Tu guía
Sentía mi alma estrujarse, al igual que mi voluntad y corazón. Llegue demasiado tarde. Solo recuerdo haber llegado con Norman, extendía mis brazos para poder alcanzarlo pero el...
Simplemente se alejaba
Por mas esfuerzos que pusiera el se alejaba, era como si un millar de almas pérdidas atraparan mi cuerpo y me jalarán hacia atrás, tomando mi cintura, mis piernas, brazos y cubrieran mis ojos.
Desperté, era demasiado confuso, todo el fondo era en color blanco y tenia forma de un cubo. Me toque la cabeza, me dolía demasiado. Mire en donde estaba acostada y lo único que pude apreciar era un suelo blanco junto con unas plumas negras, era de un negro muy similar a la oscuridad de la noche. Levante la mirada y las plumas hacían un camino, lo seguí con la vista y no muy lejos de mi estaba...
¿Yo?....
Si, puedo decir que soy yo solo que, era diferente. Mire a mi costado y note que un pequeño lago proveniente de la nada y al otro lado de este un árbol de manzanos en cristal, era demasiado hermoso. Me acerque al lago y en este no podía ver mi reflejo pero si se podían observar las nubes y todo un paisaje terrestre, lleno de vegetación y mares extensos, era como estar viendo a través de alguna clase de portal, trataba que mi cerebro procesará lo que estaba viendo si es que no era causa de un espejismo o algo por lo común. Volví a mirar a mi ¿doble? Bueno no se muy bien como nombrarla, tenia sus pies en el agua y solo observaba el paisaje, traía puesto un vestido negro con tirantes y a su lado unos zapatos de tacón negros. Se le veía tan pacífica. No hacia expresión alguna, como si estuviese tan solo disfrutando de su pequeña burbuja de pensamientos.
-Es hermoso ¿verdad?
La mire por unos segundos mas y luego volví a ver hacia el lago en donde ahora mostraba una pequeña villa. Era como estar viendo todo desde el cielo.
-Si.
-¿Crees ser apta para estar ahí?- Me preguntó.
Lo volvía a mirar confundida. Sentí una horrible opresión en el pecho, una mar de sentimientos combinados con odio, sufrimiento, dolor y desgracias hicieron que las nauseas me invadieran. Sin darme cuenta estaba derramando lágrimas como si no tuviera consuelo alguno, cubrí mi boca conteniendo mis sollozos.
Si no me equivocaba yo estaba....
-Estas muerta.- Me miro, sonriendo comprensiva. Note su rostro, era yo en definitiva pero igual pude apreciar que estaba derramando lágrimas, sus ojos no tenían brillo alguno como si estuvieran muertos, debajo de ellos se apreciaban unas ojeras enormes.
Me abrace a mi misma ¿En qué momento había muerto? No lo recuerdo. Me levante y con mucha dificultad camine hacia ella tropezando torpemente y soltando hipos por mi recién llanto. Me senté a su lado. Ella solo se dedico a mirar mis acciones.
-¿Cuando?- me atreví a preguntar con la mirada pérdida en una de las plumas.
-Hace unos 60 años.-Me respondió.
Quería decir algo con respecto a eso. Han pasado 60 años desde que estoy muerta, ¿Cómo? ¿por qué? Y ¿Ray?.
Norman...
-¿Quieres saber como?
Asenti, no tenia palabras, no podía articular palabra y sólo me dedique a ver como en aquel lago retrocedía.
-Haremos un pequeño viaje al pasado.
Conforme pasaban las imágenes todo el paisaje se transformaba de un lugar lleno de paz a uno gris y sin vida, se detuvo en un momento en el que una ciudad estaba siendo devorada por las llamas. Era la capital Real.
-Ray tenemos que apurarnos o Norman cometerá un severo error -Me veía a mi misma, recuerdo eso. Me estaban quitando aquel traje y máscara que ocupaban los demonios. Ray hacia lo mismo.
-Vamos- Me dijo.
Corrimos por los pasillos de la casa Real hasta llegar un salón, en el ya hacían Norman junto con Barbara y los demas apuntó de matar a la reina.
-¡Norman detente!-Le grite. El tan solo me miro, pero no era aquella mirada pacifica, en todo el tiempo que lo había conocido jamás me había visto de esa forma, como si fuera un piedra en el camino.
