Arco VIII: Un gran cambio IV
He vuelto con más "Tú eres mi Luz".
Aquí os dejo la canción Last Stardust del anime Fate Stay Night.
Mientras trabajaba, me encontraba absorta en mis pensamientos, pues seguía dándole vueltas sobre darme de baja y dejar el trabajo hasta que nuestra hija haya crecido lo suficiente para que pueda trabajar y dejárselo al cuidado de Clancy.
Estaba tan absorta en mis pensamientos y en la decoración de la tarta, que no me percaté del enorme cansancio de mis piernas, debido a las horas que había estado de pie, pero no me importó. Terminé de decorar la tarta y empecé con el otro, mientras una de mis ayudantes puso la tarta en el paquete con el código del pedido, para que lo recibiera sin problemas el cliente.
Últimamente, la gente pide mucho las tartas de chocolate y la carrot cake con cheese cream; lo que me hace estar más ocupada, pues desde muy temprano me tenía que encargar de hacer la masa de los bizcochos y hornear unos 30 al día y decorarlos todos.
Y, a causa de mi estado, no podía tomarme nada que contenga cafeína y/o teína, porque no es bueno para el bebé, lo cual me provoca más cansancio. Pero debo resistir, sólo un poco más.
Las semanas pasaban y me notaba más cansada y un poco estresada. Intentaba mantener a raya mi malestar, pero creo que Clancy se ha percatado de ello, pues no paraba de observarme preocupado. Aunque, siempre que le pillaba le decía que estoy bien.
Una mañana, preparándome para trabajar. Me estaba vistiéndome con el uniforme, cuando noté que apenas podía abrocharme los botones de la chaquetilla, mi barriga ha crecido tanto que algunas prendas que tengo, ya no me quedaban buenas y mi pantalón, aunque es de cintura elástica, la noté también un poco estrecha por mi subida de peso. Me sentía mal por momentos hasta que no pude más y rompí en llanto, sentándome en el váter, mientras tapaba mi cara con mis manos.
Escuché la puerta abrirse y era Clancy, quien entró preocupado. Se arrodilló y se puso a mi lado, tranquilizándome.
- Eh, ¿qué te pasa, mi Luz? - preguntó con una voz preocupada, pero al mismo tiempo dulce. Mientras acaricia mi mejilla, retirando algunas de mis lágrimas por el camino.
- Pasa que estoy gorda. - No paraba de llorar.
Él, sin dejarme de consolar, continuó. - No estas gorda, sólo tienes a nuestra hija creciendo en tu interior. - Agarró sus manos para que retirase las mías de mi rostro lloroso.
- Pero, aún así he engordado. Mi ropa ya no me cabe, hasta mi pantalón que es elástico me queda ajustado. - Seguía gimiendo.
- No debes preocuparte por eso. Y qué si has engordado, eso significa que nuestra hija crecerá fuerte y sana como tú - puso su mano sobre mi mejilla para que nuestros rostros se cruzasen -. Además, tú te sigues viendo hermosa.
- Lo dices para tranquilizarme - sorbí los mocos por mi sollozo.
- No, lo digo en serio. - Me miró serio y sin dejar de mirarme, me besó. - Vamos hacer una cosa, vas a trabajar, guiando a tus ayudantes a hacer el trabajo. Vamos a enviar los pedidos que tienes y vas a bloquear los pedidos para que no soliciten más, para pedirte la baja de maternidad, ¿de acuerdo?
- De acuerdo. - Finalmente, le sonreí y me ayudo a levantarme cuando sentí un leve mareo. Por suerte, Clancy estaba conmigo para sujetarme.
- ¿Te encuentras bien? - Cambió su semblante tranquilo a uno preocupado.
- Solo ha sido un leve mareo, nada más.
- Creo que deberíamos ir al médico.
- No, no hace falta.
- Si que hace falta. He leído que las embarazadas son propensas a tener anemia por falta de hierro.
- Clancy, ¿has estado estudiando? - Alcé una ceja, al sorprenderme de que se haya informado a escondidas sobre problemas durante el embarazo.
- Pues claro que me estado informando, es más en unos de mis podcasts estuve entrevistando con una afamada ginecóloga, que me habló de varios casos de embarazos, desde los más normales hasta los más complejos.- Dijo serio.
- Pero, tengo que trabajar, además el mareo se me ha pasado gracias a las pataditas de nuestra pequeña. - Puse mi mano sobre mi barriga, que se encuentra al aire, ya que no me ponía nada debajo de la chaquetilla, debido al calor de la cocina, a pesar de tener encendido el aire acondicionado. - Aunque, no sé que ponerme. Si las chaquetillas me quedan pequeñas. - Bajé mi vista a la parte de la chaquetilla, que se encuentra desabotonada. Pude abotonarme la parte de arriba, pero cuanto más bajaba, más presionada estan hasta llegar del todo a la barriga. Esto me pasa por comprarme las de modelos estrechas.
