Capitulo 14

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


Hinata y Daimon, viajaban con Ino, en su coche. Durante todo el camino, hablaron sobre los Uchihas y lo bueno que fue conocerlos.

—Por lo menos mudarme a Konoha, sirvió para algo bueno—afirmó Hinata, tensandose cada vez mas, pues entre mas cerca estaban de su destino, mas sentía la opresión en el pecho.

—Tienes razón, porque así, también yo lo hice y aparte de conocer a esos encantadores hombres, también conocimos a mas excelentes personas, como Gaara y Karin, por mencionar algunas—añadió Ino, sabiendo que su amiga se trataba de contener, para no tener miedo—Y claro, como olvidar a Daimon—el perro levantó la cabeza al escuchar su nombre, haciendo que la ojiperla sonriera y lo abrazara.

—Tienes razón, debo sentirme agradecida por haber conocido a las personas, que ahora forman parte de nuestras vidas, como Aneko y Kenji, a quienes quiero mucho—agregó la Hyuga.

—¿Y Madara, no té dijo si vendrá?

—No se lo pregunté...no quise que se sintiera obligado a venir, solo por mí. El trabaja mucho y no sería Justo, realizar gastos para algo como una boda, ademas...—la ojiperla se quedó callada, pensando en que ellos en realidad, no eran una pareja como para salir juntos a eventos sociales donde muchas personas los vieran. El hasta el momento, no le había pedido, ser algo que los vinculará, ademas de conocerse mejor.

—¿Que pasa Hina? ¿No me digas que dudas de lo que siente por ti?—cuestiono Ino, segura de los pensamientos de su amiga.

—No se que pensar, por un lado me trata, como nunca pensé que el pudiera tratarme, pero por otro, no se si quiera algo serio—respondió desanimada—Quizás no quiera involucrarse con nadie, por no hacer sufrir a los niños...Posiblemente, ellos sufran mirando a una mujer con su padre, una que no es su madre.

—No creó que ese sea el caso, Shisui, me comentó una vez, que esa mujer abandonó a los niños y nunca hizo nada por verlos de nuevo—Hinata sintió mucha pena al escuchar eso de nuevo—Según entiendo, Kenji tenía meses de vida, cuando ella los abandonó a su suerte...Después de eso, Madara nunca estuvo en una relación seria con nadie y dicen que tu eres la primera, que ha logrado, derrumbar sus barreras—concluyó la rubia.

Hinata quedó mas conmovida que antes y en ese momento, le hubiese gustado tener a Madara junto a ella, como también a los niños. Quería llenarlos de mimos, de besos y de todo el amor que sentía por ellos. Recordó los acalorados encuentros con el azabache y de inmediato se sonrojó, pero a la vez, se lleno de anhelo por sentirse entre sus brazos. Ese hombre, la hacía sentir tan deseada, tan protegida y tan feliz. Ahora solo quería que los días pasaran rápido, para poder correr a sus brazos de nuevo.

—¡Llegamos!—exclamo Ino, feliz de poder bajar a estirar las piernas.

Los empleados abrieron las puertas, para que entrarán con el vehículo. Ellas dos bajaron Justo a Daimon y corrieron al ver a Hiashi parado en la entrada a la mansión para recibirlas.

[...]

Mikoto invitó a Sakura y a Sarada, para ir con ellos a la boda y para su suerte, ellas aceptaron. Las tres se encargaron de buscar unos lindos vestidos, para verse bonitas. Shisui, Obito Rin y Riku, ya habían partido, para tener tiempo de pasear por la ciudad y ellos pensaban hacer lo mismo, después de terminar la cena en casa de su hermano, partirían hacia Tokio.

—¿Entonces tu no irás?—se dispuso a cuestionar Fugaku a su cuñado, sabiendo que el, no tenía impedimentos para realizar el viaje. Todo lo contrario con sus hijos, Madara no tenía un trabajo que lo atara, sin olvidar que Izuna y los niños, se decepcionaron al saber que ellos no irían.

