25 "Un psicópata vs Hulk"

Dos semanas... Han pasado dos putas semanas... No sé por dónde empezar... Solo lo haré.

Sin poder creerlo, Mateo no me dio más tutorías. La primera semana me mantuve al margen, entrenando y esforzándome para no mostrarme triste ni ansioso con los chicos. Pero él no, él siguió con su actitud rara, ignorándome. En este punto estoy completamente convencido de que algo tiene para que ande así de extraño. Cada vez que lo veo, si tengo suerte de verlo... Le sonrió, intentando seguir siendo como siempre lo hemos hecho. Amigos... Porque Mateo es mi amigo... Y lo quiero mucho. Y me preocupo por él. Ni siquiera me mira a los ojos, se pone nervioso y es cortante. Luego fue lo de la cafetería... Los chicos también notaron lo raro que actuaba, y dos días después siquiera lo veíamos. Ni por si acaso se aparecía para comer con nosotros. Ni por si acaso se aparece por la cafetería.

Estoy realmente confundido, frustrado, pero sin duda lo que más estoy es preocupado y enojado con él, pienso y pienso y llego a conclusiones que me dejan con más dudas y preocupaciones... ¿Qué pasa si de verdad resulto ser que tenía una enfermedad? Y no quiere contarlo... Eso me aterra y preocupa. A la vez me siento triste, porque me gusta tanto. Quisiera tenerlo todo el tiempo en mis brazos, charlar con como siempre lo hacíamos, molestarlo, volver a besar esos deliciosos labios y poder admirar sus ojitos. Pero me controlo, guardo todo y aguanto. Soy una bodega que está siendo llenada de cajas y en cualquier momento no soportará más, la puerta se destruirá y explotaré.

Narra Mateo:

Es lunes, el viernes es la competencia. Voy saliendo de clases, últimamente me quedo esperando a que Alexis cierre su casillero, y ahí voy, cuando él se va.

Pase al lado de él, iba conversando con Boris riéndose alborozadamente, sin darse cuenta de mi presencia. Me he alejado a la perfección, cada día vuelvo a ser más invisible, como antes... Cada vez que noto su presencia, me saluda, intenta conversar conmigo, si acaso lo miro por un mili segundo mi pecho duele y a la vez salta de alegría. Odio esto... Odio reconocer que... que me...

No.

Lo que quiero decir es que... inevitablemente extraño a Alexis. Pero mis demonios me alejan de él, cuando lo que menos quiero es hacerlo. Mi corazón esta enjaulado, reprimido y gritando suplicios a los cuales hago oídos sordos. Duelen. Duele. Duele, pero no se rinde. Me repite cada día y a cada hora que necesita complementarse con su otra mitad.

Narra Alexis:

Estoy en computación, que está al lado de la biblioteca, es lenguaje y haremos a un proyecto. Estoy conversando con Luna, mi compañera. Vi al psicópata llegar con Mateo y tres chicos más, se sentaron en una mesa. Miré a mi pequeño, tiene ojeras y parece triste, pero este último detalle se ve opacada ante su semblante que expresa lo amurrado que esta.

Seguí haciendo el trabajo con Luna, ella es una chica realmente muy divertida, a veces es demasiado atrevida, le das la mano y se agarra del codo, pero realmente es de las mejores personas que he conocido. De esas pocas que hay en la escuela. Después de que la rechacé y le expliqué que no me gustaba, ella se lo tomó muy bien. Bueno... Normal.

Miré de nuevo, el psicópata conversa con esos dos otros chicos, Mateo cabeza gacha escribe en su cuaderno. Serio, incluso parece enojado, y para que se enoje Mateo sí que tienes que hacerlo enojar. Se le cayó el lápiz al psicópata, voltee a ver a Luna, pero los seguí escuchando...

—¿Recógemelo? —escuché a Marco pedirle a Mateo. Voltee de nuevo. Mateo se agachó para alcanzar el lápiz entre los zapatos del psicópata, Marco puso los ojos en blanco y se mordió los labios exageradamente, mientras los otros idiotas en frente se ríen por lo bajo.

