Capitulo 8

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


Dias después del festival, lo único de lo que se hablaba, era de la chica Hyuga acompañado a Madara con su hijo. La admiración de las personas se debía a que nunca antes el varón se vio en compañía femenina, después de que regresó de Tokio.

Hinata ni siquiera sabía lo mucho que las personas se habían sorprendido, pues ella misma no se podía explicar que fue lo que sintió al ser tocada por él. Los días siguientes trató de no pensar demasiado en lo sucedido y optó por escribir, como lo hacía cuando las ideas comenzaban a llegar.

Los días continuaron y tal como lo dijo Naruto, una pareja de un hombre con el cabello en una coleta como piña y una rubia de cuatro coletas, llegaron al plantel estudiantil a registrar un niño de cinco años llamado Shikadai Nara, el cual era el sobrino de Gaara.
El nino era la viva imagen del padre, lo único diferente eran los ojos verde olivo,  similares a los de la madre. El chico se ganó su simpatía por la actitud despreocupada que mostraba ante cualquier reto, pero después de evaluar a tantos infantes, ella pudo darse cuenta, que en realidad él era muy inteligente cuando la situación lo requería.

La interacción entre ella y Madara continuó de la misma forma que siempre. Hinata continuó con la misma rutina de ignorarlo y se olvidó por completo de lo que pasó en el carnaval, puesto que tenía muchas cosas importantes en que pensar y una de ellas era la actitud de Karin, a quien miraba muy seria desde esa noche.

—¿Porque no me cuentas que te pasa? ¿No me tienes confianza?—le preguntó la ojiluna a su compañera durante el receso, donde amabas se reunían para almorzar—¿Se trata de Sasuke?—la pelirroja se removió intranquila, pensando en el extraño sentimiento que tuvo por la presencia de Gaara.

—No se como explicarlo—le respondió acomodando sus gafas. Hinata en verdad pensó que se trataba del Uchiha y se sintió muy mal con ella, por no poder ayudarla en ese aspecto, pues el hombre era casado y también tenía una hija, pero de igual manera, la apoyaría en lo que pudiera necesitar.

—Puedes contarme lo que sea, yo estoy para escucharte y no para juzgarte—añadió  con voz calma.

—No se trata de Sasuke... ese capítulo de mi vida fue cerrado dolorosamente y ya no hay nada que se pueda hacer—confesó con melancolía—Se trata de lo que sentí cuando me mire en los ojos de Gaara. Eso fue algo muy extraño Hina... me asusta mucho—finalmente la ojiperla entendió, que era lo que estaba molestando a su amiga.

—¡Pero eso es bueno!—exclamó emocionada por la situación.

—No, no lo es... yo me prometí no volver a fijarme en nadie. No quiero ser engañada de nuevo—la chica se limpio una lagrima que insistió en mostrarse. No es que sintiera amor por Gaara, no se trataba de eso, sino del sentimiento que la invadió y que después de Sasuke, no volvió a experimentar, pues creyó quedarse vacía de tanto llorar en esos oscuros días en que fue abandonada.

—¡Karin!—la morena la abrazó tratando de darle consuelo y ánimos—Ellos no son la misma persona, ademas, tu tienes derecho a darte una oportunidad para amar de nuevo—la pelirroja se tensó.

—Pero él no me agrada—argumentó de inmediato, sabiendo que las veces que continuó encontrándose con él, no podía evitar ponerse nerviosa, aunque jamas lo admitiría frente a nadie.

—Esta bien, no tiene que ser él, puede ser otro... lo importante es que lo hagas, que de verdad puedas intentar ser feliz—le animo Hinata, creyendo que de verdad Gaara no era de su agrado.

—Gracias por comprenderme, de verdad me siento muy confundida—de pronto Karin recordó lo que se venía escuchando acerca de la ojiperla—¿Y que hay de ti?—inquirió ya mas calmada.

—¿Que hay de mi? No entiendo de que hablas—le dijo sin entender nada.

—¡Hinata! Todos hablan de tu acercamiento con el padre de Aneko—la morena frunció el ceño.