—No, la verdad , no creo poder encajar, al rededor de todos esos riquillos presumidos—respondió de manera despectiva, al pensar en Mei.

—Creí que pensabas diferente de Hinata—reprochó Mikoto.

—No estoy refiriéndome a ella—respondió irritado.

—Entonces deberías medir tus palabras, te recuerdo que la celebración, pertenece al primo de ella y por ende, fue su familia, quienes organizaron todo...así que no es Justo que digas eso al mencionar dicho evento—concluyó la fémina.

Madara se quedó en silencio, pensando en la reprendida que acababa de recibir. Su hermana tenía razón, pero en realidad, no estaba pensando en Hinata, cuando hizo ese mordaz comentario ¿como podría? Si su único interés en los últimos días era estar con ella, a cada momento del día, para concluir en una apasionada noche, donde a la mañana siguiente el nuevo día los recibiera a uno en los brazos del otro. Su anhelo por esa mujer había crecido con cada día que pasaba y el hecho de saberla lejos de el, lo mantuvo de muy mal humor, sin contar con las constantes protestas de sus hijos, al saber que solo ellos no estarían con Hinata.

La pareja se despidió del azabache y de los niños, para ir a recoger a Sakura, que era la única que faltaba, para dirigirse a Tokio.

[...]

Gaara y Karin, se dirigieron hacia la mansión Hyuga, por petición de Hinata. La ojiperla los invito a cenar con toda su familia, el día antes de la boda, para presentarlos como a sus amigos en quienes confiaba. La intención de Hinata era persuadir a Karin, para que accediera a dormir con ellas y así arreglarse todas juntas. La verdad era, que se sentía mas segura, teniéndolos cerca de ella a todos.

—El navegador, indica que es aquí—aseguró Gaara, al estacionarse frente a la mansión Hyuga.

—¡Mira! Son ellas...—Karin bajo del auto, seguida por el pelirrojo, para ir al encuentro de sus amigas.

...

—Pasen, les precentare a toda mi familia—los recién llegados, la siguieron, hasta adentro donde se hallaban los demás miembros Hyuga.

—¡Familia!—los llamó Hinata atrayendo la atención de todos en la sala—Quiero que conozcan a dos hermosas personas, ellos dos han sido de gran apoyo, para nosotras, pero en especial para mí—Hiashi fue el primero en acercarse para saludar debidamente y también dar la bienvenida a los amigos de las chicas.

—Hiashi Hyuga, para servirles, sean ustedes bienvenidos—la pareja de pelirrojos se presentó diciendo sus nombres y agradecieron la hospitalidad.

—Neji Hyuga, a sus órdenes y ella es mi prometida Tenten—los cuatro jóvenes se saludaron entre si, causando buena impresión. Luego fue el turno de Hanabi y la chica no pudo evitar, agradecerles por ayudar a Hinata, saliendo adelante.

—De todas las personas que conocí en Konoha, ellos son los únicos que conocen el incidente—aclaró Hinata—Gracias a las terapias con Gaara, logré dejar de tomar los antidepresivos y Karin, ha estado con nosotras desde que llegamos—como era de esperarse, el patriarca agradeció el apoyo y reiteró su ofrecimiento a quedarse con ellos, para que no rentaran hoteles. La pareja no pudo negarse y aceptaron, después de todo aun no habían dejado nada en las habitaciones del hotel.

—¡Hiashi-san! Lo buscan—aviso uno de los empleados.

—Ahora voy—respondió y el empleado asintió—Se quedan ustedes en su casa—les dijo a los pelirrojos y se despidió para continuar con sus labores.

Gaara, se ganó la admiración de Neji, por lograr sanar a su prima. Hanabi y Tenten, también sintieron mucha simpatía por ellos, así que en pocos minutos, ya se encontraban hablando de todo.

...

Al día siguiente la mansión Hyuga era un caos, con Ino y Hanabi, gritando porque no habían terminado con su arreglo y casi era la hora de salir hacia el salón, donde se llevaría a cabo la boda.

