VEINTICUATRO
La puerta se abrió y un Joel alegre, relajado y sexy entró a nuestro ahora punto de conversación.
—¿Qué ocurre? —preguntó.
—Los dejo para que hablen. —dijo Richard, retirándose.
Cuando estuvimos totalmente solos, no supe que decir.
—Estaba con Caitlyn, Hola amor... —se acercó a besarme, no me moví... Quizás la tensión era muy evidente en mí.
—Lo sé... ¿No podías esperar que yo despertara? —respondí es un triste susurro.
—¿Qué?... ¿Te molestó? —asentí sin ánimos. —Lo siento mucho mi reina... Dios.
Se acercó a abrazarme, pero lo evité.
—No usamos protección anoche.
Solté, la expresión de Joel pasó de ser de una honesta disculpa a estar completamente en shock.
—Richard me conseguirá unas píldoras para eso... Pero creo que debemos estar más pendientes...
—¿Cómo pudimos olvidar eso?.. Wow. —dijo más para si mismo que para ambos.
Me acosté de espaldas en la cama... Una noche estábamos llenos de amor y a la mañana siguiente llenos de tensión. La puerta se abrió y entró una chica, muy guapa a decir verdad... Algo parecida a mí, la miré fijamente... ¿Quién era?
—¡Caitlyn! —La saludó Joel, muy alegre para mi gusto.
—Te dije que no tardaría. —le respondió con una sonrisa. —Tu debes ser Zaphir.
—¿Yo? —pregunté. —Ah, Sí... Hola Caitlyn.
—He escuchado mucho de ti, por fin puedo conocerte.
—Igual. —respondí un poco cortante.
—Disculpala, está un poco molesta por algo que nos faltó anoche.
—¿Qué? —preguntó, abriendo los ojos.
¿¡POR QUÉ LE DIJO ESO!?
—Luego te cuento. —respondió un poco más bajito.
Las emociones estaban hechas una mierda en mi interior, no sabía que sentir pero algo que podía sentir por fuera eran las lágrimas... ¿En serio le diría?
—Disculpen.
No resistí y salí de la habitación, mis emociones se habían puesto de acuerdo... Estaba vuelta una furia. No sabía ni siquiera a donde ir.
—¡Zaphir, Para! —escuché tras de mí, seguí la orden aunque no quisiera.
—¿Qué pasó? —preguntó Zabdiel a pocos pasos de mí. —Te falta sólo un poco para salir volando.
—Zabdiel... —no me contuve y lo abracé, escondiendo mi rostro en su pecho y dejando las lágrimas salir.
—¿Qué pasó pequeña? —sus brazos me cubrieron. —Vamos a la habitación.
Sólo asentí, liberándolo de mi agarre para limpiar mi —ahora— enrojecido rostro, cuando llegamos a la habitación estaba desierta. Solo Zabdiel y yo, Zabdiel muy generosamente me buscó una botella de agua de la cual tomé un poco.
—¿Mejor? —preguntó, negué con un ligero movimiento de cabeza. —¿Qué pasó?
Ambos nos sentamos al borde de la cama, el me abrazó por los hombros, un hermoso gesto de apoyo. Le conté un poco de la historia, evitando la parte de la virginidad, no podía contarle eso, me apenaba mucho.
—¿Entonces estás celosa por qué al despertar no estuvo a tu lado?
—Y porque ella... No sé... El la quiere más que a mí. —suspiré.
—No, Joel te adora, Zaphir. —apretó su agarre en mí. —Mucho, creo que deberías hablar con él.
Me sentía culpable por no decirle todo a Zabdiel, pero simplemente no podía.
—Zabdiel... ¿Fue buena idea venir? —pregunté, esperando cualquier respuesta.
—Sí, todos queríamos tenerte aquí... Especialmente tu novio, Zaphir... Disfruta el viaje, disfruta el recorrido... ¿Sí? —preguntó, sonriendo.
—Tienes razón. —suspiré.
—Respira y sonríe que la vida es bella y el amor hermoso, vamos a divertirnos ahora.
—Está bien. —sonreí.
—¿Estás lista Zaphir? —dijo, imitando el intro de Bob Esponja.
—Sí capitán Zabdi, estoy lista. —murmuré alegre.
—No te escucho.
—Sí, Capitán Panda, Estoy Lista.