—La verdad, no entiendo a que se puedan referir, porque el señor Uchiha y yo, no tenemos ningún tipo de acercamiento. Tu misma te has dado cuenta que él y yo, apenas y nos toleramos—respondió sin inmutarse.

—Ya lo decía yo—murmuró la peliroja—Te confieso que me perturbe cuando escuché los chismes, ya que como tu misma lo dices, nunca mire ninguna interacción entre ustedes—las dos continuaron conversando, con Karin sonriendo como lo hacía antes. La chica se sintió mucho mejor después de haberse liberado del gran peso que tenía encima.

...

La ojiperla pasaba todas las tardes a recoger a Daimon en la florería y la mayor parte del tiempo, se quedaba un rato ayudando a Ino. Para Hinata, era muy agradable hacerlo, pues de ese modo se sentía más útil.

Escuchó atenta a la Yamanaka contar emocionada la relación tan cercana, que empezó a tener con Shisui. La pareja comenzó a verse diariamente, el oficial pasaba todas las noches por la residencia Hyuga para hablar con la rubia por una o dos horas y si no lo hacía, lo compensaba presentándose en la florería. Primero con el pretexto de ver a Daimon, luego se descaro, confesando el gran interés que Ino despertó en él. Ya se había hecho habitual verlos comiendo juntos a la hora de la comida de ambos, incluso los más allegados como ella, pudieron presenciar uno que otro beso robado por parte del azabache hacía la chica.

Ino estaba feliz, se le podía ver muy animada y eso a su vez, también hizo feliz a Hinata.

Esa tarde salió a correr con su perro como lo hacía todos los días. Uso su iPod color lila, donde escuchaba música desconectadose del mundo, siendo solamente ella y Daimon.

Luego de una hora regresó, pero se dio cuenta que tenían visitas. Shisui llevó los niños para ver a Daimon y de paso,  los pequeños conocieran mejor a Ino. La Hyuga se apresuró a llegar y no se percató del momento en que el electrónico se le cayó debido a la agitación del perro por jugar con los visitantes.

—¡Hina!—Kenji corrió hacia ella dispuesto abrazarla.

—Que gusto verlos—les dijo, cuando quedó frente a ellos. Ino ya se encontraba afuera también, dándoles la bienvenida—¡Pasen!—les animaron las dos chicas.

...

—¿Necesita ayuda?—preguntó Aneko, entrando en la cocina donde Hinata preparaba la cena para todos.

Hinata la miró con ternura, dado que las oscuras orbes brillaron ante la respuesta—Esta bien ¿te gustaría preparar las bolas de arroz?—la niña asintió feliz y se dirigió a lavarse las manos, gustosa de ayudarla. Los días después de la riña que tuvo lugar en la escuela. Aneko pasaba dos horas en la oficina de Hinata, hablando de todo lo que le molestaba y también adelantando trabajos atrasados. La Uchiha era sumamente inteligente y no necesitaba mucha ayuda académica, lo que necesitaba, era alguien con quien desahogarse.

Hinata sentía mucha pena por ella, porque le contó mucho acerca de como vivían y como su padre les ponía restricciones. La niña quería tener acceso a todo lo que sus primos y amigos tenían y su padre se negaba sin dar explicaciones, sólo diciendo no, como respuesta.

Lo que Aneko quería, no era algo necesario para los niños, la morena supuso que se debía al alto costo que los artículos representaban y se quedó muy apenada por la familia. Seguramente a eso se debía el carácter agrío que mostraba el padre, ya que debía ser muy difícil trabajar a diario en trabajos tan duros y aún así, no poder costear la exigencias de los niños. Ellos por su inocencia, no saben todo el sacrificio que los padre hacen, para darles una vida digna y desgraciadamente, no lo agradecen hasta que son mayores.

Ese pensamiento la hizo un poco menos dura, al momento de juzgar al padre de los dos niños.

—Ya terminé—anunció Aneko, orgullosa de su hazaña.

—Se ven deliciosas—afirmó Hinata—También yo termine, así que podemos pasar al comedor—ambas llevaron la cena para todos.

...

