Capitulo 24

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Sasuke tenía día libre y una de sus yeguas estaba teniendo problemas para que el potrillo naciera, así que, no lo pensó mucho y se fue en busca del mejor veterinario de Konoha.

Tal como lo pensó, Kiba solucionó el problema y dos horas más tarde, la yegua y el potrillo se encontraban en perfecto estado.

—¿Puedo ir contigo a dejar al veterinario?—Sarada se acercó para ver la pequeña creía de la yegua y pregunto si podía acompañar a su padre, ya que, le fascinaba ver los perros a cargo de la familia Inuzuka.

—Esta bien... vamos—la niña sonrió feliz y subió junto a los dos mayores.

—¡Miren ahí van Hinata Kengi y Daimon—los señaló Sarada, cuando los miró paseando por el parque.

—¡Que extraño!—exclamó Kiba.

—¿Que cosa?—cuestionó Sasuke curioso por la expresión de Kiba.

—Ese es Yaku—apuntó a un labrador dorado que huía de su dueño—el dueño lo adoptó tiempo atrás, pero lo extraño, es que no parecen conectados, como sucede con Hinata y Daimon... es como si el animal, no sintiera empatía de su amo y viceversa... Cuando lo adoptó, aseguró que le gustaban los animales, especialmente los perros, al igual que a su sobrino—el Inuzuka intuía que Yaku, no estaba feliz y ese pensamiento lo hizo sentir muy incomodo, dado que fue él mismo quien se lo entregó.

—Quizás se asustó con algo y Hinata le dio más confianza—Sasuke y Kiba miraron como el perro se detuvo con Hinata y en poco tiempo, el dueño ya estaba, actuando de manera, algo exagerada frente a ella.

A partir de ese día, el Uchiha no dejó de observar la interacción entre el dueño y el perro. No pasó mucho tiempo, para comprobar que Kiba tenía razón y lo que era aún peor, el sujeto llamado Zabuza, sólo paseaba al perro, cuándo Hinata estaba cerca, de lo contrario, lo mantenía amarrado afuera de su domicilio, inclusive, le pareció que no soportaba la cercanía del animal, algo totalmente diferente a la escena que montó frente a la ojiperla, logrando su confianza. Definitivamente, algo andaba mal con ese tipo. Sin decirle nada a nadie, se encargó de buscar toda clase de información y al hacerlo, llegó a Ame, donde se suponía que era el lugar de origen del supuesto plomero.

Como lo había supuesto con anterioridad, la apariencia del plomero, era totalmente diferente a la de Zabuza. Apenas regresó a Konoha y obtuvo fotografías del plomero que logró tomar desde la distancia y las ingresó en la base de datos, sin embargo, no obtuvo nada, era como si su identidad estuviera muy bien guardada. Si tan sólo, tuviera las huellas digitales, le sería mas sencillo, pero no las tenía y tampoco las podía obtener sin una orden del juez. Luego de pasar la noche pensando, recordó al prisionero inculpado por el ataque a la Hyuga y se dispuso a obtener respuestas por medio de la única persona que lo conocía... Izuna, le mandaría a él, las fotografías para que las llevara a la cárcel y así, averiguar si se trataba del sujeto que decía ser su amigo y supuestamente lo había traicionado plantando la evidencia en su apartamento.

Dos días más tardé, los esfuerzos surtieron frutos y comprobó lo que sospechaba. El supuesto plomero, en realidad no tenía nada de plomero y su verdadero nombre era Kakuzu. Curiosamente, el tipo vivió en Tokio durante el tiempo del atentado y contaba con gran conocimiento en computación, lo cuál facilitaba acceder a los números telefónicos de la ojiperla, como a su información personal. Estaba casi seguro que se trataba de la misma persona que la atacó, pero no tenía pruebas, así que hizo lo único que podía hacer, vigilarlo constantemente, sin que el tipo lo notara.

Sin dejar ni un solo cabo suelto, aviso a Itachi y a todos sus compañeros sobre sus investigaciones y entre todos, tomaron la decisión de no decirle nada a Madara, o de lo contrario podía entorpecer la captura del sujeto, no obstante, Shisui enfatizó la importancia de proteger a Hinata, ya que, la chica podía decaer en su estabilidad mental, si se veía envuelta en las garras de ese maniaco.

Entre todos se turnaron para mantener la vigilancia y comprobaron que ella era cuidadosa, pero lamentablemente, había empezado a confiar en el enemigo. Por sugerencia del mismo Itachi, colocaron rastreadores en el vehículo de Kakuzu, como también en el auto que conducía Hinata. Eran conscientes que estaban haciendo algo ilegal, pues ningún juez lo autorizó, sin embargo, tampoco se iban a tomar el tiempo de procesar todos esos tediosos y lentos trámites, no cuándo la vida de la joven corría un gran peligro. Con los rastreadores bien escondidos, podían llegar hasta el conductor, no obstante, debía ser rápido, ya que dejando el vehículo por otro o en algún aeropuerto, todo estaría fuera de alcance.

