Capítulo 21: ¿Qué Haces Aquí?

-¿Es en serio? ¿No me estás engañando? -una cantante se sorprende, y esa es Tina.

-Voy en serio, me he acostado con... Lucas.

-No te creo, ¿o sí? La verdad es que no sé cuándo mientes y cuando no. ¿En serio lo habéis hecho?

-¡Que sí!

-¡Dios! -grita a los cuatro vientos-. ¡Esto es genial! -aprieta el botón rojo de su máquina y después de la mía, dejando que descanse del trote que llevamos-. Quiero detalles de todo -una mirada pícara me invade por todas partes.

-¿Pero tú quién eres? ¿Tina convirtiéndose en April, Sofia y Lidia? Ya es sorprendente. Te creía inocente.

-A esta edad poquitas personas inocentes quedan. Ahora dime, ¿cómo ha sido? Es un hombre musculoso y sexy, seguro te dio bien.

-Eh... Estuvo muy experimentado.

-Por favor, más cosas -se apoya en la máquina y me mira.

-Vale... Mucho aguante.

-¿Cómo que mucho aguante?

-Por todos lados.

-¿Por todos lados? -su voz va cambiando, más sorprendida por segundos.

-Más de una hora de aguante.

-¿Tamaño?

-Grande -un sonrojo brutal se ha estado instalando por cada palabra que soltaba.

-¡Oh, dios mío! Debes estar muerto, el agujero seguro es más grande que un cráter -se ríe un poquito.

-Tampoco exageres.

-No exagero. ¿Cuánto hace de eso?

-Dos días.

-¿Y no os habéis vuelto a liar tú y Lucas?

-No. La verdad es que solo quería probar cómo se sentía con él, pero al final la fuerza de la perversión me hizo tomar la decisión de hacerlo con todo. Fue más placentero de lo que esperaba, y aún siento como si mi trasero estuviera abierto.

-¿Y eso es malo?

-Supongo que no.

-Ah, bueno, porque si decías que era malo te iba a dar con la mano abierta y sonaba a treinta kilómetros a la redonda.

-Ya, dejemos de hablar de Lucas, porque me mata algo que no te pregunté la última vez.

-Pregunta, dispara, escupe o lo que quieras.

-¿Te llamaron los de la prueba? Sé que hace tiempo de ello, pero no tuve la oportunidad de preguntar.

-Me llamaron.

-¿Y? -me muero de los nervios.

Entendedlo, conocería a una amiga cantante, cosa que mola, pero más sería mejor el seguir siendo amigos y que no se olvidara de nosotros.

-Colgó -ya empezamos.

-¿Ya me estás tomando el pelo? ¿De qué hablaron?

-De cosas.

-Tina, dilo, por favor. ¡Te acompañé a las audiciones!

-Y te estaré eternamente agradecida. Te lo voy a decir -me preparo para la noticia, sea buena o mala-. Me han escogido junto a tres personas más -su sonrisa es radiante, brilla tanto como el mismísimo sol.

-¿No era que escogerían solo a una persona?

-Parece que hemos sorprendido al juez y nos ha hecho hacer una maqueta cada uno con la canción que queramos, ya sea un "cover" o una invención nuestra.

-La verdad es que me parece genial, seguro lo consigues y vences a esos otros dos. Por cierto, ¿te dio nombres de tus contrincantes?

-Sí, eran un chico y una chica -un chico, que no sea quien creo que es-. La chica se llama Elisa y el chico Darius -oh, mierda.

-Vaya, Darius es mi amigo.

-¿Estás seguro de que el Darius de la audición es tu amigo?

-Lo vi, estoy seguro de que es él.

Nuestras miradas se van al ruido que están provocando al mover unas cuantas cámaras por todo el establecimiento junto con la supervisión de Stacy. Tengo un vago recuerdo de cuando estábamos borrachos, no sé de qué hablamos pero creo que era importante.

-¿Qué estarán haciendo? -pregunta Tina algo interesada.

-No lo sé, y dudo que nos importe.

-Seguro van a hacer una sesión de fotos, ¿pero quién es el modelo?

-¿Tanto te interesa el modelo que va a salir? Puede ser un chico o una chica, nadie sabe.

-Me da igual, solo quiero ver qué cuerpazo tiene el modelo. ¿Vamos?

-No sé, prometí a las estrellas cósmicas que no haría ninguna estupidez, pero ahora que me he escuchado es como si hubiera dicho una idiotez, así que sí, voy.

-Mira que eres raro -se baja de la cinta de correr y yo la sigo.

-Es mi naturaleza, Tina. Algún día sabrás lo que es ser un maldito loco con mala suerte en la vida.

-Mala suerte en la vida no, porque te has acostado con Lucas.

-Se puede decir que era un momento de suerte, pero seguro no vuelve a ocurrir.

-Calla y anda, que quiero ver al hombre que van a fotografiar -lo que hace la impaciencia.

Caminamos por todo el gimnasio hasta llegar junto con Stacy, quien sigue dejando entrar y salir a un fotógrafo con todo el material. Esto me llama más la atención. Le preguntamos a la recepcionista que qué es lo que pasa, pero al verme se pone nerviosa sin ningún motivo.

-Eh, bueno... Vamos ha hacer una sesión de fotografía con un chico del gimnasio, es todo -una risa nerviosa me hace sospechar de algo.

-¿Por qué estás tan nerviosa? -pregunta la cantante por mí.

-No, por nada. Es solo que nunca había visto esto -miente, que se rasque la mano justo al decir eso me lo demuestra.

