Capitulo 20

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro. La imagen más abajo, no me pertenece y los créditos son para su creador.



La mañana del Sábado llegó y con ella, el alboroto de tres chicas y un perro. Karin, Hinata y Hanabi, compraron globos, tarjetas y un pastel sencillo, la noche anterior.

Sabiendo que Ino, tenía el sueño muy pesado, colocaron todos los globos en su habitación, sin hacer ruido. La idea, era que al despertar, Ino, se sorprendiera con todos los globos flotando, como también, los mensajes y felicitaciones, por su cumpleaños. Debido a lo tarde que era, Karin, se quedó a dormir con ellas, para esperar la reacción de la rubia, apenas despertara.

—Estoy segura que va gritar—aseguró Hanabi, mientras esperaban tras la puerta de Ino.

—Confieso que tu idea es genial—añadió Hinata dirigiéndose a Karin, pues ella fue quien sugirió colocar los muchos globos, en el techo de la habitación.

—Lo se—aseguró la pelirroja—lo mire en un show de televisión y desde entonces, me pareció un bonito detalle, para alguien con la personalidad de Ino...—ya no pudo seguir hablando debido al grito que se escuchó tras la puerta. Clara señal, de que la Yamanaka, ya había mirado la sorpresa. Las tres chicas abrieron la puerta y subieron a la gran cama, seguidas de Daimon, quién no se quedó atrás.

—¡Feliz cumpleaños!—le gritaron juntas y la abrazaron. La rubia, no se pudo contener y comenzó a llorar enternecida, por el detalle. Ellas eran su familia y se sentía totalmente agradecida de contar con sus amigas, para todo.

—¡Chicas...!—las lágrimas, le empañaron la visión—Ustedes son las mejores... las quiero mucho—una por una, las amigas le entregaron sus obsequios, también conmovidas por la reacción que tuvo Ino.

—Ya no llores—la abrazo Hinata con cariño y le ayudó a limpiarse las lágrimas—también te trajimos el desayuno y el primer pastel del día—la Yamanaka miró la bandeja con todo preparado para dos personas, en lugar de ser para cuarto y frunció el ceño sin entender. Estaba por preguntar, cuando la masculina voz, que conocía a la perfección, se escuchó desde la entrada de la habitación.

—Vengo a felicitar a la mujer de mi vida—las tres chicas sonrieron y sin llamar la atención, salieron del cuarto, dejando la pareja a solas. Desde la noche anterior, Shisui preguntó a Hinata, si podía ir, por la mañana, ya que deseaba ser de los primeros en felicitarla. La ojiperla, le contó lo que paseaban y el azabache pidió participar. Tenía muchas cosas que hacer debido a la fiesta, esa misma tarde, pero no le importaba. Según él, Ino valía todo y al verla sonriendo entre las lágrimas, lo comprobó.

—Gracias por todo—se abrazó a él, sin dejar de llorar por la felicidad—este es el mejor cumpleaños que he tenido desde la muerte de mis padres... aún hay mas personas que también amo, como Hiashi, Tenten y Neji, pero tenerlos a ustedes aquí...—la rubia ya no podía hablar, pues la emociones estaban a flor de piel.

—No tienes nada que agradecer, todo esto, no es nada para lo que en realidad mereces... Tu le has dado sentido a mi vida y de hoy en adelante, me encargaré de hacer que tus cumpleaños sean inolvidables, incluso mejores que esté—la beso con ternura, luego colocó la bandeja para que ambos desayunaran. Shisui, pensó que Ino, no podía desarmarlo más, pero verla tan feliz y a la vez, tan vulnerable, agradeciendo por darle felicidad, logró enamorarlo más, de lo que ya estaba.