Poco a poco, Hinata comenzaba a bajar la guardia a tal grado de conducir a solas en dos ocasiones. En esas veces, todo salió bien, pero debían estar mas pendientes de sus descuidos. Cuando pensaron que ella ya no haría tal imprudencia... sucedió y para la mala suerte de la joven Hyuga, su captor estaba esperando que realizara ese descuido, inclusive, todo apuntaba a que fue él, quien se encargó de que sucediera.

[...]

—¡Papá!—Kenji, sostenía el celular de su padre—Ha sonado muchas veces—Madara se secó el sudor de la frente con una toalla que mantenía en el cuello. Estaba por terminar de bajar todas las pacas de su camioneta y ya había terminado con las otras labores.

Extendió la mano para tomarlo cuando sonó de nueva cuenta—Es de la escuela—lo dijo mas para el mismo, que para su hijo.

—Buenas tardes señor Uchiha, es Kurenai, de la escuela de Aneko—el azabache frunció el ceño pensando que algo le había sucedido a su hija.

—¿Le pasó algo a mi hija?—se escuchaba preocupado.

—No, ella esta bien, aquí esta en la oficina, pero le llamó porque no ha llegado nadie a recogerla y me parece extraño... ya todos los niños se marcharon hace mas de media hora—por instinto, miro su reloj en la muñeca y observó hacia la entrada del rancho, donde debía estar el auto de Hinata. Estaba tan concentrado en sus labores que perdió la noción del tiempo y cuando no localizó el auto, sintió un horrible escalofrío por la columna.

—Quizás Hinata, se entretuvo con alguien, pero en seguida ire por Aneko—apenas colgó la llamada, cuando otra más entró.

—¡Madara-san!—Hanabi se escuchaba demasiado alterada.

—Si ¿que sucede? ¿Donde esta Hinata? ¿Porque no me llamó ella?—hizo las preguntas con rapidez por la opresión que sentía en el pecho.

—No lo se, esta tarde le avisé que no la podía acompañar a la escuela porque cortaron la electricidad y el agua en nuestra casa. Ella me dijo que le pediría a Mikoto que la acompañara, sin embargo—la chica se quedó callada por unos segundos y el Uchiha se desesperó aún más.

—Ella no recogió a mi hija ¿que esta pasando?

—Fui a ver a Naruto y me dijo que alguien se hizo pasar por mi padre para cortar los servicios, luego salimos lo mas rápido posible para buscarla pero...—la joven comenzó a llorar—encontramos su auto estrellado entre su casa y la nuestra, pero mi hermana no esta por ningún lado—Naruto tomó el celular de la castaña, pues ella ya no pudo continuar la conversación debido al llanto.

—Parece ser que Hinata atropelló a un perro, sin embargo, es muy raro, porque el animal está atado... Hanabi está segura que alguien se llevó a Hina—Madara ya no respondió nada a lo ultimo dicho por Naruto y se dirigió a su camioneta con Kenji y Daimon.

Naruto y Hanabi llegaron al lugar donde estaba el auto de Hinata y vieron la puerta aún abierta, luego de buscar a la ojiperla, se dirigieron al perro atado, el cual aún estaba vivo. Naruto se apresuró a llamar a Sasuke, luego a Kiba. Hanabi tenía esperanzas de encontrar a su hermana con Madara, pero al escucharlo, perdió la poca calma que le quedaba, se puso a llorar, suponiendo lo peor.

En pocos minutos, llegaron Obito y Kakashi y  mas tarde arribó Kiba, quien luego de preguntar por la ojiperla, se hizo cargo del perro. Kiba les informó que ese era el perro del plomero y los oficiales, no parecieron sorprendidos.

—Estoy segura que ese demente logró dar con ella... por favor busquen a mi hermana—Hanabi estaba muy consternada y encima, tenía que llamar a su padre y a Neji.

—Tengan por seguro que la traeremos de regreso y ese mal nacido pagará muy caro su atrevimiento—repuso Obito, mientras Kakashi realizaba algunas llamadas. Kiba se llevó el perro para tratar de salvarlo y cuando los oficiales estaban por irse, llegó Madara.

—¡Maldicion! Ustedes dijeron que la cuidarían ¿porque no lo hicieron?—Madara sintió que se quedaba sin aire cuando llegó al lugar y no logró verla. Ya había hablado con Mikoto y su hermana le informó que no habló con Hinata esa tarde, lo que indicaba, que ella se aventuró a ir sola. Era su culpa por no cuidarla como se lo prometió y no de los jóvenes oficiales.

—Cálmate Madara, Sasuke y los otros ya están tras ellos... Itachi me acaba de llamar para que nos unamos al grupo—Kakashi le dio un codazo a Obito, sabiendo lo que sucedería.

—¿Y que estamos esperando?—Madara prácticamente arrastró a su sobrino al auto—Ire con ustedes—declaró, mientras veía a Kenji abrazado a Daimon. El perro olfateó el auto y detectó gotas de sangre en la orilla de la puerta, lo que indicaba, que Hinata salió herida del choque, luego llegó hasta dónde estuvo el labrador y a los pocos pasos perdió el rastro de ella. Mikoto llegó antes que pudieran irse y le pidió cuidar de Kenji y de Daimon, no quiso pedírselo a Hanabi, ya que la chica era un mar de llanto y todo empeoró cuando trataba de explicar a su familia.