—En cuatro semanas será mi cumpleaños y lo voy a celebrar en el lugar más bello de Konoha—les hizo saber Shisui durante el transcurso de la cena—Será en el rancho Sharingan, en la alberca y por supuesto que las quiero ver ahí con sus trajes de baño—Ino sonrió coqueta y la ojiperla permaneció en silencio—Estarán todos, incluyendo a Kiba, Naruto, Shino y Karin ¿cuento con ustedes?—les preguntó sonriendo, al igual que los niños.

La morena se tensó. No es que quisiera hacerle desaires al joven, sin embargo, a ella no le gustaba usar traje de baño. Se dispuso a negarse, dando cualquier excusa cuando Ino gano la palabra.

—Claro que iremos ¿no es así Hina?—la ojiperla no tuvo otro remedio que aceptar, aunque muy a regañadientes.

—Puedes llevar a Daimon... el lugar es muy grande y él puede pasear por los alrededores—le ofreció el Uchiha sin revelar que dicho rancho, era propiedad de Madara, debido a que su tío les prohibió a todos dar esa información después de lo que pasó con Mei, argumentando que quienes se acercarán a él, lo harían por interés. Su tío siempre optó por mantener un bajo perfil, aunque a veces se pasaba de bajo.

Todos trataron de persuadirlo para que comprara una camioneta un poco más nueva y se negó rotundamente a tal sugerencia. Para Madara era un orgullo conducir ese vejestorio.

...

—Muchas gracias por la cena—Shisui y los niños se despidieron de las dos chicas y de Daimon. El cielo se había oscurecido con señas de que una tormenta se avecinaba.

Los dos niños fueron los primeros en llegar al auto, ya que Shisui se quedó despidiendose de Ino.

Kenji miró algo tirado en la calle muy cerca del coche y se fue a tomarlo, sin ser notado por nadie.

Una vez llegaron al rancho de Madara, los niños se despidieron del mayor y entraron en la casa.

—¡Aneko! Mira lo que conseguí para ti—Kenji le mostró el electrónico que encontró tirado y se lo dio a su hermana.

—¿De donde lo sacaste?—preguntó la jovencita asombrada y sonriente, al comprobar que tenía conexión a internet.

—Estaba tirado en la calle—el pequeño le restó importancia, debido a su inocencia, pues lo único que pensó, fue en hacer feliz a su hermana.

Aneko accedió a la información, tal y como lo hacían sus primos con los celulares y miró las fotografías de Hinata con Daimon—Es de Hinata—declaró la niña, casi con miedo.

—¿Que es de ella?—ambos niños se estremecieron, con la voz del padre, pues bien sabían que los reprendería por tomar lo que no era de ellos.

Madara agarró el aparato y se lleno de ira contra la joven Hyuga, pensando que ella deliberadamente les dio la porqueria a sus hijos. Ni siquiera les preguntó nada, simplemente les ordeno ir a sus habitaciones y salió como alma que lleva el diablo. Esa entrometida mujer había llegado demasiado lejos y esta vez, no se quedaría con los brazos cruzados. Aún con la amenaza de tormenta, subió a su camioneta y condujo el corto trayecto hacia la residencia de esa mujer y para su buena suerte, la encontró afuera bajando algo de su auto.

...

Hinata se metió a la ducha una vez se quedó a solas con Ino y Daimon, pero no encontró por ningún lado su iPod, donde ponía música. Sabiendo que se avecinaba una tormenta, salió a buscarlo y no lo encontró, después subió a su carro,pensando que ahí debía estar y tampoco lo encontró. Suspiro cansada pensando que lo había tirado cuando corrió esa tarde.

Se quedó en el lugar donde estaba, debido a las luces de un vehículo que se acercaba.
Arqueo la ceja, comprobando que se trataba del Uchiha. Daimon comenzó a ladrar de una manera diferente, lo que la hizo retroceder a ver que le pasaba pero la fuerte voz del azabache la detuvo antes de abrir la puerta.

—¿Quien demonios le dio el derecho de querer influenciar a mis hijos?—le preguntó acercandose a ella como si pretendiera golpearla.

—No le entiendo señor—le dijo con algo de miedo, mientras los ladridos de Daimon se hacían mas y mas fuertes.