El azabache se marchó, un rato después, dejando a su futura esposa, con sus amigas. Les agradeció a las tres, por ayudarlo y por querer tanto a su rubia. Estaba hecho un manojo de nervios, cuando pensaba que le pediría ser su esposa frente a todos sus amigos y familiares, no obstante, cada vez que lo pensaba, se convencía más de estar tomando la decisión correcta, incluso pensó, que debía habérselo pedido desde antes y a estas alturas, ella ya sería su mujer y por ende, ya la hubiera dejado embarazada, como tanto deseaba.

—Ese hombre está loco por ti—afirmó Hanabi, luego de presenciar todo, lo que el Uchiha hizo por Ino.

—Y créeme, fue así, desde el primer momento en que la vio—añadió Karin, logrando que la Yamanaka se sonrojara.

—Sin olvidar que a ella le sucedió lo mismo ¿no es así Ino?—le pregunto Hinata, al verla tan contenta.

—La respuesta es si—respondió Ino—desde el día que mire a Shisui por primera vez, en aquel restaurante, no lo pude sacar de mi cabeza—repuso sin titubear, dado que esa era la realidad. Ningún hombre de los que conoció durante su vida, logró despertar en ella, lo que despertó Shisui.

Las cuatro continuaron hablando, de lo que usarían esa tarde en la fiesta de Ino, cuando la puerta sonó y la ojiperla mayor, fue quien se fue abrir.

—¡Madara!—se sorprendió al verlo, pues no habían quedado de verse hasta que iniciara la fiesta—¿Sucede algo?—cuestiono y se sorprendió cuando el varón la estrechó entre sus brazos, sin responder de inmediato. Sorprendida se dejó abrazar y también correspondió, con paciencia hasta que él, quisiera hablar.

—No pasa nada, bonita, sólo tenía muchas ganas de verte—le aseguro estrechándola más contra su pecho, logrando que la chica pensara, que algo había pasado y no le quería contar. La verdad, era que el Uchiha, no había podido estar tranquilo, desde la conversación que tuvo con su hermano y apenas pudo, se escabulló para ir a verla. Necesitaba comprobar que se encontraba bien y que ese mal nacido no la había encontrado.

—Yo también te extraño, cuando no estas conmigo—lo tuteó deliberadamente, tratando de cambiar su estado de ánimo, pero no pareció dar resultado, ya que Madara, parecía perdido en sus pensamientos y ya estaba ejerciendo mas presión en su cuerpo—M-Madara... me estoy ahogando—el azabache reaccionó y disminuyó la fuerza del abrazo.

—Lo siento—se disculpo y le beso la coronilla.

—¿Porque no me dices que te pasa? ¿No me tienes confianza?—la ojiperla se conmovió al verlo así, pero también se frustró al no obtener información. Si no confiaba en ella, no podía ayudarlo—¿Los niños están bien?—en ese momento Madara se dio cuenta de lo que estaba ocasionando su impulsividad, de ir y comportarse así frente a ella. Fuera de mantenerla tranquila, la estaba asustando y si continuaba, ella se daría cuenta, puesto que no era tonta.

—Todo esta bien, no te preocupes—lentamente la arrastro con él, hacia la camioneta, para tener privacidad—sólo deseaba tenerte conmigo, me visitaste en mis sueños y me hiciste de todo bonita—con lo último dicho, sonrió sabiendo que disipó el ambiente formado con su repentina llegada, pues la joven, se puso muy sonrojada por sus insinuaciones. Ella se veía tan adorable vistiendo una pijama de algodón, en color lavanda con detalles de ositos en todos lados. Debido a la perfecta anatomía de su mujer, la prenda se ajustaba de manera sensual a ella. Agradeció que su sobrino, sólo tuviera ojos para la rubia, de lo contrario, estaría tras ella, así como lo está él.

—Yo no soy responsable de lo que sucede en tus sueños—le aseguro aún sonrojada. Madara por su parte, fue consciente de que lo tuteaba y ese detalle, lo lleno de satisfacción, pues ya tenía mucho tiempo pidiendo que lo hiciera.