—Tu no puedes intervenir en esto, podrías salir herido—argumentó Obito, tratando de convencer a su tío, aunque de sobra sabía que no lo iba conseguir.

—Nadie evitará que yo vaya por ella... así que mejor démonos prisa—Kakashi se encogió de hombros y avanzó hacia el auto, junto a su compañero y Madara. Hanabi les había rogado que trajeran a su hermana sana y salva.

Por petición de Mikoto, Ino se encargó de ir a la escuela en busca de Aneko y le informó a Karin sobre la situación. Acordaron dar aviso a Gaara para que estuviera al pendiente en caso de una emergencia y se fueron al rancho de Madara, donde permanecieron Hanabi, Naruto, Mikoto, Fugaku y Kenji.

Aneko lloraba en silencio, aunque todos trataron de ocultar lo sucedido, ella intuía desde que Hinata se fue a vivir con ellos, que algo la estaba amenazando, puesto que, ni siquiera regresó a trabajar en la escuela y rara vez estaba sola. La niña no sabía que, o quien, la estaba acechando, pero ahora había logrado llevársela.

—¿Estás bien?—Kenji como todo varón Uchiha, intentaba mostrarse fuerte a su corta edad, aún cuando lo único que quería era llorar, no obstante, debía consolar a su hermana.

—No, no lo estoy—la niña abrazo a su pequeño hermano y dejó caer más lágrimas—todo fue mi culpa, si ella no hubiera ido a recogerme nada de esto estuviera sucediendo... ¿Que pasa si la perdemos? ¿Que pasa si ya nunca volvemos a verla?

—No digas eso, no es tu culpa, escuche a tía Hanabi, decir que el hombre que le hizo las cicatrices, es el mismo que se la llevó—el menor pensó que con eso, su hermana se calmaría, sin embargo, sucedió todo lo contrario. Ahora sabía que quién se la llevó, era capaz de dañarla. Casi desde que la conocieron observaron las cicatrices y como le costaba hablar de ellas. Kenji finalmente también cedió al miedo y se puso a llorar pensando que ya no la verían otra vez.


[...]

—Debemos detenerlo antes que podamos perderlo y cambie de vehículo, no debimos dejar que tomara tanta ventaja—repuso Shisui.

—El auto se detuvo en dos ocasiones, pero solo fueron unos pocos minutos—Itachi le mostró la pantalla del rastreador. Lamentablemente para cuando Sasuke logró avisarles sobre el rapto ya había pasado como media hora.

—¿A donde se dirige ese bastardo? Llevamos al rededor de dos horas siguiéndolo y aun no llega a ningún lado—Shisui estaba nervioso, no podían fallarle a uno de los residentes de Konoha y no era cualquier residente, se trataba de Hinata, la mujer a la que Madara adoraba, e Ino consideraba como una hermana, sin olvidar que también ellos, le tenían un gran aprecio... definitivamente, no podían fallar.

—Al parecer, ya llegó a un sitio, sin embargo—Itachi accedió a la imagen satelital y lo único que había rodeando el punto donde se detuvo el vehículo era un denso bosque, no se hallaba nada a la redonda—parece ser un lugar aislado de todo—Shisui hizo una mueca de asco.

—Tenías razón Itachi, ese tipo tiene el comportamiento de un psicopata y lo peor es su obsesión por la Hyuga... Fue realmente perturbador observarlo desde las sombras—repuso Sasuke. Él, era el que menos trató tenía con Hinata, y hasta antes de saber su pasado, no le interesaba lo que pasara con ella en su vida privada, sin embargo, una vez que comenzó la vigilancia, luego del incidente con el perro, no podía concebir la idea de saberla en las garras de ese demente. La joven era una buena persona y se llevaba bien con la mayoría de las personas, incluso Sarada le tenía gran aprecio. La vigilancia que montó para Kakuzu, le permitió también vigilarla a ella y sin proponérselo, logró sentir simpatía por ella, como también pena, por el peligro que corría. Nadie merecía pasar por algo así y con solo imaginar que a su hija le sucediera, le hacía hervir la sangre. Ese demente debía estar tras las rejas.

—Así es—Itachi revisó el celular y negó con la cabeza—no puede ser.

—¿Que pasa?—cuestionó Shisui.

—Obito y Kakashi están tras nosotros.

—Ese era el plan ¿o me equivoco?—inquirió Sasuke.

—No me dejaron terminar, ellos dos no están solos... Madara los acompaña—los dos primos pusieron los ojos en blanco. El tonto de Obito seguramente habló de más y ahora tenían que lidiar con un enfurecido y preocupado Madara. Sin duda alguna, esto les iba a traer problemas, sólo esperaban que el rescate no terminara estropeado por la impulsividad del azabache.

—Espero que podamos reducir al tipo antes de su llegada, de lo contrario, podría entorpecer todo—añadió Sasuke.


[...]

