Capitulo 19
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro. La imagen no me pertenece, la mire y me gusto para el capítulo, pero todos los créditos, son de su creador.
—¡Buenas noches!—saludo Naruto a Hinata, cuando llegó vistiendo un traje a la medida, luciendo realmente apuesto. El rubio invitó a su hermana, a cenar en uno de los restaurantes más elegantes de Konoha, donde también asistirían sus padres. Al parecer desde la boda de Neji, la pareja se había estado viendo y finalmente, le pediría ser su novia. La idea, era ir juntos a cenar, luego, al día siguiente, viajarían con Gaara y Karin, a la cuidad cercana, donde había un gran parque de diversiones. Los cuatro regresarían el Domingo por la tarde.
—Buenas noches Naruto... pasa por favor, le avisaré a Hanabi, que ya estás aquí—el varón entró y se sentó en la sala, donde también se hallaba Daimon. Estaba nervioso por el resultado de la cena, quería pensar positivo, pero los nervios no se lo permitían. Su madre lo animó, asegurando que ninguna mujer en su sano juicio, se negaría a ser su novia, si se lo pedía de manera tan romántica. También le aseguraron, que la chica lo veía de la misma forma, que la veía él.
—¿Tu que crees Daimon? ¿Crees que me acepté?—el perro lo miró fijamente y ladeó la cabeza, confirmando que lo escuchaba. Con esa reacción, por parte del animal, el rubio comenzó a reír, disipando un poco el estrés—Eres de gran ayuda campeón—le dijo mientras lo acariciaba.
—Lamentó la demora, pero ya estoy aquí—la boca de Naruto se secó, cuando levantó el rostro y miró a Hanabi. Ella se veía hermosa.
—Y bien... ¿que te parece?—le pregunto Ino, quien fue la responsable del arreglo. Aunque lo pregunto, solo por molestar, ya que la reacción de Naruto, lo decía todo.
—Se ve preciosa—Hanabi se sonrojó por el cumplido, como también por el aspecto de Naruto y apretó mas, la mochila que llevaba con sus pertenencias para el fin de semana.
—Como se hará muy tarde, Karin, me pidió quedarme a dormir en su casa—la ojiperla ya lo sabia, la misma Karin se lo dijo—Así que no tienen que preocuparse por mí—les dijo a ambas chicas, aunque la intención, era darle espacio a Hinata, para que tuviera la oportunidad de irse a casa del Uchiha. Ino por su parte, preferiría quedarse en la casa, ya que Shisui, estaba muy cómodo en su habitación. Era mucho más común verlos en la residencia Hyuga, que verlos en la casa del azabache. Según ellos, se debía a que no querían dejar solo a Daimon.
—Esta bien, sólo ten cuidado y pórtate bien—le advirtió Hinata, sabiendo que el carácter de su hermana, era muy diferente al suyo y los padres de Naruto estarían presentes durante la cena.
—No te preocupes tanto por mí, aunque a veces, no lo parezca, se como comportarme con los adultos—le dijo la castaña a su hermana mayor, antes de marcharse—Hasta luego a las dos y gracias por todo—la pareja finalmente se marchó, con un Naruto amenazado por Ino, de cuidar bien a la Hyuga menor, o estaría en serios aprietos.
—Se ven lindos juntos ¿no crees?—cuestiono Ino, cuando la ojiperla, permaneció parada en la entrada, mirando el camino por donde desapareció el auto de Naruto.
—Si, estoy contenta, es sólo que... creo que creció demasiado rápido—hablaba con nostalgia.
—¡Vamos Hina! No hables así, pareciera que eres su madre y no sólo eso, sino que una de mucha edad—la ojiperla reaccionó y le dio un ligero empujón a su mejor amiga, al mismo tiempo que las dos estallaron en carcajadas. La Yamanaka, tenía el don, de disipar los momentos melancólicos, para hacerlos más llevaderos.
[...]
