veintiséis
—Hoy va a ser una noche genial —comenta Leo. Está entusiasmado.
—Igual me hará falta Ben. Ustedes son un equipo, ya no será lo mismo si falta uno —reprocho.
La idea de que él se vaya sigue sin gustarme.
—Pero no es como si no lo volviéramos a ver, princesa.
Ruedo el carrito del súper mercado mientas ambos tomamos cosas para esta noche.
—Leo —lo llamo.
—¿Qué te pasa, nena? Te noto muy rara.
—Es que desde que me levanté he sentido algo muy extraño —nos detenemos.
—¿Extraño cómo? —frunce el ceño.
—No lo sé, algo en mi pecho, un mal presentimiento. Debe ser por todo esto con Ben.
—Ay, cariño —me abraza—. Él va a estar bien. Todos lo estaremos. Seguiremos siendo un equipo, no importa la distancia o circunstancia, pase lo que pase nos tendremos unos a los otros.
¿Cómo es que Leo siempre logra tranquilizarme?
—Leo, soy muy afortunada de tenerlos. Gracias por todo lo que has hecho por mí, desde ser mí niñero hasta un gran amigo.
—Esto me suena a despedida, no nos estamos despidiendo. De todos modos, te prometo que estaremos juntos...
Me da un beso en la mejilla y nos colocamos en la fila para pagar las cosas.
***
Mi novio me sonríe, no sé por qué lo hace. Desde anoche lo siento más tranquilo, y eso me alegra.
—¿Saben quién se va a embriagar hasta no saber su nombre? ¡Yo! ¡Este señorito que está aquí!
Amo a Leo, ¡carajo! Las muecas que hace, su tono de voz, lo dramático que es. Siempre me hace reír.
—Mel, contrólalo —dice Ben, riéndose.
Richard me hace una seña con el dedo para que me acerque y lo hago. Me siento en sus piernas y sus brazos se enredan en mi cintura.
—Te amo —me susurra en el oído causándome cosquillas.
—Ven conmigo... —me levanto y tomo su mano—.Ya venimos —anuncio.
—Usen condón, así sea rápido.
—¡Leo! —lo regañamos todos.
Me siento en la orilla de la piscina sin meter los pies.
—Siéntate —le digo.
—¿No pretendes echarme al agua, verdad? —se ríe.
—No, ni siquiera lo había pensado.
Dudoso se sienta a mi lado. Pasan varios segundos hasta que pronuncio algo.
—También te amo, Rich —apoyo mi cabeza en su hombro.
—¿Te pasa algo? —me acaricia las manos.
—No...
—Te escucho..., yo sé que sí.
—Me pasa que estoy tan agradecida de tenerte que, tal vez nunca lo supere. No tienes idea de lo importante que te has vuelto en mi vida. Sinceramente, no quisiera que esto acabe jamás —estoy perdida, dejando que mis pensamientos y corazón hablen—. Me encanta verte sonreír. Mereces ser feliz, amor. No sé si yo soy la chica indicada para hacerlo, te he puesto en peligro, pero no interesa si es conmigo o alguien más. Solo necesito que lleves esa sonrisa siempre, que sigas siendo fuerte bajo cualquier circunstancia...
De repente me han atacado las lágrimas, no sé por qué estoy así, realmente.
Me acurruco en su pecho, llenándome de su calor.
Lo amo, lo amo demasiado.
—Ay, cielo —comienza—. Yo sinceramente no me veo siendo feliz con otra persona, porque ya lo soy contigo —me mira—. Nunca me has puesto en peligro..., si de eso se trata, soy yo quien lo ha hecho, pero corrí con tanta suerte que supiste entenderme. Esto lo sentimos desde la primera vez, y creo que nunca va a acabarse, quedará así, un sentimiento sin fin. No importa qué nos pase más adelante, pero estoy seguro que no olvidaremos que encontramos a esa persona que nos ayudó a seguir, a vivir con lo malo y lo bueno.
Sonrío. Él ha sido esa persona que me ha hecho sentir que la vida no se termina por las cosas malas, que de ellas siempre hay algo bueno.
Si no hubiese sido por lo terrible que lo estaba pasando, jamás lo hubiese conocido.
—Quiero ser el que llena de felicidad cada espacio de soledad, déjame ser tu luz.
Apenas termina esa frase que tanto amo, lo beso.
Me invade su deleite, sus besos me hacen olvidar absolutamente todo. Cada vez que lo hace, solo existe él, se convierte en mi mundo.
—Te amo tanto —susurro.
—Un te amo no es suficiente, lo que siento por ti es más fuerte que eso...
***
—¿Entonces? ¿Mañana probablemente estés embarazada? —pregunta Leo—. Tardaron demasiado.
—Tú siempre hablas de ser tío, puede que se te cumpla el deseo —Richard le guiña el ojo. Me río.
—Te enviaré los nombres por correo y escogen uno —dice devuelta.
—Dalo por hecho, princesita.
—¿Dónde está Ben?
—En el baño, haciéndose la paja.
—¡Te escuché, cabrón! —grita.
Sigo riéndome, los amo tanto a todos.
El timbre suena y eso me hace fruncir el ceño.
—Ah, contraté streappers —comenta mi mejor amigo.
—¿Es joda? —le dice Rich.
—¡Y se llaman... PIZZAS! —grita escandalosamente.
Niego con la cabeza y me ofrezco para buscarlas. No sé cómo estamos delgados, si somos tan adictos a la comida chatarra.
Abro la puerta y no veo a nadie, ni siquiera un vehículo aparcado. Doy unos pasos más en busca del repartidor, tal vez creyó que esta no era la dirección.
Sin embargo, no encuentro nada y me doy la vuelta, pero me recibe un pañuelo estrellándose en mi boca y nariz. Trato de soltarme del agarre de alguien, pero no puedo, y empiezo a patalear sin cesar hasta que mis párpados comienzan a ser pesados.
Caigo en un profundo sueño...
...
Bueno..., solo sé que estamos a dos capítulos. Espero que estén preparadas y pendientes de la próxima actualización, el siguiente creo que es la parte más importante de la historia.
Gracias por su apoyo.
Hagamos una pequeña encuesta: ¿Quién les gusta más?
Leo
Ben.
Deja un comentario en tu favorito— yo sé a quién van a escoger pero no importa—.
Las quiero muchísimo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top