Capítulo 11: "¿Cómo enfocarse en una meta sin perderse en los problemas?"

Año tras año, como personas, estamos obligados a compartir nuestro tiempo tanto con nosotros mismos como con los demás, de modo que eso permite crear recuerdos a los que apegarnos, y también de los cuales tenderemos a estar agradecidos más adelante o quizás, hoy en el presente. Si bien, es cierto que no todas nuestras memorias son llevadas a cabo por unos adorables matices, muchas de esas experiencias, nos sirven para aprender cómo responder para avanzar o retroceder; así trabaja nuestro cerebro: simple, eficaz, y a la vez, misterioso. Sin embargo, somos algo más que mentes, pues un alma nos conforma, para así guiar más tarde al cuerpo a una serie de experiencias que nunca antes se nos hubiera pasado por la cabeza.

De modo, que creo saber, que muchos de nosotros nos hemos topado con algo a lo que yo denomino como un torrente de emociones a la hora de elegir nuestras metas.

Siempre es complicado sentar cabeza cuando se trata de seguir nuestros ideales, pero más es lograrlos cuando tenemos muchas distracciones a la par, que generalmente denominamos como: problemas.

Es entendible que todos deseemos mantener un ritmo adecuado a la hora de realizar nuestro plan de vida, para así llegar mucho más fácilmente a la meta, pero en realidad, eso no es algo que se pueda hacer tan a la ligera.

Reconozco que, en mi propio proceso, me he visto estancada en estas grandes pruebas que te entrega la vida y, aun así, me levanto una vez más, para plantar cara a las circunstancias, pues la esperanza es lo que me guía para darle jaque a las situaciones.

Algunos te dirán que necesitas una motivación constante, pero déjame aclararte, que muchas veces esa motivación se afloja delante de los problemas, aunque no significa que desaparezca la razón, ya que si tienes algo que realmente te convenza; que te dé fuerza, no importa cuantas veces vayas a besar el piso, ya que ese ideal; ese sueño, te levantará como si fuera el mismo Dios dándote la mano, e incluso, te dará esperanza en los momentos en donde más lo necesitas. Sin embargo, aclaro esto, que cuando tu propósito es puro, entonces el universo conspirará a tu favor.

Detrás de todo gran hombre, hay un gran recorrido, y no lo digo yo, mas bien, es un hecho. Todos nosotros tendemos a enfrentarnos a nuestros propios demonios, como también, a vencer los males más temibles que suelen tener un nombre sorpresivamente, y sí, digo un nombre porque las personas a veces se convierten en nuestra propia antítesis.

Los problemas son parte de todos, y perdernos dentro de ellos de vez en cuando es inevitable, además de normal, pero lo que nunca debemos permitir, es quedarnos en lo mismo, porque el suelo no es nuestro hogar. Lo que quiero decir con esto, es que todos tenemos un lugar adecuado al cual pertenecer y para ello, necesitamos ser firmes, aunque aconsejo no hacerlo todo el tiempo o te terminarás desgastado; todo buen proceso requiere también apropiados descansos. Por el momento, debemos tener en claro lo que queremos, para así tener algo que nos anime a volver a nuestro sendero cuando nos desviamos.

Ahora, para terminar, si aún estás buscando un algo, no siempre es bueno inspirarse por un alguien, ya que la gente se va tarde o temprano dejándote nada más que con los recuerdos, así que busca un motivo verdadero de peso, lo cual debe ser algo que realmente ames realizar, porque es ahí en donde encontrarás lo necesario para así no rendirte.

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