente comestible, me apetecía bastante, comencé a enrollar la pasta contra el tenedor y lo metí en la boca, el sabor de cada condimento iba deleitando en mi gusto.

—Está delicioso — hablé enrollando más pasta. Él sólo asintió con la cabeza masticando la pasta.

El almuerzo fue en silencio, hasta que Dallas vacío completamente su plato.

—Hablé con tu padre — avisó limpiando la comisura de su labio con una servilleta de color blanco. Lo miré bebiendo un trago del jugo de naranja — te ha quitado del colegio — dijo tomando su copa.

—¿De verdad? — pregunté con emoción. Él asintió con la cabeza nuevamente. Sonreí ampliamente.

—Tampoco te emociones, porque estudiarás aquí — avisó terminado su copa de vino — empiezas desde mañana a primera hora — dijo finalmente tomando los cubiertos sucios y llevarlo en la cocina.

—Esto es verdaderamente estúpido — bufé caminando detrás suyo. Dallas me ignoró y comenzó a lavar los cubiertos sucios —¡Ni siquiera se porque estoy aquí! —exclame molesta.

—Aún no es momento de que lo sepas — dijo concentrado en su trabajo.

—¿Cuándo será el momento? — pregunté seria mirándolo.

—Cuando comiences a madurar, por ejemplo — respondió aguardo los platos en su lugar.

—Soy lo suficientemente madura como para saberlo — dije ofendida poniéndome frente suyo.

—Es lo que crees tú, pero no lo eres — contradijo haciéndose a un lado.

—¡Tengo derecho a saberlo! — grité impaciente.

—No soy la persona indicada en contártelo, así que mejor ven a ayudarme o vete a tu habitación — dijo ya molesto extendiendo una tela blanca con que secaba los cubiertos ya limpios. Gruñí molesta y salí de la cocina sin decir nada más.

Estúpido Dallas, detesto su manera de ser: tan serio y cerrado ¿Qué pretende? Que haré todo lo que diga ¡Ja! Está muy equivocado, yo siempre hago lo que quiero y nadie podrá cambiar eso, menos este insignificante muerto de hambre. Si sigue provocandome me conocerá y de la peor manera.

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