—¡Ustedes dos!—las llamó Neji irritado—Traten de calmarse, nadie las obligó a beber de mas, anoche, así que no se quejen por no despertar temprano—las reprendió el estresado novio, pues entre las quejas de ambas, lograron ponerlo más nervioso, de lo que ya estaba.

Ambas trataron de argumentar, pero no hubo nada que pudieran decir a su favor, dado que Neji tenía razón. Hinata, Gaara y Karin, sonrieron ante el silencio de las féminas.

Las chicas se habían quedado hasta tarde conversando, y entre la platica, sacaron unas bebidas, para simular una pequeña despedida de soltera. Todas mostraron los vestidos que usarían y terminaron durmiendo a altas horas de la noche.

Hiashi, se marchó junto a Neji y Gaara se fue con ellos, dejando atrás a las chicas, para que terminaran. Tenten llegaría desde su hogar y no era correcto, que llegara antes que el novio.

...

—Ya terminamos—avisaron las dos cuando entraron en la sala, donde se hallaban Hinata y Karin.

Las cuatro lucían muy bellas. Ino, eligió un vestido largo en color plata, entallado al curvilíneo cuerpo, que se sujetaba tras la espalda, con tirantes adornados con piedras blancas, simulando ser diamantes, como todos los accesorios que portaba.

Karin optó por un vestido en color rojo vibrante de una sola manga, en corte de sirena.

Las hermanas Hyuga, se vistieron con vestidos en color marrón, pero en diferentes diseños, el de Hanabi era strapless, hasta los tobillos, completando con accesorios en color dorado y negro al igual que los guantes, mientras que el de Hinata, era con pequeñas mangas que caían bajo los brazos dejando los hombros y parte de su pecho, al descubierto. Su diseño, como el de su hermana, contaban con detalles en piedras negras a la altura del pecho y las mangas. Se suponía que debían ser iguales, pero adivinando la incomodidad de su hermana, Hanabi, eligió poner esas pequeñas mangas en el de la Hyuga mayor. Las dos usaron unas gargantillas de piedras negras y también la mayor usaba guantes hasta arriba de los codos. Las dos llevaban el cabello trenzado, al igual que Ino y Karin.

—Debemos irnos—sugirió Hinata, mirando el reloj del celular. Todas subieron en uno de los autos disponibles y siendo un camino corto, lograron llegar a tiempo.

—¡Mira!—llamó Karin a Ino—Tu Uchiha ya espera por ti—la rubia sonrió mordiéndose el labio, al ver a su apuesto novio. Esa era la primera vez que lo veía en traje y aunque no se comparaba con verlo en uniforme, de igual manera, lucía irresistible. El joven sonrió y se acercó a ella, para llevarla con el.

Gaara también se acercó, dándole el brazo a Karin. Hinata suspiró, sintiendo un vacío en el pecho y en ese momento, su padre, les ofreció el brazo a ambas, para que se sentaran con el, mientras transcurría la ceremonia.

Desde el lugar que ocupaban, la ojiperla, no pudo ver a las personas, que se sentaron atrás, hasta que terminó la ceremonia y se acercó con su hermana a felicitar a los nuevos esposos. Trató de mantener la calma, pues no eran muchas personas y podía manejarse bien.

Hanabi al notar la ansiedad de Hinata, se apresuró a salir a tomar aire fresco.

—¿Estás bien? ¿Quieres que llame a tus amigos?—pregunto, preocupada.

—Estoy bien, es solo, que hace tiempo, no asistía a una boda—la mayor le restó importancia, para no preocupar a su hermana.

—Mejor vamos al coche, para irnos al salón de una vez—sin esperar una respuesta, se dirigió hacia el coche que conducía el chofer de su padre. De todos modos el patriarca, se tardaría un rato mas y el chofer, podía regresar por el, después de dejarlas a ellas.