Mientras tanto, Clancy me miraba fijamente con los dedos pulgar e índice puestas en su mentón, a modo de pensar hasta que, finalmente, chasqueó los dedos. - ¡Bingo!
Al escucharlo, me tomo de mi mano y me llevó abajo, bajando con cuidado por las escaleras, hasta llevarme a la cocina y ponnerme un delantal limpio.
- ¡Listo! Con esto no se notará que los tienes desabrochados. ¡Je! Con el embarazo, me he vuelto muy avispado, ¿no crees, (T/N)?
No le dije nada, solo lo abracé fuertemente y terminé dándole un beso en la mejilla.
- Gracias, Clancy. Eres un cielo.
Éste se sonrojó. - ¡Qué va! Si no ha sido nada. - Puso su mano detrás de su nuca.
- Ahora que está solucionado, me voy a trabajar. - Me despedí y me dirijí a las escaleras del sótano, cuando de pronto, Clancy me detuvo.
- Acaso ya te has olvidado. Dije que hoy te ayudaría, así que. - Se puso unos zapatos limpios de trabajo, una camiseta y un delantal, que tenía preparado en el armario del salón. - Nos vamos a terminar el trabajo, para que puedas darte de alta.
- Clancy, ¿cuándo te has comprado todo ese equipo? - pregunté, al mismo tiempo que me reía.
- Pues al mismo día que anunciaste tu embarazo, ¿te gusta? Lo compré por Amazon, que por cierto, lo puse a dirección de mi hermana para que no lo descubrieras y veo que ha funcionado. - Sonrió orgulloso.
- Parece que lo tenías todo planeado para cuando llegase este momento. - Cogí la mano de Clancy y nos dirigimos a la cocina del sótano.
- Sólo fuí precabido. - Nos detuvimos y, lentamente, se acercó su rostro hacia el mío hasta que nuestros labios se tocasen con un suave y dulce beso. - No quiero que te pase nada, ni a tí ni a nuestra hija.
Durante la jornada, hicimos lo que planeó Clancy. Avisamos a mis ayudantes sobre el cierre de la pastelería por mi baja de maternidad, cancelamos los próximos pedidos explicando el por qué. Además de poner un mensaje para que lo leyesen todo el mundo que iba a estar cerrado de manera indefinida y que ya avisaríamos, cuando volverá a abrirse.
Como último día, les guié a mis ayudantes en la preparación de los bizcochos y de la crema, horneamos todos los pedidos, de tanda en tanda y cuando se haya enfriado una tanda, las cortaron en capas y las decoraron, mientras que yo y Clancy, metíamos con cuidado cada tarta lista, en sus respectivas cajas con sus códigos del cliente.
Terminada la jornada, más o menos las tres, me despedí de ellos. Les dí un cheque con su última paga con un extra por ser el último día y se despidieron, uno de ellos me agradeció y me deseó suerte por mi embarazo, cosa que le devolví el agradecimiento.
Ambos estábamos cansados, me ayudó a subir por las escaleras, pues al caminar me tambaleaba, el mareo había regresado. Así que, me dejó tumbada en el sofá, mientras iba a por un conjunto que no tuviese problemas en ponermelo y cambiarme en el baño del piso de abajo. Cuando vino con la ropa, él ya se había cambiado. Me entregó la ropa, me cambié en el baño y al salir, ví que había calentado las sobras de ayer ma comer antes de ir al hospital.
- No te ves mal. - Me dijo, mientras llevaba su comida a la boca.
- No, pero está claro que tengo que renovar mi armario. - La ropa que me había traído Clancy, consiste en una camiseta de cuello ancho holgada y que, por suerte, es un poco larga; y unos pantalones tipos mallas que uso para hacer yoga prenatal. - ¿Qué has calentado? - pregunté justo en el momento que puse la comida en mi boca.
- Son las sobras del estofado de ayer - iba a continuar a hablar, pero se detuvo al verme terminar en un visto y no visto mi comida -. ¿Quieres mi parte? - me preguntó, pero negué con la cabeza. No quería que se quedase sin comer, por culpa de mi apetito.
- No, tu continua. Yo me comeré mi macedonia. - Me levanté de la silla y me dirigí a la nevera, para coger mi taper con mi macedonia de kiwi, mango, manzana, naranja y plátano. Me volví a sentar, cuando de nuevo sentí aquel leve mareo. Clancy me vió poner mi mano sobre la frente, pero lo que más le preocupó es que tambien lo pusiera en mi barriga. Automáticamente, cogió los restos a la basura, puso los platos en el lavavajillas, guardó mi macedonia y me llevó, con cuidado al coche, abrochándome el cinturón de seguridad de manera que no presionase mi barriga y me llevó al hospital.
