Capitulo 13

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.

Siento mucho, mi intromisión—se disculpó, el azabache, una vez, saludó a todos los presentes, dentro de la casa—Por ahora me retiro, me dio gusto saludarlos—el intento por huir del Uchiha, quedó obstaculizado por Hanabi, quien no perdió tiempo en poner en aprietos al imponente hombre y de paso a su hermana.

—No es ninguna intromisión, y no tiene porque retirarse...Mejor pase con nosotros a tomar el té, después de la cena, para acompañar esos deliciosos, rollos de canela, que trae en su mano—Madara, no se había dado cuenta, que aún sostenía los rollos—Estoy segura, que mi hermana, quiere que nos acompañe ¿verdad Hina?—pregunto, con picardía, mientras veía el rostro de su hermana, tornandose más rojo que momentos atrás.

—Mi hija tiene razón, Uchiha-san, ya está aquí y nos dará mucho gusto que nos acompañe a cenar—esta vez fue Hiashi, quien lo persuadió de quedarse—¡Anda hija! Indícale donde esta la cocina, para que deje los rollos—Hinata sintió las miradas de todos, puestas en ella y de inmediato captó el mensaje...Se estaban divirtiendo a sus costillas.

—Pase por aquí—le indicó Hinata, y Madara la siguió hasta el lugar, quedando a solas con ella, como lo había estado deseando desde una semana atrás—Siento mucho, el comportamiento de mi hermana, ella es así—se disculpó la ojiperla, pensando que el azabache, podía estar molesto.

—No tengo nada que disculparte, mas bien soy yo, quien llego sin ser invitado, interrumpiendo tu reunión con ellos—se acercó a ella lentamente—Pero, no podía pasar un solo día mas sin verte—Hinata, se sobresaltó, cuando el Uchiha, la rodeó por la cintura y la beso, no sin antes cerciorarse, de estar solos. La cocina, estaba lejos de la sala, donde se quedaron los otros y desde ahí, se escuchaban las diferentes voces de todos, dejando claro, que estaban a solas.

La chica respondió al beso y a las suaves caricias de Madara, porque al igual que el, ella también estaba con muchas ganas de verlo. Lo que nunca pudo imaginar, fue verlo en su casa, precisamente el día en que su familia vino a visitarla.

—Alguien puede venir, será mejor terminar la cena, también debo, preparar el té—murmuro la ojiperla, apenas separando sus labios de los masculinos.

—¿Te avergonzaría que te vieran conmigo?—preguntó tratando de no mostrar la molestia que eso le podía causar.

—No, por supuesto que no—respondió sin pensarlo—Es sólo que me daría mucha vergüenza que mi padre nos mirara...buen, usted entiende, ademas Neji es muy sobre protector conmigo y podría pensar mal—evitó la penetrante mirada del Uchiha, debido a la pena—Pero el, no lo hace de mala manera, Neji es así con quiénes se acercan a Hanabi y a mi—la ojiperla apretó los puños, tratando de controlar su respiración.

Madara entendió y no pudo evitar reírse del comportamiento recatado de la chica ¿quien lo diría? Nunca se hubiera imaginado, que ella era así, pero ya se estaba acostumbrado, a las sorpresas que Hinata le daba, porque a decir verdad, ella era impredecible para el. Sin embargo, su curiosidad se disparó ¿a cuantos hombres ahuyentó el primo celoso? Mejor dicho ¿cuántos novios tuvo Hinata? Ahora mas que antes, tenía la gran necesidad de saber todo, sobre ella y si ella misma no se lo revelaba, había una forma de averiguarlo por su propia cuenta. Tendría que mover influencias, que no movía desde muchos años atrás, pero la preciosa chica que mantenía temblorosa entre sus brazos, valía cualquier cosa.

Ambos reaccionaron, con el sonido del timbre. Ino, ya le había dicho a Hinata que Shisui, venía a cenar y a ser presentado con la familia, así que debía tratarse de el.

—Debe ser su sobrino—anunció ella, separándose de el, para ir hacia la estufa, antes que alguien viniera a ver porque aún no regresaban.

—¡Hina!—se escuchó la voz de Hanabi—Esperó que hayan aprovechado el tiempo, que les dimos para "terminar la cena y el té"porque el novio de Ino está aquí.

—C-casi está todo listo, nos tardamos porque no encontraba...—la ojiperla buscaba en los cajones, sin ver a su hermana, que no hacía mas que reírse de ella, por su nerviosismo y eso la puso muy feliz, pues Hinata, nunca se puso así, mientras fue novia de Toneri, ni siquiera tartamudeaba, como ahora.

