Capitulo 18

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


En cuanto la cena en casa de Mikoto, terminó, los niños pidieron quedarse a dormir en casa de Obito, para probar un nuevo videojuego. Madara aceptó y junto a Hinata se despidió de todos, para partir con ella. Lo que no menciono, fue que no la llevaría a la residencia Hyuga, sino a su hogar, para estar el mayor tiempo con ella. Después de como se expresó de el, frente a todos, solo quería hacerla suya en todos los lugares posibles, empezando por el lago.

Desde que lo embrujó con su belleza y personalidad, no paraba de imaginarla, nadando desnuda junto a el a la luz de la luna.

—Dormirás conmigo de nuevo—no era una pregunta, sino mas bien, una afirmación. Hinata pensó argumentar, pero mejor guardó silencio, pues además, de que no conseguiría nada negándose, también ella deseaba dormir entre su brazos—Hay un lugar donde debemos tomar una clase, para que me demuestres cuando has avanzado—sin decir mas, estacionó y la llevó de la manó al lago, no sin antes tomar una bolsa estiló mochila donde llevaba toallas.

Hinata, no entendió bien cual era el propósito del azabache, pero confiaba en el y se dejó guiar—¿Aquí?—cuestionó incrédula.

—Así es amor, aquí será nuestra clase de esta noche—sonrió de manera encantadora, a tal grado que la Hyuga, sintió mariposas en el estómago, como le sucedía con el, ante la expectativa, de lo que haría.

Madara se acercó a ella, y la tomó en sus brazos para besarla de manera suave, delicada, después de todo, no tenía prisa y pensaba disfrutar al máximo, una de sus fantasías con ella. Lentamente, la fue despojando de la ropa, hasta que solo quedó con la lencería de encaje—Te vez preciosa Hinata—afirmó al verla con esas provocativas prendas. No sabia, si ella era consiente, de lo mucho que lo perturbaba.

—A-alguien podría v-vernos—se quejó la ojiperla al sentirse expuesta, dado que no había nada, que pudiera impedir que alguien los mirara desnudos, en esa situación tan intima.

—Nadie lo hará... yo siempre me baño aquí, desnudó—ella lo encaró de inmediato y se sonrojó al imaginar todas las veces que lo había hecho. Debió verse como un dios griego, desnudó a la luz de la luna, con el cuerpo mojado y resbalando gotas de agua, pero ¿porque imaginarlo?

Aún sonrojada, lo besó y se dejó llevar por el azabache. En un ágil movimiento, le desprendió el sostén, luego le retiro las bragas. Una vez terminó con ella, continuó con el y se dirigió al agua sin dejar de verla—Ven conmigo—le extendió el brazo y ella no dudó en tomarlo, para unirse a el. Hinata ya estaba mojada, con solo sentir la mirada de Madara, así de poderoso era ese hombre en su persona.

La temperatura del agua, no era tan fría y con el calor qué ambos cuerpos despedían, se sintió perfecta. Avanzaron hasta donde el agua le cubrió el pecho a la ojiperla y continuaron, hacía la cascada, donde se hallaban las piedras en las que se sentaron la primera vez que ambos se bañaron en ese lugar.

Sin poder contenerse por mas tiempo, el Uchiha la estiró del brazo para acercarla a el, como lo imagino muchas veces. La beso lento, en un principio, disfrutando de la suave respiración de la chica, para ir aumentando, los movimientos de sus lenguas. La sensación de los senos mojados resbalando en su pecho, era desquiciarte. Sin previo aviso, bajo una de sus manos, para estimular la intimidad de Hinata, logrando que ella gimiera.

—¡Madara!—lo nombró mientras el continuaba su cometido. Debía prepararla para que estuviera lista y así no lastimarla, en el momento en que se hundiera dentro de su apretado interior.

—Así bonita... grita mas fuerte grita mi nombre—la chica continuó llamándolo a punto de llegar al orgasmo por la mano de su amado. Sin embargo, antes que sucediera, el azabache la retiró y la incitó a rodearlo con las piernas. Ella lo hizo y fue en ese momento que Madara la penetro despacio. Los dos jadearon por el placer.

