Capitulo 21
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—Quiero hablar con ustedes— Madara e Izuna, llagaron a la jefatura de policía, donde trabajaban sus sobrinos—se trata de algo muy serio—aunque él, no lo hubiera afirmado, los chicos ya lo intuían, ya que era muy poco usual que Madara los visitara en el el lugar donde laboraban y más aún, acompañado de Izuna.
—Pasémoos a un lugar más privado—sugirió Itachi y pronto estuvieron dentro de una de las oficinas.
—Ahora si ¿que pasa?—cuestionó Obito con mucha curiosidad, dada la seriedad de Izuna, pues en Masdara, no era algo raro.
—Se trata de Hinata y de los motivos, que la obligaron a venir a vivir aquí en Konoha—los jóvenes los veían expectantes—Ella, no llegó aquí, por casualidad... Hinata huyó de la ciudad debido a un ataque que sufrió y el cual, casi le cuesta la vida—Izuna, no perdió tiempo y les entregó los avances sobre su investigación, como también los reportes policiacos, de lo sucedido a la Hyuga, en el pasado.
—Como pueden ver, a ella ya le falló la autoridad, cuándo mas la necesitaba. Ellos no hicieron absolutamente nada, para darle protección, como tampoco al momento de capturar el perpetrador—añadió Izuna, mirando de frente a sus sobrinos. No había duda, que ellos harían algo. Sus ojos llenos de indignación lo decían todo.
—¡Imbeciles!—soltó Sasuke, apretando los puños.
—Esto quiere decir, que ese demente, puede estar en cualquier lugar, incluso aquí mismo—Shisui se veía preocupado, ahora entendía porque Ino, se preocupaba tanto por el bienestar de Hinata. No era para menos, después de haber pasado por algo tan traumático.
—Ese es el motivo de nuestra visita—aclaró Madara.
—Nosotros no permitiremos que nadie la dañe, redoblaremos la seguridad y lo mejor será, que no este sola en lo menos posible—Itachi se veía más serio, si es que eso era posible—Esta clase de personas, son depredadores y esperan con calma su oportunidad de llevarse a su presa... Debemos ser realistas, cada vez que una persona, se obsesiona con otra, las probabilidades de escape, son muy escasas y depende de quienes la rodeamos, hacer que las probabilidades de salir ilesa, sean mas grandes—las miradas de todos se fueron hacia él, sin embargo, todos sabían que decía la verdad.
—Lo mejor será que la lleves a vivir contigo al rancho y que el tonto de Shisui, se quedé en su casa, para estar al pendiente de Ino, como también de la Hyuga menor... Esta claro, que su objetivo es Hinata, así que estando contigo le será más difícil acceder a ella—esta vez fue Sasuke, quien sugirió la idea y todos sus colegas, estuvieron de acuerdo con él.
—El problema, será convencerla, porque no quiero decirle nada, sobre la investigación que realizó Izuna... Ella estuvo muy mal y dependía de medicamentos muy fuertes, para controlar su paranoia, se sentía observada...—Madara no quería verla llorando, con miedo—y ese mal nacido, le dejó claro, que no descansaría hasta no tenerla con él—declaró muy preocupado.
—En ese caso, es mejor que comiences a buscar ayuda con Gaara—añadió Shisui—tengo entendido, que fue gracias a él, que Hina, pudo dejar los medicamentos y logró darle la seguridad que había perdido.
—Entiendo que trates de protegerla, manteniendo la información en secreto, pero Shisui tiene razón, ademas, como ya dijo Itachi, ese tipo, esperará paciente el menor descuido y si ella, no sabe nada, no tomará las medidas necesarias—aclaró Obito.
—Hablaré con ella—repuso Madara, sin dejar de pensar en el extraño comportamiento que mostró el día anterior. Esa mañana la llamó y sólo obtuvo un escaso mensaje de texto, disculpándose por no responder, debido a que su celular estaba fallando. Algo le pasaba y no sabía qué, pero desde que estaban juntos, esta era la primera vez, en la que ella se portaba así con él.