Madara abrazaba el cuerpo desnudó de Hinata. Ella se había quedado dormida, totalmente exhausta, después de la larga noche que compartieron. Entre mas tiempo pasaba con Hinata, mas la necesitaba. La sensación de tenerla así, dormida entre sus brazos, sin preocuparse de nada, era lo que algunos pueden identificar cómo encontrar la felicidad.
Con cuidado le retiro el flequillo y de más cabello de la frente. Aunque hiciera movimientos bruscos, su mujer, no iba a despertar fácilmente, pues la tuvo despierta hasta entrada la madrugada. Después de estar prácticamente toda la semana, sin hacerle el amor, no pudo evitar, sucumbir a la pasión. Apenas supo que su hermana, se fue con Naruto y llegó a recogerla. Tenía todo el fin de semana para tenerla con él y no pensaba desaprovechar la oportunidad.
Los niños se fueron a dormir temprano después de cenar, así que en cuanto terminaron de limpiar la cocina, se la llevó directamente a su habitación, donde la desvistió, sin previó aviso, tampoco uso las clases, pues lo único que deseaba era fundirse con ella y llegar juntos al cielo, cuantas veces pudieran. Temió asustarla, por la forma en que la tomó, pero pronto comprobó, que ella, también lo necesitaba de la misma manera.
La tomó de diferentes maneras durante la noche, que la dejó rendida. Al verla tan relajada, tan vulnerable confiando completamente él, se sintió posesivo y protector. En la posición en la que dormía, pudo verle el brazo, donde tenía la cicatriz del atentado que sufrió a manos de ese mal nacido, ahora su motivación era lograr, nunca más ver sus hermosos ojos, llenos de miedo, como le sucedió aquella noche.
No podía olvidar la plática que mantuvo con Izuna por teléfono, esa misma tarde. Aunque su hermano, no le adelantó nada, él tenía el presentimiento que algo no andaba bien. Le aseguro que el fin de semana entrante, iría personalmente a verlo al rancho, sólo necesitaba dejar arreglado todo en la empresa, para poder ausentarse unos días, sin causar problemas. También estaba el tema, sobre su verdadera situación económica. Hinata aún pensaba, que él, era un trabajador y no el verdadero dueño del Sharingan, como de todos los autos, caballos y de más bienes materiales, incluyendo las empresas Uchihas, ubicadas en Tokio.
Se sentía un poco inseguro acerca de la mejor manera de confesarlo. No quería que se sintiera herida, ni defraudada por el engaño, puesto que no fue algo que planeó, tenía tiempo manteniendo ese engaño, que cuando se fue involucrando con ella, se quedó con el embrollo y cada día que pasaba, en los que ella le iba confesando toda su vida, sentía que le fallaba por no confesarle ese detalle. Sin pretenderlo, la abrazo mas fuerte contra su pecho y la escuchó gemir.
—Madara... no puedo respirar—murmuro sin abrir los ojos.
—Lo siento bonita—aflojó el abrazo y le dio un beso en la coronilla. Luego se acomodó y finalmente el sueño lo fue venciendo.
[...]
Izuna pasó varios días, investigando los nombres de las personas que le dio Hidan, pero cada vez que parecía llegar a una nueva pista, llegaba a un callejón sin salida. La mayoría de personas que investigó, no encajaban en el perfil del perpetrador, que agredió a Hinata, encima estaban los muchos errores que cometieron las autoridades, durante el proceso de investigación. Nadie tomó las huellas dactilares, tampoco buscaron evidencia, de ADN, como sangre o cabellos, que lograran demostrar la participación de Hidan en el crimen.
Deberían haber hecho todo para estar completamente seguros que se trataba de él, ya que, se trataba de un caso de intento de asesinato, secuestró y acoso. Las acusaciones eran muy serias, como para que lo hubieran tomado tan a la ligera. Izuna conocía personas, que trabajaban en los juzgados y la mayoría de ellos, coincidieron en una sola cosa... Lo peor que les podía ocurrir durante un incidente, no era dejar libre al perpetrador, aunque realmente era lamentable esa probabilidad, había otra aún peor y esa era, que una persona inocente, pagara por un delito que no cometió y permaneciera años encerrado, mientras el verdadero culpable gozaba de la libertad.
