27 "¡Corre Alexis!"
Desperté, abrí los ojos y un segundo después sonó la alarma, salté de la cama, me dirigí rápido al baño y me metí a bañar. Salí del baño dejando un espejo lleno de vapor, quedé reluciente, bajé con la toalla a la cadera, vi a Martina sentada con lentes de sol puestos mirando a la nada y tomando un café.
—¡Hermanita! —exclamé abrazándola por la espalda.
—¡Alexis estas todo mojado! —gritó desesperada mientras se zafa.
—¿Sabes qué día es hoy?
—¿Viernes?
—¿Y qué pasa el viernes hermanita? —dije en tono burlón.
—Compites Alexis, hoy compites —dijo sonriendo sínicamente con cara de querer matarme.
—Exacto —dije aplaudiendo dos veces.
Me empecé a hacer mi batido de proteínas. Leche, una medida de nueces, un plátano y finalmente un huevo crudo. Lo licué todo.
—Voy a vomitar —dijo viendo asqueada mi hermosa creación.
—¿Y por qué estás despierta a esta hora? —le pregunté tomando mi batido y de un solo tirón me lo tragué todo.
—No lo sé, dime tú... ¡Oh cierto! Es que un loco se puso cantar marchas que nos enseñaba papá mientras se duchaba, tan fuerte como si su vida dependiera de eso —dijo y yo sonreí. Le di un último beso en la frente y fui a cambiarme. Hoy debo llegar más temprano.
...
Ya es la primera hora, el examen está difícil, me está costando concentrarme, por Mateo, sobre todo, pienso en las tutorías de ayer y no me acuerdo nada que tenga que ver realmente con tutorías. Intento recordar... Justo antes de que discutiéramos me estaba enseñando eso... Vamos Alexis, piensa...
Finalmente lo logré y no me fue mal, fui a la cafetería y para mi sorpresa no los vi, están afuera donde igualmente hay mesas para el almuerzo con la diferencia que estas son circulares. Vi a Mateo en una riéndose con Boris, fui donde ellos y me senté al lado de Mateo. Pronto llegaron la emo y Kei.
Narra Mateo:
Fue imposible no sentir ese calor en mi rostro, inevitablemente lo miro y solo quiero una cosa... ¡Que no quiero querer!
Que me bese...
—Alexis, Mateo volvió —dijo Boris, yo solo me reí y empezamos a conversar. A veces no entiendo nada de lo que hablan. Alexis se echó un poco para atrás, siento como nuestras piernas rozan, estar tan cerca de él se me hace tan morboso que no me reconozco. La verdad es que... nunca había sentido atracción no solamente amorosa hacia alguien. Cada vez que lo miro o me hace una indirecta que sabe solo yo entenderé me paralizo, empiezo a pensar cosas, muchas cosas malas... Bueno, malas no... Pero malas...
Estábamos bien normal conversando cuando sentí de nuevo eso del otro día... Su mano en mi muslo acercándose a mi entrepierna peligrosamente.
—... Alexis a veces es bien raro... —escuché decir a Keila y justo en ese momento Alexis apretó y me dio un espasmo.
—¡Lo mismo digo Keila! —exclamé al momento en que lo pisé con fuerza, se le borró esa estúpida sonrisa de la cara y sacó su mano para tomarse el pie.
—Mira quien lo dice —dijo en un hilo de voz, yo solo sonreí apretando los labios, los chicos solo nos ignoraron. Se acerco a mí y pude sentir su respiración en mi hombro.
—A la otra te pisaré tan fuerte que no volverás a correr en tu vida —susurré mirando al frente haciendo como que escucho lo que está diciendo Keila.
—Y yo te apretaré tan fuerte que vas a quedar estéril —dijo en voz baja, yo lo miré y le lancé una mirada burlesca.
—Hablando de eso —susurró riéndose por lo bajo—, ¿qué paso al final? ¿Tienes algo o no? —preguntó y lo miré a los ojos, recordé lo del doctor y me reí.
—Se supone que ayer estaban los resultados, pero voy a ir el sábado a buscarlos, pero... Ya se me paso sabes, ya no he sentido... El dolor —dije bajando la vista al final... Lo intenté, pero me pongo nervioso con él, es desesperante. Alexis asintió.
—Todo gracias a mi —dijo y sentí calor en mis mejillas, le pegué un codazo y me reí nervioso—. Y si necesitas ayuda de nuevo solo me dices —susurró acariciando mi rodilla.
—Alexis —susurré mirando a los chicos que intentan controlar a Keila que está teniendo un ataque de risa—, si alguien nos escuchara tonto —terminé y el solo se rió.
—¿Oye vas a ir a verme? —me preguntó cambiando de tema.
—Obvio. Primera fila, cuatro y cuarenta de la tarde —dije sonriendo y jugando a mover mis cejas.