-Emma te dije que no me detendría.
-Lo se, pero la promesa ya fue reformulada. Por favor tan sólo detente- le supliqué. Me sentía al borde de las lágrimas, quería que tan solo me devolvieran aquel niño tranquilo que siempre buscaba la forma de arreglar los problemas de una manera pacífica. Este no era mi Norman.-Por favor.-Mis ojos ya hacían aguados por las futuras lágrimas a derramar.
-Norman, maldito, escucha lo que te dice- Ray se movió un paso enfrente de mi, estaba enojado y parecía que no se iba a contener en caso de que Norman nos llevara la contraria.
-Por favor, detener esto.- Suplique. Estaba caminando hacia el. Pero me detuve.
Norman pareció ignorar lo que le dije y tan solo se dio vuelta.
-Emma desde que era un niño siempre te he odiado- Me dijo sin pudor alguno.
Me quede tiesa en mi lugar. Lo había dicho de una manera tan seria, fría y decidida que me causo un horrible escalofrío. Este no era mi Norman.
Ya no me importaba que la casa real estuviera siendo consumida en llamas y que la estructura estuviese desmoronándose a mi al rededor.
Conforme veía las imágenes en el lago todo se me hacia demasiado lejano. Mire en la dirección en la que estaba Ray y un demonio apareció con una espada en mano. Fue en ese momento que yo morí.
El demonio lanzó la espada en dirección a Norman, solo por eso me movió de mi lugar, provocando que yo recibiera el daño y Norman detuviera la muerte de la reina. El filo de la espada había atravesado mi pecho, Ray consumido por la ira mato al demonio y yo caí de rodillas al suelo, escupiendo sangre y haciendo que mi ropa en color blanco fuese teñida de rojo. Y fue cuando pude apreciar lo que había olvidado.
Norman estaba derramando lágrimas, y lo veía enfrente de mi pedirme perdón y gritando mi nombre. Fue en ese momento cuando lo sentí tan distante. Después de eso las imágenes del lago cambiaron y regreso a la imagen de aquella villa.
Mi corazón parecía estar siendo despedazado, volví a llorar. No estaba enojada, me sentía llena de impotencia y tristeza. El hecho de que todo haya terminado así no se me hace de los mas agradable, me prometí proteger a mi hermanos y salvarlos a todos y lo hice, pero no me sentía satisfecha. Y acababa de descubrir algo mas, mi corazón bombeaba cada vez mas fuerte con tan solo recordar a Norman y el hecho de haberlo dejado solo, justo ahora sabia que lo protección y cariño que le tenia no era algo fraternal, era un amor como de aquellos libros de romance que Anna leía. No pare de llorar, era un horrible nudo en el pecho que parecía que no me dejaría vivir en paz o al menos irme en paz.
-¿Quieres verlos otra vez?-Preguntó. Tan solo me quite todo rastro de lágrimas y la mire.
-¿Quien eres?- Esquive la pregunta.
-Soy tu. Es obvió-me respondió sonriendo sin gracia.
-No eres yo.
-Tal vez tengas razón. Solo soy tu guía.
La vi ponerse de pie y la imagen del lago cambio a la de un puente de columnas enormes. Me extendió su mano y con inseguridad la tome.
La vi entrar al lago y pararse encima del una de las columnas. La seguí y ella se sentó, yo imite su acción. Se podía observar una gran ciudad, barcos e incluso un muelle con un atardecer hermoso de colores entre rosa, naranja y un tenue morado. Un atardecer que añoraría ver con todos.
-¿Has escuchado sobre la reencarnación?
-Solo en libros- respondí.
-Te dare un dato, todo eso es realidad. Solo que todos no tienen esa virtud.
La vi sonreír. Tomaba uno de sus mechones de cabello y se los desataba dejando en manos un listón negro.
-Pero no lo comprendo. ¿Que es todo esto?
-Emma, he estado esperando durante estos 60 años para que despertaras. Naturalmente nadie despierta, pero cuando lo hacen se les da la oportunidad de tener otra vida- estiro aquel listón y dejo que una ráfaga de viento se lo llevará.
-No entiendo.
-Te estoy dando la oportunidad de vivir una segunda vez con todo y memorias del pasado. ¿aceptas?-me miro.