Si bien, Hidan no era un santo, tampoco era justo, que pagara por algo que no hizo, mientras el culpable, se paseaba libre, quizás planeando, el mejor momento de atacar. Desde que se enteró de todo, estaba muy nervioso, pensando en lo mucho que Hinata estaba peligrando. Sin embargo, eso no era nada, comparado con la reacción que tendría Madara, cuando se lo contara. Prefirió no hacerlo por teléfono y lo llamó para decirle que iría personalmente para hablar con él y de paso podía también mirar a sus sobrinos.
Su siguiente paso a tomar, era hablar con Hiashi y Neji Hyuga, ellos debían saber lo que logró averiguar, Ya Madara lo había puesto al tanto, de lo mucho que estas personas tuvieron que pasar, a causa de lo sucedido a Hinata, así que no podía esperar hasta que algo malo pasara, para demostrar que tenía razón, era mejor estar preparados.
[...]
El Domingo por la mañana, Hinata preparaba el desayuno en casa de Madara. Ese día debía irse porque Hanabi regresaría en la tarde. Desde que llegó, no había ido a su casa, estando a una distancia ridicula, por así decirlo, ya que, aunque hubiera vivido a una cuadra del rancho, el resultado seguía siendo en mismo. Madara no le permitió salir desde que llegó. Los niños se fueron con Obito y Rin, a pasear en el carnaval y no regresarían hasta ese día por la tarde, al igual que su hermana. Eso ayudó a que el azabache, no le permitiera alejarse de él.
Apenas se quedaron a solas, Madara comenzó con las clases, las cuales fue olvidando a medida que hacían el amor, por diferentes lugares de la casa, de hecho hasta los escalones, fueron de ayuda para él.
Disfrutó mucho de las atenciones que le brindó, como, cuando la incitó a entrar en el baño, mientras se afeitaba. La sentó en el lavabo, para que estuviera mirándolo, de pronto le entregó el rastrillo, para que ella lo ayudara, entre risas y besos. Nunca pensó que algo tan simple, como un hombre afeitándose el rostro, se pudiera convertir en un momento único, el cuál recordaría como entre los mejores. Compartir esas intimidades, sólo lograba enamorarla aún más.
Una sonrisa soñadora se dibujó en sus labios, pensando en lo posesivo que era Madara y lo mucho que eso le gustaba. En el pasado, pensar en compartir su vida con un hombre posesivo y dominante, no era opción, eso era algo, a lo que ella no se hubiera sometido, pero luego de conocerlo prácticamente todo su mundo cambió.
Lo que antes mas le desagradó de él, ahora le fascinaba, su carácter dominante y al mismo tiempo tierno, de quien, solo busca la felicidad y el bienestar de su pareja.
—¿Intentas provocarme?—la ojiperla salto del susto cuando Madara la tomó de la cintura. Ella freía la comida y no lo sintió acercarse—Usando mi ropa me vuelves loco y no puedo razonar—le dijo metiendo las manos por debajo de la camiseta negra que se puso cuando lo dejó en la cama "dormido" sonrió con suficiencia,cuando comprobó que ella no llevaba puesto el sostén.
—Esa no es mi intención—respondió la morena tratando de concentrarse en su labor, aunque le era muy difícil, sobre todo cuando el azabache le apretó los senos—Estoy tratando de preparar el desayuno—sus argumentos quedaron sin ser escuchados, cuando Madara, apagó la estufa y le quitó la camiseta, dejándola solo con unas bragas de encaje rojo. Le besó el cuello, al mismo tiempo, que se bajaba los bóxers.