—Sera mejor que las sigámoos, creo que Hina no se encuentra bien—afirmó Karin y Gaara la condujo hacia el estacionamiento, para también irse con las hermanas.

...

El salón se encontraba decorado con colores marron y dorado. Las flores eran en la mayoría rojas, con algunas amarillas, logrando un efecto armonioso entre la cristalería y los cubiertos. Todo se veía muy elegante y los invitados ya habían comenzado a llegar.

Hanabi, insistió a Hinata a caminar hacia dentro del salón, después de enviar al chofer, de regreso en busca del patriarca.

—Creó que debemos esperar por papá—sugirió la ojiperla, deteniendo sus pasos en la entrada del lugar.

—¿Y tener que saludar a todo ese montón de viejos decrépitos? De ninguna manera...—las dos entraron en el salón, captando las curiosas miradas de los invitados. La mayoría se preguntaba, donde había estado la hija mayor de Hiashi y otros simplemente admiraban la belleza de ambas chicas.

Hinata se intimidó, apenas sintió las miradas de personas que no conocía. Trató de mantener su mente alejada de los malos recuerdos, pero por mas que lo intentaba, la ansiedad creció . Estaba por colapsar, cuando Gaara y Karin se acercaron a ella, logrando que respirara lento y se diera cuenta, que no había nada que temer.

—¿Estás mejor?—preguntaron y ella asintió, dando un suspiro de alivio.

—Gracias por estar conmigo—agradeció con una sonrisa sincera, mientas se permitió apreciar, el salón. Los novios ya habían llegado, también su padre y la familia de Tenten. Ino y Shisui, llegaron, seguidos de los Uchihas.

Antes de ocupar la mesa junto a los novios, saludaron a la familia de Hashirama, también a los Namikaze, incluyendo a Naruto, quien no perdió el tiempo y se auto invitó, para ir con ellos, causando la risa de Hinata. Saludaron a todos los Uchihas y Hiashi se unió a ellos, para agradecer por la presencia de todos. Estaban por irse a la mesa, cuando la morena quedo frente a frente con Ashura y Mei.

Gaara y Karin, se habían ido, con Ino y Shisui, quedando Hinata, Hanabi y Naruto.

—¡Hinata!—Ashura, la sorprendió dándole un fugaz y amistoso abrazó—Que gustó verte—el castaño en verdad sentía aprecio por la ojiperla, le tomó mucho cariño mientras estuvo con Toneri, considerándola, parte de su familia. Cuando se enteró del incidente que casi le cuesta la vida, tanto el como Indra, se preocuparon mucho por ella, aunque no sabían exactamente que era lo que en realidad había sucedido. El castaño saludo a Hanabi y se presentó con Naruto, luego sostuvo la mano de su esposa, para también presentarla y fue entonces, que se percató de la presencia de los Uchihas.

Mei se distrajo, mirando a todos los Uchihas. Su mirada chocó, con la de Mikoto y la morena, no pudo disimular, el desagrado que le causó, mirarla después de tanto tiempo, de haber abandonado a su hermano y a los niños. Mei, se tomó el apenas abultado vientre y después de observar a todos con despreció, se giró ignorándolos, fue cuando visualizó a la ex prometida de Toneri.

—Tiempo sin verte—soltó con apatía, pues la joven nunca terminó de caerle bien y la última vez que se vieron, no quedaron como grandes amigas.

—No lo suficientemente—murmuró Hanabi, recibiendo un codazo, cortesía de Hinata.

—Así es Otsutsuki-san—respondió por cortesía.

—Veo que ya reemplazaste a Toneri—su vista se enfocó en Naruto, quien ante el escrutinio, se rascó la mejilla nervioso.

—Neji nos está llamando...disfruten de la fiesta—Hanabi estiró el brazo de su hermana y también el de Naruto, antes de hacer algo contra esa desagradable bruja, que a pesar de estar en lo que se suponía, es el momento más tierno de una mujer, en ella no surtió efecto, pues continuó siendo lo que siempre fue, una bruja.

