Capítulo 15: Excursión (III)
¡Ya estamos listos para la arena y el agua del mar! Tengo mi bolsa preparada con mi toalla, mi crema y mis gafas de sol. Estoy en el baño, recién me pongo el bañador y es hora de que salga, los demás ya están esperando para salir de una vez. Sonrío ante el espejo al pensar en mi cuerpo sobre el agua del mar, con mis amigos, buceando con las gafas para el agua... Muchas cosas que voy a disfrutar a lo loco en esta excursión.
Me salgo del baño, ya listo, y nos miramos todos. Ni una palabra sale de nuestros labios, aunque tenemos una sonrisa que nos delata totalmente. Sin mediar palabra con alguno, agarro mi bolsa y nos salimos de la habitación. Llamamos el ascensor, nadie lo está utilizando y me parece extraño.
Mientras, Jennifer saca el móvil y se empieza a hacer fotos, incluso nos pide que nos pongamos con ella, sacando morros o posando como tontos que somos. ¡Se me olvidaba! Estos días serán siempre con el móvil en la mano, no vamos a parar de hacernos fotos en cualquier momento. Saco mi móvil y me hago una foto con cada uno de nosotros. No, no paramos de hacer los tontos.
El ascensor por fin llega a nuestra planta, así que nos subimos y descendemos poco a poco hacia la planta baja, ya queda muy poco para rozar la arena con los pies. Mi entusiasmo es gigante, si mi madre me viera ahora se estaría riendo de una manera que me sonrojaría.
Un momento, he pensado en mi madre y no ha pasado absolutamente nada. ¿Ya lo estoy superando? ¡Lo estoy superando! Me ha ayudado mi hermana pequeña, ella ha sido mi alma esta vez. Mi corazón se va reparando muy lento, pero al menos hoy se ha reparado lo suficiente como para poder disfrutar del día de hoy.
Llegamos a la planta baja y nos vamos a la salida, donde el sol nos espera con un caluroso abrazo que nos va a broncear un poco. La calle está llena de gente paseando con sus toallas en el hombro y otros bien vestido para algo importante, no quiero saber para qué, pero bueno.
Nos vamos caminando a la playa, está muy cerca, así que no tardamos nada en pisar la arena. Las chanclas que llevamos no tardan en arrastrar arena y darnos en los tobillos. Darius lleva la sombrilla, así que, junto con Jensen, la ponen en un buen lugar que tiene bastante espacio. Mientras, Jennifer y yo ponemos las toallas en la arena para cuando vayamos a tumbarnos.
La sombrilla ya está puesta, las toallas preparadas, solo falta la crema solar para no quemarme la piel y hacer que la excursión sea un aviso de peligro por cada rincón. Todos nos empezamos a poner crema, hasta que la pareja se dice algo.
-No llego a la espalda, cariño -dice Jennifer.
-Yo te echo -su novio se pone un poco en la mano y se la unta en la espalda con suavidad.
Jensen termina de ponerse la crema y yo, como no con la mala suerte que tengo, no llego a mi espalda. Lo intento varias veces, hasta que otras manos me rozan. Me pone los pelos de punta tan solo notar sus gruesos dedos sobre mi piel, aunque tenga crema se puede notar bastante.
-¿He pasado por toda la espalda? -me pregunta Jensen.
-Eh, sí. Gracias -le agradezco con un leve sonrojo.
Me doy la vuelta y lo veo sonriendo y ya sin camisa, listo para bañarse en el agua. Muestra ese cuerpo musculoso, atrayendo miradas de personas desconocidas, tan solo chicas. Algunas tienen su novio al lado y estos se enteran, seguro que hoy hacen algo muy duro.
-¿Vamos al agua? Estoy deseando entrar -me dice con esa sonrisa.
-¡Yo también voy! -exclama Darius al oír al de la propuesta.
-¡Pues vamos! Te esperamos en el agua, Hector.
-Vale -mientras ellos se van al agua, yo me quito la camiseta delante de Jennifer.
