26 "Tutorías de besos"

Jueves. Estoy muy nervioso y ansioso, es mañana, ¡es mañana joder! La competencia por la que he esperado tanto...

Aunque el lunes Mateo se sentó con nosotros, mis esperanzas se volvieron a esfumar. Sigue raro, sigue igual de raro. Peor diría yo. Los días restantes otra vez estaba desaparecido. Me estoy frustrando y no debo por qué, esto de que dejara de darme tutorías fue un desastre, un terrible desastre. Mis notas cayeron en picada de nuevo.

Segundo receso, el primero no lo vi, pero ahora (y con un milagro) sí. Esta en su casillero, fui donde él.

-Hola -fuerte y claro, Mateo respingó de impresión y bajó la vista rápidamente.

-Hola -balbuceo, se agachó para abrir su casillero.

-Oye, es que... -empecé a decir, odio estar a punto de hacer esto- ... necesito que me ayudes en un examen, es mañana, es urgente... No se si viste mi mensaje -le dije haciendo una mueca. Se paró, tiene tres cuadernos apretados contra su pecho y mira sus pies con nerviosismo. No cabe recalcar que odio que no me miren a la cara cuando hablo.

-Yo-Yo no sé si pueda hoy Alexis... Yo te aviso -barbotó y se marchó.

Algo es algo.

...

Estoy en mi casa, ese "yo te aviso" nunca llegó. Son como ya las cuatro de la tarde y no sé qué mierda hacer. Odio andar de arrastrado, pero no me queda otra. Le escribí.

Hola, Mateo de verdad necesito de tu ayuda, es urgente 😬 😬 😬

Estas muy ocupado?

Mi celular tardó en sonar, pero al fin lo hizo.

Alexis es que debo estudiar también

Okey, gracias de todos modos

Golpee el escritorio. ¿Qué mierda hago ahora? Con el internet no entiendo nada, Kei y Boris están en las mismas.

Ya sentía la angustia apoderarse mi... cuando mi celular nuevamente vibró.

Pero puedo más rato

En ese momento suspiré aliviado.

Muchísimas gracias, ven a mi casa

Siento si te molesto, realmente es muy urgente

Luego de eso me dejó el visto. Me tiré en la cama porque me siento bastante cansado. ¿Debería estar adelantando algo verdad?

Nah.

Narra Mateo:

Me di una fuerte cachetada, ya estoy afuera de su casa, tragué saliva... Solo lo ayudaré a estudiar, no debo ser pesado, ni tonto, ni vergonzoso...

-Hola -me saludó amablemente desde la puerta de su casa, pasé. No hay nadie... Nadie...

-¿Estas... solo? -pregunté como un bobo sin poder mirarlo.

-Sí -afirmó sin más.

Subimos a su alcoba, me senté en el escritorio y él igual, hace tanto tiempo no estaba aquí, es tan acogedor...

¡Ya basta! Le ayudas a estudiar y ya está. Te vas... Pero estamos solos... ¡Ahg! ¡¿Por qué justo ahora tenemos que estar solos?!

Narra Alexis:

¿Por qué se pone tan nervioso? ¿Por qué no puede mirarme ni un puto segundo sin bajar la vista? ¿Qué te pasa Mateo? ¿Te hice algún mal? Y si es por lo de esa noche... ¿Qué caso tiene que me trates como basura, que me evites, que te hayas alejado de mí?... Me está explicando, esta raro, está muy raro, no deja de mover la pierna y los ojos también. Esta serio, incluso diría que está teniendo una actitud pesada, cuando él nunca ha sido así.

Suspiré y hablé.

-¿Marco te a vuelto a hablar?

-Sí... Pero eso no importa ya, ya pasó, solo... solo termina esos ejercicios rápido, te dije que me debo ir a mi casa, después se hace tarde -me regañó pesadamente, acto que hizo que me quedara en shock. Nunca me ha tratado así, ni dejaré que lo haga tampoco. Ya me cansé... Ya llegué a mi limite... La bodega no soportará mas cajas.

-Pero Mateo... -digo intentando sonar calmado, deseo todo menos pelear con él- ¿Qué...? ¿Por q...?

-¡Ahg! Ya te dije que solo te apures y hagas los ejercicios... No te callas nunca.

Así no pendejo.

-¿Por qué mierda me tratas así? ¿Se puede saber que mierda te hice para que actúes de esa forma? -exploté. Nunca imaginé que discutiría con él sin un tono burlón. Un juego para solo molestarlo un poquito.

