❦ Tú me enseñaste

POV SANHA.

En muchas ocasiones conocemos personas que, quizá en un inicio nos parecen despreciables, arrogantes, mala onda, simplemente por su expresión corporal, su tono al hablar, su rostro, etc.

Hace algunos años una persona muy importante para mí me dijo que no debía juzgar a nadie sin antes entablar una conversación o conocerlo un poco mejor, siempre me parecía ridículo algo como eso, yo suelo ser muy intuitivo y cuando alguien me parece desagradable, resulto tener razón... Pero, la vida se ha encargado de mostrarme que, no siempre va a ser así...

Un tiempo ha pasado ya desde que conocí a una persona, llegó para cambiar mi vida en todo sentido... Debo decir que desde el primer momento llamó mi atención, pero su actitud "Fría" me hizo pensar que era alguien odioso y también alguien a quien no quería cerca de mí, además de que no podía permitirme enamorarme de un hombre.

¿Qué creen? Es lo mejor que me ha ocurrido, conocerlo.

Justo hoy estamos cumpliendo nuestro primer año de relación, pasamos por muchas cosas en este tiempo juntos, pero siempre pudimos sobrellevarlo. Él nunca ha dejado de apoyarme y yo tampoco, somos nuestros pilares.

- ¿Nos vamos? - me preguntó Moonbin hyung.

- ¡Vamos! - estoy tan entusiasmado, es la primera vez que tengo un aniversario de relación con alguien.

Subimos a su auto, estuvimos alrededor de quince minutos en carretera y finalmente llegamos a comer a un restaurante.

Entramos y comimos, él siempre ha sabido mis gustos, nunca olvida nada y para mí eso vale demasiado, son pocas las personas que se toman el tiempo de ponerte atención y que comparten tus gustos, aunque no sean los mismos que los de ellos.

La comida fue agradable, pedimos limonada mineral para beber y de comer pollo a la plancha con champiñones. Cuando se llegó el momento del postre, Moonbin hyung se levantó para ir al baño, así que tuve que recibirlo yo.

Al llegar el pastel de chocolate me di cuenta de que había un pequeño papel de opalina doblado a la mitad, tenía un sello como esos antiguos que utilizaban las personas ricas de siglos pasados, esos hechos con cera de color rojo, pero éste era de color azul rey y tenía las iniciales "M&S".

Lo abrí, ya que el chico que lo trajo me dijo que era para mí y que el chico de cabello negro le había pedido que me lo diera.

"Hola pequeño Beagle, ¿Estás disfrutando este tiempo conmigo? Quiero que sepas que yo lo he pasado de maravilla con cada segundo. ¿Cómo haces para gustarme tanto?

Te amo demasiado ¿Sabías? Estoy muy agradecido con la vida, con Dios, por ponerte en el mismo camino que a mí. Me has hecho sentir cosas que no sabía, eran posibles.

Cada vez descubro cosas que me agradan más de ti, jamás me cansaré de estar a tu lado, porque eres adorable, porque le das un dulce sabor a mi amarga vida, porque le das un brillo a la oscuridad que me rodea, porque haces que mi corazón recobre su vitalidad, porque haces que mi mirada se ilumine con tu presencia, porque has provocado la sonrisa que creí olvidada para siempre... ¿Hablo mucho? Jaja, lo siento... Hay tanto por decirte, pero prefiero hacerlo directamente, además el papel empieza a terminarse... Aunque bueno... Ni todo el papel del mundo alcanzaría para decirte cuánto te amo, cuánta felicidad me provocas...

Mi querido Sanha, te amo. ¡Gracias por este primer aniversario!"

Una sonrisa de oreja a oreja apareció en mi rostro, esas palabras tocaron profundo en mi corazón, ese que gracias a mi hyung ahora poseo, ese corazón que me ha dado la posibilidad de estar con él y hacer lo que siempre soñé y creí imposible, pero así son las cosas a lado de él, siempre posibles.

Sentí un par de brazos rodearme por la espalda, miré sus manos y noté el pequeño brazalete que le regalé en su cumpleaños, mi hyung es tan cálido, siempre logra hacer que me encoja entre sus brazos.