—¿Vas a rezar por mí? —me reí, asentí y él sonrió.
—Cuenten el chisme —dijo Angélica, la miramos.
—¿Ah? —dijo Alexis poniéndose de frente, empezamos a conversar con ella de cualquier cosa.
Como siempre pasa, quise mirarlo... Deduje que hasta cuando está sentado se ve grande. Su piel, es blanca como papel, sus dedos son huesudos y tiene los nudillos rojizos al igual que los codos y las rodillas. Su rostro es asimétricamente perfecto, ojos color miel, cejas bastante pobladas, labios... muy peculiares, no son ni gruesos ni finos, solo son un intermedio y son entre un color rojo y medio fucsia, pero a veces y con el frio se le ven algo morados... La textura de su piel es perfecta como porcelana, pero siempre se queja de tener esas marcas en sus mejillas por el acné que tuvo hace algunos años. Su cuerpo... Bueno, no puedo decir mucho, es delgado y un gigante. Reservado, divertido, listo... Ay Dios mío... Alexis es un rompe corazones conocido de la escuela, lo mejor de lo mejor, pero también conocido como ese chico imposible y difícil, ni siquiera se atreven a confesársele, acercarse a él, al parecer tan reservado realmente se ve un poquito... agrio. La verdad yo nunca lo he visto con alguien. En variadas ocasiones he escuchado a chicas de mi curso hacer comentarios sobre él. Mordí mi labio y seguido fruncí los labios... Si supieran que me busca, que me a besado, que yo le gusto, que estoy con Alexis Quivera, el premio grande... Y que todo para mí... Lo volví a ver, está sonriendo, se ve tan lindo cuando sonríe... Espera...
¡Alexis es detestable y completo idiota! ¡¿Por qué estoy pensando todas estas cosas?!
Narra Alexis:
Segundo receso, estoy comprando comida, puedo ver por una ventana de la cafetería y puedo ver la gran cancha, al director y otras personas arreglando todo, estoy nervioso. Recibí mi ensalada y volví a sentarme con los chicos.
—Alexis te están llamando —me dijo Mateo, que está a mi lado, lo miré y me indicó mirar hacia atrás. Esta el entrenador en una mesa, con chicos que son de otras escuelas y (supuse) sus entrenadores, todos con buso de uniforme. Tragué saliva. Este año iba a venir hasta un universitario y varios "observadores", como les digo yo. El entrenador me indica que vaya. Me limpie la boca con una servilleta y fui.
—Buenas tardes —dije saludando a cada uno.
Narra Mateo:
Es la última hora, ya he terminado mi dibujo, los viernes a la ultima hora me toca artes. Es perfecto pues no es nada ajetreado. Me paré y fui a la fila, puse mis manos hacia atrás, es una fila larga...
—¡Qué bonito! —escuché decir a una chica atrás, giré y me di cuenta que es Lulu, esa chica que nunca se calla y que siempre nos hace reír a todos con sus interrupciones en medio de la clase.
—Lo sé —dije y nos reímos.
—Menos mal es viernes —dijo y yo solo asentí. Me duro poquísimo mi social comportamiento.
—Directo a la casa e hiberno hasta el lunes —dijo y nos reímos.
—¿No vas a ver la competencia? —atiné a preguntar.
—¡Es cierto! Se me había olvidado... Bueno, directo a la casa luego de la competencia.
—Síp —balbuceé, ¡¿qué digo ahora?!
—Hay que apoyar al de tercero —dijo echándose aire con la hoja abanicándola.
—Alexis —dije y ella asintió.
—¿Tú eres amigo de él verdad? Es que siempre te veo con él, bueno... Con ese grupito.
—¿Grupito? —pregunté y fruncí el ceño.
—Ya sabes, ese grupito, dicen que son como el grupito más... Peculiar de la escuela —dijo, estoy seguro que lo que quiso decir es raro.
—Ah —balbuceé y por fin di por terminada aquella conversación.
Tocaron y salí rápidamente de la sala, me encaminé y a la cancha, las gradas ya se empiezan a llenar, vi a Keila, Angélica y Boris, pero no a Alexis. Bueno, se debe estar preparando... Me senté con ellos, al lado de Angélica que trae una sombrilla.
—Pareces dama antigua —le dije, esta me pellizcó la mano y yo le tiré el pelo.
—¡Ay! —se quejó y yo me reí con este estúpido hipo que traigo desde que salí de clases, eso la hizo carcajearse.
Falta como media hora para que empiece la competición. Vi a la mamá de Alexis llegar, con su hermana y un hombre, vestido de militar... Espera... ¿Ese es el papá de Alexis?
Se acercó y escuché a Keila dar un suspiro de impresión.
