❦ Mio, Tuyo...
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Algunos días pasaron desde lo acontecido con Luhan, pero apenas les había llegado un aviso en donde se le citaba a Moonbin a una declaración por agresión contra el rubio, que maldita broma.
Sanha acompañó al pelinegro a la estación de policía, ahí le hicieron algunas preguntas a este último sobre cómo conocía a Luhan, por qué habían discutido y más que nada por qué le había quebrado la nariz.
Moonbin explicó a detalle todo lo que sabía respecto a Luhan, incluido lo que le había hecho a Rocky y Sanha; en un inicio el detective y el jefe de policía se quedaron impresionados por las declaraciones que les dio, pero lo tomaron en cuenta y agregaron al expediente.
Minseok se enteró por Chanyeol sobre la situación en la que estaba Moonbin en esos momentos, por lo que no tardó en llegar a la estación policiaca. Entrando fue reconocido por la mayoría de los trabajadores, era uno de los fiscales más importantes de Corea, a pesar de su corta edad.
Desde ese día, él se haría cargo de todo ese asunto, el caso de violación había sido reabierto y esta vez no se quedaría sin atender como años atrás, Minseok no iba a permitirlo.
- ¿Crees de verdad que todo vaya a solucionarse, hyung? - Sanha apretaba con fuerza el brazo de su novio, estaba muy nervioso desde la apertura del caso nuevamente.
- Confío en mis amigos, son demasiado profesionales y diligentes.
- Rocky estaba muy preocupado, la vez pasada recibió amenazas de la familia de Luhan ¿Qué tal que otra vez...?
- No, corazón, eso no va a pasar, Minseok tiene bien cubierto todo el caso, sus familias están bien, tanto la tuya como la de Rocky, así que... tranquilo - la voz de Moonbin era serena, le daba mucha tranquilidad al menor.
Estaban por llegar al dormitorio cuando vieron un auto bastante elegante afuera, había un par de hombres de traje a un lado del auto.
Moonbin bajó primero de su auto y caminó hasta llegar con esas personas, Sanha simplemente lo siguió sin decir palabra.
Una bella mujer bajó del auto y a su lado un hombre con bastante porte ¿Quiénes eran? Se preguntaba Sanha. El hombre parecía arrogante y escalofriante, mientras que la mujer se veía frívola.
- ¿En qué problemas te has metido ahora Moon Kong? - Preguntó el hombre con una voz gutural. Sanha miró de inmediato al pelinegro ¿Le hablaba a él?
- Cuanto tiempo sin verlo padre - evadió la pregunta y saludó. El menor comprendió al instante, se paró derecho y miró a otro lado.
- Vayamos adentro, no quiero escándalos aquí afuera - habló con fastidio la mujer y se abrió paso entre ellos.
Entrando Moon Young, madre de Moonbin, empezó a observar el dormitorio, su rostro mostraba descontento, ella era una mujer demasiado ostentosa, siempre le había gustado rodearse de lujos y ese dormitorio era todo, menos lujoso.
So Ji Sub, padre del pelinegro caminó directamente hasta los sillones y se sentó en uno, no le interesaba realmente cómo estuviera viviendo Moonbin.
- Sanha, ¿Crees que puedas dejarme hablando con mis padres, por favor? - pidió avergonzado.
- C-claro hyung, nos vemos ahorita - Sanha apretó la mano del mayor dándole apoyo y caminó para entrar a su habitación.
- Ya eras una decepción - rio con desgano el hombre - Pero ¿En serio? ¿Ahora hasta acusado de golpeador? ¿Qué eres? ¿Un asesino? - se dirigió a él con rudeza.
- ¿Qué esperabas? No puedo creer que tuvieras altas expectativas sobre él Ji Sub - expresó la mujer sin dejar de mirar todo a su alrededor.
- Lo siento - pidió perdón el pelinegro agachando su cabeza e inclinándose.
Él sabía que no había hecho nada malo, pero sus padres siempre se empeñarían en mostrarle lo miserable que era.