A pesar del mal rato, la ojiperla, no pudo evitar, reírse del incidente. Por primera vez desde que llegó, se pudo relajar. Entre las diferentes conversaciones, logró distraerse un poco. Ambas chicas llevaron a Naruto con ellas para que saludara a los recién casados y fue mientras conversaban que miró a Toneri, entre todas las personas.

La sensación, fue extraña. Ellos mantuvieron un largo noviazgo y de no ser por su traición, a estas alturas estuvieran casados. Se estremeció al pensar en esa probabilidad, pues eso significaría, nunca conocer a Madara, ni tampoco a los niños. Definitivamente, debía agradecer al mismo peli-plata, por haberla engañado.

Supuso que hablaban de ella, dado que Mei, le dijo algo, cerca del oído y tanto Toneri, como Indra giraron a verla. Desvío sus ojos evitando el contacto visual, lo que menos pretendía era hablar con el.

...

Mikoto, continuaba enfurecida, por haber tenido que coincidir en el mismo lugar que esa mujer.

—¿No era esa, la ex esposa de tu hermano?—pregunto Kushina, mirando a la elegante y hermosa mujer, vestida con un vestido azul, que dejaba al descubierto los grandes atributos delanteros.

—Por desgracia si, pero por favor, no digas nada, no quiero que Sarada y Riku, sepan nada, de lo contrario podrían comentar, algo con los niños de Madara—le pidió con confianza, pues, ellas eran amigas de años y tenían la suficiente confianza entre ambas.

—Descuida...con lo reservado que es tu hermano, no deseo interferir en un tema, que es casi tabú—respondió calmando a su amiga. Ella no conocía mucho a la ex Uchiha, la miró, solo en dos ocasiones, pero al ver la forma en que se vieron ella y Mikoto, tuvo la sospecha que se trataba de la antigua esposa del azabache.

Obito, Rin y Sakura, también se sorprendieron al verla a poca distancia de ellos. Las dos féminas, no podían entender, como podía estar tan tranquila, sin saber nada de Aneko y Kenji, sin embargo, debido a los niños, de ambas optaron por guardar silencio. Para Obito y para Shisui, no pasó desapercibido, el seco saludo que Hinata y Mei se dieron. Era evidente que se conocían muy bien, por la manera en que Ashura, la abrazó.

...

Poco a poco, el salón se lleno, con todos los invitados, y los novios, caminaron tomados de la mano, por las mesas de todos para agradecer por acompañarlos. Hinata veía con diversión, a su hermana, y a Naruto, discutiendo por cualquier tontería. El rubio parecía disfrutar, mirando a la castaña molesta. De pronto Ino sugirió ir al lugar donde se tomaban fotos instantáneas, para conservar el recuerdo de todos. Hinata, invitó a Sarada y a Riku, para que se unieran a ellos.

Esperaron a las personas que ocupaban el pequeño cuarto estilo caseta telefónica, para entrar ellos. Los primeros en entrar, fueron Ino y Shisui, luego Gaara, con Karin, seguidos de Hinata, Hanabi, los dos niños y por supuesto Naruto, que logró colarse apretando a propósito a la castaña. En cuanto terminaron, Sarada llamó a todos para tener una juntos. Las carcajadas y los quejidos, se escuchaban hasta las primeras mesas, del salón, pero el resultado había valido la pena. Las fotografías se veían improvisadas, sin preparación, logrando capturar la esencia de cada uno de ellos.

Todos regresaron a sus lugares, quedándose Hinata y los niños, hasta el final, para tomar una con solo ellos tres.

—¿Puedo conservarla?—preguntó Riku.

—Claro, hay cuatro, iguales, nos quedaremos con una cada uno y tu puedes guardar dos—respondió la ojiperla. El pequeño azabache, estuvo de acuerdo y se dispuso a regresar a su lugar con ellas, cuando alguien llamó a la consejera.