—Si te quedarás conmigo siempre, no tendría que soñarte—con avidez, abrió la puerta del vehículo y la levantó de la cintura para sentarla y de esa forma poder besarla. Hinata le dio acceso abriendo las piernas para que él, se colocara en medio. Apenas le dio acceso, y las varoniles manos de su amado, comenzaron a recorrerla por todos lados. Lo sentía diferente, como si estuviera desesperado, o temeroso, pero ¿a que le podía temer Madara? Eso, era descabellado, sin embargo la forma en que la besaba, tenía algo mas que deseo. Se sintió apenada, al pensar, que si no fuera por su hermana y amigas, ya lo hubiera arrastrado hasta su habitación, para entregarse a él, y dejarse hacer, tanto, como él, quisiera.

—Quedamos en que no siempre podré quedarme, pero haré lo posible, por hacerlo está noche, si estás de acuerdo—le dijo, cuando logró separarse un poco, de lo contrario, estaba segura que Madara la tomaría ahí mismo.

—No quiero esperar hasta la noche...¿Porque no vienes conmigo de una vez? Así podemos hacer realidad mis sueños—ella sonrió y se apartó de él, cuando lo sintió succionando su cuello. Lo mas seguro, es que ya le hubiera dejado una marca.

—No puedo hacerlo por ahora, pero esta noche quizás logre hacer, lo mismo que sucedió en los sueños—el azabache sonrió y por esos momentos, logró relajarse, al verla sonriendo para él. Estaba seguro, que no aceptaría ir con él, a esa hora, pero se aventuró a pedírselo, pues la necesitaba, la quería cerca, para mantenerla segura y también para hacerle el amor, dado que la ereccion, le dolía horrores, por como la estuvo tocando.

—Supongo que debo esperar—la tomo de la mano, para que también ella, palpara el bulto entre sus piernas—aunque no se, como bajar esto—la ojiperla se sonrojó de nuevo por el tamaño y la rigidez de la zona en cuestión. De nuevo la beso, para despedirse, no sin antes advertir, que él mismo, pasaría por ella.


[...]

—¿Alguien ha visto a Madara o a Shisui, no he visto a ninguno de los dos y se supone que deberían estar aquí—preguntó Mikoto, cuando llegó para ayudar, en todo lo que fuera necesario. Sus dos hijos, incluyendo a Obito, tuvieron que trabajar y saldrían temprano. Los encargados de organizar el evento, ya iban y venían, de un lugar a otro.

—Los dos salieron temprano... el primero fue Shisui, apenas llegó a dejar unas cajas de bebidas y se fue, luego lo siguió Madara, minutos después—respondió Izuna, que era el único disponible, por ese momento.

—Ahí viene Shisui—señaló Aneko, la cuál ayudaba a su tío con todos los preparativos.

—Ese muchacho se ve muy distraído en estos últimos días... creó que esta a punto de dar el siguiente paso—remarcó Mikoto.

—Si lo que dices, es lo que creo, desde ahora te digo, que no es el único—Mikoto se sorprendió, por lo que dijo Izuna. Seguramente Madara ya le había comentado algo al respecto y de ser cierto, ella estaría muy feliz, tanto por su hermano, como por sus dos sobrinos, los cuales, encontrarían en Hinata, a la figura de una madre.

—La verdad, no se que espera, ya debería haberla convertido en la señora Uchiha—Aneko se había retirado un poco y fue cuando Mikoto pudo decir, lo que dijo. No quería que los niños se hicieran ilusiones, antes de tiempo.

—Ten por seguro que lo hará, apenas solucione, algunos pendientes—Izuna, no quiso entrar en detalles, sobre el delicado problema que existía en torno a su futura cuñada. El único que podía hablarles de eso, era el mismo Madara. La fémina, asumió que no obtendría más información y optó por no preguntar.


[...]

—¿Que tanto haces? Si no te das prisa, llegarás tarde—Kushina miraba a su hijo realizando llamadas y usando la computadora, la misma que usaba para trabajar.