Madara le lanzó el electrónico en los pies, sin saber si se quebró o no. Estaba segado por la rabia y en ese estado, le era difícil razonar —No quiero que se acerque a ellos, ni que les de su basura para comprarlos ¿quedó claro?—exigió la respuesta, alumbrado por los relámpagos en medio de la oscuridad que se imponía por todo el lugar.

Hinata comenzó a respirar con dificultad, debido a los recuerdos de la horrible noche, donde apenas logró escapar con vida—Esta bien se-señor ya l-le en-entendi—le dijo tartamudeando puesto que sentía que no podía respirar—Márchese po-por favor—las lágrimas ya brillaban en el rostro de la ojiperla. Ese hombre la asustó mucho y no podía moverse por el miedo. Las heridas que sufrió comenzaron a doler y dio pasos hacia atrás, cayendo sentada en el pasto. Madara se sorprendió por la actitud que mostraba la chica, era evidente que algo le sucedía, pues lloraba y no podía hablar bien. Se acercó para ayudarla a ponerse de pie, escuchando los ladridos y arañazos  en la puerta, por parte del perro.

—N-no  se acerque...—le pidió mirándolo llena de horror. A estas alturas, Hinata se encontraba atravesando una crisis nerviosa, la cual no tenía desde hacía muchos meses.

—LARGUESE DE AQUÍ AHORA MISMO, O DE LO CONTRARIO LLAMARE A LA POLICÍA—le grito Ino llegando hasta su amiga y reteniendo el perro dentro de la casa, porque de lo contrario, asesinaría a ese hombre—¡Hina! Mírame...todo está bien, respira. Hinata soy yo, todo esta bien—Ino miró que la morena no respondía y luchaba para zafarse de su agarre, al mismo tiempo que tocaba las cicatrices, como si de nuevo le dolieran, tal como le sucedía en el pasado. Sin mas remedio marco el número de emergencias, en busca de ayuda con ella, pues no tenía idea donde guardaba los medicamentos y aunque lo supiera, estaba segura que no ayudarían en nada—Respira Hina, la ayuda ya viene—le decía aferrandose a ella.

—¿Que le pasa? ¿Puedo ayudar en algo?—preguntó Madara preocupado por el estado de esa chica.

—Fuera de aquí... Usted ya dijo lo que tenía que decir, ahora no se vuelva acercar a Hinata, como tampoco ella lo hará con sus hijos, a menos que la situación lo requiera por el trabajo—soltó Ino, también llorando por ver el estado de su amiga. Se lleno de ira cuando advertida por el raro comportamiento de Daimon, presenció lo que ese tipejo le hizo a su amiga, aún cuando le suplico que se marchara.

Madara escuchó las sirenas que se acercaban y no tuvo otro remedio que abandonar el lugar con una sensación de culpabilidad. Sabía que su aspecto era amenazante y que no se veía como la persona más gentil del mundo, pero aún así, la reacción de la chiquilla, fue algo muy diferente a sólo temerle. Las perlas lucían llenas de miedo, como si pensara que el le haría daño. Dejo de pensar tanto y se estacionó, un poco alejado del lugar, para no ser visto, pues la culpa lo obligó a comprobar que la chica estuviera bien.

...

Minutos después de subir a la ojiperla en la ambulancia, Ino finalmente pudo respirar tranquila, dado que los paramédicos le suministraron un calmante, instruidos por la información que ella les brindó. También logró calmar los ánimos del perro, permitiéndole que se acercara a ella. Apenas abrió la puerta y Daimon saltó corriendo en modo protector sobre Hinata.

—¿Como está?—les preguntó a los dos paramédicos.

—Ella se encuentra bien, pero yo sugiero que el médico la vea en el hospital, por si sufre una recaída—Ino ni siquiera tuvo que pensarlo y aceptó de inmediato y después de dejar un poco mas tranquilo al perro, ella siguió la ambulancia hasta el hospital.

[...]

Hinata abrió los ojos de golpe y de inmediato trató de levantarse sintiéndose presa del pánico.

—Calma, todo esta bien, estas a salvo—la chica enfocó unas orbes color esmeralda y un cabello rojo.