—¿Hinata podemos hablar?—la Hyuga suspiro, hubiera querido evitar ese momento, pero al parecer, lo tendría que enfrentar de una vez.

—No creo que hayamos dejado asuntos inconclusos—le respondió con calma. Solo unas cuantas personas, los podían visualizar, ya que el lugar de las fotografías, se hallaba tras una de las paredes, de los pasillos del salón.

—Llevó meses buscándote, necesito explicarte lo que sucedió aquella tarde...Hinata, yo aun te amo—los dos niños miraron al hombre, después a la consejera y no sabían que sucedía.

—¡Riku, Sarada! ¿Que les parece si se adelantan, para que no se pierdan la cena?—los pequeños asintieron y se marcharon algo confundidos.

—No sabes cuando sufrí al saber que estuviste en el hospital, mal herida—añadió el varón—Además después de eso, ya nadie supo nada de ti, casi enloquezco por no encontrarte.

—Yo logre superar el pasado y Justo ahora, estoy en paz, por favor no trate de perturbar mi vida, como sucedió en el pasado...Hagamos de cuenta, que no paso nada malo entre nosotros y que somos unos simples conocidos—sugirió avanzando hacia su lugar, pero Toneri la tomó del brazo con poca fuerza.

—Suéltala Toneri—ordenó Indra, que no tuvo otro remedio que intervenir, antes que su sobrino, causara un escándalo, frente a todos—Te adverti que no la molestarás, si venías conmigo, ahora cumple con tu parte y regresa a la mesa, con Ashura—el más joven, trato de resistir, pero ya muchos de los invitados, tenían su atención en ellos y Neji les advirtió, no molestar a su prima.

—Lamentó mucho, la actitud de Toneri—Indra, no se involucró mucho en la relación de Hinata y Toneri, sin embargo, supo al igual que todos, cual fue el motivo del rompimiento.

—No se preocupe Otsutsuki-san, no es su culpa—ella trató de restarle importancia—Y le doy gracias, por intervenir—los dos se enfrascaron en una conversación, sin prestar atención a los alrededores, ni a los murmullos que se podían escuchar, hasta el momento, en que Indra se quedó callado y la ojiperla, sintió que le rodeaban la cintura, con un fornido brazo. El aroma que llegó a ella, fue inconfundible, era el, era Madara.

Lentamente se giró para cerciorarse que en verdad se trataba del azabache y su boca se secó al verlo. Madara estaba vistiendo un traje negro a la medida, con la camisa gris y la corbata roja. Ante sus ojos, parecía un galán de los cuentos.

—M-Madara—lo nombró tartamudeando y también sonrojada, debido a la sorpresa...El azabache la observó de arriba abajo, sin vergüenza alguna. Ella se veía preciosa. Se animó a ir a la boda, después de la conversación que mantuvo con Mikoto. Nadie excepto Izuna, sabía de su llegada, por ese motivo, su hermano, declinó las invitaciones de Obito y Mikoto.

Izuna, se ocupó de la ropa que usarían, los tres. Aneko, usaba un vestido gris y Kenji, estaba igual a el, con los mismos colores. Apenas estuvieron listos y se dirigieron al salón.

Cuando entraron, todas las miradas fueron dirigidas a ellos. Madara los ignoro y se dedico a buscar a la única persona, que le interesaba ver, mientras veía en todas las direcciones, sus orbes se encontraron con las de Ashura y Mei. Eso logró descolocarlo por unos momentos y no se trataba, de que pudiera sentir algo por ella, se trataba de sus hijos, dado que después de escudriñarlo por completo, fue el turno de sus pequeños. Ese había sido uno de los motivos, por el cual, se rehusaba a regresar a Tokio y ahora sin pensarlo, estaban a unos pasos el uno del otro.