Desde la muerte de su hermana Hyeri las cosas habían sido de esa manera. Siempre lo culparon de no haber cuidado a su hermana, de no haber hecho nada por ayudarla. Desde ese día escuchaba comentarios como: "No puedes hacer nada bien", "Eres un egoísta", "Podías haber hecho más, pero siempre te rindes", "Me decepcionas".
Del mismo modo, sus padres se alejaron de él desde sus doce años, jamás aceptaban un abrazo suyo, un beso menos, desde ese día, él no supo lo que era la calidez de su familia, desde ese día fue dejado de lado y humillado cada que podían, incluso llegó a creer que era verdad, que siempre había sido un fracaso por no haber salvado a su hermana.
- ¿Lo sientes? Ah claro, tú siempre lo sientes ¿No? - se burló la mujer - ¿Qué ganamos nosotros con que lo sientas, si siempre haces todo mal? Ni siquiera comprendo cómo pude darte a luz.
- Mamá... yo...
- Cállate, hasta tu voz resulta irritable - secundó a la mujer Ji Sub.
El nudo en su estomago estaba más apretado que otras veces, él tenía años sin ver a sus padres y lo único que hacían al verlo otra vez era insultarlo y decirle un montón de cosas desagradables. Quería llorar, pero no iba a darles ese gusto, a pesar de que sus ojos ardían.
Apretaba con fuerza sus puños conteniendo la ira que llevaba acumulada tantos años, ira y tristeza, era algo que no podría olvidar jamás.
Sanha estaba escuchando toda la plática detrás de la puerta, no podía creer lo que le estaban diciendo a su hermoso y divino hyung ¿Acaso sus padres eran idiotas? ¿Cómo podían hablar así de él? Estaba demasiado molesto.
- El chico que estaba contigo, él fue la causa de este problema ¿No?
- No, papá, no lo meta en esto - Moonbin podía soportar que le dijeran cualquier cosa a él, pero que hablaran mal de Sanha, jamás.
- ¿Qué? ¿No me digas que es tu noviecito? - alzó ambas cejas la mujer. Moonbin no respondió.
- Lo que faltaba... Te digo, en serio ¿Por qué no podías ser un buen hijo? ¿Por qué nunca pudiste ser un hijo ejemplar? Me habría encantado tener alguien de quien alardear, lamentablemente Hyeri murió por culpa de tus descuidos y sólo quedaste tú... Un simple y miserable chiquillo homosexual - Ji Sub lo miró de pies a cabeza y chasqueó la lengua.
Sanha salió de la habitación, el portazo que dio alarmó a ambos mayores y finalmente se paró delante de ellos, los miró altivo y tomó la mano de Moonbin.
La mujer parecía que acababa de comer algo echado a perder por las muecas que hizo y todo lo que se remolineaba en el sillón; el hombre los miraba con desagrado y se cruzó de brazos esperando una explicación de la interrupción.
- ¿Qué necesitas? Estamos en un tema de familia.
- Disculpe señor, pero yo no veo a ninguna familia aquí - dijo sin titubeos mirándolo al los ojos. Moonbin abrió sus orbes por completo.
- ¿Qué? ¿Cómo te atreves?
- ¿Cómo? Una familia se apoya, se alienta, se quiere, se respeta, yo no he visto nada de eso desde que ustedes aparecieron - la lengua de Sanha podía llegar a ser bastante filosa y estaba demostrándolo.
- Sanha...
- ¡No hyung! ¡No me pidas que te deje con ellos! ¡No soporto las cosas tan horribles que te dicen! ¡No voy a quedarme callado mientras ellos te insultan y se burlan de ti! - explotó el menor, dejando a todos boquiabiertos.
- Vaya, vaya... ¿Encontraste quién te defendiera? - expresó divertida la mujer.
- Sí señora, quizá soy menor que Moonbin.
- MoonKong - corrigió la mujer.