Madara negó con la cabeza, recordando a el y a Izuna, cuando eran más jóvenes, pero en su caso, las cosas eran al revés, pues Izuna era el más tímido y el, era el más descarado. Con el tiempo, su hermano dejó su timidez y el, se volvió amargado sin ganas de bromear, ni con su propia familia.

...

—Ino, es como una hija para mí, espero que la cuide bien, o de lo contrario, sabrá, lo que es un Hyuga disgustado—amenazo Hiashi, siendo respaldado por Neji, quienes veían a Shisui, con advertencia. Shisui trago saliva, incómodo, pues la amabilidad que mostraron, el día en que los conoció, se había esfumado, dando paso a la hostilidad. Tenía que reconocer, que esos dos sujetos, lograron intimidarlo y eso, que estaba acostumbrado a tratar con todo tipo de personas, gracias a su trabajo.

—Yo nunca, dañaría a Ino, yo sería incapaz de hacer que ella sufriera, mi único propósito, es hacerla feliz, siempre que ella, me lo permita—aseguró, imaginando lo que le harían si supieran, lo que había pasado entre ellos, en esa misma casa.

—En ese caso...sea usted, bienvenido a la familia y espero que pueda acompañarnos en la boda de Neji y Tenten—el semblante del Hyuga mayor, se suavizó, como si de el doctor Jekill y de mr Hyde, se tratara. Shisui se rascó la mejilla, sin que le picara, tratando de dejar el nerviosismo, que eso le ocasionó.

—¡Padre...! Asustara al novio de Ino, después pensara que los Hyuga, somos unos salvajes—recalcó Hanabi.

—Déjalo Hana, es bueno que mi novio, sepa a que atenerse, si se le ocurre traicionarme—soltó Ino, haciendo que todos rieran, mirando hacia el Uchiha más joven.

La intención de Hiashi, fue advertir al novio de Ino, pero también era una clara advertencia, hacia Madara, dado que la atracción entre su hija mayor y el, no le pasó desapercibida y no quería imaginar a su hija, sufriendo de nuevo por la tradición de un hombre.

Madara captó la advertencia, pero no mostró signos de hacerlo, prefirió permanecer en silencio observando a Hinata, que no parecía haber notado nada, como lo hizo el.

—¿Como están su niños Uchiha-san?—le pregunto el patriarca Hyuga al mayor de los Uchihas. Conocía muy poco al estoico hombre y no tenía idea, sobre como era su personalidad, lo único que sabía, al igual que muchos, era, que la esposa lo había dejado por Ashura Otsutsuki, su socio en los negocios y también tío de Toneri, el ex promedio de Hinata. Las malas lenguas contaban, que no era buen marido y que por ese motivo, la pelirroja, lo cambió, mas sin embargo, no debía ser tan malo, ya que el, fue quien se quedó con la custodia de los dos hijos de ambos. Eso a su modo de ver, no hablaba bien de Mei, pues, ella continuó con su vida, sin revelar a nadie que tenía dos hijos, era como si nunca los hubiera tenido. No estaba seguro, si ahora que estaba embarazada, haría algo para que los niños conocieran al nuevo bebé.

—Se encuentran bien, ellos aman al perro que tiene Hinata y también a ella—respondió dirigiendo sus orbes hacia Daimon, el cual no se había apartado de Hinata, mientras cenaban.

Hiashi asintió con la cabeza, complacido de la respuesta que le dio el azabache.

—¿Viene mucho a visitar a mi prima?—el ambiente en la mesa del comedor, se puso tenso, sobre todo, para quienes sabían que no era la primera vez que iba allí buscando a Hinata y que la primera vez, ella terminó hospitalizada, por su culpa.

—Esta es la primera vez, que viene—respondió Hinata, antes que Madara dijera algo, que enfureciera a su padre o al mismo Neji.

El azabache, arqueó una ceja, al escuchar a la ojiperla...Ella no quizo decir nada, prefirió mentir para no meterlo en problemas. Ino y su sobrino, lo miraron sonriendo por su desconcierto.

La cena continuó, con un, casi interrogatorio hacia el mayor de los Uchihas. Hinata en ocasiones sostenía el brazo de su padre, para que parara, pero si no era el, eran Hanabi y Neji, quienes le hacían preguntas.

...