—¿Gaara?—le preguntó incrédula, pues ni siquiera sabía donde estaba—¿Que pasa donde estoy?—cuestiono lo que parecía obvio, por la vestimenta del pelirrojo.

—Estas en el hospital de Konoha, porque sufriste un ataque de pánico y yo soy el doctor de turno—respondió lo más calmado posible, pues lo que menos quería, era alterarla de nuevo.

—¿Eres médico?—la chica estaba extrañada, ya que no sabía en donde trabajaba Gaara, ni tampoco en que.

—Así es...y uno de los paramédicos que te trajo en la ambulancia, es mi hermano Kankuro... Naruto nos ayudo a conseguir estos trabajos y se encargó de hacer los traslados del hospital de Suna hacía aquí—añadió haciendo apuntes y escuchando cuchicheos fuera de la habitación—Tus amigas esperan tras la puerta y si no las recibes despertaran a todos los pacientes—Gaara sonrió para sí, al recordar el estado en que llegaron Ino y Karin, ambas eran dinamita y a duras penas se pudo imponer sobre ellas, para que no irrumpieran dentro de la habitación—Pero antes que entren, necesitó que me des el nombre de los medicamentos que has tomado en el pasado—Hinata le dijo los nombres, uno por uno y aunque trató de ocultarlo, el médico se sorprendió—Esto ya te había pasado ¿verdad?—ella le contó un poco sobre los episodios pasados, sin revelar lo que verdaderamente la orilló a tal situación.

—Llevaba ya muchos meses sin tomar los medicamentos, casi desde que llegue a Konoha—Gaara la miró, sabiendo que había mucho mas sobre ella.

—Como profesional que soy, te ofrezco mi ayuda en caso de que quieras hablar sobre lo que te orilló a sufrir esas crisis. También puedes contar con toda mi discreción—la chica asintió y el pelirrojo en verdad deseaba ayudarla, pues él mejor que nadie, sabía lo malo que es sufrir en silencio sin contarle a nadie, como vivió él, después de la muerte de su madre, con su padre culpándolo y haciéndolo a un lado, enfocándose sólo en sus hermanos. Él creyó perderse en la oscuridad, pero las buenas personas como lo fueron Naruto y sus hermanos, lo ayudaron en todo, logrando así, llegar hasta donde llegó.

La ojiperla agradecida por el ofrecimiento, le pidió a Gaara que dejara pasar a las chicas y en segundos, ambas estaban a cada lado de la camilla, preguntando como se sentía. Ino le avisó a Karin, mientras conducía siguiendo la ambulancia y minutos después de ingresar, ella llegó preocupada, haciéndole preguntas que solo Hinata podía revelar. Lo único que le confesó, fue que todo se debía al pasado. La pelirroja no hizo más preguntas y al igual que Ino, comenzó a protestar porque no las dejaban entrar y para colmo, era precisamente Gaara, quien se opuso, pues era el médico. Rodó los ojos creyendo que ya había tenido suficiente mala, suerte, cuando miró a Sakura, la cual se marchaba concluyendo su turno.

La médica miró a ambas chicas y no pudo evitar pensar en la persona que había ingresado dos horas antes.

—¡Bien! Las dejare a solas por un rato... pero no olviden que estan en un hospital, por lo tanto no levanten las voz—la puerta se cerró y tanto Hinata, como Ino, miraron a Karin.

—¿Que?—les preguntó acomodando sus gafas que no necesitaban que lo hiciera.

Para Hinata, fue un gran alivio verlas con ella y Karin, con ese simple cuestionamiento, la hizo reír, olvidando por momentos el porqué estaba en un hospital.

—Chicas ya es tarde y mañana es día de trabajo...las tres debemos trabajar—les hizo saber, ya que no quería verlas desveladas por su culpa.

—Si de verdad crees, que irás a trabajar mañana, es porque aún no me conoces—soltó Ino, con las manos en la cintura.

—Ino tiene razón, tu no irás al plantel, yo misma le avisare a Kurenai... De hecho, creo que es mejor que no regreses hasta el Lunes, así te tomas dos dias—concluyó Karin.