¿Cómo puedo ser tan observador hoy en día? Es un misterio que nunca descubriré.

-¿Se puede pasar?

-No, no se puede. Es por dejar que las fotos sean sorpresa, hay mucho loco haciendo fotos con los móviles últimamente.

-No es por eso, lo sé -me acerco a ella-. Hay algo que nos ocultas. ¿Qué es, exactamente? ¿Hay algo que no deberíamos saber? -el fotógrafo deja de pasear y cierra la puerta por la que ha entrado.

-No puedo decir nada.

-Stacy... Somos amigos, puedes decirnos lo que quieras, somos como una tumba.

-No, lo siento.

-Bueno, entonces...

Y antes de que pudiera reaccionar, corro hacia la puerta donde se ha refugiado el fotógrafo poco antes. Tina corre tras de mí al igual que Stacy, que pide mediante gritos que no corramos y que tampoco entremos en la habitación. Sin hacerle caso a la loca gritona, abro la puerta y entramos.

Es una habitación que parece usarse de trastero. Es un buen lugar para hacer fotos, ya que es muy espaciosa. No digo nada más, está un poco oscuro y no veo muy allá. Una mano agarra mi manga de la camisa y me pide darme la vuelta.

-Hector...

Me doy la vuelta y me sorprendo de quién hay ahí tomando agua en bóxer, sin camisa. ¿Por qué está aquí? ¿Es que mi mente no para de imaginarlo desde aquella tarde? ¿Por qué a mí?

-Lucas es el modelo -se le ilumina la cara al verle los músculos.

El modelo se da cuenta de nuestra presencia y se le abre los ojos muchísimo, más de lo normal. Traga saliva, seguro piensa en lo que decir. ¿Es este su trabajo? ¿Es modelo? Nos acercamos a él, se pone más nervioso que la loca de Stacy, quién está en la puerta mirando hacia acá.

-H-Hector. ¿Qué haces aquí? -con temblores en la voz me habla.

-Es un gimnasio, Lucas. Me apunté hace tiempo, ¿no te lo dije?

-Sí, se me olvidó.

-Ahora yo te pregunto lo mismo. ¿Qué haces aquí?

-Eh, esto... Yo... Fotos...

-Ya, sé que te estás haciendo fotos, no soy tonto como para no darme cuenta. Dime, ¿eres modelo? Porque claramente se ve que lo eres estando así.

Suspira pesadamente, ¿por qué? Es como si me fuera a contar algo.

-Hector, te voy a contar algo y espero que no te enfades -¿por qué tengo un don para adivinar las cosas?

-Dudo que me vaya a enfadar.

-Yo... Soy el dueño de la cadena de gimnasios GimMusc -y ahí me quedo sorprendido.

-No me lo creo.

-Mi cara aparece en una de las paredes, ¿no lo has visto? -y ahí se va toda mi observación, ¿acaso se ocultaba en un punto ciego?

-No.

-También soy modelo, pero a veces. No te quería decir nada para que no te enamorases de mi trabajo, no por mí.

Su carita apenada resurge de sus cenizas y me matan de ternura.

-Lucas, no me importa tu trabajo. ¿Crees que si lo hubiera sabido te habría elegido a ti al momento?

-No lo sé, tenía miedo de que si decía ser el dueño de todo esto te acostarás conmigo al momento.

-Ni de coña lo habría hecho, Lucas -me acerco y le acaricio la mejilla-. Me gustas por cómo eres, por tus sentimientos, no por tu físico y tu trabajo.

-¿En serio? -me mira a los ojos, llevando su mano a la mía que está apoyada en su mejilla.

-En serio. Además -le susurro al oído-, lo hemos hecho sin saber tu trabajo. Incluso después pensaba que quería más de ti -se separa y una lágrima baila entre sus ojos-. Tampoco me importa el dinero, ya sabes que lo he estado rechazando, pero en lo de la ropa he intentado no gastar demasiado. ¿Ves? No soy como las pirañas de los demás.

-Lo sé, fui un estúpido al no creer en ti.

-Sí, mucho. Bueno, te dejo con el fotógrafo.

-Espera -me detiene-. Nickolson, ¿nos haces una foto? O mejor, varias. Te pagaré un poco más.

-Vale -me coloca él mismo y el tal Nickolson se pone ante la cámara-. Bien, fotos en 3, 2, 1...

Y justo en el uno, Lucas me agarra y me empieza a besar mientras los flashes nos inundan y nos captan cada centímetro de nuestro cuerpo para aparecer en una imagen. Es una sorpresa para mí, pero aun así correspondo sin problemas. Las luces y el ruido de la cámara desaparecen de mi alrededor, eso significa que es un beso de los tantos especiales que tan solo él me da.

Y seguimos así, hasta que nos quedamos sin respiración y caigo en la cuenta de que tiene trabajo que hacer de modelo. Así que lo dejo sólo y nos vamos a las máquinas de nuevo. ¿Para qué querrá tantas fotos? Seguro para guardarlas y tocarse, porque no me va a poder hacer más el amor hasta que no esté totalmente seguro de lo que mi corazón quiere.

Tu corazón sabe lo que quiere, eres que no sabes verlo.

Gracias por el insulto, si es que era eso.

No lo era, pero a tu rollo.

Como quieras. Lo dicho, a seguir haciendo ejercicio, que este cuerpo lo necesita.

Lucas... Por fin dices tu trabajo, no es que me importe eso.
Andrew... No yo...

Esta frase desaparecerá al corregir los posibles fallos ortográficos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top