Kakuzu ya tenía todo en su vehículo, así que luego de subir a Hinata, se dedicó a ir al lugar que ya tenía previamente preparado para vivir con ella. Estuvo en la edificación en dos ocasiones con anterioridad y se encargó de arreglar todo de acuerdo a las necesidades de ambos. El gran sótano a prueba de sonido y acondicionado como una recámara y estudio, con baño, sería la habitación de su musa, en ese sitio la podía dejar sujeta para salir y también se ocupó de las necesidades, tales como hojas de papel bolígrafos y una máquina de escribir, para que ella continuara escribiendo libros sobre ellos dos.

Desde afuera, la cabaña parecía, pequeña y vieja, pero una vez adentro, todo era distinto y solo quienes conocían la construcción, sabían que había un sótano, ya que la puerta estaba oculta adentro del pequeño cuarto donde almacenaban la comida tras unos falsos estantes... Aunque creía haber realizado el plan perfecto, no dejó cabos sueltos y colocó un sin número de trampas en las afueras de la propiedad, de manera que nadie, ni animales salvajes, ni personas, podía acercarse sin que él, lo supiera.

Mientras conducía, miró movimientos de Hinata por el espejo retrovisor. No era adecuado que ella recobrara el conocimiento, al menos no, durante ese día. Estacionó en un lado del camino y preparó la jeringa con el tranquilizante que la haría dormir, por unas horas más. Quería tenerla instalada, lo mas cómoda posible, para que al recobrar el conocimiento, se sintiera como en casa, la misma que compartirían juntos.

Una hora antes de llegar a su destino, estacionó de nuevo a las orillas del camino y bajó a observar con los binoculares, para asegurarse que nadie lo seguía. Estuvo como diez minutos, luego sonrió y continuó el camino restante. Su plan había sido perfecto, nadie sospechó de él y para cuando se enterarán, sería demasiado tarde.

Finalmente llegaron a su destino. Con mucho cuidado bajo a su musa, para trasladarla a su cama. Quería asegurarse de dejarla dormir tranquila y cómoda para cuando se presentaran adecuadamente. Quizás ella se iba alterar en un principio, pero poco a poco, la iría enamorando y con nadie a los alrededores, solo lo tendría a él y en caso de no lograrlo, tenía el plan b... drogarla diariamente hasta que hiciera de todo, para obtener la siguiente dosis, una vez adicta, jamas podría alejarse de quien le provee las sustancias.

—No sabes lo feliz que estoy Hinata, al fin estaremos juntos—le dijo cuando la recostó sobre la cama. Amarró su muñeca derecha con unas esposas y la acomodó con toda la delicadeza del mundo. Cuando terminó, se fue arriba de la cabaña para bajar todo de su vehículo.

[...]

—¿Que demonios están esperando?—reclamo Madara cuándo también llegó a donde estacionó el auto de Shisui.

—No podemos precipitarnos, debemos primero verificar que la vida de Hinata, no corra peligro—le respondió Itachi.

—¿Quien podría venir a este sitio alejado de todo y de todos?—se preguntó Kakashi evaluando el terreno.

—Ingrese la ubicación en la base de datos y dice que esta propiedad perteneció a un ex militar que enloqueció, pensando que el mundo se iba acabar por contagio de zombis—Shisui les mostró la información.

—Eso lo explica todo, sin embargo, también puede ser contraproducente, ya que debe tener armas y toda clase de equipo militar—añadió Kakashi.

—No me importa si tiene un tanque, nada ni nadie impedirá que entre por ella—los sobrinos lo retuvieron diciendo que esperara hasta que hubiera anochecido por completo y muy a regañadientes, el mayor estuvo de acuerdo.

...

Hinata poco a poco comenzó abrir los ojos y se sintió perdida. Estaba atontada y le dolía la cabeza, sin embargo, nada parecía estar en su lugar, comenzando por su mano aprisionada con unas esposas. En un principio, creyó estar en medio de un juego con Madara, pero después recordó el choque y el perro—¡Por todos los cielos! ¿Dónde estoy? ¿Porque estoy aquí?—miró todo el lugar y comprobó que estaba limpio y en perfecto orden, no obstante, se percató que no había ninguna ventana y que en una de las esquinas, estaban unas escaleras. Era como estar en un sótano. De pronto se quedó en silencio, cayendo en cuenta de la persona que podía haberla llevado a ese lugar y en eso se escuchó una puerta, seguida de pasos bajando las escaleras. Instintivamente, cerró los ojos con fuerza, para no ver a nadie.

—Veo que despertaste antes—esa voz se dijo la ojiperla, aún sin querer abrir los ojos—Abre lo ojos Hinata—ella negó y comenzó a derramar lágrimas—abre los ojos Hinata, no me hagas obligarte—la joven se asusto y al abrir los ojos se quedó perpleja.

—¿Usted...?—el desconcierto en su voz fue muy claro para el varón—¿Que significa esto?—ella todavía no lograba atar los cabos.