Apenas notaba lo que sentía en mi alrededor, el mareo era tan grande, que estuve obligada a cerrar los ojos. Todo me daba vueltas y temía que vomitara todo, al mismo tiempo, acariciaba mi barriga, pues la notaba inquieta. Además, de escuchar la voz tenue de Clancy.
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En el momento en que (T/N) se sentó, pude notar su extremo palidecimiento y ver cómo se llevaba una de las manos a la cabeza y el otro a la barriga, eso me preocupó.
Sin pensar, tiré lo que quedaba de la comida a la basura, guardé la macedonia en una bolsa, por si acaso. Puse los platos en el lavavajillas y me la llevé inmeditamente al coche, para llevarla al hospital.
Mientras conducía, la llamaba para saber si estaba despierta, no me respondía pero notaba cómo se movía. En un tramo del trayecto, estuvimos parados por el típico atasco de la tarde. En aquella desesperante pausa, volví mi rostro hacia ella para ver como estaba. Apenas se movía y seguía estando palida.
No estoy muy seguro, pero es posible que tenga anemia. Es algo muy común en las embarazadas, pero al verla en este estado me aterra en pensar en lo peor.
¡NO! Idiota no pienses en eso.
Me dí una bofetada mental en la cabeza y cogí su mano, que se encontraba en su frente, y continué llamándola hasta que abrió, lentamente, sus ojos.
- Tranquila, ya estamos cerca del hospital. - La tranquilicé, a pesar de que mis manos no dejaban de temblar.
- No me encuentro muy bien. - Se quejó (T/N), sin duda, lo estaba pasando fatal. Al igual que yo por este puto atasco. Ella seguía acariciando su barriga, lo cual me preocupaba.
-(T/N), ¿está bien el bebé?
Ella, con una leve sonrisa, me contestó:
- Está muy inquieta, así que creo que está bien.
Al decirlo, me calmé un poco y puse mi mano sobre su barriga, de modo que ahora era su mano quien sostenía la mía para que pudiese notar los movimientos del bebé. El sonido de los cláxones estaban molestándolas. No querían que se estresase, así que puse la radio, cambiaba los canales hasta que localicé el canal de música clásica y subí un poco el volumen para tapar el ruido externo.
El rostro de (T/N) se relajó al escuchar el sonido del violin acompañado por el piano. Los coches comenzaron a desplazarse, continué por el trayecto sin dejar de sostener la mano de mi amada hasta llegar al hospital.
Tuve que pedir ayuda para que la llevaran a dentro y debido a su estado, la llevaron inmediatamente a que la examinasen con un análisis de sangre y una ecografía.
La eco salió con el bebé inquieto, pero sus latidos eran normales, en cambio, su analítica salió que estaba padeciendo anemia, lo cual es normal en el embarazo, así que le dieron un suplemento de hierro, además de una lista de alimentos que debe ingerir y que estas contienen hierro.
No salimos del hospital hasta que ella se normalizara, donde estuve esperando una hora, apróximadamente. Mientras se recuperaba, hicimos los trámites para que le dieran el permiso de la baja de maternidad, aunque siendo su pastelería una "empresa" privada suya, no hacía falta.
Apenas nos quedaban para cumplir la semana 25 de embarazo y, por lo tanto, faltaban unos días para terminar el mes de Octubre, el tiempo vuela, pero tras esto es posible que el tiempo transcurra de manera más lenta. Aunque a mí me gustaría que estuviese entre mis brazos ya, a mi pequeña junto a mi amada, pero aún quedan muchos meses.
Ya recuperada, salimos y nos metimos en el coche. Durante la espera, ella pudo comerse la macedonia que no pudo comerse horas antes.
- ¿Ya estas mejor?
- Si, Clancy. Ya estoy mejor - me miró y puso su mano sobre mi rodilla - y todo gracias a tí.
- Te prometí que te protegería y te cuidaría y eso es lo que estoy haciendo. ¿Dejamos las compras para mañana?
- Sí, me apetece descansar.
- Pues, descansemos que ha sido un día bastante ajetreado. - Arrancó el coche en dirección a nuestra casa.
- Clancy, ¿no tenías una entrevista hoy? - me preguntó extrañada, provocándo que frenara en seco. Por suerte, ambos llevábamos los cinturones de seguridad y ella lo llevaba de manera que no dañase al bebé.
- Mierda.
Siento la demora.
Estos últimos días me ha dado pereza escribir.
LO SIENTO
Pero, solo puedo decir que por el trayecto que va la historia, es posible que lo alargue un poco.
No estoy segura, ya veré como sale, pues esto lo escribo sobre la marcha.
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