uno

Suelto una enorme carcajada al escuchar las anécdotas de mis amigos.

Nuestra noche fue sensacional. Sin duda, la mejor fiesta a la que hemos ido. Lo que nunca me ha gustado es cuando termina.

A ellos les encanta caminar en la madrugada por las calles. No estoy de acuerdo, pero acepto. Porque, puedo pasar más tiempo fuera de casa.

—Esa chica estaba vomitando frente a todos, parecía que se le iba a salir hasta el alma —comenta Ben, entre risas.

—Y el novio muy fresco besuqueándose con otra rubia. Pobrecita —interviene Leo.

—Shh. Cállense.

Me detengo en seco, por ende ellos también. Estamos frente a un edificio abandonado, ya me es familiar verlo. 

No sé si es mi imaginación, pero creo haber oído el grito de una mujer.

—¿Escucharon...?

—Sí, creo que deberíamos irnos ya —dice nervioso mi amigo.

¡Ayuda! —se escucha a lo lejos.

—¿Estás loco? Pueden matarla.

—Pero ni siquiera sabes quién es. Váyamonos, Richard. Deja la terquedad.

—Dame tu navaja. Iré a ver qué está pasado —extiendo mi mano.

—¿Y dejar que te hagan daño? ¡Estás loco!

—¡Que me la des!

Algo dudoso y de mala gana me la entrega.

—Quédense aquí. Leo, llama a la policía. Yo iré a ver de dónde vienen esos gritos.

—Cuídate, hermano. No me perdonaría si algo te pasa.

—Nada va a pasarme. Voy y vengo.

No pretendo ser valiente. Pero ese grito que escuché, me trajo un recuerdo muy doloroso.

No me gustaría que alguien más sufriera el daño que le ocurrió a mi madre.

Entro al edificio y todo está a oscuras.

Cada vez los insultos y el ruido se intensifican.

Tengo mucho cuidado; a penas logro respirar con miedo de hacer algún sonido. Tengo la navaja en la mano y la sostengo con fuerza. 

Llego al último piso. Al final del pasillo hay una habitación con la puerta abierta y la luz encendida. Camino de puntillas y cuando estoy allí, asomo un poco la cabeza.

Mis ojos se abren por lo que veo. Me muerdo la lengua e inmediatamente la sangre me comienza a hervir.

Es una chica. Está desnuda, amarrada a una cama y, hay un hombre encima de ella maltratándola. La quiere violar.

—¡Cierra la boca, zorra! ¿O, quieres que acabe con tu vida de un puta vez?

¡Tengo que hacer algo!

Ella podría ser mi madre.

Cada día me lamento el no haber podido hacer algo. Si la hubiese acompañado al supermercado esa tarde, tal vez no la hubiese perdido...

Me percato de que hay otro hombre en la habitación, puede que esté cuidando al otro malnacido. Corro hasta él y lo derribo por detrás.

Prontamente el agresor deja de tocar a la chica y se concentra en mí.

—¿Y este hijo de puta, qué?

Saca el arma y me apunta. Pero, antes de que logre dispararme, me escudo con el hombre que está a mi lado en el suelo.

La bala impacta en su frente.

Mi corazón late muy rápido.

«Voy a morir...»

Tomo el arma que tiene el sujeto que ya está muerto y, disparo sin ver en qué dirección.

Mis oídos duelen porque escucho su llanto. Veo cómo forcejea para desatarse, pero es en vano.

Con más claridad observo dónde cayó mi bala. Está en el brazo de ese animal y producto de ella ha soltado la pistola.

Corro con todas mis fuerzas y comienzo a desatar las sogas de sus manos, con movimientos temblorosos. Tengo el corazón en la garganta.

—¡Cuidado!

Caigo al suelo cuando recibo una bala en mi pierna. Libero un grito desgarrador por el dolor. Siento mi pantalón humedecerse y al darme la vuelta, él está de pie aputándome.

—Muy gracioso el niñito. ¿Para qué quieres salvar a esta puta? 

—¡Eres un animal! —escupo con desprecio.

Recibo otro impacto en mi brazo y lágrimas salen de mis ojos.

Ya no aguanto, duele demasiado.

—¡Ahora me las vas a pagar por arruinar mi momento! ¿Creíste que tenías súperpoderes, o qué?

Ahogo mis lágrimas y el dolor aumenta cuando otra bala entra en mi cuerpo. Esta vez, en mi otra pierna.

—¿Listo para morir?

Su voz de cínico me causa asco.

Cierro los ojos y espero lo peor. 

Tal vez mis amigos tenían razón, mas el recuerdo me cegó. Pero, lo peor no llega. 

Los abro nuevamente y...

—¡ALTO AHÍ! —grita un policía.

Mi entorno se vuelve lento.

Mi vista es cada vez más borrosa; el dolor me carcome. De pronto, veo todo negro y caigo en un sueño profundo...

···


¡Wow, wow!, ¿es algo dramático para ser el primero, verdad?

Espero que esta historia sea de su agrado. Me gustaría mucho que me apoyaran con ella.

Sin más..., nos vemos en la próxima.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top