—Ahí está Mikoto—avisó su hermano, sacándole de su trance, para enfocar el lugar donde se hallaban sus familiares, fue entonces que encontró lo que buscaba, pero la furia lo invadió, al ver al tipejo descolorido, reteniéndole el brazo y cuando parecía que las cosas, no podían empeorar, Indra se unió, haciendo que el sujeto la soltara y se retirara a la misma mesa de Ashura.

—Lleva los niños con ellos—Izuna asintió y Madara prosiguió hasta el lugar donde Hinata permanecía con Indra. Fue consciente, de como la atención de todos, estaba en el y el lugar a donde se dirigía, pero no le importó, lo único en su cabeza era alejar a su ojiperla de los Otsutsukis, ya bastante había tenido de esos baja mujeres.

Sin quitarle la mirada a Indra, rodeó la cintura de Hinata, enviando una advertencia al varón frente a ellos.

—¿Uchiha? ¿Ustedes se conocen? ¿Ustedes dos son...?

—¿Pareja?—completo la pregunta que no dejó terminar a Indra—Si, Hinata y yo, somos pareja—sintió cómo la fémina se sorprendió al escucharlo dar la afirmación—Ahora si nos disculpas, deseo estar a solas, con esta hermosa dama—Madara se llevó a la sonrojada Hyuga, pareciendo hipnotizada con el y con la forma en que se dirigió hacia Indra. ¡Un momento! ¿Ellos se conocen? Se preguntó al recobrar la lucidez.

En segundos, los niños ya estaban con ella, sonriendo y diciendo lo bella, que se veía. Ella los abrazó fascinada y enternecida de tenerlos allí. Aneko se veía muy bonita, pero en cuanto vio a Kenji, no pudo resistir la tentación de tomarlo en brazos y darle un beso en cada mejilla, el pequeño era muy adorable, era como ver a un chibi Madara.

...

Hiashi miró todo desde la distancia y no pudo evitar sonreír, por lo feliz que se veía su hija. Definitivamente, esas personas, eran muy beneficiosas para la salud de Hinata. Neji también observó todo y al ver la interacción de su prima y los niños, no tuvo dudas, ella estaba en buenas manos.

...

—¿Ellos son...?—cuestionó Mei, a nadie directamente, solo lo pregunto en voz alta. La sensación que sintió en el pecho, fue algo para lo que no estaba preparada, de hecho, ni siquiera sabía de que se trataba, pero al ver a esa mustia, del brazo de Madara, su corazón pareció estrujarse y todo empeoró, cuando los dos niños corrieron hacia ella, como si fuera alguien muy importante en sus vidas, como si quisiera ocupar su lugar, como madre ¿pero que estaba pensando? ¿Porque le dolía que a ella ni siquiera la conocieran? ¿Que era este dolor este vacío repentino? Sin darse cuenta comenzó a derramar gruesas lágrimas. Las hormonas del embarazo no hacían mas que ponerla en peores condiciones.

—¿Que te pasa Mei? ¿Acaso te duele ver a tu ex con alguien más?—cuestiono Ashura ofendido por el comportamiento de su mujer.

—No digas tonterías—replicó, limpiandose el rostro.

—¿Quien es ese tipo?—cuestionó Toneri, molesto.

—Es Madara Uchiha, el hermano mayor de Izuna—respondió Indra.

Toneri guardó silencio, asimilando la información, ese tipo no era otro, que el ex marido de la esposa de su tío Ashura. Pero que pequeño, es el mundo, pensó el peli-plata.

...

Luego de acercarse hasta los novios y el patriarca Hyuga, Madara insistió a Hinata a seguirlo.

—Ven conmigo, quiero que conozcas a mi hermano menor—los niños sonrieron y caminaron con ella. Hinata, no pudo negarse a nada, dado que todavía se encontraba deslumbrada por el azabache y lo único que deseaba, era estar con el.

—Encantado de conocerla señorita, he escuchado mucho sobre usted, de mi familia...Izuna Uchiha, para servirle—Hinata se sonrojó al mirar como el hombre frente a ella le tomo la mano y le dio un beso, sobre el guante, como todo un caballero. El era muy atractivo, aunque de forma diferente a Madara.