—¡Lo siento!—exclamó Hinata, cuando acompañó al Uchiha, hasta su vieja camioneta. Su padre ya se había ido a dormir y Shisui, Neji, Ino, Tenten y Hanabi, se fueron a pasear por el centro de Konoha, llevando con ellos a Daimon.

—No te preocupes, es normal que quieran saber, quien se acerca a su tesoro—le dijo y la rodeó de la cintura. No juzgaba a los Hyugas, por el interrogatorio, pues el hubiera hecho lo mismo, si algún hombre con su edad y aspecto, se acercaba a su hija, con solo imaginarlo se molestó, esperaba que faltara mucho tiempo para eso—Pero dime ¿porque mentiste y no les dijiste que ya había estado aquí?—inquirió con curiosidad.

—No quiero que se preocupen por mí—respondió restándole importancia.

—Supongo que me hubieran asesinado, si se enteraban, de lo que te hice.

—No lo hacen con mala intención, ellos son así conmigo debido a lo que...—se silencio a si misma, antes de hablar de más, pues únicamente a ella le importaba su pasado—Bueno, creo que es normal—concluyó sin querer continuar con ese tema, de lo contrario comenzaría a estresarse por el día en que tuviera que asistir a la boda—Y dígame ¿donde están los niños?

Madara, supo que cambió el tema, como también, que le ocultó información y hubiera insistido en saber mas, de no ser por la mirada insegura y temerosa que mostró la chica, al recordar algo ¿que ocultaba Hinata? ¿Que le producía miedo, como aquella noche y porque? Se lleno de frustración, al no poder obtener información y su curiosidad, solo se disparó, mas de lo que ya estaba. Tenía que saber, que fue lo que le sucedió.

Se despidieron después de unos cuantos besos, prometiendo verse, una vez que la familia Hyuga, se marchará cuando terminarán de entregar las invitaciones.

...

El Sábado por la mañana, todos desayunaron entre conversaciones acerca de la próxima boda como también, lo que estuvo sucediendo, mientras Hinata, e Ino vivían el Konoha.

El patriarca, se había ido con Neji , para ver algunos de sus conocidos, como Hashirama, los Namikaze, los Inuzuka y los Uchihas, para entregar ellos mismos las invitaciones.

...

—¿Hablas en serio?—cuestiono Ino muy molesta, cuando Tenten les contó que Toneri insistía en saber el paradero de Hinata.

—Y eso no es todo—añadió Hanabi—También a persuadido a sus familiares, para que intervengan a su favor, argumentando que está perdido sin ti—la ojiperla serró los ojos tratando de desvanecer la imagen de su ex prometido y su "amiga"revolcándose en la cama, que sería donde durmiera una vez se llevara a cabo la boda.

—¡Bastardo! ¿Porque mejor no busca, a la zorra de Shion?—Ino realmente se molestó, con la actitud de Toneri.

—Lo peor de todo, es que, debido a los negocios que sus parientes mantienen los nuestro padre, ya fueron invitados a la boda—Hinata miró a su hermana y no le sorprendió dicha información. No es que le agradara volver a mirar a Toneri, pero comparado con el miedo que sentía recordando la noche del antro, ni siquiera le dio importancia. Esa era la última de sus preocupaciones.

—Pero no te preocupes Hina, Neji se encargó de advertirles, que si te llega a molestar, el mismo lo sacara de la fiesta—aseguró Tenten.

—Esta bien, el ya no me afecta y pues...en algún momento tendríamos que encontrarnos—la ojiperla le restó importancia, para calmar a todas, dado que lo último que deseaba era preocuparlas y ponerlas de mal humor por su causa.

—Es comprensible que ya no te afecte Toneri, con semejante macho alfa sustituyéndolo,  ni quien lo recuerde—las risas de todas resonaron por todo el comedor, excluyendo a Hinata, después de lo dicho por Hanabi, pues la ojiperla, se puso roja, por la vergüenza.

...

Llegada la tarde Hiashi y Neji regresaron, pero le pidieron a Hinata, entregar las invitaciones de los Uchihas, porque ellos fueron a casa de Fugaku y no encontraron a la pareja. No conocían más direcciones de los otros familiares, así que mejor le confiaron el encargo a la morena.

[...]

—Aquí tienen—Hinata les entregó una invitación a Shino y otra a Karin. Su familia, se había marchado el día anterior, así que comenzó repartiendo las que le faltaban. Esa misma tarde, al salir del trabajo, debía llevar la de Gaara y le pidió a Karin, ir con ella.

—Gracias Hinata por contarme entre tus amigos—repuso Shino agradecido, por el detalle, aunque no pudiera ir, se sintió afortunado de ser tomado en cuenta.

