Capitulo 15

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro. La imagen tampoco, me pertenece y los créditos, se ban a su creador.

En el salón, Mei se quedó mirando como Izuna se llevó a los niños y la insípida mocosa, se iba del brazo de su ex marido.

—¿Que demonios te está sucediendo? ¿Acaso todo tu mal humor es por el?—inquirió Ashura ya más molesto por el actuar de su esposa.

—No se trata de el, son los niños, ellos parecen mirarla, como si ella fuera su madre, cuando en realidad, no lo es—respondió aún con el pecho adolorido.

—¿A que viene todo esto? Yo mismo te ofrecí ayudarte a pelear por la custodia y tu te negaste, argumentando, que estaban mejor con el ¿que ya lo olvidaste?—la fémina, parecía furiosa y todo se debía a que Ashura tenía razón, fue ella misma, quien decidió renunciar a ellos, pensando que serían un estorbo en su nueva vida y no podía engañarse, aun lo pensaba, pero al verlos con ella, su ego resultó herido y  lo que fue peor, era no saber el porqué, le dolió ver a Madara sonriendo contento con la Hyuga. Se veía embelesado por ella, como si todo su mundo, girará al rededor de la mocosa.

—No lo se, es solo que no creo que esa chiquilla, sea una buena figura para ellos—soltó, lo primero que se le vino a la mente.

—Oh, se trata de eso...si, es así, no tienes nada de que preocuparte, ya te he dicho en repetidas ocasiones, que Hinata, es una excelente persona. Nosotros la conocemos desde que era una niña y te puedo garantizar que esos niños, no pueden estar en mejores manos—de nuevo la pelirroja, sintió la punzada en el pecho—Es una verdadera lástima, que Toneri, lo arruinara todo—mencionó con pesar.

La fémina, guardó silencio, o de lo contrario, diría algo que no le gustaría a su esposo. Fue realmente un golpe en su orgullo, ver al hombre que podía hasta besar el suelo que ella pisaba, haciendo los mismo, o quizás mas, por otra, una que no le llega, ni a los talones.

...

—Entonces lo que dicen en Konoha es cierto—señaló Mito, al ver como Madara se llevaba a la chica Hyuga frente a todos.

—Si, Naruto ya nos lo había dicho, ellos llevan algún tiempo saliendo—añadió Kushina.

La risa de Hashirama, resonó asimilando la actual situación de su mejor amigo—¿Quien lo diría? El gruñón está enamorado después de tanto tiempo...y creó que esta vez, escogió bien.

—Claro que lo hizo, esa chica es un amor, me darán la razón, cuando la traten—les reitero Kushina.

—Lo mas divertido, es la cara de amargada que tiene, la ex esposa de Madara—las miradas de los cuatro, de dirigieron hacia donde señaló Mito, con discreción—¡Hashirama! No tienes que ser tan obvio—Mito, reprendió al castaño, por su falta de disimulo, pues casi se pone de pie, para mirar mejor.

—Lo siento, pero esto, es algo que no me podía perder—Minato y Kushina, se rieron ante la respuesta despreocupada, del Senju.

—Al parecer, no sólo Madara, esta en plan de conquista—Minato apuntó a donde Naruto, bailaba con la hija menor de Hiashi.

En realidad, así fue, la mayor parte de la noche. Aunque en un principio, a Hanabi, le molestó la conducta de Naruto, conforme avanzó la noche, le fue pareciendo divertido, además de muy atractivo.

Después de la partida de Hinata con el Uchiha, ambos intercambiaron, números telefónicos, argumentando, que solo era por si llegaban a necesitarlos en caso de emergencia.

...

—Poco a poco, los invitados, se fueron marchando y con todos, los Uchihas. Ellos pasaron a despedirse de los Hyugas y agradecieron por ser invitados a la boda. Obito se encontraba muy cansado, debido a que no dejó de bailar en toda la noche, junto a su esposa. Todos debían regresar a la mansión Uchiha, para esperar que Izuna, regresara con los niños.

Sakura, se marchó con sus suegros y Obito, se fue con su esposa. Solo dos de los Uchihas, no llegarían a dormir, esa noche, el primero era Madara y el otro era Shisui, quien también se llevó a la rubia, antes que todos salieran del salón.

