Capítulo 30: La Fiesta De Sofia

Me estoy preparando para irme a una pequeña fiesta que Sofia ha celebrado por su cumpleaños. Me ha invitado la muy guapa, si es que no se ha olvidado de mí en ningún momento. Hemos hablado mucho por mensajes, llamadas y quedadas con las chicas. Ha sido bastante entretenido, hasta que me dijo de que su cumpleaños sería pronto. Le tengo un buen regalo que espero que le guste, sino tendré que ir a comprar otro, se lo merece.

Termino de ponerme el pantalón vaquero y la camisa y me miro al espejo, elegante pero informal, preparado para una fiesta. Si mal no recuerdo, esta chica es una loca de las fiestas, así que seguro que va a ser algo grande. Me pregunto una cosa, ¿sus padres estarán en casa o no? No lo sé, creo que no debería ni preguntarme eso.

La puerta suena y por ella entra Cleo, quien me dedica una gran sonrisa y unas palabras.

-Estás muy guapo, hermano -se acerca y me pide que me agache, cosa que hago gustosamente.

Me da un beso en la mejilla, me encanta cuando hace eso ella, es tan lindo.

-Ha venido alguien a recogerte.

Abre la puerta de mi habitación y por ella aparece Jensen, bastante guapo con sus vaqueros y esa camisa con dos botones desabrochados que deja ver parte de su pecho fuerte, las mangas cortas hace ver sus fuertes brazos. Está radiante con esa sonrisa que trae y lo bien peinado que va.

-Estás muy guapo, Hector -me alaga, cosa que hace que deje de estar tan embobado.

-Tú también estás muy guapo -me sonrojo al instante, no puedo parar de mirarle.

Le pedí a Jensen que me acompañara en la fiesta para no estar sólo, porque de seguro no voy a estar todo el tiempo con Sofia, la cumpleañera. Seguro que ella se irá con un par de amigas y me dejará sólo por ahí. Por cierto, nunca he visto su casa, ¿cómo será? Me ha dado la dirección, así que vamos.

-¿Nos vamos? Veo que no te mueves.

-Eh, claro, vamos.

Salimos de mi habitación y bajamos las escaleras sin prisa, la fiesta ha empezado, pero seguro se queda hasta tarde. Recojo mis llaves y salimos a la calle, pero antes aparece mi madre.

-Hijo, quiero que sepas que tengas cuidado.

-Mamá, tendré cuidado, no te preocupes.

-Me preocupo, está en mi derecho.

-Y yo te digo que no me va a pasar nada, así que tranquila.

-Me tomaré un té, haber si así se me bajan los nervios.

-Bien hecho, ahora hasta luego -le doy un beso en la mejilla y salgo a la calle con Jensen al lado.

Nos ponemos los cascos, nos subimos a la moto y ponemos rumbo a la casa de Sofia. Jensen sabe dónde queda la dirección, menos mal, porque no estaba para sacar el móvil y mirar el mapa. Vuelvo a mirar las calles de Nueva York, es de noche y las luces la hacen totalmente bella. Pasamos por el gimnasio al que voy, me llevo una sorpresa al ver a Lucas salir de ahí hablando con Stacy, la chica de la entrada. Al parecer está apuntado al mismo que el mío, aunque no le he visto. Aún me acuerdo del portazo que dio el dueño en su oficina, debió de haberse enfadado con algo. Mi madre sigue sin decirme cómo es el dueño, ya que quiero saber quién es, conocer al que no quiere que pague los meses.

De lejos ya se ve una casa llena de adolescentes con los típicos vasos de plástico rojos llenas de alcohol. La casa emite una potente música que suena a kilómetros, como si fuera un concierto. Las chicas y los chicos salen y entran a montones de la puerta de la gran casa de dos pisos, sin contar el desván. Unas pocas personas se besan y otras se tiran al suelo por haber bebido demasiado. ¿Tan tarde llegamos?

Os voy a ser sincero, hace mucho tiempo que no voy a una fiesta. La última fiesta a la que asistí fue el cumpleaños de mi hermana. Exacto, no he ido a una fiesta de verdad, a esas que bebes alcohol y todo eso. Bueno, una vez fui a una, pero no fue para tanto, en esa descubrí que solo debo tomar alcohol cuando de verdad quiero estar borracho por alguna razón que de verdad me estrese.

Dejamos la moto en una zona que creemos que no va a pasar nada y bajamos.