—Encantada de conocerlo Uchiha-san—la morena sonrió los niños, sugirieron ir a las fotografías, tal y como lo hicieron sus primos, los cuatro lo hicieron y disfrutaron de la noche.

—¿Que les parece si los llevó a todos a comer pizza?—invito Izuna, guiñándole un ojo a Madara, ya que desde temprano planearon que sería el quien cuidaría de sus sobrinos.

—¡Si!—gritaron los niños. Izuna se los llevó a todos después de despedirse. Quería darle a su hermano la oportunidad de estar con la ojiperla a solas, solo esperaba que el bruto, no lo arruinara.

—¿Que te parece si nos despedimos y me das tiempo a solas?—pregunto en modo seductor. La ojiperla, no lo dudo, se despidió de su padre, de Neji y sus amigos, para salir del brazo del azabache, ni siquiera presto mucho atención a lo que dijo Hiashi, acerca de querer verla durante el desayuno.

El corazón le latía irregular, pero no dijo nada, solo se dejó llevar incluso presintiendo que pasaría estando solos dentro de esa elegante habitación de hotel, a donde la condujo Madara. Ella no sabía como el había podido pagar por todo, pero estaba tan contenta, que no quizo pensar, por el momento sólo quería estar con el.

Apenas entraron, Madara la beso, de manera suave, para ir intensificando.

El Uchiha era dueño del hotel y la suite que ocupaban, era la que siempre dejaban para el, así que desde la tarde hizo planes para terminar la noche en ella, obviamente acompañado de su ojiperla. De ese lugar no la dejaría salir, hasta que aceptara ser formalmente su novia.

—¿Te gusta?—le pregunto, al ver como ella inspeccionaba todo.

—Si, es muy bonito todo—respondió y sostuvo la copa que el le entregó.

—Te ves preciosa—le dijo luego de tomar su copa y se acercó a ella, dispuesto a ya no retroceder—Quedate conmigo esta noche—ella no pudo negarse, aún sabiendo lo que pasaría si se quedaba, pero si había de entregarse a un hombre por primera vez, quería que fuera el.

Hinata jadeó y su cuerpo se sintió en sintonía con los toques de las atrevidas manos masculinas, que ahora se dispusieron a despojarla de la estorbosa ropa, luego de saber que ella se quedaría con el, no quizo perder el tiempo. La deseaba y le entregaría todo de el, trataría de demostrar todos sus sentimientos, por ella, durante esa noche.

El vestido callo al suelo revelando la perfecta figura de la chica. Ella no llevaba sostén, por el diseño del vestido, lo único que la vestía eran unas bragas de encaje negro. La ojiperla, instintivamente se cubrió los senos, al sentirse expuesta, pero Madara le retiró las manos con suavidad.

—Déjame verte—ordenó en tono ronco por el deseo—Me pondré igual y dejaré que me veas—aseguró, logrando relajar a la avergonzada Hyuga. El Uchiha se despojó del saco, la corbata y por último desabotono la camisa, mostrando el pecho al igual que ella—Ahora lo siguiente—Madara quedó totalmente desnudó y lentamente camino con Hinata hacia la cama, donde apenas la recostó, le quitó la última prenda. Apenas podía creer que el día por el que tanto esperó iba a llegar. Había muchas cosas que querían preguntarse el uno al otro, pero en ese momento, lo único que deseaban, era apagar las llamas en las que sus cuerpos se quemaban.

Hinata sintió que su cuerpo flotaba, al recibir, la hambrienta boca de Madara, sobre sus senos. No podía creer la forma en que los gemidos salieron de ella y lo más confuso fue lo que se formó en su vientre hasta que logró estallar en algo increíble.

—Esperó que durmieras bien anoche, bonita...porque esto apenas empieza—la morena levantó el rostro aun sin recuperarse de lo que acababa de sentir, para encontrarse con la seductora sonrisa del azabache.

Continuara.

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