[...]

Mientras tanto, dentro de la habitación del hotel, donde se hallaban Hinata y Madara, el calor iba en aumento.

El azabache, tal y como lo advirtió, no pensaba darle tregua a la mujer que había dejado jadeante. Apenas la miró un poco recuperada y regresó a besarla en la boca, alternando con el níveo cuello. La habitación, permaneció a media luz, haciendo que todo, se sintiera, mas intimo y romántico.

Madara, continuó bajando pasando por el pecho, lamiendo los pezones, para continuar hasta el vientre, donde se detuvo por un momento, para intentar apreciar, que era lo que había causado esa gran cicatriz en el perfecto cuerpo de Hinata. Desde que le quito el vestido, pudo mirar, que era visiblemente, mas grande que las otras, pero como le pasó con la cicatriz del brazo y la pierna, no supo cómo preguntarle, dado que la noche en que se alteró por su culpa, la vio, tocándose esas zonas, como si sintiera dolor.

La ojiperla, estaba tan perdida en las sensaciones, que no se percató, en un principio, del escrutinio de Madara, hasta que se levantó, ayudada por los codos. En ese momento, palideció. Había olvidado por completo, la horrible cicatriz, que no le mostraba a nadie. Esa marca, era un claro recordatorio, de la noche, que casi muere.

El azabache, se dio cuenta, que ella había cambiado. Su cuerpo, ahora se sentía rígido y temblaba involuntariamente. Esas marcas de alguna manera, asustaban a su ojiperla y la curiosidad, por saber como fue que las tenía, iba en aumento ¿que fue lo que pasó? Se cuestionó, mentalmente...Sin querer romper el romántico y acalorado momento, abandonó esa marca y continuó explorando la suavidad de esa piel, que tanto deseó poseer. Ella todavía, estaba rígida y pensando con rapidez, palpó la intimidad femenina con su mano derecha, logrando un jadeó debido a que ella no esperaba, algo así.

—E-esperé—en vano, intentó detenerlo, cuando miró lo que el, estaba a punto de hacerle.

El Uchiha, se negó a retroceder, con el puro acercamiento hacia la intimidad femenina, pudo sentir, como su boca se hacía agua. Durante muchas noches, se imaginó a si mismo probándola, mientras ella enloquecía, todo lo podía vislumbrar, en el mismo momento, en que se masturbaba diciendo su nombre.

Con ayuda de sus dedos, preparó los pliegues para probarla con la punta de su lengua. Eso solo era el comienzo, para que no se asustara. Cuando la escuchó gemir, todo su tacto delicado terminó, dando paso al puro éxtasis.

La ojiperla, no podía describir con palabras la incomodidad que tuvo, al ver el rostro del Uchiha, acercándose a su intimidad, sin embargo una vez que sintió el aliento cálido, en su zona más privada, su resistencia se quebró. Las piernas le temblaban involuntariamente, sin que pudiera controlarlas. Podía escuchar los sonidos que hacía la boca del azabache sobre su clitores y eso la hizo levantarse para mirarlo. Los ojos de ambos se encontraron por unos segundos, y ella rompió el contacto visual, avergonzada, y cien por ciento exitada, por la increíble vista.

—Mírame Hinata—le ordenó autoritario, cuando detuvo sus movimientos, para poder darle la orden. Aunque en otro tiempo, lo hubiera ignorado por querer ordenarle, ahora le gustó escucharlo, era como si le exitara aun más escucharlo dominante—Eso es, así esta mejor—lo veía con las orbes, teñidas de un tono rojizo, entre cada lamida, que le daba. Pronto le fue imposible mantener el contacto visual, pues los espasmos que le venían, la hicieron echar todo su cuerpo hacia atrás, sin mas remedio que aferrarse de las mantas. De pronto, esa misma euforia que sintió, cuando le chupo los senos, se manifestó, pero como diez veces más fuerte. Trató de tapar su vagina, con las pequeñas manos, al sentirse mas que satisfecha, pero de nuevo Madara, no la dejó. El continuo lamiendo y chupando hasta que terminó con el premio, el dulce néctar de su diosa.