El agua se agitó durante las fuertes embestidas que le daba el Uchiha a su mujer. Definitivamente, la realidad superó por mucho a la expectativa. Hinata era todo lo que buscó, ella se complementó a la perfección con el, en todos los sentidos. Su mujer lograba aplacar todos sus demonios internos debido a la dulce y cálida personalidad que poseía. Sus hijos la querían, tanto como la quería él y los momentos íntimos que comenzaron a compartir, fueron increíbles, Hinata parecía haber sido hecha para él y verla tan apasionada como estaba, lograba enloquecerlo.

La ojiperla, se desconocía a si misma, por la manera en que deseaba tanto el contacto de Madara. Lo amaba, ya no podía imaginar su vida sin él y los niños, formando parte de ella. Con todo ese porte soberbio, arrogante y prepotente, Madara logró hacer, que ella lo admirara, como a ningún otro hombre. Debajo de toda esa dura personalidad, encontró a un padre amoroso, capaz de hacer toda clase de sacrificios por sus hijos, también encontró, un buen hermano, tío y excelente trabajador. Todo, todo él, era lo que nunca imagino tener junto a ella.

La ojiperla, gritaba cada vez más fuerte debido al placer. En el agua, todo fue diferente a lo que ella había sentido en la cama, ademas la posición en la que lo hacían, lograba despertarle más las terminaciones nerviosas de su intimidad. Se sostuvo de los fuertes hombros del azabache y él, en respuesta, llevó sus labios a los suyos, para fundirse en un apasionado beso. La imagen de ambos dentro de ese lago, con el agua hasta el pecho, abrazados besándose, mientras él continuo las embestidas, era lo mas romántico, que se hubiera podido apreciar, con anterioridad en ese sitio.

A hinata le era mas fácil deslizarse de arriba abajo, ya que el agua le ayudaba, ademas de las fuertes y callosas manos masculinas, que la acariciaban, justo donde necesitaba. El Uchiha, logró marcarla por cada lugar donde detenía su boca. Quería que los días siguientes, ella mirara todo y supiera, quien era su único dueño.

—M-Madara... ahh, no puedo más—el Uchiha entendió lo que quería y gustoso se dedicó a darle gusto. Ella aun no sabía como explicar que necesitaba liberar el orgasmo, solo debía de pedirle que fuera mas rápido, pero ya se encargaría de enseñarle eso también. Debía de ser desquiciaste escucharla gritar por mas de su hombría.

La embistió de manera rápida y profunda. También él, estaba al borde de la locura. La besaba la mordía, chupaba sus senos, quería que Hinata sintiera todo, lo que ocasionaba él—¡Vente para mi bonita!—le pidió con la voz ronca y sensual. Apenas lo escuchó la joven y clavando las uñas en la espalda masculina, se liberó, al mismo tiempo que lo hizo él. Para ambos, fue como si hubieran visto, fuegos artificiales en el cielo. Quedaron completamente exhaustos, pero sonrientes y satisfechos—Estuviste grandiosa—le dijo aún cargando con ella, pero descansando ambos cuerpos en una de las rocas.

—N-nunca pensé en hacer esto aquí—añadió escondiendo su rostro en el cuello de Madara. En ese momento salió de ella lentamente, ocasionando un ligero gemido en la joven.

—Y no sabes las ganas que yo tenia de hacerlo aquí... No tienes una idea de cuantas noches te imagine así como te tengo ahora y te garantizo mi Reyna, que no será la ultima—le levantó el rostro para besarla de manera lenta, le encantaba ocasionar sonrojos en ella, como lo acababa de hacer.

—¿D de verdad? Quiero decir ¿desde cuando?—no pudo preguntar, exactamente lo que le interesaba saber. Le interesó preguntar, desde cuando se interesó en ella.

—Tu quieres saber ¿desde cuando quise hacerte mía aquí? ¿O desde cuando empecé a interesarme en ti?—cuestiono sonriendo. Hinata era toda una profesional en su trabajo y no se andaba con rodeos, al momento de enfrentar, los conflictos, incluso, lo enfrentó a él con valentía, pero ahora, era un manojo de nervios... Ella era muy tímida respecto a la sexualidad y eso le gustaba mucho.

—Las dos cosas—la ojiperla lo encaró y le dio un beso en la mejilla, antes de regresar a la seguridad de su cuello.

