Hermoso Recuerdo
Llevaban una semana buscándola, siete días sin tenerla junto a ellos, todo por un demonio asqueroso que se la había llevado. Recordaba como al principio pensaba en usarla para poner celosa a la persona que lo había rechazado pero conforme pasó el tiempo y la fue conociendo más algo en su interior se encendía, un sentimiento tal cálido que casi sentía que lo quemaba como un sol. Cuando estaban juntos no creía que se hubiese podido enamorar tan rápido de ella, se negaba rotundamente a olvidar a Merlín pero justo en el momento en que la chica grito su nombre por ayuda mientras se alejaba se dió cuenta de lo que estaba perdiendo. Su nuevo Sol. La furia e impotencia se apoderaron de él, a su criterio era demasiado tiempo sin estar juntos, la necesitaba con a su lado.
Gowther: Debes estar muy cansado, no has dormido lo suficiente desde que no está.
Escanor: Me siento culpable Gowther, pude haberla ayudado, si hubiera hecho algo más de seguro estaría aquí junto a mí
Gowther: Hiciste todo lo que estaba en tus manos, pero es hora de que descanses.
Un recuerdo invadió la mente del hombre con lentes, uno que sin duda lo puso un poco más nostálgico pero al mismo tiempo feliz.
Era bastante tarde esa noche, el hombre seguía en el exterior mirando las estrellas, tan concentrado estaba que no notó cuando una joven de cabellos negros se le acercó hasta quedar a su lado.
Clarise: ¿Observando el cielo eh? Es muy lindo esta noche.
Escanor: Señorita Clarise, ¿Qué hace despierta ha está hora?
Clarise: Eso debería preguntarle yo, es muy tarde y en la mañana iremos a otro pueblo. Necesita descansar, aún siendo usted.
Escanor: No estaba cansado... ¿Le puedo preguntar algo señorita Clarise?
Clarise: Sólo si me dice Clarise, creo que ya perdí la cuenta de las veces en que le he insistido para que ya dejes de un lado lo de señorita.
Escanor: Claro, lo lamento pero ¿Alguna vez usted estuvo enamorada o algo por el estilo?
Vaya que la pregunta tomó por sorpresa a la chica pues sus mejillas se pintaron un poco más de lo que era su tono normal de piel.
Clarise: Pues para serle sincera, sí. De hecho... Esto es vergonzoso.
Escanor: Sí se siente incómoda no hay problema para no decir más.
Clarise: No, no hay problema; es que pues ¿Conoce ese tipo de enamoramiento hacia una persona pues “famosa”?- el contrario asintió- Bueno algo así tuve, de hecho era de pues el pecado del orgullo.- una sonrisa de timidez apareció en su rostro mientras el rubor aumentaba en ambos.- Digo, podríamos considerarlo como sólo una muy grande admiración pero pues algo es algo. Aunque ya es tarde y debemos levantarnos temprano, descanse.- se despidió rápido y se fue del lugar.
Al recordar ese pequeño momento en que la joven le confesó su amor fue algo bastante repentino pero ahora lo consideraba uno de los recuerdos más hermosos que haya tenido y se fue a su habitación con mucha más decidido a recuperarla a cualquier costo.
La habitación se llenaba de una luz tan cegadora que tuvo que no solo desviar la mirada sino que también voltear se, al terminar todo vió con gran alegría a quien estaba frente a si mismo. Una chica de cabellos celestes, con un vestido largo de color blanco y esos ojos tan característico de las diosas. Estarossa corrió a abrazarla mientras en las sombras una sirvienta veía la escena con algo de dolor en su cara.
A la mañana siguiente hizo la misma rutina de todos los días: levantarse, prepararse para comenzar sus quehaceres y luego servir el desayuno aunque sus ánimos no eran los de siempre. Con cada plato que le entregaba a uno de los mandamientos se notaba mucho más su estado de ánimo, era raro que ya no amaneciera sonriendo pero ninguno pregunto nada. Sus encargos no los hacia tal como debía, se sentía tan perdida que cuando chocó con alguien, al detenerse observó la ventana de una tiendo que mostraba un bello vestido color lila que llegaba debajo de las rodillas. Sin darse cuenta alguien se le acercó y la tomó por los hombros.
Estarossa: ¡¡BOO!!
Chiara: ¡¡AH, ESTAROSSA!!- le dió un pequeño golpe en el hombro por el susto.- Dios, si que me asustaste.-
Estarossa: Ya lo sé, eso era mi cometido y lo cumplí, ¿Qué veías?
Chiara: Nada, sólo olvídalo ¿si?, mejor volvamos al castillo...- se fue sin mirar atrás, sin notar que nadie la seguía.
Al final del día entró a su habitación exhausta, tomó un largo baño caliente y al salir notó una caja de color blanco con un moño rosa junto con una nota. Se acercó confundida al objeto, tomó la nota que decía: “ Me imagino que está era la razón de tu distracción y creo que se te vería bastante bien. Atte: Estarossa” Entonces lo abrió con euforia la caja y vio el hermoso vestido junto con lo que parecía ser no solo un collar sino unos zapatos. La alegría la inundó completamente, se lanzó a la cama con la caja en manos evitando gritar de alegría aunque sin tanto éxito.
Gloxinia: ¡Duérmete!
Se acostó con una sonrisa en la cara soñando con una vida junto al demonio de cabello grisáceo. Mientras en la torre más alta del castillo la joven le rezaba a las diosas esperando que la escucharán y poder volver a ver al pecado del orgullo pronto, su sombra sólo observaba ese (según ella) ese falso amor. Pero pronto tomaría su cuerpo y todo se arreglaría.
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