El azabache, deliberante se incorporó frotándose con la boca, por todo el cuerpo femenino, hasta que llegó al rostro de Hinata. Ella abrió los ojos y lo miró frente a su rostro.

Se besaron de nuevo y para Hinata, todo era tan nuevo, tan embriagador. Apenas acababa de tener dos increíbles orgasmos y Madara, con sus besos, logro que el calor en su centro regresara, como si no pudiera estar satisfecha, hasta que no culminara con todo. Lo dejó acomodarse en medio de sus piernas, incluso tuvo que abrirlas mas para poder recibirlo y a la vez  estar cómodos.

—No sabes cuanto espere este momento—murmuro Madara, mientras frotaba su hombría por la vagina. Sin esperar mas, entró en ella sin ser muy brusco, dado que su ojiperla, era muy pequeña y no quería lastimarla.

Hinata, se aferró a las mantas y su rostro enrojeció, al mismo tiempo que las lágrimas se deslizaron por las mejillas. Se negó a gritar, no quería que Madara la viera así. Sin embargo, no hubo necesidad de que ella dijera algo, ya que el Uchiha, supo de inmediato, que algo le impedía avanzar y no se lo podía creer. De nuevo Hinata lo sorprendió.

—Tranquila bonita, ire lento y sere lo mas gentil que pueda—le aseguro, mirándola de frente. Ella se sorprendió ¿entonces el ya lo sabía? Se preguntó mentalmente, pero de igual manera, confió en el—Aquí voy...pasará pronto—el azabache salió casi por completo, para envestirla fuerte, logrando romper la barrera de su inocencia. La sintió tensarse del dolor y la insisto a sostenerse de el y no de las mantas, de esa manera, podía también experimentar, un poco de lo que ella sentía.

Hinata estaba conmovida, por el comportamiento de Madara. El se estaba conteniendo, sin moverse, para que ella se acostumbrara a el. Llena de ternura y aun con el dolor, lo beso en los labios. Todavía no podía creer, que el, fuera el mismo hombre que conoció cuando llegó a Konoha—Ya estoy bien, ya no me duele tanto—aseguro, para  que comenzará a moverse. Ella también quería que Madara, sintiera placer, así que le dio luz verde para que continuara. Total, ella confiaba plenamente en el y sabía que no iba a lastimarla.

Comenzó lento, para ir aumentando gradualmente. Tenía que reconocer, el inmenso placer que le causó saber, que el, era el primer hombre en la vida de Hinata. Quedarse con su inocencia, había sido algo que no esperaba, sin embargo, ese detalle le estaba causando problemas. La estrechez de su ojiperla, unido a la abstinencia, lo estaban llevando al límite. No podía culminar, dejándola a ella sin terminar ¿en que papel quedaba? Pero tenía tanto tiempo de no estar con alguien sin experiencia, que prácticamente se había olvidado de la increíble sensación.

Cuando cumplió 18 años, Hashirama y el, fueron a una fiesta, donde terminaron con unas chicas, de la misma escuela y esa fue la primera y la última vez, que estuvo con una virgen. Mei por supuesto, no lo era, sino por el contrario, ella era bastante experimentada y en ese tiempo, le gustó, dado que ambos aprendieron del otro, diversas formas de complacerse. Ahora, debía ser el único maestro, para guiar a su ojiperla en el aprendizaje y sin duda alguna, hará que el alumno, este al nivel del maestro.

—Te voy a enseñar el amor bonita—la beso apasionadamente, a la vez que la envestía con mas fuerza. La escuchó gemir de nuevo, al mismo tiempo que sus pequeñas manos lo apretaban del cuello. Sabía que estaba por llegar y se dedicó a moverse mas rápido, para lograr darle la mejor liberación.

—Madara-Madara—gritó la ojiperla, cuando le llegó el arrebatador orgasmo. El azabache, la miró retorcerse bajo su cuerpo, con lágrimas en el rostro y con una fuerte envestida, logró culminar, habiéndose asegurado que ella lo hiciera primero.

Cansados, con las respiraciones desiguales, el azabache se recostó por unos segundos en el pecho de la Hyuga, para escuchar su corazón—¿Estas bien?—le cuestionó mirándole a las perlas—¿Te lastime mucho?—aun no salía de ella, cuando se atrevió a preguntarle.