- Feliz primer aniversario mi amor - susurró a mi oído, con esa voz ronca que me eriza la piel. Otra sonrisa...

- El primero de muchos Binnie - apreté sus manos, me puse de pie y lo abracé.

Él me hace sentir tan especial, tan importante, que valgo la pena, las alegrías, que lo valgo todo, él le da un valor inigualable a mi vida.

¿Cómo es que encontré a alguien tan increíble? ¿En serio soy merecedor de tanto? Sé que él sí.

Nos separamos y noté que algunas personas nos veían raro, algunas sorprendidas, otras con disgusto, me sentí mal por un momento, debo admitirlo, pero al girar mi vista y encontrarme con esas orbes color café, todo lo demás se disipó... La única mirada que me importa es la de Moonbin, él me mira muy bonito, con mucho cariño.

Me tomó de la mano y salimos del lugar. Regresamos a casa y nos pusimos a ver una serie; de repente empezó a llover con fuerza y eso me relajó más, el escuchar las gotas golpeando contra toda superficie, el olor a tierra húmeda, simplemente perfecto, como mi hyung.

Me acurré entre sus brazos, él me miró con ternura y me subió en su regazo, acarició mi cabello con delicadeza como si fuera un niño pequeño siendo recompensado por hacer algo bien.

- ¿Hice algo bien? - pregunté con curiosidad.

- Existir y amarme - respondió al instante con tremenda seguridad, lo amo demasiado.

- Existo gracias a ti, y te amo porque sería imposible no amar a semejante sujeto - sonreí y le di un beso en la mejilla.

- Sanha, bebé, aún somos estudiantes universitarios, con familias
disfuncionales, y nos queda mucho camino por recorrer, pero voy a estar contigo sin importar lo que pase.

Sentí sus labios suaves posarse en los míos y al instante mis ojos se cerraron, Moonbin tenía un efecto increíble en mí, uno embriagante, en el buen sentido.

Sus labios junto a los míos es una de las sensaciones más bonitas y agradables, tienen un sabor dulce, son firmes, pero suaves... Quiero morderlos con amor siempre.

Nos separamos y ahí era el momento.

- Hyung, ¿Sabes? Tú me enseñaste...

- ¿Qué te enseñé? - me miró sin comprender, se veía realmente lindo.

- Me enseñaste a superar mi mayor temor, me enseñaste a quererte, adorarte y amarte, a dejar los prejuicios que mi padre se empeñaba a sembrar en mi mente, a valorarme y amarme, tú me enseñaste a ser feliz.

- Puedo decir que es mutuo mi pequeño Beagle, tú también me has enseñado
tantas cosas - ahí de nuevo esa mirada llena de amor que me hace querer gritar de emoción.

Me levantó en sus brazos y nos fuimos a nuestra habitación. Me recostó con cuidado y se puso sobre mí, lo miré y en serio, es la imagen más preciosa que he tenido frente a mí.

Su cabello negro estaba más largo de lo normal, caía sobre su frente ligeramente desordenado, coloqué un poco detrás de su oreja y yo mismo me maté ¡¡¡SE VEÍA MÁS PRECIOSO!!! Dios...

- Eres muy hermoso hyung - un sonrojo apareció en sus mejillas junto con una sonrisa coqueta.

- Como tú, aunque... Me ganas - dio un corto beso en mi nariz y rodee su cuello con mis manos.

Lo atraje hasta mi boca y empecé a besarlo, lentamente, el roce de sus labios tan exquisito... Su respiración era tranquila. Abrió mis piernas un poco y se colocó entre ellas, subió una de sus manos hasta mi mejilla y empezó a acariciarme, su tacto siempre tan
delicado provocando escalofríos por todo mi cuerpo.

Una de sus manos se aferró a mis muslos y subió un poco mis piernas, pude sentir un pequeño bulto proveniente de su pantalón... No puedo evitarlo, sonreí entre el beso y él comprendió, mordió mi labio y dio una estocada en falso sobre la ropa...

Lo separé un poco de mi cuerpo y empecé a desabotonar mi camisa, él hizo lo mismo con la suya y así terminamos desnudándonos. Mi piel estaba fría y sus manos se sentían demasiado cálidas, aferrándose a mi cintura, dándome calor.