- Para mí es Moonbin señora - afirmó - Quizá soy menor que él, pero estoy dispuesto a cuidarlo y protegerlo, así como él ha hecho conmigo innumerables veces, lo he conocido, lo valoro y admiro muchísimo, porque a diferencia de ustedes, yo si me preocupo por él, yo si le pongo atención y puedo darme cuenta de la maravillosa y adorable persona que es - apretó más la mano del pelinegro - Si ustedes no están dispuestos a aportar nada positivo a la vida de él, les pido que se retiren.
Mas que una petición, Sanha exigía que ambos sujetos se fueran de su dormitorio, era tan horrible y desagradable tenerlos ahí, con esa actitud de "soy lo mejor del mundo y tú una basura".
La mujer se levantó ofendida, tomó su bolso y salió del dormitorio, parecía que había recibido el insulto más grande de su vida.
Ji Sub, les dedicó una mirada desinteresada y antes de salir le dio una almada en el hombro al pelinegro, cosa que ninguno de los dos comprendió.
Por primera vez, luego de tanto tiempo, Moonbin se sentía querido y protegido... Definitivamente el ángel era Sanha. Le había causado muchas cosas bonitas el verlo enfrentar a sus padres como él jamás había podido hacer, el menor tenía bastante valor guardado, primero defendiendo a Rocky, después hablando sobre sus gustos con su padre, y ahora haciéndoles frente a sus suegros.
Cayó en el sillón sin fuerzas, había utilizado todo de sí para no salirse de control frente a sus padres y ahora que se habían ido se sentía demasiado débil.
- Hyung - lo llamó el menor - ¿Por qué te llamaron MoonKong? - estaba muy curioso al respecto.
- Porque ese es mi nombre de nacimiento, Beagle - sonaba tan desanimado, que el corazón de Sanha se apretujó.
- ¿Y por qué a todos les dices que eres Moonbin?
- Porque cambié mi nombre.
- ¿Qué? - estaba en shock.
- Te contaré una historia mi pequeño.
POV MOONBIN
Tenía catorce años, habían pasado dos años de la muerte de mi hermana Hyeri, las cosas con mi familia se volvieron demasiado malas, frías.
Mis padres siempre estaban desquitándose conmigo por cualquier cosa, hasta por no comer el apio de la ensalada, fui reprendido muchas veces y no de una forma muy agradable...
Una noche en especial, al cumplir mis diecisiete años salí con algunos amigos, entre ellos Chanyeol y Eunwoo, ellos querían festejar conmigo, me habían preparado una fiesta sorpresa y yo estaba encantado, tenía desde mis trece años sin celebrar ninguno de mis cumpleaños.
La fiesta estuvo bien, nos divertimos mucho, ahí Eunwoo nos confesó que era gay y todos lo recibimos como si fuera lo más normal del mundo, porque para nosotros lo era. Bebimos un par de cervezas, nada extremo en esos días y finalmente Chanyeol me dejó en mi casa.
Cuando entré, supuse que todos estaban dormidos, no había luces encendidas y todo estaba muy tranquilo, seguí caminando para irme a mi habitación, estaba tan feliz...
En determinado momento, antes de entrar a mi habitación, sentí que alguien me tomó del cabello y empezó a jalonearme, era mi padre.
- ¡Padre! ¿Qué hace? - grité escandalizado, intentando soltarme de su agarre.
- ¿Cómo te has atrevido a irte de fiesta? ¿Cómo puedes siquiera divertirte después de lo que hiciste? - expresaba él con rabia.
- ¿Q-qué hice? - estaba al borde de las lágrimas... Tenía solo 17 años.
- ¡Eres tan cínico! - me gritó y me dio una bofetada.
- ¿P-Por qué...? - no pude detener mi llanto, ya no soportaba esa frialdad.
- ¡MATASTE A TU HERMANA! ¿CÓMO UNA ESCORIA COMO TÚ PUEDE ESTAR FESTEJANDO UN AÑO MÁS DE VIDA? - siguió gritándome, y otra bofetada recibió mi pálido rostro.