—Lo que pasa es que ayer olvidé avisar a la secretaria del alcalde, acerca de la llegada de un grupo de universitarios, que vienen a conocer Konoha, como parte de su entrenamiento—por estar con Hanabi, olvidó mandar el aviso y ahora debía hacerlo antes de irse a la fiesta de Ino.

—Supongo que tu novia te distrajo—la pelirroja sonrió complacida y feliz, de ver a su hijo tan entusiasmando con la menor de las hermanas Hyuga.

—¿De que hablan?—Minato también se unió a la conversación.

—De que tu hijo, parece estar enamorado y olvidó cumplir con sus deberes—Naruto se rascó la mejilla avergonzado, luego de terminar, logrando que sus padres se rieran de él, pues siempre que se apenaba, hacía lo mismo.

—De todos modos, ya terminé—les aviso el rubio y se puso de pie para buscar ropa. Debía darse prisa, ya que, quedo de pasar por Hanabi para llegar juntos. Gaara, lo invito, pero prefirió ir solo, por si decidían irse antes.

—En ese caso, apresúrate, no quiero que mi futura nuera, espere por mucho tiempo—Kushina y Minato, abandonaron la habitación del rubio para darle privacidad.

[...]


—Te ves preciosa Ino—la aduló Hinata, cuando la Yamanaka terminó de arreglarse. Llevaba puesto un elegante y bonito, vestido blanco. La chica parecía una modelo. La ojiperla sabía, que mas de un varón, se quedarían sin aliento, al verla aparecer y ni hablar del traje de baño, que colocó en su bolso, para usarlo, cuando todos entrarán en la piscina, con esas prendas, habría muchas hemorragias nasales.

—¿En verdad lo crees? Estoy muy nerviosa—confesó, sin dejar de revisarse hasta el mas mínimo detalle.

—¡Cielos...!—exclamó Hanabi, cuando se unió a ellas—Serás la mas bella de la noche, estoy segura que tu Uchiha, se enamorará aun mas de ti—la rubia se sonrojó, con solo recordar a su amado. Que Shisui, se estuviera haciendo cargo de toda la celebración, la dejó muy conmovida y agradecida con él, por tomar, gran parte de su tiempo, para ella.

—Gracias chicas—las abrazo y mientras lo hacía, sonó el timbre—Debe ser Shisui, las veo mas tarde—se despidió y se dirigió a la puerta, pero también Naruto estaba llegando, así que la única que se quedó, fue Hinata.

Hinata y Daimon regresaron a la habitación de la ojiperla y ella se miró de nuevo en el espejo. Optó por un vestido morado, que dejaba parte del nacimiento de sus senos al descubierto, sin lucir vulgar. No tenía mangas, sólo contaba con dos tirantes y le llegaba arriba de la rodilla. La prenda era muy reveladora para su gusto, pero Hanabi, fue quien se lo trajo, cuando llegó a vivir con ellas y no le permitió usar algo más. Solo esperaba que a Madara le gustara.

Revisó el bolso que llevaba, y comprobó que no le faltará nada, como el traje de baño, la pequeña bolsa con sus artículos personales y la muda extra de ropa, pues desde la mañana, el azabache, le dijo que se quedaría a dormir con él. Con solo pensarlo, se sonrojó. Las noches juntos eran muy apasionadas y prácticamente hacían el amor hasta entrada la madrugada, ya que parecían tener una silenciosa competencia, para ver, quien de los dos, se rendía primero. La mayoría de las noches, fue ella, quien se rindió, quedando dormida en los brazos de su amado, el lugar que se convirtió en su favorito.

El timbre la sacó de sus pensamientos y seguida por Daimon, se fue abrir. Hinata se colgó el bolso para salir de una vez, pero su plan, quedó frustrado, porque las intenciones de Madara fueron otras. Su mujer estaba sola y era muy tentadora, la idea era hacerle el amor, en su propia habitación, donde nunca lo habían hecho. El plan se le ocurrió, cuando miró a la hermana y a la rubia llegando al rancho. Entonces tomó unos trozos de tocino que los niños guardaban para Daimon y se dirigió a la residencia Hyuga.

