Capítulo 17: París (II)
Me zarandean de nuevo, estoy harto de que me muevan bastante ya cuando estoy muy a gusto y soñando bastante bien. Abro los ojos poco a poco y veo a Jensen de nuevo, no me canso de verlo y no me cansaré nunca. Miro por la ventanilla y veo que estamos parados, en tierra por fin. Al final la ida en avión no ha sido tan mala.
-Ya hemos llegado, dormilón -ya sé que hemos llegado, pero por tal de escucharle me da igual.
-Genial -digo mientras me estiro y saco de mi cuerpo la pereza que siempre llevamos al levantarnos de la cama.
Al levantarme puedo ver que hay poca gente ya alrededor. ¿Me ha despertado tarde? A lo mejor he sido yo, debo tener el sueño pesado. Abro el compartimento y saco me equipaje para ponerme detrás de Jensen y salir de una vez del avión. Os voy a decir que no ha estado tan mal, excepto cuando estaba asustado.
Salimos del avión y vemos a Pepe y Jane esperándonos impacientes. Debe ser que están deseosos de llegar al hotel donde nos quedaremos. Salimos del aeropuerto y llamamos a un taxi, para y nos deja subir. Jane dice el hotel mientras los hombres nos sentamos atrás y la dama delante para no estar apretada con sus chicos. Bueno, al fin y al cabo ella es la madre y la mujer que manda en esta familia.
Mientras el taxi va pasando por las calles de París, yo me quedo embobado viendo cada detalle para no perdernos por si acaso nos vamos a algún lugar. De lejos veo la torre Eiffel, la torre que quiero visitar antes de irme de este lugar. Ya puedo verme ahí subido, unas vistas maravillosas, seguro que sí.
El taxi se para delante de un edificio que parece un poco lujoso. ¿Cómo se lo pueden permitir? Se llama La Reserve París. En la puerta de entrada hay un hombre delante de una puerta que lleva a los lados cortinas. Pasamos por la puerta de madera oscura y nos encontramos con un recibidor bastante bonito. Mientras Pepe habla con el portero del hotel nosotros nos sentamos en el sofá que hay al fondo.
-¿Estás bien? -me pregunta Jensen.
-Sí, lo estoy, es que esto es bastante lujoso.
-Lo sé, a mí no me gusta tanto lujo, pero así son mis padres -no digo nada, nos quedamos en silencio durante un minuto-. Hector, yo...
-Aquí tengo las llaves -le corta su padre mientras muestra un par de llaves, una de las cuales le entrega a Jensen.
Nos levantamos y subimos unas escaleras hasta llegar donde debe ser nuestro piso. Los padres nos llevan hasta donde debe ser la puerta hacia nuestra habitación. Jensen la abre y entramos en una habitación bastante lujosa, preciosa, hermosa... Me estoy quedando sin adjetivos que expliquen esta hermosura. Hago tres fotos y se los mando a mis padres.
Me llega un mensaje suyo diciendo que es una habitación bastante lujosa, lo que yo decía. La habitación es tan bonita... No le he hecho foto al armario, aunque no hace falta. Dejo el equipaje al lado del armario y me paseo por todo el piso. Me acerco a la ventana y salgo, ya que hay un pequeño balcón que muestra una bonita vista. Todo en este sitio es bonito.
-Increíbles las vistas, ¿eh? -se pone Jensen a mi espalda, susurrándome al oído.
-Sí, son geniales. Gracias por traerme, Jensen, te lo agradezco mucho.
-Quería que hicieras algo estas navidades. ¿Qué mejor manera de disfrutar las vacaciones de invierno que estando en París por primera vez?
-¿Tú ya has estado antes?
-Sí, por eso odio el lujo.
-Y yo, pero no es para tanto. Se nota que tus padres te quieren mucho y que quieren que estés lo más cómodo posible.
-Me da igual el lujo -susurra en mi oído, aún más cerca-, lo que quiero es estar con alguien que piense igual que yo.
-¿Yo pienso igual que tú? -me burlo mientras me doy la vuelta y me apoyo en la barandilla, mirándolo a los ojos mientras él sigue bastante cerca con sus brazos rodeando mi cuerpo.
-Pues claro que sí, ¿tú no crees así?
-Yo no he dicho nada -lo aparto y vuelvo a entrar.