- Y...yo... - mi voz se quebró - Yo... No la
maté.
- ¿Dejarla en el fondo del mar para salvarte no es matarla? - gruñó con ira.
- ¡Necesitaba ayuda! ¡Maldita sea! - esa fue la primera vez que le grité directamente a mi padre y...
Fue la primera vez que él me golpeó en serio. Sacó su cinturón y lo golpeó contra mi cuerpo tantas veces que perdí la cuenta... Cubrí mi rostro abofeteado, pero el resto de mi cuerpo recibió los golpes con el cinturón... Cuando empecé a sangrar él se detuvo.
Me dolió ¿Sabes? No hablo de los golpes en sí... Ne dolió que a pesar de mis suplicas, mi llanto incontrolable, mi cuerpo en el suelo, él no se detuvo... No hasta verme sangrar ¿Era necesario llegar a ese extremo? Siempre me lo pregunté.
Él me dejó ahí, tirado como un pedazo de carne inservible, no regresó ese día a mi habitación, nadie lo hizo... Solamente una persona.
El esposo de mi tía materna, Moon Seung Won, él siempre se llevó demasiado bien conmigo, me ponía atención y cuando veía que era dejado de lado por mis padres, él junto a mi tía. En todo momento habían estado para mí.
Esa mañana, después de tremenda golpiza él entró, había ido a casa para llevarme a comer pastel por mi cumpleaños, ya que el día anterior no había podido... Que lindo recibimiento le di... Estaba tirado aún, ni siquiera me podía mover, la sangre seca estaba en mi cuerpo, mi ropa y un poco en el piso blanco de mi habitación.
Abrí mis ojos y ahí estaba Moon Seung Won, me miraba aterrado, quizá pensaba que estaba muerto o algo por el estilo, y no lo culpo, la escena frente a él se prestaba para eso.
Cuando me vio reaccionando corrió hasta mí.
- ¡MoonKong! ¿Me escuchas? - nunca había escuchado la voz de un adulto tan preocupado por mí.
- T-Tío...
- Está bien, está bien, no digas nada, espera, llamaré una ambulancia.
Para mi suerte, mis padres no estaban, tenían negocios que atender, y digo para mi suerte porque estoy seguro de que de estar en casa, ellos no habrían permitido que mi tío entrara a mi habitación y mucho menos que me llevara al hospital.
La ambulancia no tardó ni cinco minutos, me subieron con delicadeza, limpiaron un poco mi cuerpo ya estando en el hospital, me sacaron radiografías para verificar el estado de mi cuerpo.
Tenía tres costillas rotas, las demás ligeramente astilladas, de ahí en demás, todo mi cuerpo estaba bien, simplemente lastimado y con llagas abiertas por los chicotazos del cinturón.
Me limpiaron bien las heridas para que no se infectaran, pusieron un vendaje ligero sobre mis costillas, ya que no podían poner yeso ni nada así, mis costillas soldarían solas...
A las horas mis padres llegaron, pero la entrada conmigo les fue denegada, estaban tan enojados y escandalizados, hicieron una gran escena en el hospital.
- ¿Quién te has creído que eres Moon Seung Won? - la cólera era evidente en la voz gutural de mi progenitor.
- Seré el tutor de él desde hoy, así que... Eso me creo - respondió con seguridad, mi tío era abogado y sabía de todo tipo de procesos legales.
- ¿Qué? Él no necesita tutor, nos tiene a nosotros, sus padres.
- ¿Sus padres? Después de la paliza que le diste y luego de dejarlo en ese estado ¿Te dices a ti mismo su padre? ¡Por favor!
Desde ese día me fui a vivir con mi tía y con Moon Seung Won, ellos jamás tuvieron hijos, pero me querían como uno... Ese mismo año yo tomé la decisión de cambiar mi nombre, quería ser adoptado por ellos ¿Raro no? Que a mi edad quisiera eso... Bueno, eran los únicos que merecían ser llamados padres, sólo ellos se habían portado como unos.