—¡Bien...! Yo me haré cargo de informar a nuestros compañeros—Madara trató de hablar pero Obito se lo impidió, sabiendo lo que quería decir—y les voy a pedir absoluta discreción... tampoco nosotros queremos que ella se sienta incómoda—añadió Obito, mirando directamente a Madara.
—¿No hay alguna descripción física de ese hombre?—cuestionó Sasuke, recordando lo que les contó Naruto, sobre el grupo de estudiantes, recién llegados. Aunque a decir verdad, dudaba que estuviera entre ellos, ya que a diario llegaban turistas a Konoha y hasta ese día, Hinata estuvo a salvo, no tenía porque ser diferente, sólo porque de pronto decidieron indagar en el caso, descubriendo que nunca estuvo preso.
—Ella no pudo verlo bien, sólo dijo que era muy alto y corpulento... eso fue todo—respondió Madara.
—No importa, de igual manera, la protegeremos—repuso Itachi con toda la seguridad que poseía. Los mayores lo miraron, sintiéndose orgullosos de él y de todos. Era muy gratificante, ver en lo que ellos se habían convertido.
—Gracias por todo... Sabíamos que podíamos contar con ustedes—agradeció Izuna y despidiéndose de todos, al igual que Madara, los hermanos regresaron al rancho.
Izuna debía regresar a Tokio, debía encargarse de muchos asuntos pendientes, y entre ellos estaba, hablar con los varones Hyuga.
—¿Ya tienes todo listo?—cuestionó Mikoto, cuando Izuna se despedía de ellos.
—Si, todo ya esta en el auto—finalmente se despidieron y Madara fue quien se quedó hasta el último—Trae a Hinata aquí, recuerda que nadie sabe dónde pueda estar ese maldito... quisiera pensar que huyó del país, pero simplemente, no lo creo—repuso dándole una palmada a su hermano.
—Hoy mismo iré hablar con ella y trataré de decirle todo, de la mejor manera—apenas lo miro írse y Madara se fue a su camioneta, listo para ir en busca de su mujer. Debía buscar la mejor manera de hablar, pero sin alterarla, ya que lo último que deseaba, era verla llorando asustada ¿Pero cómo hacerlo? ¿Que palabras usar?
Sintiendo que el trayecto fue más corto, llegó y estaciono ¿Quizás debía hablar primero con Hanabi y con Ino? Sin embargo, ya estaba allí y ya no podía retroceder, ademas, desde el día anterior, notó a Hinata muy extraña y no le gustaba. Toco la puerta y esperó impaciente, hasta que ella fue quien le abrió. No obstante, la reacción que mostró al verlo, no era lo que esperaba. Su rostro se veía triste, los ojos estaban hinchados, con claras señales de haber llorado. De inmediato las alertas se activaron en su cerebro ¿Será que ya lo sabe? ¿Acaso alguien le dijo algo? O peor aún ¿Estaba recibiendo llamas como en el pasado?
—¿Que tienes bonita?—sin esperar respuesta la estrechó en sus brazos, sintiendo que la ojiperla se ponía tensa. Se separó de ella para poder verla a los ojos.
—¿Porque lo pregunta?—cuestionó fingiéndose sorprendida.
—Estuviste llorando y quiero saber porque ¿acaso ya no confías en mí? Se que algo te pasa y no sabes la frustración que siento, al no saber nada, ademas, me estás hablando de usted, cuando ya estabas dejando de hacerlo—la ojiperla desvío la mirada de las inquisitivas orbes de Madara. No podía entender porque le mintió, pero lo que mas le dolía era el hecho que él, la creyera una caza fortunas y encima le preguntaba, que si no confiaba en él.
—¿Porque no habría de confiar en usted?—pregunto, sin responder a la pregunta—Siempre me ha demostrado que puedo hacerlo, usted nunca me ha mentido ¿o si?—el Uchiha frunció el ceño ¿Hinata estaba siendo sarcástica? ¿O era producto de su imaginación?