—Estoy bien, no se preocupe—le regalo una dulce sonrisa. Sin mas el azabache salió de ella y se recostó sobre el colchón, atrayéndola hacia el, para que se recostara sobre su pecho.

—¡Grasias!—la Hyuga lo encaró, levantando su rostro desde el pecho masculino, donde se había recostado, incitada por el—Por confiar en mí, para ser quien te hiciera mujer, por primera vez—finalmente aclaró, al verla llena de dudas y ella estuvo a punto de llorar, por la manera tan tierna, en que la estaba trataba.

—No me quería equivocar—respondió, logrando conmover mas al Uchiha, el cual, no dudó en besarla en la frente—También yo, debo agradecer, por venir hasta aquí y acompañarme...De verdad, eso significa mucho para mi, porque se el gran esfuerzo que debió hacer—le aclaro, acariciando el cálido pecho masculino.

—Te seguiré a cualquier lugar del mundo, sin importar los obstáculos que deba atravesar, porqué te has convertido en parte de mi vida y no pienso dejar que los buitres te ronden, como lo hicieron antes de mi llegada al salón. Como lo dije frente a Indra, lo repetiré frente a ti...ahora eres mía, eres mi pareja y siempre que me necesites, estaré para ti—Madara, la miró, dispuesto a finalmente preguntarle, lo que quería saber—¿De donde conoces a los Otsutsukis? ¿Y porque, el sujeto de cabellos blancos te retuvo?—cuestiono muy serio.

Ella se aferró a el con fuerza, disimulando las lágrimas de felicidad, que le causó la afirmación que le acababa de dar. Madara podía ser tan romántico, cuando se lo proponía. Sin querer ocultarle nada, se dispuso a narrar, todo lo que quería saber.

—Mi padre, tiene negocios con ellos desde que yo era muy joven y fue como conocí a Indra y a Ashura-san, ellos siempre fueron muy atentos—Madara se puso rígido, cuando la escuchó—También conocí a Toneri, que es el sobrino de ellos...Toneri, fue mi novio, por mucho tiempo, hasta que me pidió casarme con el, frente a mi familia. Teníamos todo listo para el dia de la boda, incluso, ya teníamos la casa que planeamos entre los dos, con todos los muebles.

—¿Y que fue lo que pasó?—le preguntó, al ver que se quedaba callada. La duda lo carcomía, pero no quizo sonar muy desesperado por obtener mas información.

—Ya con las invitaciones entregadas, la iglesia y el salón listos, lo encontré en la que sería nuestra cama, teniendo relación sexuales, con una chica, que decía ser mi amiga—la mirada de la ojiperla estaba perdida, mientras recordaba los sucesos—Le regresé el anillo y hablé con mi padre, para cancelar la boda, entre el y Neji, se encargaron de todo...no dejaron que se volviera a acercar a mi y solo hablé con Ashura-san y su esposa, que era la encargada de planificar el evento. El entendió todo y se disculpó conmigo, por el proceder de mi exnovio, me dijo que Shion, lo había drogado, que aún me amaba. Su esposa por el contrario, terminó muy molesta conmigo, por no querer dejar pasar, la infidelidad y hacer que su esfuerzo por planear la boda se perdiera—concluyó Hinata, todavía con la vista perdida.

El Uchiha, apretó la mandíbula con disgusto, al saber todo lo que ella le contó. No podia haber imaginado, que Hinata y Mei, se conocían...Claro, que podía significar una infidelidad, para una mujer como esa, que fue capaz de abandonar a sus propios hijos, pensó con desagrado de Mei.

Mientras mas lo pensaba Hinata, tenía mas en común con el, de lo que hubiera imaginado, a los dos los engañaron las personas, en las que confiaron.

—Dime ¿el rompimiento del compromiso fue lo que te llevó a vivir en Konoha?—pregunto casi seguro de la respuesta, pues seguramente prefirió marcharse,alejandose  de lo que la había dañado, así como le pasó a el.