-¿Y ahora de qué hablas?, actúo igual que siempre -balbuceó bajando la vista.

-No, y lo sabes. Hace un tiempo que estas raro y muchas veces pasó Mateo. Ese día... cuando por fin creí saber que te pasaba y cuando por fin creí que ya no actuarías raro me equivoqué, después de eso estas... ¡Estas peor! Mírame a los ojos y dime si te hice algo -dije firme tomándolo del brazo.

-¡Ahg! ¡No sé para qué me insististe tanto en que viniera si siempre haces lo mismo Alexis! Eres... ¡Eres un pesado! -bufó enojado.

Escuche mal, ¿verdad?

-¡¿Yo soy un pesado?! ¡¿De verdad Mateo?! -vociferé explotando.

Silencio, no hay sonido alguno.

-Ahora empiezo a dudar si lo que dijo ese imbécil era mentira -suspiré y me miró con asombro, con los ojos que ya rebalsaban de lágrimas-. ¿Es verdad?... ¿Me odias, te asqueo y desagrado? -mascullé sintiendo mucha rabia y pena.

-Cállate... Para tu drama -susurró con un aire de superioridad que fue opacado por su voz cortada.

Narra Mateo:

-Mírame... ¡Ya me cansaste! -bramó con fuerza. Lo miré asustado. Aún sostengo mis lágrimas, me dejó temblando. No puedo hablar, no me sale la voz-. ¿Sabes qué? Tú... eres malo... Eres malo con tus amigos, Mateo eres malo conmigo... ¡Que lo único que hago es preocuparme por ti! -sigue, se está poniendo rojo por la ira. Me siento fatal, cuanto daño le he hecho... Mi pecho duele al escuchar sus palabras, ya no puedo aguantarlo.

-Cá... Cállate -dije con un hilo de voz entremedio de sus palabras, intentando sonar firme al igual que él.

Y fue cuando lo escuché decir eso. Ese apodo con el que sé que me llama desde el minuto en que me vio. Un apodo que también me habían dicho en el pasado... Y que sé que cada día que estamos juntos lucha porque no se le escape.

Alexis masculló, cruzándose de brazos:

-Eres desesperante pendejo de mier...

Mi corazón se detuvo un segundo, no lo dejé terminar, me salí de la silla, tomé su cabeza con ambas manos y lo besé castamente. Seguido me separé con rapidez y volví a sentarme.

Ni un sonido, ni un aire, ni un misero polvo en el aire se siente, solo mi respiración agitada y el palpitar de su corazón acelerado.

-Solo... Solo cállate -susurré entrecortadamente mirando al escritorio mientras se crispa la mía alma.

Volví a la realidad, abrí los ojos sorprendido. Sintiendo un calor enorme en toda mi cara me di cuenta de lo que acabo de hacer.

-Yo... Yo me iré y-y esto se acabará... Recuerda las... Las... eso último que te mostré y te va a-a ir bien -susurré tembloroso sin poder mirarlo en ningún momento.

Tomé mi mochila del piso y me paré rápidamente. Fui hecho una bala a la puerta, la abrí rápidamente, pero algo la detuvo volviéndola a cerrar bruscamente.

Miré hacia el lado encontrándome con su fuerte brazo deteniendo la puerta, esta atrás mío. Sentí un escalofrio y los nervios se apoderaron de mi cuerpo por completo. Congelado, así estoy. Paralizado. Sintiendo su imponente cuerpo, sin salida.

Ay... Ni que quisiera salir...

-Quería... -susurré soltando una lágrima- ... Quería que te callaras Alexis -puse mi mano contra la puerta y miré mis pies rompiendo en llanto como el buen sensiblero que soy-. La razón por la que... por la que... -intento decir entre lágrimas, pero estoy todo nervioso y no puedo, soy demasiado orgulloso, los dos lo somos- ... Alexis yo... -no puedo hacerlo- ... Tú me... Tú me... -no puedo, sencillamente me es imposible.

"Solo somos amigos", "para la muestra"... "Solo... amigos..."

Recordé aquellas palabras de esa noche. Yo sé que no le gusto..., pero... pero quiero de una maldita vez librarme de esto.