—Esta bien, por ahora dejaremos lo que me estás ocultando, para pasar a algo mucho más serio—declaró Madara y sin ser invitado, la tomo del brazo con suavidad y la condujo hacia la sala.
—¿Que pasa?—preguntó con cautela, pues el semblante de Madara se veía diferente y no supo explicar a que se debía.
—Por cuestiones de tu seguridad, quiero que vengas a vivir conmigo—no quería decirle la verdad, y trató de convencerla sin hacerlo—Será mucho mejor, así no tienes que regresar en la noche.
—¿A que viene todo esto? Discúlpeme, pero no estoy entendiendo nada ¿Acaso piensa que puedo ir con usted, para dejar a mi hermana y a Ino, solas?—la chica lo veía con los brazos cruzados, pero solo por momentos, puesto que si lo veía directamente, se olvidaría del engaño y se arrojaría a sus brazos.
—Shisui le propondrá a Ino, vivir juntos y en cuanto a tu hermana, ella y Daimon pueden venir contigo.
—Pero ¿No cree que sería un problema con el dueño del rancho? ¿Que va decir cuando sepa que estamos invadiendo su propiedad?—el Uchiha la miró arqueando una ceja y no logró comprender, porque le mencionaba eso.
—No, ese no será problema, no te preocupes—le aseguro sin dejar de evaluarla. Su instinto le decía, que Hinata sabía algo y a eso, se debía su actitud.
—Se lo agradezco mucho, pero mi respuesta es no—la Hyuga se portaba, como cuando ellos aún no se llevaban bien y eso preocupó al azabache—No me lo tomé a mal, pero la verdad, no encuentro el motivo para hacer tal cosa—Madara suspiro y se preparo para confesar todo lo que le dijo Izuna. Ella no le estaba haciendo las cosas fáciles.
—Quiero que trates de no alterarte, por lo que te voy a decir—ella afirmó con la cabeza, para que continuara—el hombre que te agredió, no está preso y nunca lo estuvo. Izuna comprobó que la persona a la que detuvieron las autoridades, solo fue un chivo expiatorio al que le pusieron una trampa para hacerlo ver como el culpable—la pose que tenía la ojiperla, llena de seguridad, se desvaneció, dando paso al miedo. La respiración se volvió pesada y dio unos pasos atrás, cayendo en uno de los sofás. Eso no podía estar pasando, tenía que ser una pesadilla.
—No, no no—fue lo único que salía de sus temblorosos labios. Le estaba costando trabajo mantenerse erguida, pues de no ser por los fuertes brazos de Madara, que lograron contenerla, se hubiera colocado en posición fetal, luego de cerrar puertas y ventanas.
—Shhh, tranquila bonita, yo no dejaré que nada te pase—con las manos en el rostro de la ojiperla, le limpio las lágrimas y la hizo encararlo—Primero tendrán que matarme, antes que llegar a ti, te lo juro... nadie volverá a dañarte—la ojiperla se aferro al pecho del Uchiha, sin dejar de llorar. Todo el tiempo que llevaba viviendo en Konoha, sin darse cuenta, que su agresor estaba libre. Estaba segura, que de no haberse movido de ciudad, ese demente, ya la hubiera asesinado, eso, en el mejor de los casos, porqué, sólo pensar en ser cautiva, la llenaba de terror. Sin duda alguna, la muerte era una mejor alternativa.
—Prefiero morir—musitó muy bajo, sin embargo Madara la escuchó.
—¡Hinata mírame!—le ordeno preocupado—Nunca vuelvas a decir eso... ya te dije que yo te protegeré con mi vida, pero te necesito enfocada y segura, de lo contrario se pueden cometer errores. Aun no se sabe el paradero de ese tipo, pero las autoridades de aquí, ya están advertidas, no dejaremos que te suceda nada... ¿confías en mí?—hablaba tan seguro, que realmente, ella logró pensar un poco y al igual que le sucedió desde que se refugió en esos brazos la primera vez, así se sintió en esta ocasión. Se sintió segura y protegida. Madara no la dejaría sola.