—¡Hola! —dijo la mamá de Alexis abrazando a Keila, luego a mí, a Boris y finalmente a Angélica, Martina, la hermana de Alexis, hizo lo mismo.
—¡Hola! ¿Cómo esta? —saludó Keila abrazando al hombre muy emocionada.
—Muy bien Keila, gracias —dijo aquel hombre— ¡Boris! —exclamó abrazando a este mismo.
—¡¿Quién es?! —me preguntó Angélica desesperada en un susurro, giré para verla.
—Creo que es el papá de Alexis —susurré y justo el hombre nos miró.
—Hola —dijo amablemente estirándome la mano.
—Hola —dije sonriendo y recibiéndola... Oh Dios, me está apretando demasiado fuerte... Suspiré aliviado cuando le tocó el turno a Angelica de ser saludada.
Por lo que entendí el papá de Alexis es de un rango más o menos alto en la armada y había estado por mucho tiempo adentro, unos siete meses, y ahora había pedido permiso por unos días. Me imagino la alegría que será para Alexis verlo. Varias veces me ha comentado de su papá hablando de él como un héroe. Ahora entiendo ciertas decoraciones en su casa.
La competencia empezó, la de vallas nos dejó a todos temblando, había un chico que parecía de otro planeta, saltaba y estiraba las piernas de una forma sobrenatural, con Angélica y Boris nos reímos todo el rato de eso. En la de relevo ganó Isaac, fue inevitable no sentir felicidad por él, ese pequeño tiempo que estuvimos juntos fue muy agradable, aparte que en esta competencia supongo no van a quedar remordimientos entre él y Alexis, pues están en competencias distintas.
Narra Alexis:
Me estoy vistiendo, el entrenador me abrocha las zapatillas siempre. Salí, el cielo está muy despejado, había estado conversando mucho con un chico de otra escuela, Ricardo, tiene mí misma edad y se ha ganado el premio al chico más delgado que he conocido. Salimos y flexioné una pierna. Ahora sí, el momento de la verdad. He pasado tanto tiempo con Mateo que pensé en algo, rezar... Bueno, intentarlo...
—¿Hola? Esto... —balbuceé mirando el suelo, inevitablemente me reí— ... Nunca he rezado o algo así, pero... me gustaría que me ayudaras a enfocarme, a ganar... —definitivamente soy un asco rezando. Al final solo sonreí y negué con mi cabeza. Vi hacia las gradas, Kei se dio cuenta que la vi e inmediatamente empezó a saludarme agitando sus brazos emocionada. Sonreí. Boris y Angélica no se dan cuenta que los miro y Mateo esta con la cabeza gacha, me le quedé mirando, en este día, con este sol y esta luz, se ve hermoso. Sus ojos si tienen color y es el brillo. Vi a mi madre y a Martina. Es una lástima que no haya podido venir Anais. Volví la vista al frente...
Un momento... ¡¿Ese es...?!
Volví mi vista rápido a las gradas, mis ojos se llenaron de lágrimas, está papá. Me vio, está llorando, mi rostro se esbozó en una gran sonrisa. Me llevé las dos manos a la boca y luego al pecho, no puedo creerlo. Quiero correr a abrazarlo, solo quiero hacer eso, pero justo nos dijeron que nos posicionáramos, le lancé una gran sonrisa, me restregué los ojos antes de botar alguna lagrima.
Con esto, sentí un golpe de energía y adrenalina tremendo. Se despertó algo en mi interior.
Narra Mateo:
Nunca había visto emocionarse a Alexis.
—Mi niño... —decía su padre, succionando los mocos que amenazan con salir de su nariz, siendo limpiada por un pañuelo desechable. A primera vista se nota un hombre muy intimidante, más con ese uniforme, pero ahora se ve que es muy sensible, noble, carismático, humilde y amable.
Por fin, anunciaron el inicio de la competencia de velocidad.
—De la escuela... —empezaron a presentar a los participantes. Miré en dirección a Alexis, trae una musculosa blanca que me deja ver sus fuertes brazos... Se ve... muy atractivo...
—¡No! —me regañé a mí mismo en una exclamación, Angélica y una chica sentada adelante me vieron con cara de "¿qué te pasa loco?", me reí nervioso y sentí calor en mis mejillas.
Volví a ver hacia lo lejos, Alexis se posicionó en su línea, se agachó, puso su pie en el taco de salida, mi corazón empezó a latir con fuerza, ni me imagino como debe estar el de él... Se arrodillo, mientras hay un silencio absoluto, todos están pendientes de quien será el ganador este año, y este año sí que es una competencia grande, han venido escuelas de otras regiones y así, Alexis se ha preparado tanto.
Tragué saliva, siento que el corazón se me va a salir del pecho, sentí el disparo y me estremecí.
Y lo vi... corriendo como nunca lo ha hecho. Si lo vez desde una perspectiva esta competencia de velocidad no dura ni treinta segundos, pero yo lo estoy viendo en cámara lenta, todo...