Aceptaron, y a mis padres no les quedó de otra más que aceptar, no querían ser demandados por lo que me hicieron... así que desde ahí mi nombre ha sido Moonbin.
Narrador omnisciente
Moonbin terminó de contar un poco de su historia y Sanha estaba hecho un mar de lágrimas, sorbía su naricita cada dos segundos, se sentía tan triste por todo lo que había pasado su novio, ¿Por qué la vida era así con personas tan maravillosas? Era horrible la imagen mental que se había hecho de él tumbado en el suelo luego de los golpes que le dio ese hombre que acababa de dejar su casa ¡Malnacido!
- ¿Y en dónde están tus tíos ahora? - preguntó limpiando sus lágrimas.
- Ellos... - sonrió, pero esa sonrisa se borró al instante y sus ojos brillaron por las lágrimas - Ellos murieron cuando cumplí 20 años Sanha.
Otro fuerte golpe para el menor... ¿Cómo podía ser tan cruel la vida con su Binnie? Moonbin empezó a derramar lágrimas en silencio y Sanha lo acompañó, se abrazaron con fuerza y ambos se perdieron un rato en sus pensamientos.
- ¿Cómo ocurrió? - no quería molestar al mayor con esas preguntas difíciles, pero en ocasione su lengua se adelantaba.
- En un accidente mientras estaban de vacaciones, iban cruzando un puente colgante y... Bueno, la madera del puente se quebró y ellos cayeron por el acantilado - una tristeza tan profunda estaba en la mirada del pelinegro.
A partir de ese día, Moonbin había sido el heredero de su tía y de Moon Seung Won, él era un médico bastante reconocido y ella era una diseñadora de modas importante... Todo había pasado a manos del pelinegro, y así sería el resto de su vida, Moon Seung Won se había encargado de eso antes de morir, como si hubiese sabido que estaba por ocurrir lo inevitable.
- ¿Sabes? Nunca pensé que hubieras tenido una vida tan pesada desde pequeño... Cuando te conocí tenías la apariencia de un chico rico y mimado... Con el tiempo empecé a ver que tus padres jamás te llamaban y pensé que quizá solamente tenías el dinero, lo material y por eso eras así de frío y distante con todos...
Sanha estaba recordando cada encuentro que había tenido con el mayor, algunos momentos habían sido un poco desagradables, cuando se negaban a aceptar sus sentimientos... La verdad era que tuvieron todo tipo de momentos juntos directa e indirectamente.
- Ahora todo tiene sentido... Con el tiempo supe que habías tenido malos días, como cuando me contaste lo de tu hermana, supe que había sido un momento demasiado horrible y duro, pero sinceramente jamás se me cruzó pro la mente que te hubiera ocurrido todo lo que acabas de platicarme.
Moonbin sonrió, sí, era verdad que su vida había sido muy triste y pesada desde que su hermana murió, pero ahora tenía tranquilidad, estuvo mucho tiempo bajo la tormenta, pero desde que Sanha había aparecido, todo se había despejado y un enorme arcoíris se mantenía.
- Siempre fui muy unido con mi hermana, la amaba demasiado, éramos como un par de mellizos, aunque nos diferenciaba un año - rio al recordar su infancia a lado de ella - Cuando murió, lo pasé muy mal, mi familia me dejó de lado y aprendí lo que era estar solo y con rencores a mi alrededor, después estuvieron mis tíos, me acostumbré a ellos, me dieron y les di mi cariño... Y también me dejaron...
- Por eso cortaste relaciones o evitabas tenerlas ¿No? Tenías miedo de dar tu amor nuevamente y quedarte solo...
- Sí, de cierto modo es así, Chanyeol y Eunwoo pueden confirmar eso... e
Ellos vieron todos esos cambios en mí, y pues cuando empecé mi relación con Lisa, era porque de verdad necesitaba tener a alguien en mi vida, un poco de cariño... Pero nada funcionó... No hasta que apareciste.