—¿En verdad no lo sabes?—ella trataba de acomodar las piezas—¿No me digas que olvidaste nuestro encuentro en el antro?—luego de tanto tiempo sufriendo de pesadillas con una persona sin rostro, ahora todo se aclaraba. El dolor en las viejas heridas regresó en forma de ardor. Entendió que ser secuestrada, no solo se debía a su descuido, sino también a la gran persistencia de ese hombre, el rapto ocurriría tarde o temprano, de eso ya no tenía dudas, pero agradeció que nadie más, se viera involucrado, como los niños y Madara.

—¿Que pasó con el perro?—de pronto sintió que el pecho se le había estrujado cuando recordó al animal atado y aferrandose a la vida.

—A decir verdad... no lo se y tampoco me importa—sonrió ante la reacción de la Hyuga—yo solo lo use para llegar a ti y una vez conseguido mi objetivo, ya no pensaba cargar con él.

—¿Como puede hablar así? Su perro lo quería y usted solamente...—era estupido de su parte ponerse argumentar con ese sujeto, alguien como él, no tenía sentimientos por un animal, no obstante, haría cualquier cosa para entretenerlo y así retrasar su acercamiento.

—Olvidémoos a ese animal y mejor dime ¿que te parece tu nuevo hogar?—lo único en lo que la joven podía pensar era en Madara, luego recordó a su familia, a los niños y a sus amigas. Quizás nunca los vería de nuevo.

—¿Q-que quiere de mí? ¿Que pretende conmigo? Yo ya le pedí perdón por escribir un personaje parecido a usted, se lo juro que no fue intencional—quería mostrarse fuerte, pero no lo estaba consiguiendo, sobre todo ahora que se veía cautiva sin saber donde y a merced de ese demente.

—Tu mejor que nadie conoce mis intenciones hacia ti, te lo advertí Hinata, no quiero que nadie aprecie tu belleza excepto yo—el sentimiento de abandono y soledad fue mucho más fuerte que la intención de mantenerse fuerte, no obstante, evitó ponerse a gritar y a llorar, evitó hacer lo mismo que hizo aquella noche. Estaba tratando de cambiar lo sucedido en el pasado.

—Pero, mi familia me buscará y si lo atrapan, pasará mucho tiempo tras las rejas, quizás, si me permite ir, usted pueda huir y yo no le dire nada a nadie—Hinata pensó que su facilidad de palabra, se debía a que ahora el hombre tenía rostro y no se trataba de algo aberrante como un monstruo, al menos por fuera, ya que por dentro, era peor que el más aterrador.

—Si no te conociera, pensaría que estás preocupada por mi, pero tu y yo sabemos que estás mintiendo y tu único interés es escapar—ella se giró asqueada, cuando el dorso de la mano masculina, tocó su mejilla. Si eso sentía con solo un roce, no quería ni imaginar cómo podía soportar que intentará tener intimidad con ella—Escapar a los brazos de ese imbecil... es una lástima, pero es mejor que te hagas a la idea de tener que olvidarlo, porque nunca lo volverás a ver... ahora descansa un poco más, mientras yo te preparo algo de cenar, recuerda que a partir de esta noche, serás mi mujer y debes estar bien alimentada—la ojiperla guardó silencio y los recuerdos felices y no tan felices con Madara, llegaron a ella.  Prefería morir, antes que ser violada y ni siquiera eso estaba segura de poder hacer, dado que su mano estaba capturada y no veía ningún objeto para realizar un corte sobre sus muñecas.

Antes de alejarse, le dio un beso en la mejilla y ella se quedó paralizada ¿Como podía pensar que comería algo? A partir de ese momento, comenzó a llorar y los sollozos aumentaron cuándo escuchó la puerta cerrándose y dejándola en espera de ese demente.

...

Obito se retorcía de dolor, mientras Kakashi trataba de abrir la trampa de lobos en la que había caído. Shisui le dio una toalla para que mordiera y no gritara, de lo contrario alertaría al tipo.

—Les dije que tuvieran cuidado—advirtió Sasuke, quién ya les había informado sobre el comportamiento del sujeto. Según su mejor amigo, Kakuzo era un tacaño y de ninguna manera, pagaría seguridad humana, así que les aseguro que el terreno debía de tener trampas escondidas entre la hierba. Obito hizo caso omiso y mientras avanzaba diciéndoles que no había de que preocuparse, el metal capturó su tobillo izquierdo.

—¡Maldicion! ¿Donde está Madara?—cuestionó Shisui, cuando se percató de su ausencia.

—Espera Sasuke—Itachi negó con la cabeza y miro con miedo que su hermano, no cayera en ninguna trampa.

...

Kakuzo preparaba la cena. Cortaba las verduras y en el reflejo del cuchillo, apreció como alguien se acercaba, tratando de sorprenderlo. Rápidamente se giró y logró cortar el pecho del intruso.

Madara se tomo el pectoral y sin importar el sangrado, se fue encima del mal nacido que le hizo tanto daño a Hinata. Se había escabullido de sus sobrinos, dado que ya no podía esperar por más tiempo. Entró en completo silencio y escuchó ruidos en la cocina, pero no creía que se tratara de ella.

