Capítulo 26: ¿Otra Vez Camarero?

-¿Me pasas la sal, querido? -me pide Paula mientras sigue cocinando.

-Claro -le doy el salero-. Aquí tienes.

-Gracias. Si no te importa, ¿puedes dejar las ensaladas ya en la mesa?

-No me importa. Voy a ello -agarro las ensaladas y me pongo de camino al comedor, donde casi todos están listos para cenar.

Hablan entre todos mientras esperan la cena. Menos mal que han puesto la mesa, que sino les diría que tienen que hacer algo para comer lo que Paula prepara. Se han salvado de momento.

Todos me ven trayendo un par de platos hasta arriba de ensalada y se emocionan creyendo que la cena ya está hecha.

-Parece que Hector va a ser nuestro camarero por hoy -dice Sofia-. Vamos a tener unas buenas vistas hoy, entonces.

-No digas eso que me sonrojo -me pongo las manos en las mejillas al dejar los platos ya en la mesa, simulando que me da vergüenza.

-Si pudiera te pondría en la pared, cariño -me guiña un ojo y yo me abanico con la mano.

-Uy, Sofia... Puede que te haga un hijo después de tanto piropo.

-Aún lo espero -y nos reímos.

Vuelvo a la cocina, pero esta vez alguien me sigue. Cuando llego de vuelta con Paula, una voz masculina me acaricia la oreja.

-Así que vuelves a ser el camarero de la familia -¿quien sino diría que vuelvo a serlo?

-Lucas, para tu madre siempre seré un camarero cuando ella quiera.

-¡Deja a mi chaval y vete a la mesa! -le ordena su madre-. Y ya que estás, lleva el plato de jamón y queso.

-A la orden, jefa -y la madre se ríe.

Coge el plato y está a punto de irse, pero antes...

-¡Lucas! -se da la vuelta.

-¿Qué pasa? -le agarro del cuello de la camisa y le atraigo hacia mí para plantarle un beso dulce en los labios.

No se esperaba tal acto, pero en cuanto le vuelve la razón, una mano fuerte se posa en mi espalda y me apega más al cuerpo musculoso y caliente de Lucas. Cuando nos separamos, una pregunta vuela de su boca.

-¿A qué ha venido eso tan de repente? Creía que yo sería el lanzado -sonríe pícaro.

-Me han dado ganas de besarte.

-Ah... Muy bien.

-Venga, fuera de aquí, hijo.

-Sí, mamá. Hector, te vas a sentar a mi lado y en el de Jensen. Lo ha pedido.

-Vale -y se va de la cocina, dejándonos solos a Paula y a mí.

Pienso que el beso es como dijo Kyle, una chispa recorrió todo mi cuerpo al sentir sus labios pegados a los míos, cuando su mano me tocó... ¿Es él?

-Mi hijo te ama -me pone la mano en el hombro-. Se nota bastante. Antes creí haber visto que guardaba algo especial en algún lugar.

-¿Algo especial?

-Sí. Supongo que no te lo ha dicho, es una sorpresa. Solo te puedo decir que es algo muy importante para él, lo demás debes adivinarlo.

-¿Sabe que acaba de estropear la sorpresa de su hijo?

-Sigue siendo sorpresa lo que oculta en su interior y el cuándo te lo dará.

-Cierto... Me causa intriga.

-Venga, hora de llevar los platos a la mesa. Ya no hay nada más que cocinar.

-Pues vamos a ello -me pongo a recoger platos y a llevarlos al comedor, donde todos aplauden al ver ya la cena llegar y el olor que desprende.

Ya con todos los platos en la mesa, Lucas me señala el lugar que me ha guardado. Veo a las chicas juntas con los niños y con Abraham, hablando de muchas cosas mientras cenan. Jensen parece estar cenando tranquilo, sin decir nada, en silencio.

¿Soy yo o ha cambiado de repente? Últimamente ha estado un tanto raro, silencioso y esquivando todo. ¿Habrá sido mi decisión? ¿Le hice daño? No, en la cafetería estaba como siempre, juntos estamos bien como amigos, él mismo lo dijo. Pero... ¿Acaso debo creerle?

Andrew y Marcus siguen sin dirigirse la palabra, aunque el dj quiera hablar con él de una vez. Sabe que se está alejando de mí y no puede evitarlo, últimamente le ha estado llamando más la atención al que tiene al lado.

Al menos me alegro de que esté todo claro.

-Hector -me llama Jensen-, ¿qué es lo que pasa con Abraham?

Me atraganto con el agua por no escupirlo ante la sorpresa de la pregunta tan repentina.

-¿Qué? ¿De qué hablas?

-Se comporta raro conmigo, como cuando estaba contigo en la cafetería. No ha parado de querer estar conmigo.

-Eh... -no sé qué responder.

-¿Acaso está enamorado de mí? -que precipitado.

-Yo... No sé, deberías hablar con él de ello.

-No puedo... Me siento raro cuando quiero preguntar sobre ello.

-Nuestro Jensen está raro -dice Lucas, tragando lo que tenía en la boca-, no es extraño en ti.

-¿Verdad? Pero esta vez es más... Potente. ¿Qué debería hacer? -nos pregunta a los dos, las chicas están un tanto alejadas y Abraham está muy ocupado riéndose con ellas.

-Creo que deberías hablar con él de ello -repite mi consejo.

-¿Tú también?

-Sí -dice solamente.

-Ya veré si hablar con él, por ahora me quedaré quieto y, si sigue así, hablaré con él en serio.

No estoy de acuerdo, pero si él lo quiere así, no le diré nada.

En toda la cena hemos estado hablando entre todos, cosas triviales y cosas demasiado graciosas en la que a alguna se le ha escapado la comida de la boca. En una ocasión, la pareja que no se habla han conseguido un momento en el que conversar.

Entre todos recogemos la mesa y nos vamos a nuestras habitaciones. Yo, como no, la comparto con Lucas, porque él lo ha dicho.

A ver si me deja dormir.

Esta frase desaparecerá cuando se corrijan los fallos ortográficos.

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