—¡Bueno! Me gustaste desde los primeros encuentros que tuvimos, aunque debo confesar, que no fueron buenos—recordó la primera vez que se vieron y terminó mojándola con su camioneta—Te veía hablar con los padres y también con los niños. Trate de convencerme que me caías mal, cuando en realidad, lo único que quería era, poseerte, de una y mil maneras, entre mas me enfrentabas, mas me gustabas—ella se aferró mas a él, pero logró encararlo. Era tan imponente, tan apuesto, con ese porte engreído y de hombre malo.

—Creí que me odiaba—declaró convencida de decir la verdad.

—Me molestaba tu forma de imponerte ante mi, pero, no dejaste de gustarme y definitivamente, nunca te odie... ¿Acaso tu si me odiabas?—de pronto debía tener esa información, por alguna razón debía saber mas sobre la impresión que causó en ella.

—No, nunca lo odie, solo me caía muy mal y yo incluso, lo llamaba...—las oscuras orbes del Uchiha, la veían de manera tan penetrante que no supo si debía continuar.

—¿Como me llamabas Hinata?—ordeno una respuesta, la cual sabía, si se merecía por tratarla mal.

—Quiero aclarar, que fue antes de... estar juntos—repuso antes de continuar—Lo llamaba gorila—se quedó mirándolo fijamente, esperando la reacción que tendría, sin embargo el azabache no decía nada y la Hyuga se sintió culpable por confesarle todo, quizás fue grosero de su parte—P-pero eso era antes, cuando aún nos llevábamos mal, ahora ya no lo hago—agacho la cabeza avergonzada y los temblores en el pecho masculino, la hicieron encararlo de nuevo.

Madara, se sorprendió con lo dicho por su mujer. Su inocente y delicada novia, lo llamaba gorila. La escuchó nerviosa y tratando de disculparse sin conseguirlo... fue entonces, que no pudo contener la risa y estalló en carcajadas, desconcertando a la fémina, la cual creyó que Madara, reaccionaría de mala manera ante el silencio.

—Así que gorila ¿eh?—la apretó más contra su músculo pecho—Pues este gorila, consideraba su mujer, como una amazona... sobre todo cuando la veía correr con su perro, sin prestar atención a nadie... Aunque también te confieso, que te consideraba una riquilla presumida, pero nunca algo relacionado con los primates bonita—la chica se avergonzó más por haberse confesado con él.

—Lo siento mucho, pero como dije, eso fue hace mucho tiempo, ahora ya no lo llamó así.

—Esta bien, no te estoy reclamando, después de todo, me lo merecía, luego de como te trate—avanzó con ella en brazos hacia la orilla del lago, donde dejaron la ropa. Era hora de continuar con las actividades candentes, dentro de la casa, principalmente en su habitación, donde tantas y tantas noches soñó con tenerla con él.

Madara le entregó las toallas a Hinata y la ojiperla, tuvo que contener el aliento, cuando lo vio caminando hacia ella a paso lento. La imagen que aprecio, volvería loca a cualquier mujer. Ver al hombre desnudó con un miembro increíblemente grueso, grande y excitado. El cuerpo alto músculo brillando por el agua, a la luz de la luna, así como el rebelde cabello negro, hasta la cintura aun pegado por la humedad, consiguieron un efecto devastador para su imaginación. Ese espectáculo, simplemente, la hizo, sonrojar, pero aún así, no se perdió, ni un solo detalle de la increíble anatomía masculina. Madara, era simplemente perfecto en todos los sentidos.

—¡Hinata! Si continúas mirándome de ese modo, te haré mía aquí mismo—le advirtió rodeándola de la pequeña cintura, mientras sentía los pezones erectos por el frío, pegados a su pecho—Mira que mi intención es hacerte el amor toda la noche, en mi cama, pero si quieres continuamos aquí—la chica se deshizo del agarre, al igual que una anguila,debido a que estaba mojada le resultó fácil. Tomo la toalla y se cubrió de inmediato. Podía hacer el amor dentro del lago, después de todo, el agua cubría la mayoría de sus cuerpos, pero allí afuera, nada los cubría.

El azabache, se sintió orgulloso, de ver como provocó a su niña. El también se envolvió en la toalla y juntos se fueron hacia la mansión, donde como le advirtió, no le daría tregua.

[...]

—Hanabi me llamó—anunció Hinata a sus amigas. Las vacaciones de verano estaban por llegar y con ellas también el cumpleaños de Ino—Dice que vendrá a pasar las vacaciones con nosotras, para disfrutar del lugar y también y también para celebrar tu cumpleaños—le dijo a la rubia.