Cuándo por fin lo encontró, apretó los puños, la furia lo llenó y solo deseaba asesinarlo con sus propias manos, sin embargo, el bastardo se percató de su presencia y logró hacerle un corte. No fue algo muy profundo y tampoco le importó.

—¿Donde está Hinata?—el cuchillo salió disparado luego de darle otro corte al azabache en el brazo. La sangre comenzó a caer en el piso de madera y Kakuzo, buscaba la pistola para terminar de una vez por todas con el promedio de su musa. Madara no iba tener oportunidad y evaluando el entorno, miro la olla con agua hirviendo sobre la estufa. Cuando Kakuzo, estaba enderezándose, Madara le lanzó el agua en el rostro y el arma se disparo en dos ocasiones, antes que el azabache se lanzará sobre él, para darle un golpe tras otro, mientras el tipo no dejaba de gritar por las quemaduras.

—Basta... los vas a matar—Sasuke llegó y miro la situación. Su tío estaba sobre el sujeto y ambos sangraban, sin embargo, Madara, no dejaba de golpear el rostro del secuestrador.

—Es lo que quiero, matarlo con mis propias manos—Itachi también entró en la cabaña y entre los dos, trataron de alejar a Madara de Kakuzo, de lo contrario, no iban a poder dar con Hinata.

—¡SUÉLTENME...!—los dos hermanos retiraron al mayor de encima de Kakuzo.

—Estas herido, así no podrás buscarla—le reprochó Itachi. Shisui y Kakashi también entraron luego de escuchar los disparos y esposaron a Kakuzo. Itachi buscó por todos los alrededores y no encontró a la ojiperla.

—Será mejor que hable ¿donde tiene a Hinata?—exigió Kakashi, luego de leerle los derechos.

—¿Porque creen que la traje aquí? ¿No se les ocurrió pensar en que quizás me deshice de su cuerpo en el camino?—Madara se le fue encima y los jóvenes lo detuvieron. No obstante, esa oscura posibilidad, no pasó por la mente de Madara y ahora sintió gran miedo.

—Muerta no le sirve de nada, así que hable de una vez—exigió Itachi. Él sabía que no la había matado, pues no se había visto acorralado, entonces ella debía estar oculta en algún lugar de esa cabaña, de lo contrario, no se hubiera tomado tantas molestias para aislarse tanto.

—Váyanse al demonio—era evidente que no les iba decir nada.

—Busquen puertas escondidas, armarios cualquier cosa donde pueda caber el cuerpo de Hinata... ella esta con vida y esta aquí—Kakashi subió a Kakuzo en su auto y Obito se quedó custodiándolo y haciendo las llamadas a la ambulancia y a otros agentes.

—Tu siéntate aquí o terminarás perdiendo más sangre—exigió Shisui. Madara quería ayudar, pero luego de dos cortes y haber perdido mucha sangre, comenzaba a marearse—te juro que la encontraremos.

Buscaron por mas de media hora, hasta que escucharon a Sasuke—Encontré algo—apenas abrió la puerta escondida en la alacena y la brillante luz proveniente de adentro, le indicó que la había encontrado.

...

Hinata escuchó la puerta y tembló pensando que ya se le había acabado el tiempo. Lloro  audible, ya en ese punto, no le importaba ser silenciosa, ya que de todos modos, la iba a dañar. Bajo la cabeza evitando el contacto visual y fue en ese momento, en que escuchó su nombré en una voz conocida.

—¿Hinata estás aquí?—creyó que estaba soñando y no podía responder de la emoción.

—La encontré—Sasuke se acercó a ella y le dio un abrazo para calmarla.

—¿Estas bien? ¿Te hizo daño?—Itachi también llegó y le quitó las esposas de la mano. Ella sólo negó feliz de verlos, pero su alivio se termino, cuando subió las escaleras y vislumbró a Madara caminando lentamente hacia ella. Estaba herido y se veía pálido.

—¿Que sucedió?—ella lo abrazo, pero Madara se derrumbó en sus brazos. La ojiperla se puso histérica pensando que se había muerto y termino desmayada.

[...]

—Madara-Madara-MADARA—la ojiperla quedó sentada en la camilla donde permaneció inconsciente. Estuvo soñando con su prometido y como creyó que se moría en sus brazos.

—Cálmate hija, todo estará bien—ella enfocó a su padre y comenzó a llorar en parte aliviada de volver a verlo y también pensando que su prometido estaba muerto.

—¿Donde está Madara?—Hiashi le sonrió y le dio un besó en la frente.

—Se está recuperando en otra habitación.

—Quiero verlo, por favor ayúdeme a ir con él, tengo que comprobar que si está con vida—Hiashi le ayudó a levantarse y cuando salieron, se encontraron con Gaara, quién sólo asintió. En la sala de espera, se encontraban todos sus amigos y los familiares de Obito y Madara, sin embargo, procuró pasar desapercibida, no quería ver a nadie, antes de comprobar que Madara estaba vivo.

—¡Aquí está!—Hiashi le abrió la puerta y la dejo entrar a solas, pero ella le dio las gracias y lo volvió abrazar antes que se fuera.