Cuando la miró, vistiendo esa prenda tan provocativa, sintió que no podía contenerse y la tomó de la cintura, haciéndole retroceder. No es que no tuviera la intención de hacerlo, pero ella, no solía vestirse así. Cerró la puerta y se alejó para poder apreciarla mejor.

—Estás bellísima—la ojiperla se sonrojó, cuando recibió el alago—Toma campeón—sin perder el tiempo, le dio el tocino a Daimon y el perro se fue a otro lado, dejándolos a solas.

—Debemos irnos, o llegaremos tarde—ella trataba de convencerlo, sin poder apartar la vista de él... no podía negar, lo apuesto que se veía, vistiendo pantalón y botas, como un motociclista, unido a la camiseta negra ajustada a su perfecto y musculoso pecho. Inevitablemente se mordió el labio, logrando que él, sonriera complacido.

—Entonces, llegaremos tarde, porque de aquí no nos iremos, hasta que terminemos, lo que empezamos esta mañana—sin reservas, la condujo a las habitaciones y ella le indicó, cual era la suya. También Hinata, lo deseaba con urgencia y se dispuso a despojarlo del cinturón. En segundos, ambos estaban desnudos jadeando sobre la cama.

Madara arremetía con fuerza contra ella, sin perder detalles de todos los gestos que mostraba el hermoso rostro de la ojiperla. La rodeó de la cintura, para tener más acceso a ella. Mientras la besaba en los senos, la escuchaba gritar de placer y no pudo apartar de su mente, la idea del maldito que la quiso asesinar.

Hinata, acarició los hombros masculinos, en busca de calmar su próxima liberación. Madara estaba más posesivo de lo común, a la vez, estaba siendo más rudo con las embestidas y en repetidas ocasiones, le dijo que la amaba. Hinata, no sabía, si todo se debía a que estaban en su habitación, o las confesiones de Madara, o también a la forma tan posesiva y fuerte, en que la estaba tomando, pero las lágrimas comenzaron a resbalar sobre sus mejillas. No eran de dolor, sino de euforia y felicidad.

El Uchiha, la miró a los ojos, pegando su frente a la de ella, sin dejar de embestirla. Quería ver el momentos exacto, en el que ella se corriera. Escucharla y verla, llegando al climax, logró que también él, lo hiciera, lo cual fue lo mas perfecto, que hubiera podido planear.

—¿Eres feliz bonita?—le preguntó el Uchiha, cuando lograron recuperarse del acalorado encuentro sexual que mantuvieron minutos atrás.

—Mucho Madara—respondió sin pensarlo—soy tan feliz, que aveces temo, que se termine y vuelva a estar sola, como lo estuve antes de conocerte—confesó aferrándose mas a él.

—No temas, yo nunca te fallaré y conmigo nadie te dañara... te lo prometo—ella le sonrió y buscó sus labios para darle un beso, luego se levantaron, para vestirse y dirigirse a la fiesta. Lo mas seguro, era que todos estuvieran ahí, preguntándose, el motivo de la ausencia de ambos.

...

En minutos, ya habían llegado a su rancho. Todos los autos de los amigos y familiares, ya estaban en donde se estacionaban y la ojiperla se avergonzó, sabiendo lo que pensarían de ellos. Lo único a su favor, eran las galletas y los bocadillos que preparó para llevar. Quizás podían pensar, que tardaron debido a que aún no estaban listos.

—Debemos bajar las cajas—le sugirió Hinata, cuando miró que Madara la tomo de la mano para entrar sin ninguna de las cajas que preparó.

—No te preocupes, mandare a uno de los encargados, para que las lleve.

—Pero... si no llevamos nada, todos pensarán que llegamos tarde porque...—la risa del azabache resonó cerca de ella.