Me puso de espaldas sobre su regazo, dio pequeños besos en mi espalda, acarició mis brazos, mi cintura, tocó mi abdomen y se aferró a él... La respiración empezaba a sonar agitada por ambas partes...

Bajó una de sus manos hasta mi miembro y empezó a masturbarme, el rubor subió a mis mejillas y mis orejas se contagiaron al instante. Subía y bajaba lentamente sus manos en mi miembro mientras mordisqueaba ligeramente mi cuerpo, no podía ver su rostro y eso me hacía sentir más desinhibido...

Sentí algo contraerse en mi vientre bajo y jadeé al instante.

- Aguanta un poco... - erizó mi piel con ese susurró ronco...

Intenté hacerlo, pero ¿Cómo es eso siquiera posible? ¡Sus manos me estaban masturbando! Sus manos grandes y tersas...

Mordí mi labio con fuerza, hasta que Moonbin me pidió que girara ligeramente mi cabeza, se acercó y me besó apasionadamente; la intensidad del movimiento de sus manos aumentó y no pude soportar.

- ¡Ah...! M-Moonbin... - suspiré después de venirme en sus manos. Necesitaba  aire, fue la venida más fuerte que he tenido hasta este momento.

Me tiré sobre su pecho, mi espalda se sentía muy bien con ese tacto. Moonbin puso su mano sobre mi corazón y la mantuvo ahí.

Debajo de mí, sentí el palpitar y la humedad de su miembro duro, cerré mis ojos ante todos los pensamientos pervertidos que tuve en cuestión de segundos... Nunca pensé que sería de esta manera.

Empecé a moverme sobre él y saqué un gemido ronco al parecer desde lo más profundo de su ser, bajó sus manos y las presionó sobre mis caderas, la sensación era exquisita, me encantó...

Me giró hasta quedar de frente con él, sus ojos brillaban de placer, disfruto tanto verlo así, porque sé que yo causo todo eso.

Colocó su miembro sobre mi entrada,
me acomodé y empecé a bajar de forma lenta, necesitaba sentir cada momento... Quería sentirlo por completo. Cerré mis ojos con fuerza y retuve el aire, mis uñas se encajaron en los hombros anchos de mi hyung y él rodeó mi cintura con sus brazos, me pegó un poco más a él y esperó a que me acostumbrara a su miembro para empezar a moverse.

Antes de que él comenzara la penetración, fui yo quien tomó la iniciativa, subí y bajé mi cuerpo sobre su miembro, mordí mi labio inferior porque aún dolía, quizá jamás me acostumbraría a la primera intrusión... Pero en serio, lo vale.

Moonbin dio besos sobre mi pecho y subió hasta mi cuello, esa mezcla... La penetración junto con sus besos en mi cuello, me hacían delirar... Entreabrí mis labios y los jadeos no se hicieron esperar, en poco tiempo los gemidos de ambos se unieron...

Mi hyung pegó su cabeza a mi pecho y continuó con los movimientos, mientras que yo me dejé dominar por completo, deseaba que hiciera conmigo lo que quisiera, menos herirme.

Sus gemidos ahogados me tenían mal o
demasiado bien, su voz normal ya era lo suficientemente sexy, ahora su voz llena de deseo y excitación estaba a otro nivel.

Me recostó sobre la cama y seguimos frente a frente, los movimientos fueron más certeros y tocó mi punto al instante, empecé a ver estrellas de placer, mis ojos se humedecieron... El placer me estaba desbordando.

- Ah... ¡Ah! ¡Mmm...! - de nuevo mordí mi labio y en ese momento Moonbin me besó.

Le di acceso por completo a mi boca y nuestras lenguas empezaron a jugar, la mía sumisa ante la suya... Dios, tan placentero... Mis gemidos fueron callados por esos besos deliciosos y no me quejo en absoluto.

Moonbin pasó una de sus manos a mi espalda y me levantó ligeramente, pegó nuestras frentes mientras se movía con más ritmo e intensidad... Mi mente quedó en blanco por el placer.

Nos vinimos juntos, por primera vez en mucho tiempo y eso es una de las mejores cosas de hacer el amor.