—M-Madara—musitó en voz baja. Avanzó hacia la camilla y se tapó la boca con la mano. El azabache estaba dormido, tenía gran parte del pecho y el brazo con vendas. Ella no supo como llegaron al hospital, ni tampoco que fue lo que sucedió con Kakuzo. Lo único importante era verlo con vida, lo demás, lo averiguaría más tarde. Se acercó hasta quedar frente a él y le sostuvo la mano para llevarla a su rostro. Cerró los ojos al sentir el contacto.

—¡Hinata!—el azabache despertó al sentir que lo movían y se sorprendió de ver a la ojiperla frente a él, con el rostro descompuesto por las lágrimas—¿Que te pasa bonita? No llores—haciendo a un lado la molestia por los cortes, la atrajo hacia él. La subió a la camilla y la recostó a su lado. Ahora estaba a salvo y ese maldito nunca más la iba molestar.

Minutos mas tarde, los niños y Hanabi entraron en la habitación y se alegraron de ver a Hinata durmiendo abrazada a Madara. Mikoto, Fugaku, Hiashi, Neji y Tenten, también pasaron a verlos. Por la noche, Ino y Karin, estuvieron con Hinata y el día siguiente, la pareja fue dada de alta.

Aunque ya no había peligro del secuestrador, la morena continuó en el rancho del azabache, para cuidarlo de sus heridas y también hacerse cargo de los niños, los cuales no se le despegaban ni a ella ni a Madara.

...

—Ven aquí—Madara la estiro del brazo, para que entrará con él a la ducha.

—Pero hemos hecho el amor casi todos los días desde que salimos del hospital y no quiero que las heridas puedan abrirse con el agua, si hacemos movimientos bruscos—en la cama, procuraban hacerlo de lado o como mejor se acomodara el azabache, aunque resultaba muy difícil que se quedara quieto.

—Si lo hacemos despacio, no pasará nada—la seductora voz de su amado, la desarmó y accedió a ducharse con él. En segundos, el azabache la giró dejándola de espaldas a él. La unió y la penetro con una fuerte embestida, para dar paso a algo más lento. Debido a la diferencia de estatura, ella permaneció de puntitas y él agachado, no obstante, lo disfrutaron mucho, dado que eran de las primeras veces que se entregaban, luego de los sucesos del secuestró.

...

Con los días, Hinata se pudo traer a Yaku, luego de que Kiba logró salvarle la vida, sin embargo, Sarada le había tomado mucho cariño y con la autorización de Sakura, entre los niños y la ojiperla, se lo regalaron a la niña. En parte, también fue en agradecimiento a Sasuke por lo mucho que ayudó en la investigación.

Kakuzu fue tratado por las heridas que recibió y apenas mejoró, fue llevado a prisión. Hinata ya no le temía, como le había sucedido en el pasado, así que, declaró en su contra. Con su testimonio como el intento de asesinato a Madara, y la larga lista de cargos, le dieron 40 años de cárcel.

Izuna logró sacar a Hidan, y este se encargó de visitar a su ex amigo para burlarse de él.

Madara se recuperó por completo y apenas lo hizo, planeo todo para la boda con su ojiperla. Ella regresó a trabajar en la escuela y se sorprendió, cuando Madara decidió que no quería esperar por mas tiempo para estar legalmente casados.

La boda fue en grande y prácticamente todo Konoha fue invitado al rancho del azabache. La familia Hyuga también llegó al igual que Izuna. Los novios lucían radiantes y bellos, él con su traje negro y ella con un hermoso vestido blanco en estilo princesa. Aneko y Kenji, estaban felices y no protestaron al saber que la luna de miel sería por dos semanas, en distintos lugares, entre ellos, arribarían en Africa para acceder a Egipto.

La mayor parte de los días que estuvieron viajando, la pasaron haciendo el amor. Ambos parecían insaciables y a nadie le extraño que un mes mas tarde, Hinata comenzara con nauseas y mareos.

...

Se reunió con sus amigas en el el rancho y Karin lucía radiante—¿Es eso un anillo de compromiso Karin?—la pelirroja sonrió apenada ante la pregunta de la ojiperla.

—Gaara me pidió anoche que me casara con él—Ino y Hinata se levantaron a felicitarla y Hanabi sonrió, dado que ella y Naruto estaban presentes cuando ocurrió el romántico momento entre ambos pelirrojos.

—Sólo esperó que Gaara y tú, no tengan la misma urgencia que tuvo Hina, ya que, hasta terminó casándose mucho antes que nosotros—soltó Ino, sabiendo que la morena se apenaría.

La reunión continuó hasta la tarde y la ojiperla se dispuso a contarle a su esposo sobre sus sospechas. Un día antes compro dos pruebas caseras  de embarazo y las quería hacer con Madara presente, deseaba que juntos experimentaran ese momento tan importante.

—Tranquila bonita, cualquiera que sea el resultado, lo sabremos juntos—el azabache trataba de mostrarse fuerte y con experiencia, pero para él, también era nuevo, puesto que Mei, solo le dio la noticia luego de ver a un médico, obviamente, la felicidad fue inmensa, sin embargo, ahora estaba expectante ante el resultado.