—Ya lo creo... pero estoy segura que no solo a eso viene—soltó Ino divertida. Karin también sonrió sabiendo a que se refería la Yamanaka, pues Gaara le comentó de lo mucho que Naruto, había estado viajando a Tokio.

—¿Porque lo dices?—la ojiperla, no entendió a lo que se refería la rubia.

—¡Hina...! ¿No me digas que no sabes sobre las visitas de Naruto a tu hermana?—la Hyuga se sorprendió con la información. Ahora entendía la repentina visita de su hermana menor... claro, todo se trataba de Naruto.

—Supongo que el Uchiha, no te da tregua y te deja tan exhausta que ni siquiera sabías nada—esta vez fue Karin quien habló, logrando fuertes carcajadas por parte de Ino.

—Pues, si es como Shisui de fogoso y apasionado, puedo entenderte—el sonrojo de Hinata aumento, sin embargo, no pudo contrariarlas, ya que en las últimas semanas, prácticamente hacían el amor a diario en casi todos los lugares disponibles. A menudo debía maquillar las marcas que Madara le dejaba, cuando perdía el control y no obedecía sus súplicas de no ser marcada debido a su trabajo. Por un lado, le molestaba tener que cubrirlas y por el otro, le excitaba verlas cuando se duchaba.

Las tres planearon una fiesta para Ino, en casa de Hinata, ella misma fue quien lo sugirió, pero cuando Shisui lo supo, de inmediato propuso que fuera en el rancho Sharingan, argumentando, que su novia merecía que el se encargara de todo, como su caballero. Hinata no se pudo negar y mucho menos Ino, quien se sintió alagada por su pareja.

...

Las vacaciones de verano llegaron y con ellas también Hanabi. La habitación quedó preparada para ella, aunque por alguna razón, Hinata presintió que ya no tenía pensado regresar a Tokio. No supo, si se debía a la gran cantidad de ropa y artículos que trajo con ella, o a la sugerencia de continuar sus estudios en Konoha y los que no pudiera obtener, los buscará en línea. El sentimiento de felicidad que esto le trajo a la ojiperla mayor, fue muy grande y quiso que así fuera.

Ino, Hinata y Karin, prepararon una cena en casa de las Hyugas para celebrar la llegada de Hanabi. Ellas invitaron a los amigos y también a sus parejas, incluyendo a Naruto.

...

—Hina, los invitados comenzaron a llegar—le informó Karin, mientras la ojiluna, terminaba de decorar el pastel que horneó, junto con los dangos, estos últimos, en honor a Itachi. El alboroto de Daimon, le dejó claro a Hinata, que Kiba y Akamaru, habían llegado. Con ellos también venía Shino, Naruto y Gaara.

—Ya terminé, pásalos a la sala—Karin se dirigió hacia la sala y recibió los obsequios que los cuatro varones trajeron, como galletas sake y rollos de canela.

El timbre sonó de nuevo y esta vez fue Ino, quien se dirigió a la puerta, sabiendo de quien se trataba.

—¿Como esta la mujer mas hermosa de Konoha?—el sonriente Uchiha, no tuvo reparos en devorar los labios de su amada, sin importarle la presencia de Itachi a su lado.

En la sala, Hanabi, ya estaba sentada junto a Naruto. Los dos parecían ajenos a todos, solo se dedicaron a conversar entre ellos, causando risas entre los demás presentes.

Hinata veía el reloj de su muñeca y se dio cuenta que Madara, ya estaba retrasado, pero no quiso hablarle, prefirió darle un poco mas de tiempo, ya que no llevaría los niños con el, pues era una reunión de adultos.

La ojiperla se dispuso a conversar con Itachi, también con Shino y Kiba, cuando el timbre sonó de nuevo. Ella se fue hasta la puerta y apenas abrió, sintió los fuertes brazos de su amado rodeándole la cintura.

—Espero no haberte hecho esperar mucho—a diferencia de Shisui, Madara la saco de la casa, para apoderarse de la tentadora boca femenina, de ese modo, nadie de los demás los miró.

—No se preocupe, lo bueno es que ya está aquí—juntos entraron y en minutos, todos se hallaban en el comedor, compartiendo la cena.

—¿Donde están los niños?—pregunto Hanabi a Madara.