—No, ese hecho, no me hizo abandonar la ciudad...mi partida se debió a algo mas, pero no importa. Mejor dígame usted también ¿de donde conoce a la familia de Toneri?—ahora era el turno de Madara, de confesar su pasado frente a la mujer que eligió, como su compañera de vida.

—Mei, la esposa de Ashura, es la madre de mis hijos y la que alguna vez, fue mi esposa—la ojiperla no pudo disimular su sorpresa y se incorporó para verlo—¿sorprendida?—cuestiono al verla, con las perlas llenas de interrogantes.

—No, yo, quiero decir...—la morena, no daba crédito a lo que escuchó ¿como podía esa mujer, ser la madre de esos niños? —¿Que pasó, para que abandonara a sus hijos?—preguntó directamente, por los niños, en lugar de preguntarle, porque lo abandonó a el. Definitivamente Hinata era lo mejor, que les había pasado a sus hijos y también a el, pensó mientras también se levantó y le acarició el cabello.

—Dijo que estarían mejor conmigo, la noche que nos abandonó, para irse con su amante, que ahora es su esposo...me cambio por el, porque yo no tenía la clase, ni el porte, para estar con una mujer de su categoría—la fémina frunció el ceño muy molesta—Nos conocimos en Konoha y desde ese día, comenzamos una relación, que pronto llegó a un matrimonio. Todo marchó bien los primeros meses, hasta que cometi el error de acceder a venir a vivir aquí, a la cuidad, que era donde ella quería estar para poder lucirse, como según se merecía.

—Ya lo creó—murmuró Hinata, tapándose la boca de inmediato, por interrumpir—Lo siento...continué.

—La relación ya estaba afectada y todo empeoró con el embarazo de Kenji. Sin embargo, con su nacimiento, ella volvió a ser la misma de antes, o eso, fue lo que me hizo creer, porque las repentinas salidas a mitad de la noche, llamadas, que respondía con la voz coqueta y las noches en que no llegó a dormir, confirmaron que lo nuestro, ya estaba mas que mal, pero aún así, nunca me esperé su abandono, no tanto a mí, sino a mis  hijos—la ojiperla lo atrajo hacia ella, colocando la cabeza del azabache en su pecho, mientras le acariciaba el oscuro y suave cabello, como si se tratara de un niño pequeño.

—¿Como pudo dejar a Aneko? ¿Como fue capaz de dejar a Kenji, sin una figura materna?—pregunto mas para si misma, que al azabache. Aneko necesitaba una madre y posiblemente, Kenji también ¿que clase de mujer era esa?

—Se que los niños la necesitaron, pero ¿que podía hacer yo? Si ella misma, no quería verlos, porque seguramente, le estorbarían en su nueva vida...Quizás me equivoqué en la forma de criarlos, pero lo único que siempre busqué, fue protegerlos del daño que sufrirían, al saber que su propia madre, se deshizo de ellos—le dijo la verdad y ella entendió el comportamiento que mostraba cuando se conocieron. El desconfiaba de ella, del ejemplo, o influencia, que pudiera tener en ellos.

—Usted, es un excelente padre y debe sentirse orgulloso de lo que ha hecho con ellos durante todos estos años. Yo lo admiro mucho mas, de lo que lo admiraba antes—el azabache, no se pudo contener por mas tiempo, dado que Hinata, sin proponérselo, lo tenia con el rostro acunado en sus hermosos senos. Lo que ella le dijo, le trajo una infinita paz, como nunca antes sintió. Toda su familia le decía que era un buen padre, pero escucharlo de alguien como ella, fue muy diferente. Durante el tiempo, que llevaba de conocerla, pudo darse cuenta que Hinata, rara vez mentía y si lo llegaba a hacer, no lograba convencer a nadie, por ese motivo, supo que lo que dijo, lo decía, porque en realidad, era lo que pensaba.

Madara, se puso de pie y sin decir nada, entró en el baño. Hinata pensó que se había molestado con ella, por algo de lo que dijo, pero al poco tiempo regresó, aun desnudó. Sonriendo, la tomó en brazos sin esfuerzo, para llevarla hacia la enorme bañera que se llenaba rápidamente—Debemos tomar un baño—fue lo único que dijo, cuando entraron los dos en el agua tibia. El se sentó colocándola a ella en sus piernas, para ayudarla a lavarse. Continuó hablando, sobre los años que siguieron al abandono de Mei, mientras la enjabonaba. La ojiperla, permaneció con la espalda pegada al pecho del Uchiha, se relajó y giró su cabeza, para recibir los demandantes besos que el, le daba.

