Capitulo 17

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.



—M-Madara... me duele—se quejó la morena ante las fuertes envestidas que le propinaba el Uchiha. Él no pensó que ella, pudiera sentir dolor, ya que se había perdido en las deliciosas sensaciones de estarse adueñando de toda su piel.

—Lo siento bonita, lo haré más despacio—le aseguró inclinándose hasta quedar justo en el oido de la joven, logrando melodiosos gemidos al momento en que la beso sobre la nuca—¡Me enloqueces!—dijo con voz ronca mientras trataba de contenerse para no arremeter mas fuerte contra ella.

Hinata dejó de sentir dolor y ahora sólo podía sentir el más exquisito placer. Se aferraba a las almohadas gimiendo el nombre de Madara una y otra vez.

El azabache la levantó dejándola hincada, con la espalda pegada en su pecho. Sus fuertes brazos la mantenían sujeta y ella, colocó los brazos rodeándolo del cuello para moverse al compás de los movimientos masculinos. Los gemidos de ambos iban en aumento. Madara se apoderó de los senos, al mismo tiempo que buscaba la boca femenina con la suya.

Sabiendo que ella lo estaba disfrutando, aumentó las envestidas, sintiendo como su pene se apretaba dentro del interior de su mujer. El cuerpo de Hinata, se movía como si tuviera vida propia.

—¡Ma-Madara!— entre más escuchaba su nombre, mas se sentía al punto y apenas la sintió liberar el orgasmo, envistió más rápido para secundarla.

—Así mi amor así—murmuró, al estallar con todo dentro de ella. Tenía días conteniéndose y cuando, por fin la tuvo, se dejó llevar por la pasión y terminó lastimándola.

Todavía en la misma posición, Madara quedó completamente sin fuerzas. Por unos segundos, descansando su cabeza en el hombro femenino. Una de las manos, todavía sostenía un seno y la otra lo ayudaba a sostenerse. Ambos cayeron en la cama satisfechos, contentos y sudados por la acalorada actividad sexual, que según el moreno, apenas comenzaba.

—Aprendes rápido ¿eh?—le dijo atrayéndola hacia él—Sin embargo... aun te falta mucho por saber—la Hyuga se sonrojó y escondió su rostro en el pecho masculino—Pero no te preocupes, aquí estoy yo, para seguir enseñándote todo y créeme, no me voy a cansar de hacerlo.

—¿Cuando fue la última vez, que fue a la ciudad?—preguntó Hinata, tratando de desviar el tema y al mismo tiempo indagando, sobre algo que deseaba saber. Tenía que saber, si los gastos lograron desestabilizarlo, dentro de su economía y la de su familia. Llevaba días pensando en esa probabilidad, pero si preguntaba directamente, podía herir, el orgullo del Uchiha.

—No iba desde que Kenji tenia seis meses, que fue cuando Mei, nos abandonó—respondió despreocupado, mientras acariciaba la suave espalda de la ojiperla.

—¿Ella vivió aquí con usted?—esa inquietud le surgió de pronto al verse en sus brazos y en su cama.

—Si—la abrazó contra su pecho al sentirla insegura—La mire por primera vez en el centro, luego fue aquí en el rancho, donde nos conocimos—le contó casi todo sobre la relación durante el matrimonio, omitiendo que se fueron a Tokio, cuando ella descubrió que tenía una gran fortuna, ya en el hotel, le había contado una parte de ese capítulo y ahora le revelaba lo que faltaba...Estuvieron juntos hasta que las respiraciones se hicieron regulares, ya que Hinata se sobresaltó con toda la información, como si hubiera pensado que aún sentía algo por Mei—Y ya no siento nada mas que despreció por ella—aclaró antes que la ojiluna continuara haciéndose falsas ideas.

Madara quería preguntar, pero tampoco pretendía presionarla, así que empezó por las ramas, cosa que nunca hacía, aunque desde que comenzó a enamorarse de Hinata, se la había pasado haciendo cosas fuera de lo común—Ahora es tu turno, dime ¿como fue tu vida antes de venir aquí?—Hinata se puso inquieta, pero no era justó que ella guardara secretos, tan grandes y dolorosos, con el hombre que ama. A fin de cuántas, estando con él, se sentía protegida.