-¿Estás seguro de que quieres entrar? -me pregunta Jensen-. No creo que sea buena idea, hace tiempo que no vas a una. La última fiesta a la que fuiste acabaste por gritar.

-Ya, eso fue por culpa del alcohol. Ahora estoy totalmente sobrio y despejado.

-Vale, vamos.

Nos acercamos a la casa y llegamos a entrar por la puerta. El mar de gente no deja ver mucho, pero al menos podemos llegar al salón, donde la mayoría de la gente está sentada, no sé porqué lo hacen, deben de estar mareados o cansados de estar de pie. Tengo que encontrar a Sofia, tengo que encontrarla. Jensen me ayuda a llegar a la cocina y no veo todavía a la rubia que destaca, seguramente debe de estar en el piso de arriba.

-Oye, yo voy a tomar una cerveza -grita mi acompañante para poder superar el volumen de la música-. Busca a tu amiga, que ahora te encuentro.

-¿Cómo? Soy un poquito bajo, puede que no me encuentres.

-Estoy seguro de que te encontraré. Venga, vete.

Mientras intenta llegar a la nevera que está llena de cervezas, me doy la vuelta y llego a la escalera que lleva al piso superior, donde también hay gente. Ya arriba, veo el pasillo lleno de gente que se besa y demás, se rozan, se sienten, y yo me siento incómodo al verlo.

De una puerta sale la rubia que tanto he estado buscando por toda la casa. Mi regalo lo tengo en la espalda, preparado para ser entregado a su nueva dueña. Me ve y sonríe de oreja a oreja. Se acerca rápidamente y me da un fuerte abrazo, como si hubiera pensado en algún momento que no iba a venir.

-¡Has venido! -exclama con alegría.

-Sí, y te he traído un regalo -saco la bolsa con el regalo de detrás de mi espalda y se lo doy.

-Hector, no hacía falta que me compraras un regalo. Sé que es mi cumpleaños, pero no importa.

-El regalo es de parte mía y de Lidia, esperamos que te guste. Y si no te gusta, pues te quejas a Lidia, que es quien ha elegido el regalo.

Saca el regalo de la bolsa y se pone a gritar de golpe, impresionada de ver algo así en sus manos. Las demás personas miran, pero solo las chicas se acercan a ver lo que tiene en las manos, creyendo que no es verdad.

-¿De verdad lo es? -pregunta una.

-No puede ser -se queda sin aliento otra.

-¡El bolso más caro de Gucci! ¡No me puedo creer que me hayáis comprado este gran bolso!

Es un bolso pequeño de esos que se llevan a las fiestas de marca Gucci, un bolso negro con una pequeña correa para llevarlo encima, algo normal. Nos ha costado un ojo de la cara conseguirlo, así que espero que lo use mucho.

-Debes prometerme que lo vas a usar mucho -la señalo desafiante.

-¡Vaya que si lo voy a usar! Será el único bolso que use en años.

-Así me gusta.

-Es que os como a los dos, pero como Lidia no está aquí pues te como a ti -se abalanza a mí y me abraza bien fuerte, dándome besos en la mejilla, en la frente y en el cuello, es alagador saber que una chica como ella me da besos.

Para y se aparta para ir a su habitación y guardarlo bien en algún lugar secreto que solo ella sabe. No me lo va a decir, así que mejor no insisto. Os preguntaréis cómo he conseguido el dinero para el bolso, como Lidia me ha podido ayudar pues he trabajado un poco y lo he conseguido, por los pelos.

Sofia vuelve conmigo y bajamos al piso de abajo juntos. Veo a Jensen hablando animadamente con varias personas, no quiero molestarle con eso, y parece que la cerveza no le está haciendo efecto aún.

-¿Has tomado algo? -me pregunta la loca de mi lado.

-No he tenido oportunidad, te estaba buscando a ti.

-Pues ven, que vamos a tomar una cerveza juntos.

Nos vamos a la cocina y agarramos una pequeña botella cada uno de cerveza. Las abrimos y las alzamos en el aire, brindando por el regalo que le he dado. Damos un trago y hago la pregunta que me hice antes.

-Oye, Sofia, ¿tus padres saben esto? Lo de la fiesta.

-Saben que estoy haciendo una fiesta de cumpleaños, pero no saben que es una fiesta de cumpleaños muy grande.

-Osea, que no lo saben con exactitud.