Sin esfuerzo, el azabache la tomó de la cintura y la volteó colocándola a horcajadas sobre el. La ojiperla lo rodeó del cuello mientras se besaban. Con una de las manos, el Uchiha se hundió lentamente, dentro de la intimidad femenina, causando una mueca de dolor en ella, que pronto pasó—¿Te lastime?—pregunto Madara y ella negó con la cabeza. Pronto las caricias ardientes del Uchiha, en las zonas más sensibles de la ojiperla, lograron, los gemidos llenos de placer.

Hinata aprendió rápido, como debía moverse ocasionando que el agua salpicara fuera de la bañera, aunque a ellos, ni siquiera les importaba. Lo único en lo que se enfocaban, era en sentirse mas unidos, durante ese íntimo encuentro.

Los senos de la joven, se movían al compás de las embestidas, hipnotizando al Uchiha, quien no perdió tiempo, en llevárselos a la boca. Ella se movió mas rápido al mismo tiempo que arqueó la espalda. Los gemidos se hacían cada vez más audibles y la ojiperla, no sabía que mas hacer, ante la desesperación de lo que empezó a sentir.

—Así amor, así...no te detengas—le dijo el, ayudándole a moverse, logrando entrar mas y mas adentro de la cavidad femenina, desatando más gemidos.

Sin darse cuenta, la morena lo rasgó de la espalda y lo pegaba mas a su pecho, queriendo liberarse de lo que se formaba dentro de su vientre. Madara sintió que el pene se apretaba más dentro de ella y supo que ya estaba por llegar.

—Yo-yo...—fue lo único que atinó a pronunciar la joven, antes de soltar un fuerte gemido. Unas envestidas mas y el la siguió también, soltando audibles jadeos masculinos.

...

Al rededor de una hora, ambos ya estaban sobre la cama. Ella se había quedado dormida y Madara, se dedicó a observarla. Puso el despertador en su celular, para poder despertar, puesto que a diferencia de Hinata, el si escuchó bien, la advertencia de Hiashi, sobre llegar temprano a la mansión Hyuga. Hubiera preferido, mantenerla despierta, toda la noche, como se lo advirtió de temprano, pero pensando que era su primera noche, optó por dejarla descansar. Ya tendría suficiente tiempo en Konoha, para hacerle todo lo que imagino, durante las largas noches de insomnio, por su culpa, por ser tan bella y por lograr derretirlo. Antes, pensó en lo bien que se sentiría domarla y terminó ella, domandolo a el, sin proponérselo y sin saberlo, lo cual, fue lo más irónico.

...

Todavía no salía el sol, cuando el despertador del Uchiha sonó. Hinata se despertó, siendo retenida por los brazos de Madara.

—Debemos irnos, o de lo contrario tu padre me torturara—el Uchiha la beso y se levantó, para vestirse. Hinata lo imitó, pero el dolor en su intimidad, la hizo ir más lento. Miró las sábanas que Madara, quito en la noche y no pudo evitar sonrojarse, cuando visualizó las manchas de sangre y demás fluidos en ellas. Lo buscó con la mirada y lo encontró ya vistiendo bóxers. Se veía tan apuesto, sumamente tentador.
—¿Necesitas ayuda?—sin esperar respuesta, se acercó a ella y le pasó las prendas femeninas, para que se las pusiera. Con su ayuda, pronto ambos, estaban igual que la noche anterior, aunque Hinata no se veía del todo igual, debido al peinado y el maquillaje.

...

—Grasias, por traerme—ella le agradeció, cuando llegaron frente a su hogar. El reloj marcaba las cinco de la mañana y esperaban que nadie la viera, antes de poder entrar a su habitación.

—No regresaremos a Konoha, hasta mañana, así que mas tarde vendremos por ti—sin mas que decir, la beso en los labios y le animó a entrar. La Hyuga camino despacio, aun con el vestido y las altas sandalias y sin llamar la atención de nadie, excepto la de Daimon, logró entrar para vestirse en pijamas y dormir por un rato mas, dado que apenas durmió escasas dos horas. Con un poco de suerte, su padre pensaría que llegó mas temprano.