—Durante el tiempo en que estudiaba mi carrera, me quedaba tiempo libre... durante esos periodos de tiempo, me gustaba mucho escribir. Comencé, con un cuaderno, luego la inspiración me llegaba más clara y termine completando un libro. Un amigo de mi padre lo leyó y se ofreció a publicarlo. Para mi sorpresa, el libro fue todo un éxito y me pidió continuar con mas. No firmaba mi nombre por motivos de seguridad. Escribí dos libros más y al igual que el primero, el segundo fue un éxito—Hinata, ya se encontraba aferrada al pecho de Madara, el cual se sentó recargado en la cama, con la chica en su regazo, sin importarle estar desnudando.

—Tranquila, bonita yo estoy contigo—la estrujo fuerte para que se sintiera segura.

—El problema, llegó con el último libro... Las ventas fueron mayores, de lo que fueron los primeros y durante unos meses, todo estuvo en orden, hasta que...—el azabache, le limpió las lágrimas con los pulgares—Alguien, averiguó mi identidad y todos mis datos personales. Cambie mi numero telefónico, pero lograba dar de nuevo conmigo y me advirtió, no volver a ignorarlo—Madara apretó la mandíbula y su molestia aumentaba cuando percibía el miedo en ella—Lo que me decía, no tenía sentido y Neji cambió de nuevo mi número. Durante unos meses, creí que ya no había podido rastrearme, pero esa noche—las perlas brillaron como en un trance, recordando aquello—Sali a un antro con las chicas, todo se veía en orden, hasta que fui al tocador, la luz parpadeaba y-y—respiró de nuevo—Ahí estaba ese hombre... el mismo que me acosaba y que amenazó diciendo que me encerraría para solo verme él y nadie mas. Me dijo cosas sin sentido, aseguró que él era el personaje principal del  libro y me haría lo mismo, que a la chica de mi historia.

—Toma esto—Madara le entregó un vaso con whiskey, que logró servir, sin descuidar el agarré de Hinata. Ella tomó el trago de inmediato, ya no quería sentir miedo al recordarlo, ya se había reprimido por mucho tiempo y ya no quería continuar igual.

—Él quería secuestrarme, pero esa noche, aseguró querer mi sangre cubriéndolo...Fue así, que me hirió tres veces—instintivamente, se toco, las cicatrices—Aunque no pude verle el rostro, logré usar gas pimienta en sus ojos, apenas pude liberarme de su enorme  cuerpo, para salir en busca de ayuda. Sabía que estaba tras de mí, pero entre las muchas personas, no pude saber quien, era, después desperté en el hospital—el azabache le sirvió otro trago, cuando ella extendió el vaso—Todo lo que siguió, se convirtió en un infierno. Sufri un accidente automovilístico, porque pensaba que lo había visto conduciendo cerca de mí, a todo lados que mirará, no podía evitar sentir miedo, pues no sabía su identidad y aseguró que me haría pagar por resistirme a él.

—¡Maldito bastardo!—musito, Madara cerca de ella. Le dio un beso en la frente y volvió a limpiar sus lágrimas—Fue por eso que reaccionaste así aquella noche ¿verdad?—ella desvió la mirada, dándole la respuesta.

—Estuve con medicamentos durante un tiempo, pero me costaba mucho salir, debido al miedo, fue entonces que Neji consiguió una cita con Tobirama Senju... él fue quien me recomendó alejarme de las multitudes y sugirió Konoha, como un lugar excelente... Lo de más ya lo sabe—concluyó Hinata.

—Sin conocerte, terminé agravando tu estado de salud... Nunca terminaré de arrepentirme, por la forma en que te traté—aseguró con pesar en la voz, pues en verdad, se sentía muy culpable.

—Usted no sabía nada, no debe sentirse culpable, ademas, eso ya quedó en el pasado y afortunadamente, pudimos solucionar nuestras diferencias—la ojiperla le regaló una encantadora sonrisa, logrando comprobar una vez mas, lo enamorado que estaba de ella.

—Creó que no te merezco, pero a pesar de creerlo, no te dejaré alejarte de mí—afirmó antes de besarla en los labios, sintiendo el sabor del whiskey.