—¿Que pasa? ¿Porque lloras Hina?—Hanabi y Daimon, entraron a la sala y de inmediato se percataron del estado de la morena. La castaña se molestó, pensando que Madara la había hecho llorar y debido a eso, lo veía con reprimenda, exigiéndole una explicación—¿Que le hizo a mi hermana para que llore así? Y no diga que no es por usted, pues desde anoche, ella nos pidió mentir para no quedarse mas tiempo en el rancho—Madara enfocó a la menor, para luego mirar a Hinata, en busca de una explicación, sin embargo, ella continuó con la mirada perdida. La ojiperla, ni siquiera escuchó la llegada de su hermana, pues su cerebro estaba en otro lugar.
—Yo sería incapaz de hacerle algo a tu hermana, es la noticia que le di, la que la puso en ese estado—Hanabi bajo la guardia y Madara comenzó a contarle los últimos acontecimientos. Sin perder el tiempo, la menor se abalanzó contra su hermana para abrazarla. Ella también se puso a llorar. Con sólo recordar los terribles momentos que vivieron, el miedo por la seguridad de Hinata, también la afectó—Quiero que tu hermana venga a vivir conmigo y si estas de acuerdo, también tú, puedes venir, hay suficiente espacio para que estén cómodas y estando ahí, estarán más seguras... Mi sobrino, vendrá a quedarse aquí, con Ino y ya todos los oficiales de Konoha están sobre aviso—concluyó el azabache.
—Creó que es lo mejor, pero yo me quedaré aquí, después de todo, ni Ino ni yo, corremos peligro, es Hinata, quien fue el blanco de ese demente...¡Vamos Hina! Te ayudaré a empacar tus cosas—Madara suspiro satisfecho, cuando la menor de las hermanas, se llevó a la mayor, sin ningún problema, sin embargo, le seguía molestando el no saber, porque Hinata estaba molesta con él. Tendría que hablar con Izuna y pedirle que le dijera absolutamente todo, lo que hablo con ella.
...
—Tengo miedo—Hanabi paró de hacer lo que hacía y se dirigió a la cama, donde minutos atrás dejo a su hermana.
—Lo se, también yo, temo por ti hermanita... pero estoy segura que tu novio, no dejará que nada malo te suceda, ademas, Daimon siempre esta al pendiente de ti—el perro estaba acostado en el piso y tenía la cabeza en el regazo de Hinata. Era como si sintiera, su miedo, pues apenas entró y no se separó de ella.
—¡Hinata estas bien!—la puerta se abrió sin ceremonias, dando paso a una preocupada rubia—Shisui, me contó todo—se acercó a ella y la abrazó para tratar de calmarla—Lo mejor es que te vayas con Madara, estoy segura, que Hiashi y Neji, se sentirán mas tranquilos, si estas con él. Aún no se sabe, donde pueda estar ese hombre, pero de una cosa puedes estar segura... no le será fácil acercarse a ti, no le volveremos a dar la oportunidad, como lo hicimos en el pasado—aunque la morena tratara de objetar, sobre las decisiones, que se tomaban en torno a ella, no podía hacerlo, porque el miedo a que ese hombre apareciera y concretara lo que no logró, la aterro. Si bien, estaba decepcionada de Madara, no era absolutamente nada, comparado con el sentimiento de miedo que estaba experimentando, en esos momentos.
—Supongo, que no tengo otra alternativa—les dijo a las dos chicas, mientras se limpiaba las lágrimas. Entre las tres, armaron una maleta con lo necesario para que no tuviera que preocuparse por unos días y en caso de necesitar algo, el trayecto era muy corto, Ino, o Hanabi, podían llevarle lo que olvidara—Creí que este capítulo, ya había quedado en el pasado... ahora tendré que estar siempre mirando por arriba de mi hombro, preguntándome, cuándo sera el día en que logré llevarme con él—añadió con tristeza, mirando su habitación con pesar.