Voltee la vista rápidamente.

—Hijo de puta —balbucee entre dientes, apretando los puños. Lo voy a matar, juro que lo voy a matar.

—¿Ah? —dijo Luna, la miré y solo la ignoré. No proceso en ese momento. Me estoy controlando—. ¿Quién es un hijo de puta? —susurró sonriendo. Yo no reacciono... Estoy demasiado enfocado en no perder el control—. ¿Ese Marco verdad? —volvió a susurrar, la miré y volví a mirar la pantalla.

—Es desagradable —dije sonriendo y negando al final.

—Como a media escuela le cae mal —susurró y nos reímos. Seguimos trabajando, pero yo ya estoy en mi limite...

—¿Van hacer algo o no? —escuché decir a Mateo enojado.

Sentí risas y escuché como lo molestaban. Luna se paró encabronada.

—Shhh —acompañó aquel sonido con su dedo. Me incliné en la silla y todos quedaron atentos.

—Si no saben están en una biblioteca —clamé seriamente sin mirar en ningún momento a Mateo..., pero luego no pude contenerme y lo hice, observando su rostro asustado y avergonzado.

Narra Mateo:

¿Por qué se ríe y conversa tanto con esa chica? Es linda... Pero... No lo veo con ella...

Jovencita no lo... no lo veas así... Alexis tú... Tampoco... Ay, quiero llorar. ¿Qué me pasa?

Y Marco... ¿Qué le pasa? Él no es así, nunca creí que me iba a enojar a con él. Tocaron la campana y fui al baño, rápidamente me encerré en uno, no saldré nunca más de aquí, ¡nunca más! Me moriré de hambre, de sed, pero no saldré nunca más al exterior, Alexis se ha enojado conmigo. Voté una lagrima. Quiero gritar, gritar y patear.

Es ya como la mitad del receso, no había tomado desayuno, mi estomago cruje con fuerza, pero no saldré...

De repente sentí una risa, es Boris. Esos dos siempre andan juntos. Me apegué a la muralla lo más que pude, cosa que no se me vieran los pies por debajo de la puerta.

—¿No vienes? —escuché preguntar a Boris.

—No, necesito relajarme —dijo. Sí, es Alexis—. ¿Le compraste a Milo? —susurró Alexis. Milo es ese chico medio hippie ratero-marihuanero-repitente de cuarto.

—Se me había olvidado—dijo Boris—, toma —terminó de decir y vi por el pequeño espacio de la puerta y muralla a Boris pasándole un tabaco a Alexis. Bueno... supongo es tabaco...

Ridículo, obviamente es marihuana. Ay, Alexis no debe fumar esas coas, simplemente no puede fumar nada..., pero él dijo "necesito relajarme". ¡Como no! Es increíble que solo les llamara la atención a mis compañeros cuando estábamos en biblioteca. Cuando Alexis se enoja es como una granada, lo tratas con cuidado o simplemente corres porque sabes que explotará.

Miré hacia el techo y suspiré. Sentí como entró otra persona. Volví a mirar por el espacio de la puerta y la muralla... Es Marco, quien se metió a un baño.

Marco salió del cubículo, se empezó a lavar las manos mientras mira a Alexis sonriente, quien esta serio y mira al suelo.

—¿Sabes? Los labios de Mateo se sienten realmente bien —dijo Marco...

—¡¿Que mier...?! —exclamé en un susurro, pero antes de poder terminar me llevé las manos a la boca...

Mi corazón late con fuerza, estoy inmóvil. ¡¿De verdad ha dicho eso?! Díganme que he escuchado mal por favor...

No escucho respuesta alguna, Alexis solo lo ignora. ¡¿Qué le pasa a Marco?! ¿Está loco acaso? ¿Por qué le dijo eso? Obviamente no tiene ningún sentido...