—Tampoco quiero alejarme... estoy muy feliz de estar con ustedes, su compañía y la de los niños, terminaron llenando los espacios vacíos que había en mi vida—aseguró convencida y determinada. Durante el tiempo que pasó con Toneri, nunca se sintió de esa manera y ahora que tenía la felicidad, no estaba dispuesta a perderla.

También llenaste nuestras vidas. Mis hijos nunca antes fueron tan felices como lo son desde que te conocieron, ademas, nunca dejas de sorprenderme, ahora resulta, que hasta escritora eres ¿que otra cosa ocultas de mi preciosa?—ella se sonrojó, en parte por el licor y también por estar hablando sobre algo tan traumático encontrándose desnuda, en los fuertes brazos del hombre que amaba.

—Nada, ahora ya le conte todo sobre mi vida—aseguró avergonzada pero sonriendo—Me alegro de saber que ninguno de los dos guardamos mas secretos—al momento de escucharla, Madara se tensó, debido a que aun no sabía como decirle que en realidad, no era un trabajador del rancho, sino el dueño. Tenía que confesarlo, aunque no fuera algo malo, ni algo que pudiera afectar su relación, siempre era mejor que se enterara por él y no por terceros. Ya buscaría una ocasión para hacerlo, porque en ese momento, la quería otra vez y muchas mas.

[...]

Mikoto planeaba una cena en su casa, para reunirse con todos, incluyendo a Ino y también a Hinata. No se había reunido toda la familia desde la fiesta de Shisui y eso había sido meces atrás. Muchas cosas habían cambiado, como que ahora, Madara tenía pareja y Shisui también.

—¿Que piensas hacer esta noche?—le pregunto Mikoto a Madara, cuando lo llamó por teléfono.

—Supongo que ver a Hinata—la fémina escuchó un suspiro de su hermano y no pudo evitar sonreír.

—¿Que te parece si vienen a cenar esta noche?—el azabache lo pensó por un momento.

—Le preguntaré a ella y estoy seguro que dirá que sí—respondió seguro que ella aceptaría.

—¡Bien! Entonces los esperó aquí a las ocho—la llamada terminó y la fémina hizo las demás llamadas para poner en aviso a todos.

[...]

—Vamos Hina, no querrás llegar tarde a la cena en casa de tu cuñada ¿o si?—Hinata estaba terminando de vestirse, Madara la había invitado a cenar en casa de su hermana. Estaba muy nerviosa, porque esa era la primera vez que se reunía con todos los Uchihas. A pesar de haber compartido tantas cosas con él, esto era algo nuevo.

—Madara y los niños vendrán por mí—respondió mientras se veía en el espejo en los momentos en que dejaba los nervios. Daimon solo observó como su dueña caminaba de un lugar a otro y paraba por instantes frente al espejo.

Le había contado a Ino, todo lo que le confesó a Madara y esta la felicitó, diciendo prácticamente lo mismo que dijo Gaara. Entre mas se abriera con las personas, mas aliviada se iría sintiendo. Estaba empezando a creer, que era cierto, porque desde ese día, se sintió mucho mejor.

—Pero cálmate, recuerda que también yo estaré con ellos... ademas no hay nada que temer, todos te adoran, especialmente él—afirmó Ino, sonriendo ante el nerviosismo de la ojiperla. Aunque se negaba a admitirlo, también ella se puso nerviosa, pero no a ese grado.

Shisui llegó y tocó la puerta, Hinata pensó que era algo temprano, pero seguramente quería llegar primero.

—Hasta luego Hina... nos vemos en casa de mi tía—se despidió el azabache antes de marcharse con Ino.

Ella se miró en el espejo, esperando estar a la altura de los acontecimientos, no podía ir mal vestida, con ese caramelo de hombre. Lo que la ojiperla no imaginaba, es que al igual que ella, Madara pensaba lo mismo. Debía estar siempre bien presentable, para no desentonar con su preciosa y joven novia.

Llevaba puesta una falda abajo de la rodilla corte suelto, con una entallada blusa roja en cuello v, las sandalias de tacón también eran rojas, al igual que el cinturón. Se veía muy bella, sin caer en lo exagerado.

Finalmente se escuchó el timbre de la puerta y Daimon fue el primero en ir a recibir los visitantes. Aunque Hinata podía fácilmente conducir a casa de Mikoto, su novio se empeñó en ir por ella.