—Lo siento bonita, pero te quiero ahora—le dijo cuándo le rompió las bragas y la colocó en posición para hundirse en ella. La intimidad de la chica estaba adolorida por las muchas veces que mantuvieron relaciones, pero aún así, no dejó de disfrutar la increíble sensación de calor que le daba, ser poseída por él. Debido a la diferencia de estatura, el azabache se tenia que inclinar y ella lo recibía con los pies posicionados como bailarina de válete. La ojiperla se sostenía del cuello masculino, mientras que todo su cuerpo era sacudido por las poderosas embestidas que recibía.
Él, la sostenía por la cintura y por el pecho, manteniéndola segura pegando su espalda a su duro pecho. La boca del Uchiha no se quedó quieta, le mordía el cuello dejándole marcas, al mismo tiempo que buscó la boca de su mujer para besarla, puesto que los suaves gemidos lo ponían más eufórico.
Estuvieron en esa posición por unos minutos, hasta que el azabache salió de ella, para girarla quedando frente a frente. La colocó arriba de la mesa y entró en ella de una fuerte embestida. Hinata lo rodeó con las piernas y él, se dedicó a morder los pechos que subían y bajaban al compás de los movimientos. La espalda femenina se arqueó buscando el mayor placer y él en respuesta, aceleró los movimientos de sus caderas.
—Te amo—el azabache sonrió al escucharla diciéndole eso, sin llamarlo de usted. Le había pedido con anterioridad, que lo tuteara, pero a ella le resultaba difícil, sin embargo, cuando se perdía en el placer, lograba hacerlo y eso, lo llenaba se satisfacción.
—Repítelo Hinata—le ordeno con la voz ronca, por la pasión, pero también mostrando que lo estaba ordenando.
—Te amo Madara, yo te amo—repitió acercándose a él, para besarlo. Quería sentirlo más suyo, más adentro, más rápido... quería más y más, de ese hombre, al que amaba como loca.
—También te amo—los gemidos de ambos se escucharán, junto al sonido de los cuerpos, colisionando uno contra el otro, hasta que ambos llegaron juntos al orgasmo.
...
Pasaron como cuarenta minutos, cuando ambos se sentaron a desayunar ya vestidos, luego de haberse duchado juntos.
Se mantenían en silencio, hasta que el celular de la ojiperla, sonó, desde la cocina donde lo había dejado. Se levantó para ver quien la llamaba y Madara se quedó sentado, escuchándola hablando, luego terminó la llamada y ella regresó. Cuando pasó junto a él, la tomó del brazo y sin que ella pudiera hacer nada, la sentó en sus piernas.
—N-no...Madara, no, ahh—la melodiosa risa de Hinata lleno de satisfacción al Uchiha, mientras le hacía cosquillas. Ni siquiera él mismo sabía, porque se portaba así, cuando estaba con ella. Todo había comenzado, la noche que Hinata llegó. Después de ducharse, ella se ofreció a peinarle el cabello y accedió. Todo iba bien se sintió muy relajado cuando las delicadas manos femeninas lo acariciaban, hasta que escuchó una risa, la cual logró sacarlo de su entorno relajado. Fue entonces, que abrió los ojos y se miró en el espejo. Hinata le había dividido el cabello en dos trenzas, una a cada lado de la cabeza, como si fuera una niña.
Entre mas lo veía, más fuerte era la risa femenina. La miró como un depredador dispuesto a cazar y ella gritó divertida echándose a correr, dispuesta a escapar de él.
Se apresuró para alcanzarla, pero logró escabullirse, así que, la siguió corriendo y la alcanzó cuando estaba por salir de la habitación. Sin esfuerzo la cargo y la llevó hacia la cama, donde la atacó haciéndole cosquillas por burlarse de él.
—Aún no terminó de vengarme, porque te burlaste de mi—le aseguro también contagiado por la risa femenina.
[...]
—¿Que estas buscando Toneri?—cuestionó Indra, cando encontró a su sobrino muy concentrado en la computadora.
—El lugar donde se encuentra Hinata, ya se donde es y pienso ir a verla—respondió sin inmutarse.
—¿Te has vuelto loco? ¿Acaso no te dije que esta con Madara Uchiha?
—Me tiene sin cuidado con quien esté, porque no pienso desistir—aseguró el sobrino.