Puede que sea un lugar muy bonito, pero hace un frío que pela y que me dan ganas de prenderme fuego.
-Pues si no has dicho nada entonces es que tengo razón, ¿cierto?
-Tampoco he dicho eso.
-No intentes jugar con mi mente, no te va a funcionar.
-No intento jugar con tu mente, eres tú sólo que te lías fácilmente.
-No me lío fácilmente, y si tienes frío dilo, que pongo el aire acondicionado y todo solucionado.
Camina hasta la mesa, donde encima hay un par de mandos. Uno es el del televisor y el otro es el del aire acondicionado. Agarra el del aire y aprieta el botón de encendido mientras cierro las ventanas para que no se escape el calor. Poco a poco se va notando el calor que tanto necesitaba.
-¿Mejor? -me dice Jensen, poniéndose de nuevo a mi espalda.
Me agarra de los hombros para quitarme la chaqueta de encima.
-Sí, mucho mejor -tartamudeo ante su tacto.
-Eso es lo que quiero, que estés cómodo.
Me quito la chaqueta sin su ayuda y la dejo en el sofá de momento, ese no es el lugar para una chaqueta. Me siento en el sofá y después el chico guapo me acompaña sentándose a mi lado con pesadez. Se nota que está cansado de verdad.
-Oye, Hector, ¿te acuerdas del día en el que hacíamos el trabajo de clase?
-¿El trabajo de música de hace ya años o el de hace poco de cocina?
-El de cocina.
-Ah, vale, porque si empezábamos ha hablar de eso te recordaría el gran fallo de revisarlo.
-Oye, te dije que lo revisé a fondo.
-Sí, y nuestros ojos murieron al verlo, y eso que yo tenía que leerlo. Un montón de fallos ortográficos, menos mal que usé mis dotes de improvisación, porque sino habríamos suspendido.
-Dejemos eso de lado.
-Será lo mejor, no quiero que me vuelva la imagen.
-¿Te acuerdas de lo que hablábamos en mi cocina?
-¿Sobre el amor?
-Sobre quién me gustaba.
-Ah, sí. No me lo dijiste, eso aún me tiene más intrigado.
-Bueno, pues te lo voy a decir -su cara muestra mucha seriedad y miedo de más, ¿es tan importante?-. El que me gusta -se va acercando poco a poco con la boca abierta, como si se estuviera preparando para algo- es...
Varios toques a la puerta lo interrumpen. Cierra los ojos, como si estuviera frustrado por algo. Se levanta y yo lo sigo. ¿Qué iba ha hacer en ese momento? ¿Iba a besarme? No, no lo creo. Aunque si él me besara... ¿Qué pasaría en el futuro? ¿Qué pasaría si tengo que decidir entre Jensen, Andrew y Lucas? No tendría sentido hacerlo. Es decir, yo estoy enamorado de Jensen, es mi mejor amigo desde hace un montón de tiempo, ha sido el chico de mis ojos, el que tanto me viciaba con sus palabras, ¿y ahora no lo veré así? No quiero eso, no con él.
Abre la puerta y nos encontramos con Pepe, que al parecer quiere que vayamos a la zona de restaurante para comer algo. Nos volvemos al salón y recogemos un par de cosas. En mi caso es la chaqueta y el móvil.
-Jensen, ¿quién es el que te gusta?
-Es... Mejor te lo digo en otro momento.
Salimos de la habitación de hotel lujoso, el cual estaba apunto de presenciar un secreto de un chico como Jensen, un secreto que sólo yo puedo saber, ya que al parecer confía bastante en mí.
Jensen... ¿Quién es?
Andrew... Seguro que alguien ha ido a verte.
Lucas... Yo... Yo... Lo siento, no puedo pensar en ti ahora, no debo.
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Uyuyuiiiiii Jensen...
Os dije que los capítulos serían cortos hasta que se terminasen las vacaciones. Bueno, aquí tenéis la segunda parte de un par más que habrán.
Ya sabéis que aún no me acostumbro al teclado de este móvil, así que lo siento.
Si hay algún fallo ortográfico me lo podéis decir marcando el párrafo mal escrito.
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Gracias por seguir leyendo esta historia, sé que no es tan buena, pero me esfuerzo lo máximo por mejorar.
¡HASTA EL PRÓXIMO CAPÍTULO!
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