Narra Alexis:

-¡Tú me gustas! ¡¿okey?! -farfulló y sonreí sin más. Ay pendejo- ¡Búrlate todo lo que quieras! ¡Hace mucho que ya no me afectan tus bromitas me escuchas...! -sollozó desesperado y sin dejar de llorar. No dejé que siguiera un segundo más, lo abracé con fuerza y este se calló. Yo me comencé a reír... Lo apreté con fuerza bruta y olí el exquisito aroma de su cabello-. Mmm... me estas apretando -se quejó.

Lo tomé del brazo y le di la vuelta. Rompí cualquier tipo de espacio entre nosotros y tomé su barbilla. Me miró petrificado.

-Por favor dilo de nuevo -susurré y suspiré por la dicha.

-¡Ahg! ¿Ves? Siempre haces lo mismo Alexis -balbuceó nervioso. Yo solo me reí, puse mis brazos contra la pared a los costados de su cabeza. Acorralándolo nuevamente. Mateo me miró con esos brillantes y ahora rojos ojazos que me están enloqueciendo al estos reflejar aquel nerviosismo.

-A mí me gustas mucho también... Pero no vuelvas a hacer algo así por favor -dije en un tono bajo y grave... y Mateo abrió los ojos con inmensa impresión, pasó saliva por sus labios e hizo una expresión involuntaria que me hizo sonreír de ternura. No veo nada, pues ha empezado a oscurecer, de hecho, mi pieza se ve azul y está bastante oscuro, pero sé que está todo rojo.

-No te hagas, una vez me hiciste lo mismo -dijo amurrado y bajo su miradita. Se que se refiere a cuando pasó lo del psicópata, cuando llegó y yo lo evité.

Tomé su barbilla y lo hice mirarme. Sonreí... Ese puchero es encantador...

No aguanté un segundo más. Mateo abrió su boca para hablar, pero justo uní mis labios a los de él. Le di un beso en los labios, un pico... Y otro...

-Espe... -se quejó, pero no le servirá mucho, yo ya estoy en otro mundo-. Alexis espera -dijo y corrió la cara, se quedó viendo a un lado.

-Siempre dices cállate, siendo que tú eres el que más habla -susurré y abrí mis ojos que bien cerrados tenía, está con la respiración agitada, he quedado contra su mejilla... Aproveché y besé y mordí su cuello, puse mi rodilla entre sus piernas, él se estremeció y gimió ahogadamente, como solo él lo hace, y con solo sentirlo cerquita y sentir lo acolchados que son sus mulos me empezó a dar calor, mucho calor. Lo tomé de la muñeca y caminé hacia mi cama sin soltarlo, me tiré de espaldas en ella y Mateo cayó sobre mi pecho, me reí. Giré para quedar yo encima de él, pero Mateo se fue corriendo hasta llegar al respaldo. Yo, como un tigre acechando a su presa me acerqué a él lentamente, sin dejar de mirarlo a los ojos. Ya he capturado estos, y no dejaré que escapen jamás, estos no dejan de mirarme nerviosos.

-Espera Alexis, hay que ir lento...

Sonreí.

-¿Sabes acaso cuanto te extrañé todo este tiempo? -le pregunté al mismo tiempo en que tomaba sus muñecas y lo volvía a acorralar, ahora en mi cama. Me adentré entre sus piernas y simplemente me dejé caer sobre él, buscando sus labios ansioso, como una abejita que necesita libar con absoluta ansia.

Narra Mateo:

Me besa, pero esto está siendo muy difícil, ya que sigo estando demasiado nervioso, y no sé por qué, si lo peor ya había pasado. Intento calmarme y seguirle el ritmo, pero estoy desesperado, supuse que era la emoción.

Al parecer Alexis se dio cuenta de esto, separó sus labios y me miró, corrí la cara hacia un lado y tragué saliva con vergüenza, me removí debajo de su cuerpo temblorosamente y fue peor. El rose de nuestros cuerpos hizo que me dieran más corrientes eléctricas llevándome a desenfrenarme y desear que estas estúpidas telas no interrumpan el contacto. Suspiré devastado, y cerré los ojos mientras mi espalda se arqueaba.

Lo sentí observarme... y esperar. Esperar a que mi respiración se regulara.

Cuando me volvió a besar lo hizo lenta y suavemente... Y ahora sí fue delicioso, aunque mi torpeza lo arruinara un poco. Noté cuánto añoraba sus movimientos y su manera de saborear mis labios. Me guía, me enseña, son como tutorías de besos. Quiero abrir mis ojos, de pura curiosidad.