—Será mejor, que te olvides de esa idea o de lo contrario, puedes terminar herido, en el mejor de los casos, o muerto, en el peor—repuso Indra algo preocupado.
—A ese tipo, ya lo abandonaron una vez y no hizo nada.
—Eso fue porque Mei, dejó de tener valor para Madara, pero te puedo garantizar, que con Hinata, el resultado no sería el mismo... eso sin contar, que no creo que ella te de la oportunidad de acercarte—Toneri resopló molesto, cuando comprendió que su tío tenía razón, en lo último que dijo, sin embargo, le resultaba muy difícil renunciar a ella, habiéndola tenido tan cerca y terminó perdiéndola por su estupidez.
—Me resulta mas difícil desistir, ahora que se dónde encontrarla—murmuro derrotado.
—Ten cuidado, con esa información, recuerda que debido al lamentable incidente donde Hinata casi pierde la vida, tuvo que irse a una cuidad más chica... Se por Hiashi, que esa información, se mantiene entre muy pocas personas.
—¿Por quien me tomas? Claro que no pondría en peligro a la mujer que amo—replicó molesto. Se levantó para continuar bebiendo, eso era lo único que le quedó por hacer.
...
En un abarrotado bar, situado en las afueras de la gran cuidad, se hallaba un ya ebrio Toneri. Estaba con un grupo de colegas y amigos. Lo llamaron esa tarde, luego de la discusión con Indra y optó por unirse, después de todo, ellos eran buenos amigos. Avanzada la noche, no hacía mas que lamentarse de su maldita suerte.
—Después de tanto tiempo ¿todavía la amas?—pregunto una bonita joven llamada Sumire.
—Hinata Hyuga es y siempre será, el amor de mi vida—la voz del Otsutsuki, subió de nivel, logrando atraer la atención de los otros clientes cercanos a ellos.
—¿Y porque no la buscas y le explicas?—pregunto uno de los amigos tratando de ayudar.
—Es imposible, nadie sabe dónde está—repuso Darui, un bronceado joven, compañero de Toneri.
—Ya se donde esta mi princesa—las miradas de los amigos se fueron hacia el peli-blanco, sin embargo, no sólo los amigos prestaban atención a la conversación—Hinata, vive en Konoha... ha estado viviendo en ese lugar desde que se marchó—el grupo continuó con las bebidas, ájenos a la delicada información que dejó escapar el imprudente Otsutsuki. No tenía intención de hablar de más, pero ya entrado en los tragos, no se dio cuenta lo que había hecho, a pesar de las advertencias de Indra.
[...]
Finalmente la ojiperla pudo regresar a su hogar. Fue difícil persuadir a Madara, no obstante ambos sabían, que por el momento así debía de ser.
—¡Chicas!—Hanabi corrió hacia donde la esperaban Ino y Hinata. Moría por decirles que ya era oficialmente la novia de Naruto.
—Será mejor que nos sentemos, porque queremos saber todo—las Hyuga sonrieron al escuchar a Ino. Las tres se sentaron en la sala, acompañadas de Daimon.
—Primero que nada...Ya tengo novio—soltó sonriendo y visiblemente feliz—me lo pidió antes de la cena con sus padres, los cuales son increíbles—la castaña les dio todos los pormenores de como se llevó a cabo la cena y como los padres de Naruto, la hicieron sentir muy cómoda. Luego les detallo sobre el viaje con Gaara y Karin—La verdad... venir aquí, fue lo mejor que me pudo pasar—las chicas sonrieron mirando como Hanabi, lucía muy entusiasmada con el rubio.
—Me da mucho gusto que te sientas cómoda y que encontraras en Naruto, a todo un caballero—añadió Hinata, contenta de ver así a su hermana.
—Les traje unos recuerdos—la castaña desenvolvió unos artículos que compró para las dos y antes de irse a su habitación se detuvo—¡Oh...! Antes que lo olvidé... mañana vendrán los encargados de conectar el servició de internet, se que ustedes no la han necesitado, pero debido a mis clases, debo tener el mejor proveedor—Ino miró hacia Hinata, pero la ojiperla no mostró emociones. Hanabi se fue a su habitación y la rubia se acercó a Hinata.