—¡Dale Alexis! ¡Dale Alexis! —escucho los gritos de Keila, hay una bulla increíble y me tuve que correr para seguir viendo puesto que me han tapado la vista.
—¡Corre Alexis! —susurré con desesperación, mis ojos se llenaron de lágrimas, realmente soy un sensiblero.
—¡Corre Alexis corre! —sigue gritando Keila, su familia está igual, están como locos, Angélica está teniendo un ataque de risa, pero al igual que yo está muy emocionada. Alexis logró pasar a todos los otros junto a otro chico, van al mismo nivel. Dios... Me va a dar un paro cardíaco...
—Señorita —Le regañó una profesora a Keila, realmente siento que voy a quedar sordo con sus gritos.
—Eso, eso, eso —susurré viendo cómo va pasando lentamente al otro chico, mi pierna no deja de moverse, estoy temblando y tengo la piel de gallina.
En este momento estamos todos parados y la bulla es cada vez más fuerte— ¡Dale puto! ¡Corre! ¡Corre! ¡Corre! —y sigue gritando Keila...
—¡Ay Mateo me voy a hacer pipí! —exclamó Angélica apretándome el brazo riéndose como desquiciada, me contagió su risa y nos paramos arriba de la grada.
—¡Dale! ¡Dale! ¡Dale! ¡Dale! ¡Sí! —gritó Keila por última vez y luego lanzo un grito ensordecedor...
Alexis ganó como por un metro de distancia. Y superó mi emoción como a unos cien kilómetros.
Narra Alexis:
Voy perdiendo velocidad poco a poco, jadeante. Solo atine a sonreír, cagado de la risa viendo el cielo... ¡Gane! ¡Mierda! ¡Gane! Joder... Enserio gané...
Escuché a Kei gritar todo el tiempo, la vi corriendo hacia mí y la abracé con fuerza cargándola mientras me grita en el oído y yo me río.
Luego vi a mi padre, quien me abrazó con extrema fuerza, yo no me puedo sacar la sonrisa del rostro—. ¿Estas orgulloso de mi? —dije aun jadeante mirándolo.
—Siempre he estado orgulloso de ti —dijo rompiendo en llanto, sonreí y lo abracé. Cuanto tiempo... Siento un nudo en la garganta horrible. Pero siempre he sido como una roca.
—¡Alexis! —escuché decir al entrenador, lo vi y lo abracé con fuerza... y por su hombro vi a Mateo, quien me sonríe adorablemente...
Solo quise esquivar a todas estas personas y agarrarlo para no soltarlo nunca más. Solté al entrenador, Mateo se acercó rápidamente a mí, corrimos hacia el otro y pareció una eternidad, esquivar a tantas personas..., pero al fin llegamos... Nos abrazamos, Mateo se aferró a mí como con ira, con desesperación, con deseo y por un momento, por casi un momento sentí una lagrima que amenazaba con salir, pero al final no lo hizo. Aun así, fue como sacarme ese peso de adentro.
—¡Felicitaciones! —exclamó risueñamente y yo le sobé la espalda mientras Mateo intenta zafarse ya..., pero en vez de eso lo apapaché con más fuerza aun, pensando en lo adorable que ve su cabecita llegándome justo al pecho, se queda tan pequeño...
No tenía ninguna intención de soltarlo, pero llegó el director para una foto y bla, bla, bla.
Me tomaron unas cuantas fotos. Luego mi medalla, otra foto. Ya ha pasado toda la emoción grande, comienzan a anunciar la penúltima competencia, yo necesito urgentemente hidratarme. Fui donde está el entrenador.
—Hey... —escuché a alguien tras mío, giré... Es Isaac— ... Felicitaciones —dijo sonriendo estirándome la mano. Lo dudé..., pero sonreí sin más.
—Igualmente —dije... Nada de rencores, sentí al fin ese alivio... De estar en paz y no tener enemigos. Total... Isaac ha cambiado bastante, ya no se junta con Max ni mierdas parecidas. No se ha acercado en mala y ha sido un buen chico. No es como que me interese mucho..., pero realmente ya no quiero tener negatividad en mi vida, ni odiar personas o tener malas relaciones.
—¡Ganamos! —dije golpeándole la espalda y nos reímos.
—Yo por poco... Ese chico, el universitario no era humano... —me siguió contando y me reí. En un momento vi acercarse a nosotros al director con una mujer y un hombre.
—Nicole Barrientos —nos saludó la extraña estirándonos la mano.
Oh mierda, es por una universidad...
Recuerden este.
Sin mentir, solté unas lagrimitas locas escribiendo este capítulo :') Muchas gracias por leer, no olviden votar y comentar.
💓💓💓
—Dolly
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