—¿Estás listo?—salió del baño con las pruebas cubiertas con su mano, mientras esperaba el tiempo indicado.

—Si—respondió y la atrajo hacia él, para sentarla en sus piernas. Hinata descubrió el plástico y el resultado positivo estaba marcado en ambas pruebas—¿Significa que estás embarazada?—ella asintió llorando de alegría. Iba ser madre tendría un bebé del hombre que amaba, el mismo que no dudó en arriesgar su propia vida por salvar la  suya. Madara sabía que el resultado debía ser positivo, dado que se esforzó demasiado para dejarla embarazada y creía que fue al inicio de la luna de miel, dónde pasaron horas amándose, gracias a un licor que les regalaron en el hotel egipcio.

—Te amo Madara—el Uchiha la abrazó sonriendo y se dedicó a disfrutar de ese momento tan hermoso entre ambos. Su esposa lo había hecho inmensamente feliz y estaba seguro que sus hijos compartirían esa misma alegría. Aún no olvidaba cómo lloraron cuando llegaron al hospital, luego del rescaté de su mujer. Sus pobre niños primero lloraron creyendo que se quedarían sin Hinata, a quien veían como lo más cercano a una madre y después lloraron por él, por verlo herido.

[...]

Cuatro meses más tarde, el Sharingan, de nuevo era arreglado para una gran boda incluso más grande que la de Hinata y Madara. Se trataba de la ya anunciada boda de Ino y Shisui.

El sonriente azabache, esperaba a su hermosa rubia en el altar que construyeron para esa ocasión y en minutos, Hiashi la condujo para entregarla, tal como lo hizo con su primogénita meses atrás.

La rubia se veía como una muñeca, con el vestido blanco en corte de sirena y su futuro esposo se vistió con un traje negro a la medida. La ceremonia terminó entre lágrimas y aplausos, para dar inicio a la fiesta.

Obito quedó sin ninguna secuela, luego de ser capturado en una trampa y para muestra, fue uno de los primeros en iniciar el baile con su esposa. Neji y Tenten también bailaban con Emi en brazos del castaño.

Hanabi, Naruto, Kushina, Minato Fugaku y Mikoto, se sentaron en la misma mesa, mientras veían a las parejas bailando.

Aneko, Sarada y Riku, conversaban con Shikadai, cerca de la mesa que ocupaban los padres del chico, como también Gaara y Karin.

Izuna, Itachi, Shino, Kiba, Konan y Nagato, se fueron a la barra de bebidas, donde también había más invitados.

Sasuke y Sakura conversaban con  los novios sobre la luna de miel y en minutos, los primos comenzaron una de sus muchas discusiones.

Kenji salió de la casa de la manó de Hinata, la cual lucía un vestido abajo de la rodilla mostrando su vientre de cinco meses. El niño la dejó en la mesa donde estaba su padre, con Hashirama y Mito. Kenji había estado con fiebre y la ojiperla, lo llevó adentro para darle su medicamento.

—Muchas felicidades Hinata—ella sonrió cuando escuchó a Hashirama—ya Madara nos contó, que tendrán un par gemelos—ella asintió con una sincera sonrisa. Mito se acercó a ella para hablar y Madara sólo quería que todos se marcharan para quedarse a solas con su familia. Un día antes, Sakura les confirmo, lo que ya sabían, que tendrían gemelos, sin embargo, cuándo lo supieron, optaron por no decir nada, hasta que pasara mas tiempo. No obstante, lo que no sabían, era que eran un niño y una niña, no dos varones, como lo creyeron anteriormente. La revelación, los hizo muy felices, dado que Aneko quería niñas y Kenji quería varones, ahora ambos estarían contentos, si olvidar lo mucho que ella quería a Emi, la cual siempre estaba con ellos cuando tenían oportunidad de tenerla.

—Estás bien?—le pregunto el azabache al oído mirando desanimado que las horas pasaban y la fiesta continuaba.

—Si, sólo un poco cansada por la hinchazón de los pies, pero nada serio—sin querer evitarlo, se dieron un apasionado beso.

—Vamos... te llevaré a nuestra habitación para que descanses—ella trató de protestar, pero Madara fue inflexible y pronto se hallaban acostados en su cama mirando las fotografías del ultrasonido—debemos escoger los nombres.

—Dejare que tu lo hagas—respondió sonriendo y aferrandose a él. El azabache sonrió conmovido cuando se dio cuenta que ella se había quedado dormida. Había sido un largo camino recorrido para llegar hasta donde estaban y sabía, que aún les faltaban muchos obstáculos que atravesar, pero mientras estuvieran juntos, podrían lograrlo. Sin poner atención a la música y los ruidos afuera, también él, se quedó dormido con su mujer en brazos.

Fin.

Finalmente terminé esta historia. Les agradezco mucho a todos quienes me acompañaron desde el inicio y confiaron en que la finalizaría y a los nuevos lectores, espero que les guste. Me disculpo por la demora y también por las faltas de ortografía, que estoy segura se me fueron, luego las corregiré y estoy pendiente con el epílogo.💕😊

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