[...]

El taxi, que llevaría a Neji y a Tenten, ya estaba en la puerta, esperando por los recién casados para llevarlos al aeropuerto de la cuidad.

—Hasta luego, cuídense mucho, pero sobre todo, diviértanse—les dijo Hinata luego de abrazarlos.

Hiashi, Ino y Hanabi, también se despidieron de ellos y regresaron dentro de la casa, sabiendo que, Gaara y Karin, se habían ido muy temprano a desayunar fuera, para pasear por la cuidad y sus alrededores.

—¿A que horas llegaste Hinata?—pregunto Hiashi a su primogénita. Ella casi se atragantó con la galleta, que estaba mordiendo.

—Yo, no mire la hora, pero...—ya no sabía que más decir, la mirada sería de su padre, la ponía nerviosa.

—Llegó, una hora después que nosotros padre—se apresuró a rescatarla Hanabi, aún sabiendo que no era cierto.

—Ya veo—añadió Hiashi, con escepticismo—Terminen de desayunar, yo las dejó, para encargarme de algunos pendientes, estaré en mi despacho, por si me necesitan—apenas se marchó y la ojiperla fue bombardeada por preguntas, por parte de las dos féminas.

—Toma esto—Ino le entregó una pastilla, que sacó de su bolso.

—¿Para que es esto?—pregunto Hinata, sin entender nada.

—Hermana, seamos francas, anoche te entregaste al Uchiha ¿o me equivoco?

—Shhh, Hanabi, por favor, baja la voz, padre puede oírte—la reprendió la ojiperla, muy sonrojada.

—Dime Hina ¿hablaron de tener hijos juntos?—cuestiono Ino.

—Claro que no—respondió todavía sin atar los cabos.

—Entonces, tomate la pastilla, del día después—ordenó Hababi—Estábamos seguras, que lo harían y que no pensarían en usar protección, debido a las ganas que ya se traían los dos, así que antes de llegar a casa, Ino compró la píldora para ti—Hinata la tomo de inmediato, aún avergonzada y también agradecida, con ellas, dado que ellos dos, ni siquiera habían pensado en ese detalle.

[...]

En la mansión Uchiha, el ambiente era divertido, sobre todo por parte de Obito, Izuna y Shisui, quienes veían a Madara, con insistencia, como si estuvieran esperando que mencionara algo. Los niños solo veían, sin entender, porque sus primos y tío se reían de Madara, pues muy pocas veces, el se prestaba para eso.

—¿Quieren fotografiarme? Creo que así les será mas fácil estar mirándome—soltó Madara, aun, sin borrar la sonrisa que insistía en plasmarse en su perfecto rostro, mientras compartía la mesa del enorme comedor, dentro de la mansión Uchiha, con todos los integrantes.

—Te veías tan bien con Hinata anoche...ambos se complementan de una manera tan apropiada—agregó Mikoto, complacida de ver a su hermano, tan de buen ánimo.

—¡Papa! ¿Hina, vendrá a vivir con nosotros?—pregunto Kenji con inocencia.

—¿Te gustaría que viviera con ustedes?—le pregunto Rin al pequeño niño.

—Si, yo quiero que ella sea mi mamá—respondió con entusiasmo.

—¿Y tu que dices Aneko? ¿También a ti te gusta Hinata?—esta vez fue Izuna, quien preguntó.

—Ella...es muy buena conmigo y siempre logra entenderme, si me gustaría que viviera con nosotros—Madara los miró conmovido, aunque ya sabía la opinión que tenían los niños, respecto a la ojiperla.

—¿Se los pedirás tío Madara?—cuestiono Sarada, logrando que Sakura, negará con la cabeza, por la confianza de su hija—Porque, alguien mas quiere quedarse con ella—agregó atrayendo la atención de todos, especialmente de Madara.

—Así es, anoche que nos tomamos las fotografías con ella, llego un hombre y le dijo que todavía la amaba y que quería explicarle algo—concluyó Riku. Refiriéndose a la llegada de Toneri, la noche anterior.