Abrí uno y lo vi, está con los ojos cerrados, el cabello desordenado y las mejillas ensangrentadas. Alexis es muy blanquito y se nota mucho cuando se sonroja.

Volví a cerrar mis ojos, pero empezó a vibrar y sonar mi celular. Me separé y miré mis pantalones, justo Alexis tiene su mano en mi cadera. Como pude saqué mi celular del bolsillo. Alexis no para de buscar mis labios.

-Alexis... ¡Calma bestia!

Narra Alexis:

No puedo... No puedo... Esto es lo más que puedo controlarme. No quiero dejarlo ir nunca más, quiero que se quede para siempre. Me senté en el borde de la cama y lo dejé con mucha facilidad encima de mí a horcajadas, Mateo con su celular en mano se escapa de mis caricias y besos. Sonrío de gozo, después de mucho tiempo, sonreí de verdad y no por tonterías, sintiéndome aliviado... Por fin está en mis brazos... Por fin conversamos, nos dijimos de todo, pero nos reconciliamos.

-¿Mamá? -preguntó mientras tiene su celular en la oreja, puso su manita en mi frente alejándome de él y yo se la mordí-. No alcancé -balbuceó haciendo un puchero intentando marcar otra vez, se le cayó el celular en la cama, con mi mano lo corrí más lejos aún, sujeté sus piernas firmemente mientras Mateo batallaba por alcanzarlo. Sonreí y le robé un beso.

-Alexis me tengo que ir -dijo medio quejumbroso, pero a la vez afligido.

-Estas como hecho a la medida para mí -comenté ignorándolo viendo su hermoso cuerpo encima de mi regazo y como encajamos perfectamente. Levanté mis piernas y las sacudí logrando que Mateo diera saltitos siéndome imposible no imaginarme algo sexual. Me carcajeé y lo abracé muy, muy fuerte. Logró tomar el celular y le escribió (supongo) a su madre, mientras yo no me rindo y sigo buscando sus labios.

-¡Suéltame! -me regañó molesto. Y en efecto, lo solté, puse mis manos en el borde de la cama, me eché un poco hacia atrás y lo miré. Él me miró con su carita amurrada.

-Lo siento -susurré y Mateo se sonrojó, sonreí al ver como aún sigue en mi regazo. Se iba a bajar, pero me paré y lo levanté conmigo. Me reí y negué con la cabeza-. Con que ignorándome ¿eh? -dije tomando su mochila. Lo cargué sobre mi hombro y sin más salí de la pieza con él.

-¡Alexis bájame! ¡Bájame! ¡Eres un idiota! ¡Desgraciado infeliz! ¡Satanás! -. Me reí, mientras bajo las escaleras y él me va golpeando la espalda. Llegamos abajo y lo bajé, lo tomé de los cachetes y agachándome a su altura lo besé-. ¡Lucifer! -escupió y frunciendo el ceño me volví a reír, Mateo igualmente se rió extrañado de él mismo, mientras se dirige a la puerta.

-Oye, oye -dije tomándolo del brazo, me miró-, perdón por gritarte y haberte dicho pendejo de mierda -me disculpé-. Eres pendejo, pero de mierda no -dije y le sonreí cínicamente.

-Yo... también lo siento... por todo -dijo bajando la vista. Tragó saliva y no alcancé a procesar..., que me abrazó rodeando sus manos en mi pecho con fuerza.

Suspiró, yo enterré mis dedos en su cabello y me aferré con la misma fuerza a su abrazo. Me sostiene con fuerza, con aire triste.

-¿Estamos bien? -susurré en su oído.

-S-Sí -tartamudeó nervioso antes de marcharse y cerrar la puerta rápidamente.

Tomé aire y me senté en el posa brazos del sillón sin saber cómo sobrellevar este sentimiento de alegría tan inmenso, esta paz, el palpitar con fuerza de mi corazón y esa electricidad en mi labios...

Mateo realmente es la única persona que me ha hecho sentir tantas emociones al mismo tiempo.















AH por fin, ¡por fin! Les aseguro que desde ahora se acaba la época oscura de la historia. L@s amo a tod@s. Muchísimas gracias a l@s que comentan, votan y leen. Me emociono mucho cuando veo comentarios y votos, me pongo demasiado feliz.

Muchas gracias por leer. No olviden votar y comentar.

💓💓💓

-Dolly

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