—Se lo asustada, que debes estar, porque a decir verdad, yo también lo estoy, sin embargo, quizás, sólo estamos paranoicas de más y ese maldito, ni siquiera sepa dónde encontrarte. Porque si lo pensamos bien, nadie mas que nosotros, sabemos que estás aquí—repuso Hanabi, tratando de animar a su hermana, aunque ella también tenía mucho miedo, lo que mas le dolía era pensar que Hinata, se encerrara en si misma, como lo hizo luego de ese incidente.
—Hana, tiene razón, si lo pensamos bien, en todo este tiempo, no te ha molestado por llamadas y tampoco, se ha hecho presente, tal vez desistió, cuando ya no te encontró—agregó Ino, queriendo creer, que lo dicho, era la realidad, aunque en el fondo, también ella tenía miedo por Hinata y por como podía reaccionar a tan lamentable información.
Las tres chicas salieron a la sala y Shisui se hallaba conversando con Madara. Apenas las miraron y guardaron silencio, sobre todo por el semblante de Hinata, la cuál caminaba y se movía en automático, era como si no estuviera con ellos.
—Vamos Hinata—Madara la tomó del brazo con suavidad, como si temiera romperla y luego de despedirse, la joven se fue con el Uchiha a su camioneta, donde también Daimon, se fue con ellos—Los niños estarán felices con ustedes dos viviendo con nosotros—le dijo tomándola de la manó, donde le dio un casto beso.
—Gracias por todo—fue la escasa respuesta que obtuvo de ella y esta vez, no era por estar molesta, sino por la marea de pensamientos, que se desencadenaron dentro de su cerebro, no obstante, debía reaccionar, puesto que los niños, no podían notar nada. Ellos no tenían la culpa de haber terminado involucrados en medio de todo—pero no estoy muy convencida de traer mis problemas al lado de sus hijos, no quiero que ellos, puedan salir heridos por culpa mía.
—Ellos y tu, son lo mas importante de mi vida y los protegeré de todo... Ya no te preocupes, solo deja todo en mis manos bonita—la camioneta estacionó y los tres bajaron. Hinata quedó muy conmovida por todo lo que Madara estaba haciendo por ella, incluso, se estaba arriesgando a él mismo, por protegerla.
—Papá, Hina—Aneko salió corriendo, seguida de su hermano menor. La ojiperla, se obligó a sonreír, dado que no debía preocuparlos. No le fue difícil desviar toda la atención, pues apenas miraron a Daimon y prácticamente corrieron hacia él.
Los dos niños se llevaron el perro a pasear por el bastó terreno, mientras que Madara condujo a la Hyuga a su recámara, mas en específico, al lugar que ambos compartían que a partir de ese día.
—Quiero que te sientas libre de hacer lo que quieras, todo, lo que poseo también es tuyo y puedes disponer de todo a tu antojo—la abrazo desde atrás, ya que ella permaneció parada observando por la ventana de la enorme habitación—Mañana vendrá un equipo técnico a colocar cámaras de seguridad por todos lados y también dispuse de unos guardias... Aquí estarás a salvo, no temas bonita, pronto esta pesadilla habrá terminado definitivamente—ella cerró los ojos, cuando la boca de su amado se posó en el cuello, dejando un rastro de besos. La morena levantó el rostro para encontrarse con los demandantes labios del varón y en segundos, ambos se besaban, con desenfreno.
Pronto, las prendas comenzaron a ser lanzadas por el piso y ambos cuerpos desnudos yacían sobre la cama, sin dejar de acariciarse. De una certera y poderosa estocada, el rígido pene, del Uchiha, se insertó en el interior de la ojiperla, logrando que los dos gimieran, llenos de satisfacción. Hinata estaba irreconocible, demasiado ansiosa por sentirse amada y Madara, no la defraudaría, ya que también él, se encontraba de la misma manera y todo por sentirla a ella, portandose tan apasionada.