El rostro de Sanha se iluminó por primera vez en el día, le fascinaba la idea de ser la persona que hubiera llegado a romper las barreras del pelinegro, la persona que hubiera llegado para darle todo el amor que se merecía.
El ambiente se había vuelto bonito, de ambos salían corazones imaginarios, se respiraba amor en el aire y la miel empezaba a ser derramada.
- Hyung, yo no me iré, estaré a tu lado, te voy a querer, adorar y amar siempre, incluso si muero, no dejaré de hacerlo - lo miró decidido mientras tomaba su rostro.
- No mueras, no hasta que estemos viejitos ¿Está bien? - también tomó el rostro del menor.
- No prometo nada hyung, pero mantendré mi promesa... Yo siempre estaré para ti, jamás voy a dejarte, siempre voy a amarte - depositó un pequeño beso en sus labios.
- Mío, eres mío y yo soy tuyo - susurró entre el beso.
Moonbin empezó a besar a Sanha más apasionadamente, de repente este último se levantó y se fue corriendo a la habitación, pero el mayor no lo dejaría escaparse, corrió de él y lo atrapó.
Sanha intentaba zafarse, pero su esfuerzo fue inútil, de un momento a otro ya estaban sobre la cama del pelinegro. Moonbin se acomodó entre las piernas temblorosas de Sanha, su erección ya bastante dura estaba contra la entrada del contrario.
- ¡Ah! - Sanha no pudo evitar soltar un leve gemido, mientras arqueaba ligeramente su espalda.
Moonbin empezó a moverse, hacía movimientos de penetración sobre el pantalón de Sanha quien volvió a arquearse ante la sensación que estaba provocándole. El pelinegro bajó sus labios hasta el cuello contrario, besó y lamió con ligereza, subió hasta el lóbulo de su oreja y dio una mordida leve.
La respiración de Sanha se acortó, Moonbin jamás había hecho esas cosas con él, nunca había lamido su cuello, tampoco mordido el lóbulo de su oreja... ¡Lo excitaba demasiado!
La piel de Moonbin se sentía tan caliente contra la de Sanha, y se empezaban a desear más.
- ¡Hyung! ¡H-hazlo! ¡Por favor! ¡Hazme tuyo! - gimió con su voz algo entrecortada, pegó su pecho contra el del mayor y se aferró a su espalda con las piernas.
Moonbin estaba feliz de escuchar esas palabras, amaba tanto a esa ternura de hombre debajo de él, quien diría que estando en la cama cambiaba completamente, era tan sexy, tan deseable.
Lo besó mientras aumentaba la velocidad de sus movimientos, luego mordisqueó un poco el labio inferior de Sanha.
La respiración de Moonbin también estaba más agitada, su erección se endureció un poco más sobre su pantalón y el menor empezaba a desesperarse, lo necesitaba dentro de él.
Moonbin levantó la camiseta de Sanha, dio pequeños besos sobre su pecho y sus rosados y hermosos pezones erectos, con la otra mano empezó a desabrochar el botón de su pantalón, para sacarlo al instante, del mismo modo que el boxer negro de licra que moldeaba a la perfección sus glúteos redondos...
Tomó la erección del menor, movió su mano de arriba hacia abajo, de manera lenta. Los gemidos más fuertes que jamás habían salido de la boca de Sanha se estaban haciendo presentes en ese momento.
El menor tomó entre sus manos el cabello despeinado de Moonbin, se sentía demasiado bien lo que estaba haciendo con su miembro, lo estaba masturbando y cada vez aumentaba la velocidad.
- ¡Ah...! ¡Oh...! ¡Hyung! - gimió con fuerza, iba a hacerlo venirse y apenas estaban empezando... Dios.
Sanha se vino en la mano del mayor, jadeos agitados salían de su boca ligeramente seca por tanto gemir. Moonbin terminó por desnudarlo por completo.