—¿Es en serio bonita? ¿Te vas a preocupar por lo que piensen todos?—ella desvió la mirada, dándole la respuesta—Mejor deberías preocuparte por las personas que golpearé si los descubro mirándote—la ojiperla abrió mucho los ojos y palideció, sin saber porque amenazaba con eso—y no me veas así, porque la culpa es tuya.

—¿Mia?—pregunto sorprendida.

—Si, por usar ese vestido—soltó sin inmutarse—te miras demasiado tentadora para pasar desapercibida—sin ningún pudor, la miró de arriba abajo y se detuvo en el escote, donde le depositó un beso, luego sonrió y la insisto a entrar a donde ya se escuchaban las conversaciones entre los invitados.

...

—¡Hina...!—Kenji corrió hacia ellos, apenas los miró llegando—Que bueno que llegaste—Aneko también se acercó para abrazarla, llamando la atención de los demás. La ojiperla se sonrojó, con las miradas de sus amigas incluyendo la de su hermana. Por momentos temió estar despeinada o traer marcas en su cuello. Descartando esa probabilidad, les sonrió a todos y pronto fue acaparada por Mikoto. La dama Uchiha, mandó traer los paquetes con las galletas y así pronto estuvieron disponibles para todos.

—Al fin llegas—la ojiperla volteó cuando escuchó a Hanabi—Quiero que le preguntes a tu novio, si puedo conocer el rancho—Madara quien escuchó el pedido, se adelantó a responder.

—Estoy seguro, que Aneko y sus amigos, estarán felices de guiarlos—Naruto y Hanabi sonrieron, cuando se acercaron, Aneko, Sarada y Riku. Karin y Gaara también se unieron a ellos y Kenji prefirió quedarse con Hinata.

Shisui, no dejó sola a su novia en ningún momento, incluso le pidió, no entrar en la alberca, dado que prefería que lo hicieran después de entregarle el anillo.

—Hola cuñada—la ojiperla se sorprendió, cuando miró a Izuna frente a ella. La Hyuga no sabía que el hermano menor de su novio, estaba en el rancho.

—Buenas tardes—ella le regresó el saludo, algo apenada, pero contenta por la manera en que la llamó—No sabía que usted estaba en Konoha—Madara se había alejado a saludar a unos invitados, así que Izuna aprovechó para saludar a la joven.

—Llegue ayer—le dijo sonriendo y le tendió el brazo para que caminaran alejándose un poco de la música—Tu hermana, quedó fascinada con tu futuro hogar—soltó cuando miró a Hanabi y a los otros jóvenes regresando del paseo.

—No la culpo, yo quede igual—desde la distancia divisó a Madara y sonrió—El dueño de este lugar, debe estar mas que satisfecho, con todo, desde los caballos, hasta los autos—suspiro recordando el hermoso caballo y el auto impala, de sus sueños—incluso, he estado tentada en preguntar, por él, para saber si vende el auto negro—Izuna frunció el ceño, pues no estaba entendiendo a quien se refería la joven.

—¿El dueño dices?—ella asintió—El dueño es Madara, bueno, también es mío, pero en vista de que yo me ocupó de las empresas Uchiha en Tokio, él es quien maneja el rancho, como todo lo que hay en él—afirmó despreocupado—Estos terrenos han pertenecido a nuestra familia, durante muchos años y desde que mi hermano los maneja, se han vuelto más productivos.

—¿M-Madara es el dueño del rancho?—lo preguntó más para ella que para Izuna, quien no sabía porque la joven pensaba lo contrario—¿Él no tiene dificultades económicas? ¿Entonces porque...?—se quedó en silencio, tratando de asimilar lo que escuchó. Debía haber un error, Madara no podía haberle mentido.

—¿Pasa algo?—cuestionó Izuna, al verla tan confundida.