Con un hábil movimiento, Madara invirtió posiciones y la dejó a ella, sentada sobre él. Quería que su mujer tomara el control, dejando que lo montara y así lo hizo. Las perlas, estaban nubladas por el deseo y el inocente rostro echado hacia atrás, se veía sonrojado. Ayudandose con las manos apoyadas en el pecho masculino, ella subía y bajaba, al mismo tiempo que Madara la sostenía de los senos. Trató de ir despacio, dejando que ella se moviera a su antojo, quería de alguna manera, que su ojiperla olvidara por un rato, el trauma que la tenía en ese estado. Estuvo a punto de terminar en dos ocasiones, pero logró contenerse para alargar lo más posible ese momento. Sabía que los niños tardarían mucho en regresar, así que sólo eran ellos dos y las llamas de la pasión.
La ojiperla se movía haciendo que sus senos lo hicieran con ella, enloqueciendo al azabache, el cual, colocó una mano en la espalda de la chica, para hacerla bajar. Primero la beso en los labios, luego la acomodo para llevarse los rosados botones a su boca, al mismo tiempo, que se movían mas y más rápido. En pocos segundos, llego la liberación para ambos y la chica se derrumbó quedándose encima del pecho masculino. Era la primera vez, que se portaba así, pero luego de todo lo que sucedió, sintió que se quemaba apenas lo sintió cerca. El orgasmo, había sido tan intenso, que las lágrimas aún caían en el pecho masculino y en minutos, el cansancio la venció.
Madara le dio un beso en la coronilla y lentamente, salió de ella. La acostó en la cama y la cubrió con las mantas. Él tenía algunos asuntos pendientes, entre ellos, hacer que Izuna, le contara todo referente a la plática que mantuvo con su mujer.
[...]
Como experto en computación y en todo lo relacionado con la tecnología, Kakuzu, no tuvo problemas en falsificar un perfil, donde se le anunciaba como a un plomero. Sin levantar sospechas, alquiló un pequeño apartamento en Konoha, ya que el hotel, no le ofrecía la misma privacidad. Estaba eufórico, luego de tantos meses, tratando de encontrarla, finalmente lo había hecho y todo, por una buena coincidencia. La noche que se enteró, accedió muy a regañadientes, a salir con unos amigos. La mesa que escogieron, estaba cerca de la mesa donde se hallaba un molesto grupo de jóvenes, sin embargo, pronto de percató de la identidad de uno de ellos.
Toneri Otsutsuki, el ex prometido de Hinata Hyuga. Las conversaciones no tenían sentido, hasta que el joven, ya pasado de tragos comenzó hablando de la Hyuga. Se quedó sin hacer respiraciones ruidosas, nada, que pudiera evitar, perder detalle de lo que hablaban. La espera valió la pena, pues la conversación sobre la chica, le hizo soltar la preciada información. Tan pronto, como supo lo que quería, se puso a planear todo. Sus compañeros lo llamaban, pero él, estaba con su cerebro en otro lado. Finalmente ya no tendría necesidad de besar el libro que ella escribió, describiéndolo a él. Ahora la podría tener a ella y no a las frías páginas del libro.
Sintió un "poco" de pena, al tener que inculpar a Hidan, su amigo desde la infancia, pero ella, estaba primero que nadie. La noche que la agredió, no era su intención herirla, de esa forma, pero la euforia del momento, anudado a verla por primera vez, tan de cerca y bailando con otros, hicieron que no pudiera pensar con claridad y ese descuido, casi le cuesta perderla. Cuando supo, que estaba fuera de peligro, se dedicó a cubrir sus huellas y fue así, que optó por inculpar a Hidan. Lo hizo de manera tan sigilosa, que ni su amigo, sospechaba de él, incluso fingió, estarlo ayudando a limpiar su nombre. Fue toda una pena, pero el fin justifica los medios. Estaba dispuesto a todo, por tener a esa mujer a su lado, por el resto de su vida.