—De verdad, ¿y sabes otra cosa?... —susurró Marco con aire de superioridad acercándose a Alexis burlesco— ... Otra cosa que me encanta de él es como gime, me calienta más que nada en este mundo... "Para Marco", "me duele Marco" —dijo riéndose en frente de él. Justo en ese momento tocaron la campana.

Yo estoy en shock, tengo miedo, asco, confusión, no entiendo nada. Alexis solo sigue mirando para abajo, pero se ha puesto rojo, y creo y temo que es de ira. Le dio una última calada al cigarro y lo piso, lo recogió y se dirigió al basurero. Ignorando a Marco, que me hace sentir como el corazón se me sube a la garganta.

Marco lo puso contra la muralla y yo abrí mis ojos horrorizado. Ya puedo ver a Marco en el pisó. Ya me veo intentando separarlos...

Pero no... Alexis esta inmóvil. Mirándolo serió. Se que se está controlando. Se miran fijamente y aterra.

—También me dijo lo mucho que lo molestas y acosas, que está harto de ti, que no sabe cómo decirte lo mucho que le desagradas, que le das pena, que tiene miedo de ti... Lidia contigo, pervertido —le susurró Marco amenazadoramente.

¡¿Que mierda le pasa a Marco?! Mis ojos se están llenado de lágrimas, ya me preparo para gritarle de todo. Tomé la manija de la puerta, pero sigo paralizado.

Alexis lo empujó, Marco se había acercado demasiado, llegando al límite...

—¡Ese es el Alexis que toda la escuela conoce! —gritó Marco riéndose fuerte como un demonio. Mi respiración esta agitada y siento que esto es una pesadilla.

Marco lo golpeó. Una vez, Alexis quedó con la cara hacia el lado. No hace nada... Nada... Oh no... Ya no se controlará más... Debo hacer algo antes de que Alexis se manché su buena conducta, por él, dejaré de ser cobarde y dejaré de pensar solo en mí. Lo voy a salvar... Lo haré.

Tomé la manija y sin pensarlo dos veces salí del cubículo rápidamente, tomé a Marco de la polera y lo empujé con fuerza, una fuerza que no sé de dónde salió, una fuerza que hizo que se cayera. Me miró y su rostro se desfiguró, abrió los ojos con pánico e impresión.

—Mateo... —dijo Marco petrificado.

—¡¿Qué te pasa enfermo de mierda?! —le grité soltando todo lo que había acumulado.

—Mateo... —sigue diciendo como imbécil.

—¡¿Marco que te pasa?! ¿¡Que tienes en la cabeza?! —le grité de nuevo. Quiero decirle tantas cosas en su cara, que me dé explicaciones, insultarlo de todas las formas posibles.

Pero luego me dije. Que solo no quiero seguir viéndolo más...

—Mateo... —siguió y siguió diciendo. ¡¿Es lo único que va a decir?!

—Marco ándate —bufé entre dientes, con la furia apoderándose en cada centímetro de mi cuerpo.

—Mat... —dijo Marco con la voz cortada.

—¡Ándate! —le grité, me miró con asombro, con real impresión, pero no más que la mía. No me siento yo. Siento que algo ha tomado mi cuerpo.

Marco se fue corriendo.

Narra Alexis:

Estoy como un hielo, mis ojos lo miran y siento que es una ilusión, yo, quien no soy de sorprenderme con nada...

Mateo giró y me vio.

—¡Alexis estas sangrando! —me dijo desesperado, pero yo no reaccioné, me tomó de la muñeca y me llevó al lavamanos, sacó papel higiénico a su lado y empapó la sangre que corre de mi pómulo, rompió en llanto, mientras yo observo todos los movimientos que hace aun en shock, aun con los puños apretados. Mateo...

—Vamos a enfermería, no, vamos a dirección, hay que... —dice llorando sin parar. Eufórico, enojado, desesperado...

Debo calmarlo... Debo hacerlo...

—Mateo ya —dije tomándolo de los brazos, no para de moverse—. Mateo...