Recuperar tus memorias, volver a tener otra vida. Sonaba algo muy tentador pero, estar todo el tiempo recordando aquello.
-¿Que pasa si me niego?
-Simplemente reencarnaras pero no tendrás tus memorias. Yo solamente soy un guía que ocupa tu cuerpo para convencerte de que hagas lo correcto.
-¿Y que es lo correcto?
-Lo que tu creas.
Sentía un mohín de emociones, tomar esta clase de decisiones no es algo fácil. Mire hacia abajo en donde ya hacían personas caminando y platicando tranquilamente, familias y parejas con sus hijos, era como si lo pasado en aquel momento con los demonios se viera tan inexistente. Tomo mis manos e hizo que la mirara.
-No importa que te digan que lo que haces es incorrecto. Sigue tus ideales si sabes que estas bien y si esos ideales llegan a ser incorrectos, acepta tus errores.-Beso mi frente y me sonrió. Ahora sus ojos si tenían brillo.
-Creó que ya se que decisión tomare-Le Sonreí.
-¿Entonces?
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Definitiva estaba perdida. Revise mi celular por décima vez intentando ubicarme... Nada.
-Debí de haber venido con Ray.-Me queje sentándome en uno de los bancos de aquel enorme parque con frondosos arboles.
Mire hacia arriba notando como los rayos del sol atravesaban aquellas hojas verdosas. Me sentía tan llena al mismo tiempo tan vacía.
Me levante, arregle mi ropa y seguí buscando.
A lo lejos pude apreciar a un chico de mas o menos mi edad que traía puesto una camisa blanca con pantalones negros, chaleco y zapatos de este mismo color, en manos traía algo muy similar a un maletín. Si no me equivocaba aquel uniforme era de una de las escuelas mas prestigiosas del lugar. Sus cabellos....
-Ve, Emma....
Esa voz en mi cabeza me hizo reaccionar. Cuando me di cuanta ya me encontraba corriendo hacia aquel chico y lo abrace por la espalda importandome poco las consecuencias de mis actos. De una u otra forma no he cambiado mucho.
-¡Norman!-Lo abrace y mis lágrimas comenzaron a brotar. La mayoría de mis sonrisas en el pasado se transformaron en lágrimas en el ahora.-Finalmente te encontré, Norman.
Me apartó, empujandome hacia atrás. Me miraba como si fuera una extraña. Es cierto, Soy una extraña.
-¿Quien eres? Es la primera vez que nos vemos ¿no?-Me preguntó, mirándome con sus orbes azules que se notaban perdidos y sin brillo. Tan sólo agache la mirada y Sonreí con tristeza.
-Lo siento. Me confundí de persona-Me justifique.
Tan solo el dio media vuelta y siguió su camino, yo hice lo mismo en dirección contraria, no fue muy distinto a la ultima vez que nos vimos. Otra vez comencé a llorar, me estaba sintiendo culpable de algo que no sabia que era, no debería de sentirme así.
-¡Emma!-Grito. Volteo y lo veo llorar gritando mi nombre, se acerca a mi y me abraza quedando de rodillas y escondiendo su rostro en mi pecho.-Emma lo siento, lo siento tanto. No quise que....-Me decía en un hilo de voz sin parar de llorar.- No se quien...
-Shh.-Hice que guardara silencio y solo me dedique a acariciar sus cabellos albino, eran tan suaves y puros. El no tenia la culpa de nada.-No importa si no me recuerdas, mientras estés con vida, yo estaré satisfecha- mis lágrimas comenzaron a caer en sus cabellos.
Nuestros llantos se mezclaron. El no tenía la culpa de nada ni de mi muerte, solo era un niño que se obligo a madurar para salvar a sus hermanos, y aun que me odiara eso no me importaría ni en lo más mínimo, mi decisión fue....
-¿Seguir con vida?
-Si. Quiero eso.
-No lo comprendo. Es un concepto abstracto.
-Quiero reencarnar con todo y memorias pero, quiero tener la oportunidad de reencontrarme con Norman.
-Supongo que si se puede, al final de cuentas paso la prueba.
-Solo quiero que sepa que el no tuvo la culpa de nada.
-Así será, pero ahora viene mi condición. Norman jamas te va a recordar.
-Aceptó.
Por que aun no soy capaz de odiar o de dejar a alguien solo.
-Bien hecho , Emma....
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