veintiún
Escucho el sonido del timbre y voy a abrir sabiendo quién es.
—Hola, muñeca —me abraza el chico alto.
—¿Preparado, mi niñero?
—Siempre estoy listo.
Richard se acerca con la valija en las manos.
—Pensé que nunca ibas a llegar, mi vuelo sale en treinta minutos.
—Hasta tienes tiempo de beberte una cerveza, no seas dramático —responde Leo.
No le dice nada y me mira.
—Adiós, nena —me da un casto beso en los labios.
—Adiós, Rich —le sonrío.
—Qué bellos se ven juntos.
Me río y abrazo a Richard —inhalo su aroma—. Me encanta su perfume.
—Y bien..., ¿qué vamos a hacer, querida amiga?
—No sé, tengo un sueño terrible.
—¿Richard no te dejó dormir?
—Claro que sí, pero últimamente me siento muy cansada.
—Si quieres vamos a dormir un rato, yo hago el esfuerzo por ti.
—Pero qué sacrificio.
Pasa sus brazos por mis hombros y nos vamos a la habitación.
***
Hay una canción que atormenta mis sueños. ¿Qué carajos es eso?
Es Twenty One Pilots... Es Ride.
Me despierto de golpe y veo a Leo con el teléfono en la mano, contestando la llamada.
—Sí, sí, amor, ya voy para allá. No te preocupes, cielo, todo estará bien.
Comienzo a preocuparme al estudiar sus facciones.
—Gissel, tengo que irme, el papá de Mel está muy mal en la clínica.
—Ve tranquilo, Leo.
—Pero no puedo dejarte sola, carajo.
—Nada va a pasarme. Ben quedó en venir hoy a las seis. ¿Qué hora es?
—5:22 p. m.
—Seguro no tarda en llegar —lo tranquilizo.
—Está bien, cuídate, bebé. No me perdonaría que algo te pase y..., Richard me mataría. —Me da un beso en la frente.
—Te llamo cuando Ben llegue.
—Está bien.
Sale corriendo y se va. Ojalá todo salga bien.
Me levanto y me doy una larga ducha. Al salir, me coloco algo cómodo. El timbre suena y sonrío.
Voy a abrir y...
—Hola, putita, ¿cómo estás? —sonríe.
—Cha-Charles —tartamudeo.
—¿Me extrañabas...?
Quedo estática. Mi corazón bombea rápidamente. El miedo azota todo mi cuerpo.
—Estás solita.
—¿Cómo sabes que estoy sola?
—Te vigilo, cariño. —Sus dedos tocan mi mentón y lo aparto—. ¿Creíste que iba a quedarme de brazos cruzados? Ay, bebé, qué ilusa eres —dice y ríe irónicamente—. Solo quería que pensaras que me había olvidado de ti, pero eso jamás, tú eres mía...
—V-vete —mis manos tiemblan.
—Claro que me iré, pero contigo.
Retrocedo un paso, pero él se acerca más.
—Déjame en paz, ¡lo nuestro acabó!
—¡A mí no me grites, maldita puta!
Me toma del cabello.
—Extrañaba verte así: vulnerable, suplicando y valiendo nada.
—-Suéltame.
—¿Ahora dónde está el puto negro ese para defenderte? ¡Estás jodida!
—¡A Richard no lo metas en esto!
Me congelo cuando saca un arma de su cintura.
—Si quieres que lo deje en paz, sacrifícate por él. ¡Si no eres mía, mucho menos de él!
—Haz conmigo lo que quieras, pero a él no lo toques.
Mis ojos pesan por las lágrimas. Tengo un nudo en la garganta que duele.
—Entonces vayámonos, puta. —Me agarra del cuello con fuerza, clavando sus uñas en él—. Sabrás lo que es bueno. Tendrás tu castigo por dejarme todo este tiempo.
Me suelta y respiro agitada, el aire llena nuevamente mis pulmones.
—Camina —ordena. Sin embargo, no obedezco.
—Te di una orden, muévete.
—¿De qué sirve ir contigo, si igual vas a acabar conmigo?
—Buena pregunta. —Pasa la pistola a mi cuello—. Me gusta verte sufrir. Después de lo que me hiciste, lo único que quiero es acabar contigo. Y te juro que lo haré, pero quiero disfrutar un rato teniéndote.
—Tú no vas a disfrutar nada, imbécil —su voz... Ben.
—Vaya, vaya, hasta horario tienes para ver a los hombres. No me equivoco al decir que eres una perra.
—¡HIJO DE PUTA!
Camina hasta él. Pero, antes de tocarlo, Charles le dispara.
—¡BEN! —grito con lágrimas.
—De héroe no tienes ni la capa —escupe con desprecio mi exnovio.
—¡TE VOY A MATAR! —responde el peli negro aguantado el dolor. La bala impactó en su pierna.
—Sigues tú, Gissel. Solo te estoy dando un adelanto de lo que puede pasar si no vienes conmigo. La próxima será con tu noviecito o..., tu amiguito, el rubio.
—¡Vete ya!
Tengo mucho miedo, ni siquiera puedo respirar. Quiero correr y ayudar a Ben.
—Te haré caso, pero dejemos otro regalito —y dicho esto, vuelve a disparar.
Escucho su grito. Una nueva herida tiene en el cuerpo, esta vez en la mano.
—Estás advertida, Gissel. Sabes quién sigue.
Sonríe y sale para subirse a su auto.
—¡Ben, Ben! —lloro.
Lo ayudo a levantarse e ir a su coche. Tengo que ir lo más pronto a un hospital...
***
Limpio mis lágrimas por enésima vez. Estoy impaciente esperando que una enfermera me diga que puedo verlo. Quisiera avisarle a Leo, pero con tanto apuro no traje mi teléfono.
Charles no es tonto, esperó el momento justo para atacarme. Eso quiere decir que todo este tiempo sabe lo que he hecho.
Lo odio. Mi vida corre peligro.
Ha sentenciado de muerte a Richard, y no puedo permitir que le haga daño.
Creo que no tengo opción.
Tengo que entregarme a él...
···
Empieza la tensión en la historia otra vez.
¿Todo bien, chamas?
Aunque hoy es mi cumpleaños, yo quiero regalarles este capítulo.
Las quieroooooooo
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