—¿Estás lista?—la seductora voz, unido al imponente porte de Madara, dejaron a Hinata, sin aliento y como si eso, hubiera sido poco, el apuesto hombre le sonrió, dejándola aún más desarmada, ante sus encantos masculinos.

—¡Hina!—los niños también se bajaron, sólo para ver a Daimon por unos minutos, antes de irse a la cena.

...

Madara, no podía dejar de ver a Hinata, mientras conducía. Era como un sueño, que ella fuera con él, en su camioneta y con sus niños. Aneko y Kenji, hablaban de todo con ella. Era, como si ya la hubieran aceptado, como la mujer que se uniría a él, para siempre. No hubo necesidad de decirles nada, ya que, ellos mismos sacaron sus propias conclusiones, al menos Aneko, quien era la mas suspicaz.

...

—Ya estamos aquí—anunció Madara. Bajo a Kenji por el lado del conductor y de inmediato se fue hacia la puerta de Hinata, para que bajara ella y su hija.

—Ya te dije, que té vez hermosa—lo dijo cerca del oído femenino.

—Opinó lo mismo de usted—se armó de valor para confesarlo, logrando que el azabache sonriera complacido. Que Hinata pensara así de él, le causó gran satisfacción. Podía sentir la forma en que lo veía y disfrutaba, saberse admirado por ella.

—Como te gustó más ¿con ropa o sin ropa?—hasta el momento, la ojiperla, no se había sonrojado, pero al escucharlo hacer semejante pregunta, logró avergonzarla—A mí tu, me gustas mas sin ropa—de nuevo los niños también sonrieron, antes de poder entrar a casa de Mikoto, contagiados por la risa de su padre.

—M-mejor entremos—sugirió Hinata, antes de sonrojarse mas.

—¡Miren! El auto Sasuke tiene el neumático bajo—les dijo Aneko.

—Eso quiere decir que tendrá trabajo extra—Madara le restó importancia y camino con los niños y con Hinata.

[...]

—¿Para que se supone que es esto? ¿Tratas de burlarte de mi?—bufo Sasuke molesto por el, "obsequio" que le entrego Shisui, mientras esperaban por la cena junto a todos los otros Uchihas.

—No se porque lo dices, yo sería incapaz de burlarme de ti... En realidad, me ofendes—Shisui, fingió estar triste y la rubia de inmediato lo abrazó tratando de consolarlo, al mismo tiempo, que le lanzó una mirada asesina a Sasuke, por entristecer a su novio.

—De sobra sabes, que no tolero los perfumes con olor tan fuerte y se que por eso compraste el más costoso, para que fuera el más concentrado—aclaró el menor, pues las orbes azules, lo querían fulminar. Era obvio que ella, todavía  no conocía a Shisui, lo suficiente, como para saber de lo que es capaz.

—Esta bien primo, humíllame por tomarme el tiempo de ir a todas las perfumerías de Tokio, buscando un obsequio digno de ti y así, agradecerte el detalle que tuviste al quedarte junto a Itachi, para que nosotros pudiéramos ir a la boda—Obito, Itachi y Fugaku, negaban con la cabeza—Lo vez mi amor, te dije que él me odia... y todo, porque las personas, decían que yo era más guapo y simpático—Ino continuó consolándolo.

—Veo que tienes ganas de informar a tu novia de todo, tu pasado ¿que te parece si también yo le cuento como eres? Estoy seguro, que se divertirá escuchando, todo acerca de tu vida, antes de su llegada—Sasuke sonrió, ante el semblante que puso su primo—Mira que tengo mucho por agregar—Mikoto suspiro lista para intervenir.

—No...No es necesario, seré comprensivo y lo olvidare todo, para que veas, lo mucho que yo si te aprecio—el menor pensó decir algo mas, pero mejor dejó de argumentar, de lo contrario, su primo saldría con algo mas para defenderse.

—¿Y como te trata mi hermano?—pregunto Obito a Ino, dado que Shisui, se veía mas feliz que nunca, desde que estaba con ella.

—Shisui es un caballero—el azabache a su lado le dio un rápido beso en los labios por lo que dijo de él—Definitivamente, seguir a Hinata hasta aquí, fue lo mejor que me pudo haber sucedido—Rin se derritió con lo que dijo Ino, era muy lindo saber que alguien pensaba así de su cuñado.