—Lo mismo digo, grasias, por todo aunque tenemos poco tiempo de conocernos, me has ayudado tanto—le dijo sonriendo la pelirroja—Ahora tendré que comprar un lindo vestido para ese día—Shino rodó los ojos, ante el cambio de actitud de la Uzumaki, pues un momento atrás, parecía conmovida, para luego mostrarse como todos los días. Hinata, se limitó a reír mirando a Shino.


[...]

Con mucha pena, la ojiperla, se dirigió hacia la casa de Mikoto, para dejar la invitación de ellos, incluyendo la de Sasuke y su familia.

—¿Te ofrezco algo de beber?— preguntó Mikoto, cuando pasaron a la sala.

—No se moleste, no me quedare por mucho tiempo, debo pasar, por la casa de Rin, también—respondió la Hyuga.

—Y Madara ¿también está invitado?—cuestiono, observando los gestos que mostraba la chica, pues apenas mencionó el nombre de su hermano y la joven frente a ella, se sonrojó.

—Si, también el está invitado...Neji me dejó, para todos ustedes, y también para quienes Ino y yo, quisiéramos incluir—respondió—Mi padre se sentirá muy agradecido, si deciden asistir, el mismo vino hasta aquí para saludarlos, pero no los encontró—añadió sonriendo.

—Oh, debió ser, cuando llevamos a Sarada, al parque—se lamentó Mikoto—Y bueno, no puedo hablar por mis hijos, ni por mis sobrinos, debido a su trabajo, pero ten por seguro, que Fugaku y yo, si iremos...Quizás Sakura y Sarada quieran acompañarnos...Será bueno, pasar un fin de semana por Tokio.

—Me daría mucho gusto, verlos a todos—Hinata se puso de pie—¡Bueno! Por ahora debo irme, para pasar a dejar las que me faltan—la Uchiha, le agradeció y ambas se despidieron, quedando de visitarse cualquier otro día.

...

De la misma forma que lo hizo con Mikoto, también llegó a casa de Rin, siendo recibida por su encantador hijo, el cual no tardó en sonrojarse, apenas la miró llegar. Se quedó mas tiempo con ellos, por insistencia de la castaña, que se empeñó en preparar café, con galletas. La tarde paso rápido y cuando salió, ya había anochecido y no estaba segura de pasar por el rancho, donde vivía Madara, o dejarlo, para el día siguiente.

Aun con la indecisión, subió a su auto y miró que tenía un mensaje de texto, enviado por el azabache, donde le decía que la estaba esperando, sin importar la hora. Sonrió pensando en sus besos y condujo el corto trayecto, para ir a verlo, apenas y se reconocía. Sin duda alguna, ese hombre tenía una gran, influencia sobre ella. Revisó su apariencia, antes de bajar, esperando no dar una mala impresión al Uchiha, pues se vistió con un short de mezclilla a media pierna y una blusa negra sin mangas, ajustada al cuerpo. Para completar, uso sandalias de piso y cabello sujeto en una coleta alta. Ino le aseguró, que estaba perfecta y que no se preocupará por Daimon, porque Shisui y ella lo cuidarían.

—Tardaste mucho—la chica soltó un grito, cuando la puerta de su auto de abrió y escuchó la varonil voz, del hombre que le hacía temblar—No les dije a los niños que venías y ya se fueron a dormir—le tendió la mano, para ayudarla a salir y cuando lo hizo, se quedó mirándola embelesado. Vestida así, se veía más joven, definitivamente, esa chiquilla, era encantadora, de todas las maneras en que vistiera, sin embargo, estaba seguro, que nada podía compararse con verla, sin absolutamente nada y de preferencia adornando su cama.

—Lo siento mucho, me quedé, por mas tiempo, conversando con Rin—ella también se permitió mirarlo y no pudo evitar, morderse el labio. Llevaba puestos unos jeans oscuros, ajustados, que mostraban las fornidas piernas, sin olvidar la camiseta igual de ajustada sin mangas, dejando muy poco a la imaginación, pues se pegaba al fornido y bien trabajando abdomen mostrando los músculos brazos, al desnudó.

—No importa, lo bueno es que ya estas aquí conmigo—el azabache, la tomo de la mano y la estiró suavemente, para que lo siguiera, pasaron la entrada principal de la casa y continuaron, hasta llegar al porche trasero, donde se veía todo como a un bar, al aire libre contando con gabinetes, lavado, televisor, sillones y botellas con bebidas alcohólicas.