Me quedé sin fuerza, mi hyung salió lentamente de mí y me dio un beso en los labios y otro en la frente sudorosa, se levantó y entró al baño.

Regresando traía consigo toallitas húmedas.

- Voy a ayudar a limpiarte - me corrí demasiado sobre mi vientre, Moonbin era una ternura totalmente.

- Hyung... Si puedo hacerlo - la
vergüenza me recorría desde la punta de los pies hasta el último cabello.

- Nada de eso, estás muy cansado, puedo hacerlo mi cielo.

De ese modo pasó la fresca toalla húmeda sobre mi cuerpo, me limpió y se levantó de la cama de nuevo para volver al baño, tardó un rato dentro y finalmente salió, luego me tomó en brazos y me llevó hasta el baño.

- ¿Qué haces Moonbin hyung? - miré la tina llena de agua y burbujas.

- Vamos a bañarnos - me sonrió como solo él sabe hacerlo, precioso.

Entramos a la tina y el agua estaba
calientita, olía a lavanda...

Moonbin se puso detrás de mí y me ayudó a enjabonar mi cuerpo.

- ¿No te cansas de tocarme verdad hyung? Por eso pones de pretexto ayudarme - me burlé.

- Por mí, te tocaría en cualquier lugar a
toda hora, pero soy decente - soltó una carcajada que me contagió.

- Amo que me toques - susurré.

- Siempre lo haré, pero tranquilo, en público siempre voy a comportarme... Aunque estando solos... Bueno, no me detendré.

- No lo hagas.

Nos besamos nuevamente, mientras sonreíamos entre cada roce...
Terminamos de bañarnos y nos
acostamos finalmente.

Moonbin me atrajo a su cuerpo y me abrazó, se quedó serio un momento y luego lo vi sonreír.

- ¿Y esa sonrisa? - la duda carcomía mi existencia.

- Sanha ¿Te gusta vivir aquí en el campus? - preguntó sin mirarme, pero aún con esa sonrisa.

- Pues... No me resulta tan molesto ¿Por
qué hyung? ¿A ti no te agrada?

- Quiero más privacidad.

Me sentí triste, en el dormitorio solamente estábamos él y yo... ¿Quería su espacio? Mi corazón se hizo pequeñito y me alejé un poco de él, abracé una almohada y sin darme cuenta ya había formado un puchero.

- Contigo Sanha - me giré a mirarlo al instante.

- ¿Cómo? - ladeé mi cabeza con miles de signos interrogativos saliendo de ella.

- Vivamos juntos en algún departamento fuera del campus. ¿Te gustaría? - su mirada estaba llena de expectativa.

- Yo... Pero... ¿No es eso muy caro? - yo no tenía dinero suficiente para pagar un departamento.

- ¿Quién dijo que vamos a pagarlo? - arqueó una ceja y yo cada vez entendía
menos.

- Pues... No creo que sean gratis hyung - dije con obviedad.

- Sanha, yo tengo mi propio departamento - rio - Es el
departamento en donde vivían mis tíos, yo solía vivir ahí cuando ellos murieron, pero me sentía demasiado solo y triste en ese lugar...

- ¿Y si te sentías así por qué quieres volver?

- Porque estoy contigo y a tu lado nunca me he sentido ni triste ni solo.

Mi corazón se agitó, lo abracé con toda la fuerza del mundo, ¡Estaba tan feliz! Acepté rápidamente, vamos, no necesitaba pedírmelo dos veces, yo iría con el hasta con los ojos cerrados.

- Pero hyung ¿Y si dejas de quererme? - la idea me desanimaba demasiado.

- Eso no pasará - aseguró.

- ¿Por qué dices eso?

- Porque tú me enseñaste que realmente quiero, deseo y anhelo una vida contigo... Porque tu me enseñaste que la persona más preciosa y perfecta del mundo existe... Tú eres esa persona, Sanha, y no te dejaré ir porque te amo con todo mi corazón.

Los momentos perfectos no existen, se crean, y en cada instante Moonbin se ha encargado de crearlos para mí... Él es el ser imperfecto que hace perfecta mi vida y con ella, nuestro amor.










FIN.










Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top