—¿Porque no dijiste nada? Estoy segura que si le cuentas tus inquietudes, Hanabi, buscará otra manera de acceder a sus clases—Ino acariciaba a su mejor amiga como si fuera una madre preocupada.
—No puedo pasar todo el tiempo huyendo de mi pasado, ademas ya pasó mucho tiempo de aquello y... y ese hombre está preso—la ojiperla desde que llegó a Konoha, declinó la idea de tener un proveedor de internet avanzado, sólo usaba un poco de su celular, cuando lo necesitaba, lo cual era muy rara vez. Quizo aislarse pensando que ese hombre podía rastrearla por sus conexiones. No tenía sentido, sin embargo, cuando llegó aún estaba muy asustada y pensaba en todas las probabilidades.
Después de su llegada, Ino, no necesitó preguntar sobre la razón por la cual, no contaba con internet, simplemente lo intuyo y también se dedicó a usar el de su celular, olvidando todo. Pero apenas escuchó a a Hanabi, hablando del tema, notó la inseguridad en Hinata.
—Está bien... quizás tengas razón—Ino la incito a caminar con ella, hasta dejarla con Daimon en su habitación.
Hinata suspiró, recargando su cuerpo contra la puerta de su habitación. Debía calmarse, eso quedó en el pasado y no podía detener su vida, debido a los oscuros sucesos, que casi le cuestan la vida. Ahora tenía otra oportunidad de vivir y no dejaría que sus miedos le impidieran vivir al máximo. Sin poder evitarlo, paso de la inseguridad, a sentirse completamente segura, sólo por recordar a Madara. Él le aseguro, que no dejaría que nadie la dañara. Mas tranquila, se fue a preparar para dormir, mientras Daimon ya la esperaba tranquilamente sobre su cama.
[...]
El Viernes por la tarde Izuna arribó al rancho Sharingan, sorprendiendo a la mayoría de su familia, especialmente a los niños. Ellos de inmediato lo acapararon felices de tenerlo en su hogar.
—¿Quien es el tío favorito?—les pregunto, cuando entraron en la casa. No hizo falta llamar a la familia restante, ya que por motivos del cumpleaños de Ino, todos los que no trabajaban, se hallaban en el rancho, preparando todo, para el día siguiente.
Madara comenzaba a ponerse ansioso, sobre todo, cuando sus niños, no soltaban a su hermano y ellos tenían una plática pendiente.
—Entretengan a los niños, debo hablar con Izuna—le pidió a Mikoto, cuando perdió la paciencia. La fémina frunció el ceño, pero de igual manera llamó a sus sobrinos para darles espacio a sus hermanos.
—Bien... ¿que me tienes?—pregunto apenas cerro la puerta de su oficina.
—Antes que nada, debes tomarlo con calma, pues aún, no tengo la información completa—el mayor se frustró más por la vueltas que le daba su hermano—Esto fue lo que logré averiguar—Izuna coloco un sobre, donde estaban las pruebas que logró recopilar, durante el tiempo que llevaba investigando. Sabía que no se equivocaba, pero no quería a Madara, hecho un energúmeno, cuando lo supiera.
—¿Este es el bastardo?—pregunto con una fotografía de Hidan en las manos.
—Él es a quien acusaron de lo sucedido—el menor suspiró—pero estoy seguro que no es el verdadero perpetrador—Madara dejó de ver la fotografía, para ver directamente a su hermano pidiéndole que explicara—Estuve con él, en la prision y simplemente, no encaja en el perfil... Por otro lado, realice mi propia investigación y pude comprobar, los muchos errores que se cometieron en el momento que arrestaron a Hidan.