—Yo estoy muy agradecido con Hina, por venir y así, poder conocerte mi Reyna, eres lo mejor que me ha podido pasar—Sakura y Mikoto también se enternecieron por lo que Shisui dijo de su novia, todo parecía indicar, que esta vez sentaría cabeza.

—¿Y Hinata porque no vino?—preguntó Riku, apenas escuchó el nombre de la consejera.

—Madara y los niños, fueron por ella, no deben tardar—respondió Mikoto.  Llamó a su hermano, para invitarlo a cenar, con la intención de que llevara a Hinata con él. Ella quería que esa relación avanzará, para que su hermano diera el siguiente paso, después de todo, estaba enamorado hasta la médula.

Continuaron sentados en la mesa del comedor, mientras esperaban a los invitados faltantes.

—¿Hinata se subirá a la camioneta de Madara?—preguntó Itachi.

—No había pensado en eso, pero de sobra sabemos que Madara, se siente orgulloso de ese pedazo de chatarra y estoy seguro que no desaprovechará la oportunidad de subir a Hinata con él—afirmó Shisui, despreocupado. Ino se limitó a sonreír pensando en su amiga. Se iba ver muy bien, con Madara y los niños, tal como una familia.

—Me parece que ya están aquí—afirmó Fugaku, al escuchar el motor de la camioneta.

...

—¡Buenas noches familia!—saludo Madara sonriendo y sosteniendo la mano de Hinata.

—Pasen... me alegro que estén aquí—Mikoto se levantó, para saludarlos y guiarlos a sus lugares.

Luego de saludar a todos, se sentaron, en seguida de Itachi. Los niños conversaban entre ellos y en minutos comenzaron a cenar.

—Ahora es tu turno de responder Hinata—la mencionada levantó el rostro, para mirar hacia Obito—Ya le hice la pregunta a Ino y ahora será para ti... ¿como te trata mi tío?—Madara no pudo evitar, rodar los ojos.

—Bueno, él... me trata muy bien—la Hyuga se quedó pensando y continuó—Nunca antes, me sentí tan viva, como ahora que estoy con él. Se que suena, raro, debido a nuestro comienzo, pero una vez solucionamos todo y siento, que estoy en el lugar indicado—Madara le sostuvo la mano, sobre su pierna—No cambiaria nada de su personalidad, porque en gran parte, eso es, lo que mas me gusta—todos se quedaron en silencio asimilando, lo que dijo Hinata.

Madara fue quien más impresionado se quedó, por la forma en que ella describió sentirse a su lado y por lo fácil que le resultó dejar salir todo, aun cuando estaba con todos sus familiares. Él no era de mostrar emociones frente a los demás y sabía que de hacerlo, no se sentiría real para ella. Sin embargo, no pudo evitar levantar su delicada manó, para darle un beso.

Rin conversaba con Ino, Sakura también intervenía al igual que Hinata y Mikoto. Los varones también mantenían platicas sobre autos, hasta que Aneko recordó el auto de Sasuke.

—La llanta de tu auto está arruinada—Sasuke frunció el ceño.

—¿Pero como fue? No estaba así, cuando llegamos—afirmó, negando con la cabeza.

—Mi papá no lo hizo, esta vez—aseguró Kenji, antes que pudieran culpar a su padre.

—¿Como que esta vez? ¿Cuando si lo ha hecho?—preguntó Sasuke, con curiosidad.

—Cuando lo hizo con el auto de Hina—Madara comenzó a ahogarse, en el momento , que todas las miradas se dirigieron a él, especialmente la mirada perlada.

—¿Usted fue quien dañó mi neumático mi primer día de trabajo?—pregunto la ojiperla, con incredulidad.

—Yo... escucha, eso...—Madara, no pudo continuar, debido a la melodiosa risa de Hinata. Ella no se había podido aguantar, cuando miro el rostro confundido del azabache. Poco a poco, todos comenzaron a reír secundándole. La expresión del mayor, quedaría en sus memorias, por largo tiempo.

Madara, instintivamente abrazó a su novia y le pidió disculpas, pero ella, continuó riendo. Por un momento, pensó que ella se disgustaría con él, por haber hecho semejante estupides, pero al verla de esa forma, lo único que le provocaba, era besarla y hacer que continuara riendo, como lo hacía.


Continuara.

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