—¡Niños!—los llamó Sakura—Vamos a que se arreglen, para salir a pasear mas tarde—los cuatro niños, se fueron con ella, para dar privacidad a los mayores.

—Si no te das prisa, alguien mas se adelantará—sugirió Izuna.

—Ella fue la prometida de Toneri Otsutsuki, sobrino de Indra y Ashura—las miradas de todos, se dirigieron hacia el azabache mayor—Y como deben imaginar, conoce a Mei. De hecho, me contó que fue ella, quien planeó toda la boda.

—¿En serio? ¿Entonces fue ella la chica que estuvo comprometida con el?—preguntó Izuna—Hace tiempo, se escuchó, sobre esa boda y también, la repentina cancelación, a días de llevarse a cabo.

—¿Porque no se realizó?—también Obito sintió curiosidad.

—Se dijo, que la joven encontró a Toneri, en la que sería su casa, teniendo relaciones, con una de sus amigas—Mikoto y Fugaku, se sorprendieron, con la información—Pero eso no fue todo, dado que la mala suerte de la chica continuó. Tiempo después, alguien atento contra ella y por poco muere—Madara se sorprendió.

—¿Que le pasó? ¿Quien se atrevió a dañarla?—preguntó impaciente.

—No lo se bien, en ese tiempo, yo me encontraba ocupado, cerrando un negocio y fue entre las conversaciones que hacían mis socios, que logré escuchar lo que decían...mas nunca puse interés en saber la identidad de la joven—Izuna hizo una mueca con la boca, como si tratara de recordar más—Las personas, se compadecieron de ella, por lo mucho que tuvo que sufrir, incluso se dijo, que no volvió a ser la misma y desde ese incidente, nadie la volvió a ver —todos en la mesa se quedaron en silencio.

Madara se levantó y se fue sin decir nada. Los Uchihas se miraron entre sí, pero no dijeron nada y minutos mas tarde, salió con los niños, diciendo que regresaban mas tarde.

[...]

—Deseo hablar con Hiashi-san, dígale, que Madara Uchiha está aquí—pidió el azabache, una vez que llegó a casa de los Hyuga. Tenía que hablar con Hiashi, sobre lo que le sucedió a Hinata y el, era el único que podía aclarar sus dudas. No podía preguntarle directamente a ella, porque no quería incomodarla.

—¡Uchiha-san! Pasen por favor—Hanabi miró a Madara, en la entrada de su casa, esperando con los dos niños. Supuso que esperaba por su hermana y los invitó a entrar—¿Ya le avisaron a mi hermana?—pregunto la castaña.

—Aun no...estoy aquí, para hablar primero con Hiashi-san—aclaro el azabache.

—Entonces supongo, que los niños se pueden quedar con nosotros, mientras usted habla con mi padre—los dos niños, sonrieron, cuando Daimon llegó corriendo hacia ellos, en busca de cariños y mimos.

—Puede pasar, Hiashi-san lo espera en su despacho—anunció el empleado.

—Pase, yo cuidare de ellos—le animó Hanabi y el accedió.

...

—¡Hina!—los niños corrieron hacia Hinata, cuando apareció junto a Ino.

—Hola...—los saludo y miró a todos lados, en busca de la persona que lograba hacer latir su corazón, de manera irregular—¿Con quien vinieron?

—Vinieron con su padre, pero el pidió hablar con papá y en este momento, están dentro de su despacho—se apresuró a responder Hanabi. Ino sonrió con picardía, cuando escuchó lo que dijo la castaña.

—El, si que es rápido—la ojiperla la reprendió con la mirada, pues los niños estaban presentes. La verdad fue, que su inquietud se disparó, a niveles descomunales ¿que se suponía que debía hablar con su padre? ¿Porque no le dijo nada? ¿Acaso le diría lo que sucedió durante la noche? No, claro que no, el no sería capaz de hacer algo así ¿pero entonces que tenían que hablar? Sin mas remedio que esperar, se llevó los chia la sala, tratando de calmar su ansiedad.

Continuara.

Me disculpo por la tardanza y los errores que tenga, el capítulo, pero cuando lo relea los iré corrigiendo 😊💕











...

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