—Se quedaron en casa de Obito, mi sobrino los invito a dormir allí—respondió y miró a Hinata por el rabillo del ojo. Estaban sentados juntos y no se pudo resistir a tocar la pierna de la ojiperla por debajo de la mesa. La morena abrió mucho los ojos, pero logró disimularlo, dado que no quería llamar la atención de nadie, sin embargo, Madara se aventuró a colocar la mano bajo su falda, solo para continuar provocándola.

—Oye Hinata, espero que no te importe, que me lleve a tu hermana a dar un paseo por el centro, en los próximos días—añadió Naruto, algo apenado.

—E-esta bien, Naruto, solo cuida bien de ella—respondió con dificultad, debido a la descarada mano del azabache, que ahora rosaba el encaje de las bragas.

—La clase de hoy, es que te quites las bragas sin que nadie lo note—le dijo en el oído, mientras los demás hablaban de distintos temas. La Hyuga creyó que se iba a desmayar, con semejante orden. Madara le pidió que no usara durante esa cena, sin embargo, ella no le puso atención, pues pensó que solo bromeaba para molestarla, pero ahora veía, que no estaba jugando—Será tu castigo por no ponerme atención cuando te lo pedí.

Ella pensó en ponerse de pie, para ir a la cocina, de ese modo le sería mas fácil quitárselas sin llamar la atención de nadie, pero el azabache pareció adivinar sus intenciones y le indicó, que lo hiciera ahí mismo. Poco a poco, la chica comenzó a moverse, sin llamar la atención de nadie, hasta que la prenda cayó en sus tobillos. Sonrojada al máximo, levantó un pie, dejando las bragas, solo en uno, el cual levantó para tomarla en la mano. Todo, antes de desmayarse.

—Quiero aprovechar para invitar a todos a la fiesta de cumpleaños que haremos para mi novia en el rancho Sharingan—les informo Shisui a quienes aun no lo sabían.

—Me han hablado tanto de ese rancho, que muero por conocerlo—soltó Hanabi.

—Te aseguró que al igual que a todos nosotros, también a ti te gustara—afirmó Gaara.

La Hyuga mayor, no podía hablar debido al miedo que le daba, soltar un gemido. Madara se guardó las bragas y no dejó de torturar a la joven con sus dedos, los cuales se mojaban dentro de ella, para hacer movimientos circulares en el botón rosado. La hábil mano sabía exactamente, donde y cómo tocar.

—¿Estas bien Hinata?—pregunto Itachi al verla muy sonrojada y agitada, como si hubiera corrido.

—Estoy bien, es solo que no tengo mucha tolerancia al sake—mintió, pero logró convencer al joven y a los otros, quienes ya la conocían.

—¡Esa es mi chica!—murmuro Madara en su oído. Para suerte de la ojiluna, Shisui sugirió ir afuera para poner música y continuar bebiendo.

La noche transcurrió entre juegos de los perros, historías de Shisui con Itachi y por supuesto, peleas entre Naruto y Kiba. Horas mas tarde, los invitados comenzaron a marcharse. El primero fue Itachi, seguido por Shino y Kiba.

Hanabi, despidió a Naruto, prometiendo verse al día siguiente. Ino también se despidió de Shisui y por último la ojiperla, quien se tuvo que quedar mas tiempo afuera, tratando de convencer a Madara de no ir con él, debido a que era la primer noche de su hermana y no quería dejarla sola. Muy a regañadientes, el azabache se tuvo que retirar solo, debía darse una ducha con agua fría, de lo contrarío no podría dormir.

...

Al día siguiente, Shisui, de nuevo mantuvo otra discusión con su tío, por disponer de su hogar sin consultarlo primero con él. Aunque los regaños solo fueron por las atribuciones de su descarado sobrino, ya que tratándose de la amiga de su Hinata, no tenía ningún problema en ofrecer su rancho.


[...]


Los días continuaron, pero Madara, no había olvidado el incidente del cual fue víctima su ojiperla. Tenía que dar con el maldito que la hirió y se aseguraría de que se pudriera en la cárcel. Se puso en contacto con Izuna, para que averiguara, en que cárcel estaba para saber mas, sobre el juicio y los años que le darían de prision. También se puso en contactó con Hiashi y este le contó, que no quería exponer a Hinata a ver a ese hombre sin embargo, si ella no lo hacía, corría el riesgo de salir por falta de pruebas.

