Capítulo J2: Salida De Amigos
-No me imaginaba que el centro comercial de este país tuviera algo del nuestro -murmura Abraham, mirando la tienda que le ha llamado la atención.
-Estamos en España, cualquier cosa es posible.
-¿Quieres que compremos algo ya que estamos?
-¿No hemos venido a tomarnos algo y hablar? Para algo esta mañana me lo has propuesto con varios nombres.
-Es que no te gusta que diga cita, así que he estado omitiendo esa palabra lo máximo posible, pero tampoco te gusta la palabra "salir" acompañado de "amigo".
-Soy difícil, lo sé.
-¿Por eso le has estado dando tantos problemas a Hector?
-¿Problemas? -no creo que le creara ninguno.
-Me ha estado contando cosas de ti, ya que le he ido preguntando. Le estás preocupando -nos acercamos a una cafetería, en el cual pedimos un par de cafés-. Eres un enigma para la sociedad, la verdad.
-¿Por qué dices eso?
-Porque te comportas como en una telenovela. Un día estás contento y al siguiente los problemas del corazón te acechan y no te dejan ver más allá. Ay, Jensen Felipe de las Montañas.
-¿Te estás burlando de las telenovelas mejicanas?
-Burlarme no es la palabra correcta. En todo caso, seguro me estás dando la razón mentalmente -debería pensar en serio sobre lo que este chico puede llegar a hacer.
-¿Y qué debería hacer? Quería tener una oportunidad más con Hector para poder estar a su lado para siempre.
-Sé que lo estarás, Jensen. Porque somos mejores amigos -vuelve a mi cabeza aquella noche de excursión, cuando casi lo fuerzo a hacer algo indebido.
-Deberías asimilarlo. Después de todo, ya tiene novio formal y un hijastro, si es que se casan.
-¡No vayas tan lejos! -que diga eso ya me asusta.
-Pero es la verdad. Todos deseamos que estés bien, que vuelvas a ser el de antes, aunque yo no lo conociera. Y quiero conocerlo.
-¿Quieres conocerlo? -es cierto que ha estado todo lo que llevamos de vacaciones juntos, pero eso no significa que por él vaya a cambiar.
-Totalmente. Necesito saber cómo es, qué tal se comporta y cómo es en las salidas a la calle.
-No se puede recuperar el pasado, tú lo sabes mejor que nadie.
¿Por qué me vienen frases que Hector me ha contado? ¿Por qué su figura y su voz se materializan en mi mente?
-También quiero recuperarlo -murmuro, notando el calor del café en mi boca-. Pero un día me dijeron que el pasado no se puede recuperar.
-Lo dudo mucho. El cómo se comporta alguien puede volver a ser como antes era. Solo hay que poner un poquito de tu parte -pone una mano encima de la mía mientras me mira a los ojos-. Deja que te ayude, por favor.
No quiero hacerle el feo, sé que quiere ayudarme, que quiere verme en mis buenos momentos, en mis buenos pensamientos, pero no es fácil. Todo es díficil, pero por intentarlo no pierdo nada. Total, estamos en vacaciones en España, todo es posible aquí.
Dejamos la cafetería a un lado y nos vamos paseando por todos lados para ver lo que tienen expuestos en los escaparates. Todas las tiendas tienen cosas interesantes, al igual que caras.
Abraham lo mira todo con detenimiento, como si yo no existiera en este mundo. Sus ojos brillan, se pegan al escaparate y lamen el cristal como un perro deseoso de una chuchería.
-¡Es la bufanda que vi en Nueva York! -mira el precio-. ¡Y es más barata! -mete la mano en el bolsillo y la saca vacía-. No me lo creo. Mi billetera...
Me mira con ojos llorosos, sus labios crean una mueca que por dentro me afecta, tiemblan a la vez que una lágrima se escapa y desliza por su mejilla.
-¿Por qué me miras de esa manera? -empieza a molestar.
-Por favor -señala lo que quiere.
Sin decir nada, entro en la tienda, busco lo que quiere y voy a la dependienta, quien mira detrás mío y me advierte de lo que ve.
-Esto... ¿Sabe que lo está espiando? -señala a mi acompañante.
-Lo que está es gozando de las vistas -me cobra y lo llevo en una bolsa.
-Da miedo.
-Tiene suerte de que no tenga que estar con él horas.
-Lo siento y suerte -¿se acaba de preocupar de mi persona con tan solo ver a Abraham fundiéndome con sus rayos laser?
Cuando salgo para darle lo pedido, no me da tiempo de decirle algo y me lo quita de las manos. Guarda la bolsa de plástico en el bolsillo, ya que es pequeño, y se pone la camisa.
¿Cómo he adivinado su talla? Ni idea, me he fiado de mi vista.
-¡Es perfecto! -me abraza, me siento extraño de repente-. ¡Muchísimas gracias, Jensen!
-Ya, de nada... La próxima vez no me violes con la mirada.
-Es que te he visto tan decidido a comprarme esto por ser yo que no he podido evitarlo.
-Disparabas estrellas.
-Acostúmbrate a ello -lo tendré que hacer si tengo que compartir habitación con él un buen tiempo-. Ahora mejor nos vamos, que quiero ir al parque para que nos dé el aire fresco.
-O caliente, en estos tiempos no podemos saber lo que nos dará.
-Eres demasiado serio -me lanza una mueca de fastidio.
-Acostúmbrate a ello -repito su frase.
Pone los ojos en blanco y se pone a caminar sin mí.
-Venga, no te pongas de ese modo. Solo era una broma, tú lo has hecho.
-¡Pero nadie me copia! -grita mientras corre, provocando en mí la misma acción.
Explota en risas cuando me ve ir a por él con intenciones asesinas. No le importa que vayamos a golpear a personas de camino a la salida, lo que le importa es verme juguetón.
¿Juguetón? Creo que el pasado sí puede volver después de todo.
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Siento la demora, pero es que tengo los estudios y por fin he terminado la historia que quería terminar.
Este capítulo ha sido un poco "meh", pero al menos es algo, ¿no?
Intentaré publicar más seguidamente porque ya tengo pensado lo que quiero hacer de esta historia.
Con todo esto dicho...
¡Nos vemos, queridos Ángeles Lectores!
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