Capítulo J3: ¿Peor O Mejor?
-¡Ni lo intentes! -casi atrapo a Abraham, quien sigue corriendo de mí por mi mirada, que parece sacado de un asesino en serie.
Llegamos a la casa de la playa, donde en un balcón están Hector y ese chico que recién ha conocido. No se fijan en nosotros. Un lado de mí sigue corriendo mientras que el otro intenta arrastrarse a él. Al final gana la carrera, sigo yendo a por mi presa inocente sin parar, aumentando mi velocidad.
-¡No! -cuando vuelve a dirigir su mirada hacia atrás, me ve más cerca que antes.
Le agarro de la camisa y cae de espaldas a la arena. Me abalanzo y me pongo encima suya, intentando atrapar sus brazos para que deje de forcejear. Agarro sus muñecas y los junto para acabar poniéndolos en su abdomen.
Se sonroja de inmediato al verme en lo alto, dando la luz en mi rostro y en mi pecho que, por la carrera, está sudado. Se marca también mi abdomen, al igual que a él se le marca su pecho y su flequillo se pega a su piel.
Tiene ese toque de dulzura que me gusta, ese sonrojo es inocente. ¿Por qué tengo la necesidad de besar su mejilla para notar esa piel caliente? ¿Por qué mis manos tiemblan?
-Jensen, me haces daño -murmura, jadeando, queriendo separar sus brazos.
-Yo... -aflojo el agarre, aun así no se deshace de mi mano-. Lo siento, estaba ensimismado en tu sonrojo -con tan solo decir eso, se convierte en un tomate.
-Siempre me dicen que mi sonrojo es dulce, pero no sabía que alguien como tú se quedaría ensimismado.
-¿Es raro? -su mano se posa en mi mejilla, sus ojos miran mi rostro de leve preocupación.
-Para nada. Es bueno. Significa muchas cosas. ¿Entiendes lo que quiere decir ese estado?
-¿Qué?
-Yo no puedo responder a ello. Tendrás que ser tú el que responda -su mirada va a un lado, alza la mano para saludar.
Cuando giro, veo a Hector riendo junto con su amigo mientras nos saluda. Vuelvo a mirar a Abraham, quien tiene todavía ese bonito sonrojo y esa sonrisa que llama toda mi atención.
Sin pedir permiso, poso mi mano en su mejilla y hago que me mire para besarle. Sus ojos se abren como platos y yo los cierro al verle.
El beso me gusta, pero esa parte me sigue gritando que no lo haga, que vaya a por Hector. Aun así, no le escucho y dejo que mi otro lado me posea.
Sus labios son suaves y carnosos, no como los míos, que últimamente me los he estado mordiendo y están muy ásperos.
Cuando me separo, abro los ojos y me llevo una sorpresa cuando su sonrojo es demasiado notorio y su mano se convierte en un puño.
-Yo... Yo... -empuja con fuerza y me tira al suelo, se levanta y sale corriendo delante de mí, sin explicar el porqué de su reacción.
De lejos, Hector se levanta y mira a Abraham con preocupación. Luego me mira a mí, intentando averiguar el porqué salió corriendo.
Con el corazón más destrozado, me levanto e intento caminar hasta esos dos chicos que me han estado observando desde el principio, o eso creo. Cuando llego, la voz de Hector es lo primero que escucho.
-¿Qué ha pasado? ¿Por qué ha salido corriendo?
-¿No nos has estado mirando?
-No, estaba hablando con mi amigo Kyle. ¿Qué ha ocurrido?
-Yo... Pues... lo besé.
-¡¿Qué?! -saltan los dos de inmediato.
-¡No sé porqué lo hice! -me siento en las escaleras del patio trasero de la casa, con las manos en la cabeza-. Fue algo inesperado incluso para mí, una parte de mi ser me impulsó a ello y después... ¡Soy un idiota!
-¿Pero él te gusta? -me pregunta Hector.
-¡No lo sé! Por una parte, lo quiero. Pero también me gustas tú y eso me echa atrás para muchas cosas.
Mientras noto como mis pelos están a punto de arrancarse, alguien se sienta a mi lado y me habla con voz tranquilizadora. El sabio ha vuelto.
-Jensen, ya hemos hablado de esto, pero podemos volver a repasar la charla. Te dije lo que pasaba, me sinceré contigo en aquel hotel que estuvimos en la excursión. Lucas es mi novio ahora, soy feliz a su lado y tú te estás atormentando por algo que ya deberías superar. Yo no soy el chico correcto correcto que debería estar a tu lado, tal vez de pequeño me fijara en ti y me gustases, pero hoy en día ya no es ese caso.
-¿Y por qué noto que me miras con demasiado cariño? -desvía la mirada.
-Porque eres como un hermano para mí, por todo lo que hiciste. Por eso te tengo tanto cariño, por eso me preocupo por ti -vuelve a mirarme-. No quiero perderte, Jensen. Te lo he repetido una y otra vez.
-Lo acepto, y a la vez no. Me gusta Abraham, me gustas tú y él no es como tú, eso es lo bueno. Por eso me llama la atención.
-Pues ve a por él -Kyle se pone a mi otro lado, hablando por mi amigo-. Si así es, invítale a algo que le guste, planead una cita y salid juntos por ahí de noche. Si de verdad te gusta, le volverás a besar y, si no te gusta, pues quedaréis como amigos y seguirás en la soledad por tu propia decisión.
La verdad es que...
-¡Tienes razón! -me levanto-. Voy a ir ahora mismo a pedirle una cita. Este verano tengo que intentarlo todo. ¡Es mi oportunidad de ver si de verdad puedo amar si no eres tú! -señalo a Hector y me pongo a correr a casa-. ¡Muchas gracias, Kyle!
Cuando ya estoy lejos no les escucho, pero aun así dicen algo.
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-Tienes un don increíble. Primero a mí y luego a Jensen.
-Soy cupido. Que se te quede en la cabeza.
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