Esa misma noche, Hinata salió del hospital y aunque la idea de no ir al trabajo no le gustó, tampoco tuvo otra opción, pues Gaara también lo ordenó y con las amenazas de Ino de llamar a su padre si no obedecía, decidió no protestar.

[...]

—¿Están listos?—les preguntó Madara a los niños, para dejar a su hija en la escuela, como todos los días.

—Ya vamos—le aviso Kenji. Los tres subieron en la camioneta y justo cuando pasaba por la entrada que lleva dentro de la propiedad Hyuga, suspiro para preguntar.

—¿Desde cuando la consejera les dio lo que traían anoche?—ambos niños se miraron el uno al otro, sin saber que responder—No estoy molestó, díganme la verdad.

—Shisui nos llevó anoche a jugar con Daimon. Hina y Aneko prepararon la cena y también conocimos a su novia —respondió el más pequeño con inocencia.

—¿Entonces fue anoche cuando se los dio?—preguntó de nuevo.

—Ella no me lo dio, yo lo encontré tirado y no sabía que era de Hina—confesó finalmente Kenji.

—¿Están diciendo la verdad?—Aneko asintió, dejando al azabache en silencio, hasta que llegó al plantel y se dio cuenta que el auto de la chica no estaba en donde siempre y tampoco ella se encontraba recibiendo los alumnos ¿se debería al incidente con la ambulancia? ¿Será que empeoró su estado? Ahora se sentía como una basura por actuar sin pensar.

...

Llegó en la tarde y tampoco la encontró donde despedía a los niños. Luego Aneko le contó que ella no se había presentado a trabajar.

El día que siguió paso lo mismo, pero en la tarde, Aneko se subió muy triste.

—¿Que te pasa Aneko? ¿Te molestaron de nuevo tus compañeros?—le preguntó al verla tan decaída y a punto de llorar.

—No me pasa nada y nadie me molestó—respondió seca.

—Entonces ¿porque estás tan triste?—el azabache se frustró por no obtener información.

—Me pusieron una nueva consejera... la directora dijo que Hinata ya no puede ser mi consejera y que ahora tengo que ser tratada por la amiga de Itachi que trabaja en la otra escuela y vendrá dos veces a verme—la jovencita soltó el llanto contenido—Yo no hice nada malo para que no quiera tratarme—murmuro despacio y el azabache tragó saliva, recordando que fue él quien le pidió a la Hyuga no volver acercarse a sus hijos.

[...]

La campana de la florería sonó anunciando la llegada de un encantador y risueño Uchiha—¿Como esta la chica mas linda?—la rubia sonrió por las adulaciones del chico vestido con uniforme—¿Donde esta Daimon? ¿Porque no vino a recibirme?—cuestionó sorprendió, por la ausencia del perro.

—Se quedó con Hina, en su casa—el chico arqueo una ceja y de inmediato, supuso que la morena estaba enferma.

—¿Que le pasa a ella? ¿Se encuentra bien?—Ino le contó absolutamente todo a Shisui, lo único que omitió, fue el pasado de su amiga, pero en lo demás, se lució con los detalles, en especial, en cuanto a Madara se refería.

—Solo dire, que si ese ogro se acerca a Hinata de nuevo, levantaremos cargos y una orden de restricción... Ella ya se puso en contacto con su jefa para no atender mas a la hija de tu tío y créeme cuando te digo, que le dolió mucho tener que hacer eso. Por lo tanto, quiero que como oficial, le adviertas lo que ya te dije—concluyó Ino enrojecida de ira.

—Lo ciento tanto—el joven realmente se encontraba muy apenado por la conducta de su tío ¿como fue capaz de llegar tan lejos? Al grado de hacer que la ojiperla terminara en el hospital por algo que no hizo—Esta misma tarde ire con Itachi para ver como se encuentra y respecto a Madara, no te preocupes, hablaremos con él y le exigiremos que no acerque a Hinata—la rubia se relajó complacida.

—Gracias... Esta vez, no quise dar aviso a Hiashi, pero si sucede de nuevo, no tendré otra opción que avisar a Neji y eso no será bueno—añadió Ino.

Continuara.

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