Hinata observó todo, de cerca, ya que en el cumpleaños de Shisui, se hallaba abarrotado, con la comida, los regalos y las bebidas. La barra con sillas altas daban la vista a la gran cantidad de botellas, con los vasos y las copas y mas al fondo, estaban los sillones, rodeando una mesa de centro, que se convertía en chimenea artificial.

—Este lugar no lo había mirado—confesó la ojiluna, admirando todo.

—En ese caso, espero que te guste—el azabache, la guío hasta uno de los sillones, para dos personas y se acercó a la chimenea, que contaba con cajones rodeándola. De uno de los cajones, saco todo, para preparar s'mores. Hinata, se levantó en automático, con los ojos brillantes de emoción, para quedar frente a Madara, con las manos juntas sobre su pecho y mirando hacia arriba, como una niña, cuando quiere pedir algo.


—¿P-podría hacer algunos? Bueno...a mi me gustan y tengo mucho tiempo, sin probarlos—avergonzada, por su comportamiento, bajo la cabeza a la seguridad del piso.

Lentamente, el Uchiha le levantó la barbilla con los dedos, para que lo encarara. Verla pidiéndole algo de esa manera tan dulce, lo lleno de ternura. No creía que hubiera algo, que le pudiera negar a ella, incluso lanzarse en paracaídas desde un avión.

—¿Para quien crees que los compre? ¡Hinata! Tu puedes pedir lo que desees y yo trataré de ponerlo a tu alcance—apenas pronuncio esa frase y se golpeó mentalmente, pues, eso fue lo que le dijo a Mei, cundo quería mantenerla contenta.

—Yo, le ayudaré—recalcó llena de emoción, sintiendo como la boca se le hacía agua.

Madara sonrió volviendo al embrujo, en el que ella lo mantenía. Hinata, no era cómo Mei y no tenía que compararlas, pues eran totalmente opuestas, en todos los sentidos. Apenas y podía creer, que estuviera tan contenta, por unos simples bombones con galletas y chocolates—No te molestes, tu eres mi invitada y yo mismo los prepararé para ti—ella asintió, quedándose de pie junto a el y unos minutos después, estuvieron listos. Los dos se sentaron en el mismo sillón, para dos personas.

—En verdad se lo agradezco—la joven se llevó un s'more a la boca, quedando fascinada con la combinación de sabores. Madara perecía hipnotizado con la escena frente a el. La forma en que ella, lo saboreaba era tan auténtica, que ni siquiera se percató de como su linda boca se quedó manchada con el chocolate derretido—¿Usted no comerá uno? Son deliciosos—preguntó al ver que solo la veía comer a ella.

—Ahora mismo lo probaré—se acercó a ella y la tomo del rostro, para después pegar sus labios a donde se hallaba el chocolate. Hinata se sorprendió cuando sintió la lengua del azabache bajo su labio inferior, para dar paso a toda su boca—Tenias razón, son deliciosos—sin perder el tiempo la beso de nuevo, degustando el sabor dulce.

En un atrevido movimiento, la sentó sobre sus piernas quedando a la misma altura el uno del otro.

Rompieron el beso, pero el Uchiha, no permitió que se apartara de el y la mantuvo abrazada, mientras la veía de cerca.

—T-traje su invitación, para la boda, aunque no pueda ir, mi padre me pidió que se la entregara—aclaró, sin mucho ánimo, debido a que, también ella deseaba no asistir, de no tratarse de algo tan importante en la vida de dos de las personas que más quería, no lo pensaría dos veces y se quedaría en Konoha, inventando alguna excusa. Por otro lado, no podía preguntarle a Madara que fuera con ella, pues los costos en ropa, para algo así, eran innecesarios, aún si rentaba un traje, era mucho dinero, que no tenía la necesidad de gastar, solo porque ella le pidiera asistir a el y a los niños.

—¿Que pasa? ¿Porque de pronto te pusiste triste?—Madara noto el cambio en su semblante y algo dentro de el, le decía que se trataba de esa boda.

—No pasa nada, pero ¿podría comer unos más?—el azabache no era tonto y supo que evadió el tema. Sin mas que hacer, le acercó el plato para que comiera lo que quisiera y ella lo hizo. Madara, la veía y de nuevo la beso, pero esta vez con mas deseo, mas fuego, recorriéndole con sus varoniles manos, todas las curvas del cuerpo femenino.