—Todo bien, olvídese de todo lo que dije, no se en que estaba pensando—trató de sonar despreocupada, fracasando en todo y cuando Izuna, iba a preguntar de nuevo, Shisui pidió la atención de todos. Esa fue la ruta de escapé para ya no responder ante el hermano de Madara, no obstante, estaba muy confundida y también decepcionada por el engaño ¿Acaso la consideraba una caza fortunas? Pasó mucho tiempo, lamentando que gastara su dinero en ella y ahora resulta, que hasta empresario era.

—¿Que tanto hablabas con mi hermano?—la ojiluna, se tensó cuando Madara llegó y la abrazo desde atrás. El azabache la miró desde lo lejos hablando con Izuna, en un principio no le dio importancia, pero luego temió que su hermano le contara algo sobre la investigación de su atacante. Ella no debía saber nada, al menos no, por el momento.

—Nada importante—respondió seca y sin girar a verlo. Todos los invitados recibieron una copa que les entregaron los meseros que contrató Shisui, para el momento que haría la petición.

—Atención a todos, amigos y familiares—el joven hizo a un lado los nervios para continuar—Hace tiempo, en este mismo lugar, el día de mi cumpleaños, le pedí a esta hermosa mujer, que fuera mi novia y ella, me dio el si—Ino sonrió y se apenó cuando Shisui beso su mano, mientras todos los veían—Ahora, en su cumpleaños, quiero hacer otra petición—la rubia se llevó las manos al pecho, cuando Shisui se hincó y le mostró una cajita morada con un deslumbrante anillo de compromiso—¿Quieres ser mi esposa y pasar tu vida junto a mi?—Hinata, no pudo evitar llorar de felicidad. Su amiga se merecía eso y mucho mas.

—Si, si, si—los aplausos y el sonido de los cristales chocando, no se hicieron esperar, mientras la pareja se besaba, sellando así su compromiso—si quiero casarme contigo—el joven le puso el anillo y la levantó del suelo girando con ella. Estaba realmente feliz de recibir el si, que tanto le había quitado el sueño, días atrás.

Karin se limpió la mejilla disimuladamente, para que Gaara, no la mirara, pero fue tardé ya que el pelirrojo la abrazó conmovido al verla ta emocionada y sensible. Si así, se ponía con ver a su amiga, ya podía imaginar, como reaccionaría cuando él, se lo pidiera, lo cual iba ser muy pronto según sus planes.

Apenas soltó a Shisui y la primera persona a la que Ino, buscó fue a Hinata.

—¡Hina...! Estoy muy feliz—ambas se abrazaron y la rubia lloraba de felicidad. Ella no se esperaba que el Uchiha, le pidiera matrimonio.

—Te lo mereces Ino y también estoy muy feliz por ti—luego de soltarse, Hinata también felicito a Shisui y Madara la imitó. Uno a uno, los amigos y familiares les dieron sus mejores deseos a la pareja.

—Sabía que ese chico planeaba algo—le dijo Madara a Hinata—llevaba toda la semana comportándose de manera extraña—añadió esperando respuesta, pero su ojiperla tenía la mirada perdida en algún punto del rancho y no parecía haberlo escuchado—¿Pasa algo bonita?—cuestionó acercándose mas a ella, quedando prácticamente a centímetros de los labios femeninos.

—¿Perdón? ¿Decías algo?—ella en realidad, no lo estaba escuchando, debido a las múltiples posibilidades, que había para que Madara le hubiera mentido.

El azabache le dijo que no era nada importante y a pesar de la sonrisa que recibió de ella, el Uchiha notó que algo le estaba preocupado, puesto que, durante toda la fiesta, ella parecía estar ausente. Durante el tiempo que llevaban saliendo, ella nunca se había portado así y cuando la dejó hablando con su hermana y amigas, aprovechó de preguntarle a su hermano, sobre la plática que tuvieron. Izuna le aseguro que no le contó nada, sobre el atacante, así que Madara quedó más confundido.