—¡Espera...! Déjame ver si entendí—el corazón del Uchiha mas grande, comenzó a latir mas rápido, debido a la posibilidad de saber al asesino libre—¿Estas diciendo que esté tipo es inocente? Entonces... eso quiere decir ¿que el verdadero agresor está libre?—Izuna asintió y le explicó, pasó, por pasó, como fue que llegó a esa escalofriante realidad.
—Traté de hablar con Hiashi y con Neji, pero están fuera del país, por negocios. Apenas regresen y los pondré al tanto de todo—añadió con pesar.
—No, no... esto no puede estar pasando—Madara se llevó las manos al cabello y lo único que le venía a la mente, era su ojiperla, con las orbes llenas de miedo, eso era algo que no quería mirar de nuevo—Debemos encontrarlo, quiero ser yo, quien se encargue de él... No puedo permitir que le haga daño a Hinata, no, otra vez—la preocupación lo lleno de golpe y lo único que venia a su mente, eran las imágenes de ella, sonriendo, luego llorando aterrada, como aquella noche, la cual nunca abandonara su conciencia.
—¡Bien!—Izuna llamó la atención del mayor—Se que ella no quiere que nadie lo sepa, sin embargo, creo que lo mejor es poner al tanto a los chicos—Madara trató de argumentar, pero Izuna lo retuvo—Como ya te dije, es lo mejor, no olvides que las autoridades en Tokio le fallaron, ese fue el motivó por el que ella se vio obligada a huir—si los sobrinos oficiales, estaban al tanto de todo, les sería mas fácil, mantenerla a salvo, en caso de que ese sujeto, quisiera llevársela.
—Creo que tienes razón—concluyó el Uchiha mayor. Si lo pensaba detenidamente, esa era la mejor opción, ya que, los oficiales eran de confianza y no sólo sus sobrinos, sino también los compañeros de estos—Aun no les digas nada, deja que pase la fiesta de mañana y el Domingo iremos juntos a la jefatura—Izuna asintió más aliviado de haber podido convencer a su terco y temperamental hermano.
—¿Y que celebraremos?— cuestionó con curiosidad, pues antes de hablar con él, no había podido prestar atención a nada.
—La mejor amiga de Hinata, cumple años mañana y el ex mujeriego de tu sobrino, le preparó una fiesta aquí... aunque estoy seguro, que algo mas se trae entre manos—aclaro, habiendo visto el comportamiento que mostró Shisui, la última semana. Podía asegurar, que lo veía nervioso e inseguro.
—¿Algo como que?
—No lo se, pero con Shisui, cualquier cosa es posible, ya lo conoces y sabes que es el más impredecible—los dos salieron de la oficina, para unirse a lo otros. Lo peor de todo, era que Madara, no sabía como iba a poder lidiar con la información obtenida, ahora lo único en que podía pensar, era traer a Hinata a su hogar y así podía garantizar su protección, mas, que si permanecía en la residencia Hyuga.
[...]
Los días pasaron con rapidez y ahora Shisui, se encargaba de los preparativos para la fiesta de su novia, donde aprovecharía para pedirle que se casara él. Compro el anillo tiempo atrás y esa noche se lo daría. Ya no quería pasar mas tiempo con su soltería, ya tenía mucho anhelo por formar una familia con su Reyna, incluso tenía muchos deseos de ser padre.
Lo único que empañaba el ambiente de felicidad, era el semblante que mostraba Madara, desde el día de ayer en que llegó Izuna. Toda la familia notó el cambio que mostraron los dos hermanos, luego que se encerraron en la oficina de de Madara. Ni siquiera Mikoto, sabía cuál era el problema.
Los mayores, trataban de actuar, como si no pasara nada, pero para ellos quienes estaban acostumbrados a estudiar perfiles, su actuación, les resultaba inútil. El semblante de esos dos, unido a los nervios, por pedirle matrimonio a su rubia, sólo lograban ponerlo más inseguro—Excelente momento para más conflictos—se dijo a si mismo en voz alta.
Continuara.
Siento haberme demorado con el capítulo, como también por los errores de ortografía, que se me escapen, luego los corregiré 😊💕
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