Tampoco él, la quería exponer, ese era el motivo por el cual, se encargaría de que recibiera su merecido, sin dañarla a ella en el proceso.

Tenía que asegurarse de dejar todo en orden, porque luego de estar con Hinata, durante todo el tiempo que llevaban, ya le costaba mucho dejarla ir. No quería regresarla a su casa, la quería con él al despertar al anochecer, a todas horas. Decidió pedirle que se casara con él.

Las últimas días, era ella, quien preparaba la cena y los niños tampoco la querían dejar ir, incluso, fue la misma Aneko, quien sugirió que debían de casarse para que ya no se fuera y ni hablar de Kenji, él ya la consideraba como lo mas cercano a una madre, incluso comenzó a llamar tía a Hanabi.

[...]

Izuna comenzó la tarea que le encomendó su hermano mayor. Realizó algunas llamadas telefónicas y con un poco de ayuda consiguió saber dónde tenían al sujeto que hirió a Hinata. Por lo poco que pudo averiguar, el continuaba diciendo no saber nada sobre ella y su juicio se había estado atrasando, para no tener que darle la salida por falta de pruebas. Había algo raro, que lograba molestar a Izuna, así que pidió hablar por si mismo con el delincuente.

Hasta el momento no entendió, porqué el tipo negaba todo y ni estando preso, aceptó frente a los demás prisioneros ser quien decían que era, lo cual todos los reclusos hacían  tarde o temprano.

Llegó a la hora pactada para la visita al sujeto. Los guardias lo llevaron al lugar de visitas y tenía sólo media hora para obtener información. Apenas llegó y tomó asiento, para esperar la llegada de todos los que también esperaban ver a otros reclusos.

—Me dijeron que alguien me esperaba, pero en realidad no te conozco—Izuna levantó el rostro y de inmediato se puso de pie cuando llegó el sujeto.

—Mi nombre es Izuna Uchiha y estoy aquí para saber ¿porque atacaste a Hinata Hyuga? Pero sobre todo, quiero saber ¿porque insistes en negar que lo hiciste?—cuestiono evaluando la anatomía del atacante. Lo único con lo que contaban era con la altura y debía comprobar si también el recluso lo era.

—Chingado... de nuevo con lo mismo... ya les dije que yo no conozco a esa pendeja mujer—argumento molesto—Me tendieron una puta trampa, yo nunca le hice nada a esa vieja —el sujeto de cabello platinado llamado Hidan, continuó pregonando su inocencia, con todo tipo de palabrotas, el solo quería demostrar por enésima vez su inocencia, en cuanto a Hinata, ya que los otros cargos como las sustancias ilegales y los animales exóticos que sacrificó, si eran obras suyas.

—¿Y quien crees que esté detrás de todo esto?—cuestiono interesado, dado que algo en la mirada de Hidan, le indicaba que no mentía. El problema, entonces era mas grabé de lo que Madara pensaba, ya que, solo era cuestión de tiempo, para que el verdadero atacante, diera con la ojiperla. O quizás ya había dado con ella y solo esperaba, el mejor momento para atacar.

—Yo que chingados voy a saber, tuve muchos vecinos que pudieron ser los autores intelectuales de lo que me acusan, pero estos cabrones oficiales no quisieron hacer su trabajo y se conformaron con lo que encontraron en mi apartamento—confesó frustrado por tener que explicar de nuevo, sabiendo que no le creerían, pero lo que dijo Izuna a continuación, lo dejo sorprendido.

—Ayúdame con los nombres de todos tus vecinos, incluyendo la descripción física y si logro dar con el verdadero culpable, te ayudaré a reducir tu condena por tus otros delitos, no relacionados con este—para el Uchiha, el comportamiento de las leyes, dejaba mucho que desear. Ellos simplemente, se negaron a investigar y se dejaron llevar por las pruebas. Mientras tanto, la mujer a la que ama su hermano, corría un gran riesgo. No quería ni imaginar, la reacción de este, cuando le contara lo que logró averiguar.

Continuara.

Me disculpo por la tardanza, pero luego de algunos problemas al guardar este y otros capítulos, de Sentimientos ajenos, termine borrándolos, pero ya los estoy reescribiendo. Disculpen las faltas de ortografía, también las iré corrigiendo, cuando las vea😊💕💕

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