—Debes ir a... —sigue diciendo removiéndose y lamentándose.

—¡Mateo! —dije, se calló y yo tomé su cuello con ambas manos, sequé sus lágrimas con mis pulgares—. Mírame... Estoy bien... ¿Sí?... Estoy bien.

—Alexis... Lo-Lo que él dijo... Yo no... —farfulló desesperado.

—Es mentira, lo sé —dije acariciando su cuello. Asintió y miró hacia el lado. Su piel se ha erizado. Lo seguí acariciando con suavidad. Se ha asustado tanto... Mi dulce de leche...

—Sigues sangrando —dijo, volteé a verme en el espejo y me toqué la nariz, efectivamente, ese idiota de grandes manos me ha dejado sangrado la nariz y mi pómulo está cortado por el impacto violento que tuve contra la cerámica de la pared. Lo más raro de todo esto es que no me duele, ni lo sentí en aquel momento, estaba tan ocupado controlándome que cuando lo hizo no sentí nada. Ya me veía matando a ese tipo, pero luego llegó... Bueno, salió Mateo de la nada y le gritó. Y me defendió.

—Yo solo me decía "no le hagas nada, no le hagas nada"... Solo me estaba provocando, me hubieran expulsado... —le explico a Mateo mientras él me aplica hielo en la herida, estamos en enfermería, le explicamos a la enfermera y ella había salido.

—La competencia —me interrumpió susurrando—. Ahora entiendo —dijo angustiado.

—Mateo —dije tomando su barbilla, levantando su mirada a mi rostro—, prométeme que te vas a alejar y cuidar de él —dije firmé.

—Sí —susurró tímidamente—. Tonto... No creas que no te diré nada, estabas fumando esa asquerosidad... No lo vuelvas a hacer —dijo como quejándose, realmente molesto conmigo. Sonreí enternecido.

—No le di ni tres caladas..., pero esta bien. Te lo prometo —susurré y me mordí el labio, su presencia me hace el hombre mas feliz en la tierra, el más dichoso, el más afortunado. Me miró por un segundo a los ojos y luego bajó su vista. La volvió a subir y esta se encontró con mis labios, en los cuales se quedó pegado... Y yo no perdí el tiempo con los suyo, se comenzó a acercar lentamente. Me acerqué con toda la maldita intención de besarle cuando justo llegó el director. Mateo se paró rápidamente y yo refunfuñé por lo bajo.

Maldigo.

—Me empezó a buscar pelea de la nada y luego me golpeó —le dije al director. Ya estamos en su oficina, los cuatro. Mateo como testigo.

Narra Mateo:

El director luego me miró a mí. Reaccioné a los cinco segundos después.

—Es verdad, lo golpeó sin razón alguna, y-yo estaba en el baño cuando paso —dije. Siento la mirada de Marco, estoy asustado y nervioso, pero luego recuerdo que estoy con Alexis y eso me calma mucho.

—¿Que tiene que decir usted? —encaró el director a Marco.

—Nada —respondió Marco agriamente y con vergüenza. ¿Como no tenerla? Nadie va a contar la razón de esto, estoy seguro.

—¿Como que nada? —el director levantó el tono de su voz.

—Nada, no diré nada —dijo Marco.

—Algo debe haber, no sé, defenderse muchacho, mentir... —dijo el director al final riéndose, Alexis sonrió de lado y achicó los ojos, yo inevitablemente sentí... pena por Marco. El director negó con la cabeza y suspiró rendido.

Voy en el pasillo camino a mi aula. Alexis va a mi lado, Marco va adelante caminando rápidamente. Miró a Alexis, este se ríe, tiene los ojos rojos y una cara de idiota impresionante, junto el pómulo hinchado se ve fatalmente cómico.

—Alexis —susurré para que deje de jugar, y sin poder evitarlo me reí junto a él.

—¿Que? —dijo mirándome. Seguimos caminando y chocó contra una puerta, se llevó la mano a la cabeza y nos carcajeamos fuerte. Miré a Marco, quien va agachado, queriendo esconderse en su gorro amarillo. Aunque me pagaran no desearía estar en su lugar.