-Eso mismo. Están de viaje a Alemania, así que estoy sola por un buen tiempo.

-Ah, eso está bien.

-No creo que hayas venido sólo, tú has venido acompañado.

-Sí, he venido acompañado, pero está charlando con otras personas.

-¿Quién es? ¿Es Lucas? ¿Ese tal Jensen?

-Jensen es aquel de allá -le señalo al chico que sigue dando sorbos a la cerveza y que charla sin importarle mucho lo que ocurre a su alrededor.

-Ay, dios, es muy guapo. ¿Cómo es que dos chicos tan hermosos te aman? ¿Cómo lo haces? ¿Brujería? ¿Magia negra?

-Jensen es mi amigo desde hace años, y Lucas... desde hace unos meses.

-Tienes una suerte...

-¡He dicho que me dejes en paz! -llego a escuchar algo así, pero no sé dónde está la persona que dice eso.

-¿Has escuchado eso?

-Sí -afirma, así que no lo he oído yo sólo.

Miro a mi alrededor y llego a ver a un chico de cabello castaño y ojos azules como el cielo y a un hombre de pelo castaño peinado hacia arriba, ojos castaños oscuros y una barba que le hace más guapo.

-Vamos -nos acercamos a las dos personas y escucho más.

-Sabes que te odio y sigues hablando, no me voy a enamorar de ti.

-Pero... ¿Es por lo de haberme colado en tu casa? Sé que no confías en mí, pero te demostré que no soy un ladrón, ahora vamos, que te llevo a casa.

-No, estoy aquí con mis amigas.

-¿Te está molestando? -le pregunto ya cansado de no intervenir.

-Sí, no quiero estar más con él.

-Vete de aquí, guaperas -le ordena Sofia-. Esta es mi fiesta y mi casa, así que fuera.

Sin oponer resistencia, el hombre se va por la puerta sin decir nada al respecto. Miro al chico y veo que tiene las mejillas sonrojadas, debe ser que la cerveza ya le afecta a este chico. Nunca lo he visto, pero puede que él a mí sí. Lo ayudo a sentarse en una de las sillas que hay y hablo con él.

-¿Estás bien? -le pregunto un poquito preocupado.

-Sí, estoy bien.

-¿Quién era ese hombre?

-Era mi vecino de el edificio de al lado en el que vivo. Es un capullo, siempre lo odiaré.

-Vaya, ¿por qué lo odias tanto?

-Si hablaras y estuvieras con él varios días estoy seguro que pensarías igual que yo.

-No puede ser tan malo.

-Aparece en el momento menos esperado, es como si me vigilara.

-Sé cómo se siente -creo yo.

-Mis amigas me han dejado aquí, ahora estoy sólo.

-No estás sólo, estoy yo aquí -me señalo-. Y mi amiga Sofia -saluda con la mano y se acerca.

-Soy la dueña de esta fiesta, así que tranquilo que puedo echar a ese tío si te molesta. Y si necesitas mi ayuda en algún momento me llamas -le pasa su teléfono en un papel-. Me tengo que ir, pero bebe, Hector, que quiero verte borracho por una vez.

-Te va a ser difícil, pero bueno, veré qué puedo hacer -digo mientras me río.

Veo cómo se aleja y se va con un par de chicas a las que empuja para ver algo que les ha llamado la atención.

-Bueno, estamos los dos sólos. Me presento, me llamo Hector. ¿Y tú?

-Me llamo Kendal, encantado -para estar borracho se comporta bien.

Ya me gustaría a mí comportarme como él de borracho. Sería genial.

Jensen... Me has dejado sólo, ya te vale. Pero da igual, estás MUY guapo.
Lucas... Puede que te lleve conmigo a la feria, no , aún sigo pensando.

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¡Hola a todos, amigos y amigas de Wattpad! Nuevo capítulo, y encima de todo capítulo 30 ya. Nos vamos acercando al final de la primera parte de esta historia, aunque faltan varios capítulos más. No haré el final de la primera parte hasta que hayan 50 cosas publicadas en esta historia, que ahora vamos por parte 37 en general, 13 para posible final...

Nuestro querido Kendal es de otra historia que está en proceso, que lo sepáis, por si alguien está leyendo esa nueva historia y ve la parte de la fiesta. No se alarmen, guys. Jajaja.

Bueno, lo dicho. Os dejo que me voy con mi unicornio a escribir más.

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