- Dios es un excelente arquitecto y escultor... He visto muchas veces tu cuerpo, pero cada vez me parece más perfecto - jadeó sobre los labios de Sanha.
Moonbin quito su ropa también, la punta de su miembro ya estaba un poco mojada con el líquido pre seminal, estaba tan excitado con Sanha... De ese modo colocó la punta en la entrada del menor y mierda, ese simple contacto estaba nublando la mente de Sanha.
‐ Hyung... Ha-hazlo - pidió de forma entrecortada, Moonbin jamás lo había puesto de esa manera, al grado de casi no poder hablar por la excitación.
El pelinegro estaba dudando sobre entrar así nada más en su novio, aún no lo había preparado bien, pero antes de poder hacer algo Sanha ya se estaba moviendo contra su miembro y... Ya no podía detenerse.
Entró en él, poco a poco, estaba tan duro... Sanha arañó su espalda, su espalda esbelta y perfecta. Al menor le dolía, pero lo deseaba y anhelaba tanto... Que definitivamente soportaría ese dolor... Masoquista.
Moonbin al ver el gesto de dolor en el rostro de Sanha, se detuvo, lo miró preocupado.
- ¿Beagle? ¿Cómo te sientes? - preguntó.
- Ah... - suspiró - Por favor... C-continua.
Sanha lo acercó a su cuerpo y se aferró más a su cintura con las piernas, atrapó sus labios con pasión y una pelea de lenguas dio inicio. Moonbin continuó adentrándose en él.
- ¡Mmm! Aún duele - expresó jadeante - Creo que soy un masoquista hyung... ¡Ah...!
- ¡Sanha! - contestó impresionado.
- Vamos... No te detengas... Por favor.
Moonbin lo amaba, totalmente lo amaba, adoraba esos dos lados del menor, jamás se cansaría de eso.
Empezó a moverse de forma lenta, sus gemidos estaban llenando por completo la habitación, y bueno... Por todo el dormitorio.
Las penetraciones se hicieron más rápidas y los espasmos en el vientre de Sanha empiezan a hacer acto de presencia, quería correrse en esos
momentos...
Moonbin se percató de la situación, por lo que aumentó la velocidad. Sanha jadeó y mordió los labios del mayor mientras se aferraba a su nuca.
- Espera un poco más, Beagle - pidió el pelinegro tras un gemido.
- ¿C-cómo se supone que lo haga si me estás matando de excitación y placer? ¡Oh...! ¡Dios, hyung!
- Sanha... Tus palabras... ¡Mierda! - gimió contra la boca de Sanha.
Besó con una pasión desenfrenada al menor, como no lo había hecho anteriormente, sus labios estaban en sincronía, de forma rápida, deseosa... Y ahí Sanha eyaculó. Moonbin tardó algunos minutos y cuando por fin lo hizo, se separó un poco de su novio, dio un casto beso, se quedó recostado sobre él e intentó regular su respiración agitada.
Estaban sudando, el cabello largo de Moonbin se pegaba a su frente húmeda de una manera extremadamente sensual, casi ilegal. Sanha quitó algunos mechones negros del rostro del mayor y pegó su frente con la de él.
- Cada vez... Me gusta más hacer el amor contigo - susurró Moonbin mientras escondía su rostro en el hueco del cuello de Sanha.
- Genial... Tenemos a un masoquista y un ninfómano - se burló el menor, aunque la idea no le desagradaba en absoluto.
Moonbin se enderezó y acarició la mejilla de Sanha, adoraba esos pómulos hermosos. Luego pasó uno de sus dedos sobre los esponjosos y carmesí labios frente a él.
- Eres maravilloso y mío, Yoon Sanha - le dedicó una sonrisa llena de amor y lo besó con una inmensa ternura - ¿Estás bien? - salió de él y se sentó a su lado.
- Mejor que nunca - entrelazó sus manos y lo miró con anhelo.
Un capítulo más y terminamos esta historia!!
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