—Quiero que me hagan un favor—Hinata se acercó a su hermana y a Ino, para que sólo ellas pudieran escuchar—quiero que me pidan regresar con ustedes a casa—ambas chicas pensaban argumentar pero ella continuó—por favor, hagan eso por mí, después les explico, sólo ayúdenme, inventen algo, lo que sea, pero ayúdenme—las chicas no tuvieron mas remedio que aceptar, aunque era evidente, que la que lo haría era Hanabi.

—Deberé sonar creíble, de lo contrario, ese grandote, querrá asesinarme—aunque Hinata les aseguro que todo se debía a no querer interferir ahora que también Izuna, estaba con ellos, las dos chicas sabían que había algo mas, sin embargo no obtendrían mas información, hasta no estar a solas con ella.

Los niños fueron los primeros en irse a dormir. Obito y Rin se despidieron de Hinata y de Hanabi. Seguido de ellos, se marchó Sasuke, Sakura y Sarada.

Kenji y Aneko, se despidieron de la ojiperla, como de Karin, Ino y de Hanabi. Los dos se fueron a dormir. La piscina todavía estaba ocupada con muchas personas, que no tenían intenciones de marcharse, como era el caso de Konan, Nagato, Itachi Ino y Shisui, entre otros mas.

—¿Te molesta si nos vamos ya?—preguntó Hanabi, con inocencia al rubio. La Hyuga no tuvo otra alternativa, ya que su hermana no dejaba de mirarla. En ese momento era que debía sonar muy convincente.

—Nos iremos a la hora que tú quieras—el rubio le dio un beso y sonrió.

—Gracias... Ire por Hina, para que venga con nosotros—la chica se dirigió hacia su hermana seguida por Naruto—Debemos irnos, papá y Neji, me avisaron que en veinte minutos, nos harán una videollamada a ambas—la ojiperla se soltó del abrazo de Madara y trató de fingir estar sorprendida. Sabía que estaba actuando mal, pero necesitaba un tiempo a solas para asimilar la información que recibió.

—Quedamos en que te quedarías conmigo—Madara la acercó a él, para hablarle cerca del oído.

—Lo se y de verdad lo lamento... será otro día—sin sonar convincente le dio un ligero beso en la mejilla antes de retirarse. El azabache frunció el ceño cuando la vio despidiéndose de todos con tanta prisa, que incluso olvidó el bolso que llevó con ella. Algo andaba mal y le molestaba mucho, no saberlo.

Naruto estacionó en casa de las Hyuga, pero la única en bajar fue Hinata, dado, que la pareja, optó por ir de paseo al centro, lo que le pareció perfecto a la ojiperla, para poder pensar a solas.

Mas tarde llegaron Ino y Shisui, luego Hanabi. No hablaron nada dada la hora. Y al día siguiente, debían esperar a que Shisui se marchara para poder interrogar a Hinata, sobre su extraño pedido.

[...]

Frente a la zona hotelera, arribaron varios vehículos pertenecientes a los jóvenes e instructores, que llegaban año tras año a Konoha, para completar sus clases. En esta ocasión, el encargado de instruirlos, era Shino Aburame, ya que los jóvenes que llegaron, seguirían sus pasos en el estudio de los insectos, sin embargo, no solo el grupo de chicos e instructores arribó esa mañana. Otro auto ocupado por un solo hombre también se estacionó junto a ellos, confundiéndose con el grupo.

El corpulento varón bajo del vehículo y se removió los lentes de sol. Evaluó todo el entorno y suspiro—Así que todo este tiempo, has estado aquí Hinata—sonrió cuando los jóvenes lo miraron por estar hablando a solas. Finalmente la tendría y en esta ocasión, no estaba dispuesto a dejarla ir. Ya tenía todo listo para su llegada, donde vivirían juntos y de donde nunca saldría para ser admirada por nadie mas, que no fuera él.


Continuara.

Me disculpo por la demora, pero también estoy por terminar esta historia y me causa nostalgia, creo que a eso se debe que no actualice tan seguido.
Me disculpo por las faltas de ortografía, cuando las encuentre las iré corrigiendo 😊💕

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top