No sabía, como fue que llegó al punto en donde estaba. Él siempre fue una persona que se caracterizó, por sólo ahorrar dinero, sin despilfarrar en nada, que no fuera necesario y era muy rico, no tenía necesidad de trabajar, pero lo seguía haciendo, por tener mas, nunca era suficiente para él. No obstante, ese maldito día en el aeropuerto, cuando el avión se retrasó, observó a una chica que leía un libro, luego lo colocó en un lado y al momento de irse, lo olvidó. No dispuesto a gastar ni un solo centavo, en comprar algo, que lo distrajera, tomó el libro y para entretenerse, comenzó a leerlo. Eso fue el principio de su obsesión. Quedó tan fascinado con la forma en que la escritora plasmaba todo, que buscó más trabajo de la misma persona, llegando al libro, donde ella parecía describirlo por completo.
Tenía que ser una señal del destino, ya que nadie podía conocerlo tan bien, ni siquiera Hidan, con quien compartió mucho tiempo de su vida. Sin perder el tiempo, comenzó a buscar, quien se ocultaba tras ese seudónimo y debía decir, que le costó mas tiempo, de lo que pensó, ya que el maldito de Jiraya, ocultó muy bien, la identidad de la escritora, pero finalmente dio con ella y la impresión, fue algo que aún hasta ese momento, no se podía explicar. Ella era perfecta, su único defecto, era el noviesucho de tercera que tenía y que por suerte para él, terminó engañándola con una de sus amigas.
Fue, luego de su rompimiento con ese imbecil, que comenzó el asedio. Lo molesto mucho, que ella no quisiera hablarle y peor aún, que cambiara su numero telefónico. Como si eso, lo fuera a detener.
Su desesperación aumentó, cuando finalmente, pudo acercarse a ella en ese oscuro antro, donde la miró bailando con otro. Pero todo eso, había quedado en el pasado, ya que, no cometería los mismos errores. Sonrió mirando la fotografía de la ojiperla y la colocó dentro del libro, escrito por ella.
Ahora, sólo tenía que averiguar, donde encontrarla, para empezar con el siguiente plan, el cual consistía en ganarse la confianza de todos a su alrededor, de esa forma, le sería mucho más fácil, cuando ejecutara el secuestró. Lo haría de una manera, o de otra, no le importaba esperar todo el tiempo que fuera necesario.
[...]
Madara se dispuso a preparar la cena y aprovechando que su ojiperla, aún dormía, marcó el número de su hermano.
—¿Que pasa Madara? ¿Acaso ya me extrañas?—pregunto Izuna, en tono burlón, cuando respondió la llamada.
—No digas estupideces... quiero saber ¿que fue exactamente, lo que hablaste con Hinata? Y no omitas nada, ella esta muy rara desde ayer—Izuna hizo memoria y comenzó a decirle todo, lo cual no parecía ser muy relevante—¿Eso es todo?—pregunto de nuevo, pues no había nada que aclarara sus dudas acerca del comportamiento de Hinata hacia él.
—Si, eso fue todo—respondió, pero luego recordó algo más—¡Espera...! Hay una cosa más—el mayor, permaneció en silencio, a la espera—ella me comentó, lo mucho que le gustaba el rancho y que le gustaría hablar con el dueño, para preguntar por el auto negro, ya que afirmó estar fascinada con él... yo le dije, que el dueño eras tú y ahora que lo recuerdo... Hinata pareció muy sorprendida—la llamada concluyó, luego de otros detalles y Madara, se llevó la mano al puente de la nariz. Ahora todo tenía sentido.
Sin querer posponerlo por mas tiempo, llamó a Rin, para que le hiciera el favor de llevarse a los niños, para poder hablar con Hinata, sin que ellos escucharan. La castaña llegó en minutos y se llevó a los niños, como también al perro.