—Uuuuuuuuuh.
Exploté en una carcajada, Zabdiel tenía las mejores ocurrencias en los peores momentos sólo para alegrarme el día.
—Así me gusta. —Dijo, feliz. —Vamos.
Accedí a salir de la habitación, aún riéndo de nuestro pequeño momento Bob Esponja.
—¿Quieres Pizza? —preguntó.
—Sabes que... Nunca le he dicho que no a la pizza, algún día me casaré con un hombre hecho de pizza.
—Irás presa.
—¿Por qué? —pregunté confundida.
—Te comerás a tu esposo, irás presa por homicidio. —Reí ante su broma.
Llegamos al Restaurant del hotel, algo lujoso para nuestro único pedido... Pero no me importaba, la pizza debía ser lo mejor del mundo. Algunas personas reconocieron a Zabdiel y se tomaron fotos con él, algunas cuantas chicas a mí, pero no pasamos de una charla amistosa. Cuando la pizza estuvo finalmente, junto a nuestros vasos de soda, en nuestra mesa sentí la felicidad recorrer mi cuerpo.
—Wow, tranquila. —dijo Zabdiel riendo mientras yo devoraba mi rebanada de Pizza.
—Aquí estás. —Caitlyn dijo detrás de mí, produciendo una ola de ira en mi sistema. —Joel te está buscando.
—Caitlyn, hola. —Le dijo Zabdiel.
—¿Dónde está él? —le pregunté, ignorando toda la parte de ser cortés... Sin dejar mi pizza de lado, claro.
—No sé, en realidad... Pero te estaba buscando. —dijo. —¿Me puedo sentar con ustedes? —preguntó.
NO, gritaba mi subconsciente... Pero sabía que Zabdiel era demasiado bueno para decirle que no y ambos eramos humanos como para que él leyera telepaticamente mis pensamientos.
—Claro, toma asiento... Y Come pizza. —le ofreció, ¡Te desheredo como mi amigo Zabdiel!
—No, gracias... Buen provecho.
—Gracias. —le respondió él, mientras yo terminaba con mi primer y último pedazo... Mi apetito se había esfumado. —Chicas, si me disculpan creo que las dejaré solas... ¿Está bien?
Mantuve el silencio.
—Está bien... Cuídate mucho Zabdiel, aprovecharé y conoceré mejor a mi cuñadita.
NO, tu y yo no pasamos de conocidas.
—Cuídense.
Zabdiel se retiró y yo no podía sentirme más incómoda, no veía el momento de salir corriendo.
—Por fin a solas, Zaphir... Estaba loca por conocerte.
—¿En serio?
—Claro, tenía que conocer a la chica que me estaba robando a mi mejor amigo.
La miré fijamente, no pude descifrar si lo dijo en el buen sentido de la palabra así que sólo asentí.
—Sabes... Nos parecemos.
—Lo noté. —le respondí sin importancia.
—Podríamos ser hermanas.
Sólo asentí, me pesaba admitirlo pero Caitlyn no me caía bien.
—¿Lo quieres?
—¿Qué?
—¿Quieres a Joel? —preguntó.
—Mucho...
—Siento que te lo diga de esta forma pero... No me caes bien, Zaphir. —suspiró. —Estoy acostumbrada a ser la única en la vida de mi Joel.
¿Su Joel?, ¿Pero qué Demonios?
—¿Qué hago yo con eso?... Él es quien decide lo que quiere, no tú.
—Sólo... No te cruces con nosotros y todo estará bien entre ustedes.
—¿Pero qué diablos?... —escupí. —No se te ocurra amenazarme, Caitlyn.
—Como desees, Zaphir... No digas que no te lo advertí.
La miré retirarse, dejándome sola... Golpeé la mesa llena de ira. Pedí a los del servicio que por favor empacaran para llevar lo que quedaba de la pizza, no la desperdiciaría ni despreciaría.
Cuando estuvo lista me encaminé a mi habitación, Joel —milagrosamente— estaba solo.
—Al fin vuelves, muñeca. —Dijo, alegre.
—Quiero hablar contigo. —le dije, seca y directa.
—¿Qué pasó?
—Antes de... Sí te pusiera a elegir entre Caitlyn y yo... ¿Me elegirías?
________
HEEELLLOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top