Alexis entró a su sala riéndose justo cuando Marco volteaba a verme, tragué saliva y bajé mi vista. Primero entró Marco, luego yo. Le entregué el pase a la profesora. Marco tomó sus cosas y yo me senté en mi puesto. El que hace solo unos minutos compartía con mi mejor amigo, pero que ahora no será ocupado por nadie.

—¿Que paso? ¿Porque lo suspendieron? —le preguntó la profesora, todo el curso está pendiente de nuestra extraña llegada.

—Algo personal —respondió Marco sin más y se fue muy rápidamente a sentarse atras. La profesora me miró y yo solo sonreí con los labios juntos, haciendo una mueca. Ella suspiró y yo comencé a escribir la materia de la pizarra.

¿Yo... le gusto a Marco? Pero... ¿Por qué le dijo esas cosas a Alexis? Si dijo que lo estaba provocando... Eso quiere decir que yo le gusto a Alexis... No... Pero y si es así, seguramente le contó a alguien y como los chismes siempre vuelan en la escuela... Tal vez... ¡Ahg! No entiendo nada... Tengo tantas preguntas.

Narra Alexis:

Pendejo... Pendejo de mierda... ¿Por qué tiene que ser tan jodidamente tierno? Ha pasado el limité por mas de un metro. Nunca lo había visto enojarse, nunca, fue algo que aún me tiene sorprendido. Realmente asusta, pero a la vez enloquece de ternura. Es como un cachorro vociferando su primer ladrido. Uno feroz.

Tocaron y fui a la cafetería, fui a la maquina a comprar papitas. Ya me vino el hambre... Esa hambre horrible...

—¡¿Para que ponen maquinas si no funcionan?! —escuché balbucear a Mateo furioso. Sonreí—¡Ahg! —se quejó pateando el vidrio. Esta enojado y hablando solo.

—Así no. Así, mira —le dije, haciendo el truco que toda la escuela sabe. Lo miré, está rojito. Se ve tan jodidamente adorable enojado—. ¿Qué quieres?

—Ésas —balbuceó indicando las papitas con su dedo. Presioné el botón, metí el dinero y levanté un costado de la maquina con mi pie. Salieron y se las pasé—. Oh... Con que así es —balbuceó—, gracias —dijo bajando la vista. Sin poder creerlo se fue a sentar con nosotros, no habla nada, esta serio y enojado, pero algo es algo. Le conté a los chicos lo que pasó, no todo obviamente, Boris como era de esperarse se puso furioso, Kei me regañó, no importa lo que haga, Kei siempre me regaña, la emo explotó y empezó a hablar del psicópata muy mal, le contó lo que le había hecho a ella.

Miré a Mateo, que está a mi lado amurrado, con un mano en la mejilla.

—¿Sigues enojado? —le pregunté comiendo de mis papitas. Este asintió sin mirarme.

—No entiendo —dijo nerviosamente.

—Es por que le gustas —dije firme. Me miró, volvió a bajar la vista y pasó saliva.

—¿P-Pero por qué...? Tú —balbuceó.

—Quería provocarme, debe pensar que tenemos algo —susurré mirándolo fijamente. Él asintió. Se ha puesto nervioso. Los chicos siguen conversando y yo... simplemente aprovechando su cercanía.

...

Ya es de noche y estoy en mi cama, no puedo olvidar su reacción. No puedo dejar de odiar al director. Dejar de lamentar y pensar que si solo se hubiera demorado un minuto más en llegar a la maldita enfermería. Lo hubiera podido besar...

Con esto, con todo lo que paso hoy solo puedo decir una cosa—: Cada día lo deseo mas.

















AH me gustó mucho, mucho, mucho hacer este capítulo. Es que Marco es como... Marco... Simplemente Marco...

Muchas gracias por leer. No olviden votar y comentar.

💓💓💓

—Dolly

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