La cena, aún no estaba terminada, pero sabía, que no lograría hacerlo, hasta que no aclarara todo con ella. Subió a su habitación y la encontró, todavía dormida. Se despojó de todas las prendas, quedando solo en bóxers y subió, para recargarse el la cabecera de la cama. Lentamente la fue atrayendo hacia él, hasta que ella comenzó a despertar.
—Me quedé dormida—le dijo cuando abrió los ojos y lo miro. Se sintió muy cómoda y por unos segundos, olvidó el motivo por el cual estaba con Madara en su cama y sin ropa, pero en seguida los recuerdos de horas antes llegaron y despertó por completo.
—¡Hinata...! Necesitamos hablar—repuso con seriedad y ella asintió, sin saber que otra mala noticia podía recibir—¿Porque no me dijiste nada sobre lo que hablaste con mi hermano acerca del rancho?
—Supongo que por lo mismo que usted, me engaño haciéndose pasar como un trabajador... En realidad, creí que ya no había más secretos entre nosotros dos, pero me equivoqué—se negó a verlo a los ojos, mientras le hablaba.
—No quiero que pienses mal, eso fue algo, que decimos desde que estuve casado con Mei y con el tiempo, le fui restando importancia... Cuando comencé a enamorarme de ti, ni siquiera recordé que ese detalle, pudiera ser importante—aunque ella trataba de retirarse, él, la mantuvo presa de sus brazos y no la pensaba soltar, hasta no terminar de aclarar todo.
—Quizás para otros, pueda parecer un detalle sin importancia, pero para mí, si la tiene. La tiene y mucha—los ojos de la ojiluna, brillaban por las lágrimas contenidas.
—¡Bonita!—la llamó—por favor, no pienses lo que no es—le pidió en tono tierno.
—Dígame ¿le parezco una caza fortunas? ¿Pensó que si sabía sobre su estado financiero, yo querría apoderarme de todo su capital?—el Uchiha, lo sabía... sabía que ella iba a malinterpretar las cosas y no podía culparla, porque aunque esa no era la causa de ocultarlo, todo indicaba que así era. Sobre todo, para ella, que ahora se siente engañada.
—Por supuesto que no, tu te encargaste de demostrarme, que el estatus financiero de las personas, no es algo que te haga juzgarlas. Me aceptaste, aún creyéndome un trabajador con escasos ingresos y reconozco que debi decirte la verdad, no porque fuera importante, sino para evitar esto.
—¿Sabe cuanto me preocupe, cuando me acompaño a la boda de Neji? Yo me sentía culpable, de hacerlo trabajar de más, solo por darme gusto. Ahora que lo pienso, ni siquiera debió ser un problema pagar por la lujosa habitación del hotel.
—Soy el dueño del hotel—ella sonrió con amargura. Ya no sabía si debía sorprenderse—te repito, que no lo hice con mala intención, es sólo que nunca espere, enamorarme de nuevo y cuando ya lo estaba, lo fui posponiendo...¿me crees? Mírame a los ojos y busca la verdad en ellos—la tomó de las mejillas y la hizo verlo—Ta amo Hinata, te amo como nunca pensé, que podría amar a alguien y de eso, no debes dudar—ella finalmente cedió y le creyó. Madara había demostrado amarla y no podía estar molesta con él, porque también, lo amaba con locura.
—Yo también te amo Madara—el azabache sonrió y la abrazo con cariño. Finalmente, podía sentirla más relajada, de ese modo, sería mas fácil, cuidarla. Su siguiente paso, era buscar a ese maldito, y desaparecerlo de la faz de la tierra.
—Rin se llevó a los niños y a Daimon, eso significa, que estamos a solas—sonrió con arrogancia, mientras le bajaba las mantas que cubrían el cuerpo femenino.
Continuara.
Me disculpo por la tardanza y también por los errores de ortografía, luego los corregiré. Para quienes leen arrepentidos, esa será la siguiente en ser actualizada💕😊
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