Hinata, lo rodeó por el cuello enredando sus dedos en los largos, cabellos azabaches. El calor dentro de ella, se hacía mas grande debido a la avidez del moreno. Madara logró bajar sus besos, por el cuello, sin detenerse hasta llegar a esos grandes senos. Los beso, por arriba de la ropa, buscando la manera de obtener más. Ayudado con una de las manos, desabrochó los dos primeros botones, siendo recibido por un sensual sostén de encaje rojo y un melodioso gemido, eso último, casi, acabó con todo su auto control.

—¡Hinata!—la llamó con la voz ronca por el deseo. Eso hizo que el corazón de la ojiperla, latiera mas rápido. Se estremeció entre los brazos de Madara, descubriendo un sin fin de sensaciones, que nunca antes experimentó y que ahora no tenía idea que hacer con ellas. Lo único que tenía claro, era que solo ese Uchiha, podía hacer algo al respecto, o al menos, eso era lo que quería pensar.

El derroche de caricias y besos continuó, por unos minutos hasta que la Hyuga, se armó de valor para irse, o de lo contrario, podía cometer una locura, de la que se pudiera arrepentir mas tarde.


[...]

De nuevo Sasuke, bufo molestó por la exagerada cantidad de perfume, que usaba Shisui, dentro de la jefatura, estaba seguro que lo hacía a propósito, para molestarlo.

—No es tan malo, Sasuke, por lo menos el aroma es agradable, aunque un poco fuerte—señaló Obito, tratando de no reírse con la situación.

—¿Que no es tan malo dices? Es frustrante, su manía de usar tanto perfume, me provoca migrañas, no se como hace la novia para soportarlo—replicó Sasuke fastidiado y con la cien, palpitando por el fuerte dolor.

—Ella lo soporta, porque además de amarme de todas las formas posibles, ella fue quien me lo regaló y le gusta, que yo lo use, cuando voy a verla, como lo haré saliendo de aquí, para comprar, lo necesario y llevar a la boda, de los familiares de Hinata—aclaró con diversión.

—Deberías ponerlo en tu auto, ya te dijimos, pero no entiendes—Obito, suspiro, mirando a Itachi.

—Ya está bien, no te enojes porque tu no podrás ir y deberas cubrirnos a Obito y a mí, pero no te preocupes, te traeré un regalo, para que me recuerdes todos los días—antes que Sasuke pudiera argumentar, Shisui salió corriendo. No se quedaría a mirar a su cabreado primo. Era mejor huir, por su propia seguridad.

—¿Y tu ya tienes todo en orden Obito?—cuestiono Itachi. El, al igual que su hermano menor, cubrirían a los dos mayores, para que pudieran asistir al matrimonio. Obito y Rin, lo hacían por el aprecio que sentían hacia Hinata y Shisui, lo hacía por Ino. No pudiendo ausentarse todos, acordaron, que solo ellos fueran y así podían cubrirlos.

—Rin se encargo de todo y por el hospedaje, no tenemos que preocuparnos, ya que Izuna, insistió en que nos quedemos con el—afirmó Obito.

[...]

Las semanas continuaron rápido y ya sólo faltaban unos días para la boda de Neji y Tenten. Gaara, había tratado a Hinata, en el parque, como lo hicieron la primera vez. El médico le ayudó con sus inseguridades, para que no tuviera que recurrir al medicamento. Durante los días que duraron sus secciones, se sincero con Karin y le contó todo, lo que le ocurrió en Tokio. Karin se sorprendió, pero escuchó todo, en completo silencio y cuando terminó de relatar todo, ambas se abrazaron llorando.

El contarle todo a otra persona, tan allegada, logró calmarla, mas de lo que hubiera pensado. Tanto Karin, como Gaara, la llenaron de seguridad, respecto a la inminente visita que haría a la ciudad, donde todo pasó. Ambos le aseguraron, que no la dejarían sola. También Ino, la llenaba de seguridad, diciendo que Shisui era policía y no dejaría que nada malo sucediera.

En cuanto a Madara...Lo había estado viendo, prácticamente todos los días, aunque fuera por escasos minutos. Su cercanía, despertó sentimientos muy profundos hacia ese hombre y cada día, le resultaba mas difícil despedirse de el. Madara, se había vuelto, más atrevido, al momento de acariciarla, haciendo que se olvidara de todo a su alrededor.

Suspiro, solo por pensar en el y en el fin de semana, que no se verían. Observó la fotografía, del vestido que ordenó Hanabi para ella y se dispuso a preparar su maleta, para salir al día siguiente, con Ino y Daimon, hacia Tokio.

Continuara.

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