No paro de tener esa sonrisa tonta, debe de ser por el buen momento que estamos teniendo. Al quitármela del todo, oigo el sonido del móvil, y no es el mío.
-¡Maldito sonido! -maldice la chica de la toalla en voz alta.
-¿Me has hecho una foto? -pregunto con una voz burlona.
-Pues... Sí. La he colgado en las redes sociales. Ese cuerpo no se puede ocultar, amigo.
-No te digo que no, pero si querías hacerme una foto solo tenías que pedirlo.
-No vayas de engreído.
-¡Pero si eres tú la que me ha hecho una foto!
-Cierto, pero no vayas de engreído. Tienes buen cuerpo, pero no es para creerse bueno.
-Pues será por mi trasero por lo que vienen a por mí.
-Será eso.
-¿Tú no te metes en el agua? -señalo donde están los chicos nadando, echándose agua como niños pequeños, en cierto modo, lo son mentalmente.
-No, ahora no. Alguien tiene que cuidar de nuestras cosas. Además -saca unas gafas de sol y se las pone-, así puedo tomar el sol y tener un buen bronceado.
-Como quieras.
Sin decir nada más, corro hasta el agua, el cual noto muy fría. Es tan solo que mi cuerpo está muy caliente, cuando meta mi cuerpo entero la temperatura corporal disminuirá. A esto se le llama equilibrio térmico. Las clases sirven para algo por una vez en mi vida, aparte de las mates, eso siempre lo utilizo.
Meto todo mi cuerpo y en cuestión de un minuto ya puedo nadar con tranquilidad. Llego a los chicos, siendo ellos un poco más altos y tan malo nadando, el agua me llega hasta el cuello. A ellos solo hasta el pecho, tienen suerte de ser altos.
Al verme empiezan a lanzarse la pelota hinchable que se han traído, ¿de dónde lo han sacado? Cada vez me sorprendo de lo ignorante que puedo ser. Seguro es de Darius.
-¡Toma, Hector! -me grita el recién nombrado, lanzando la pelota hacia mí.
No reacciono a tiempo y me da en la cara, menos mal que es de plástico y no hace daño. La agarro y se la lanzo lo más fuerte que puedo, pero se queda en medio del triángulo que hemos creado. Esto me suena un tanto infantil, pero bueno, es lo que hay, no se les ocurre nada.
¡Se me han olvidado las gafas de buceo! Tengo un retraso mental que no es ni medio normal. Intento nadar, pero voy muy lento. Si sigo así, la marea me va a llevar en medio del océano. De pronto, unas manos me agarran y me impulsan hacia la orilla, pero al parar, me vuelven a agarrar y me hacen ponerme en la espalda del sujeto, enredando mis piernas en su cintura.
Su sonrisa es burlona, tengo ganas de matarlo, pero no lo voy a hacer por lo tierno que es esto.
-Tener que sacarte del agua yo mismo -una burla que dan ganas de matarle, cualquiera lo haría-. Es broma, sabes que te quiero. Quiero decir... Yo... Ya sabes.
-Sí, ya sé.
Al salir del agua, las chicas no paran de mirarnos, a algunas les sangra la nariz por la tierna postura en la que estamos. Yo encima del chico musculoso, esas palabras suenan muy sucias en mi mente, necesito jabón.
-Esto es embarazoso -mi sonrojo que se ha formado por la vergüenza es más que notoria.
-Ya, pero no te voy a soltar hasta que te deje en la toalla.
-Solo quería ir a por mis gafas de buceo y volver al agua.
-Ah, pues volveré a meterme contigo encima mía.
-Ni se te ocurra -le digo.
-Oh, vamos, no seas malo o el karma te castigará.
-El karma tan solo es una patraña inventada, así que voy a decir que no de nuevo. ¡No voy a entrar en el agua encima tuya!
De repente, una pelota extraña golpea mi cabeza con una intensidad que podría haber volado a kilómetros. Ahora debería creer en el karma, esto solo ha pasado cuando he dicho que no ante la petición de Jensen.
-¡Dios mío, lo siento! -esa voz me es muy reconocida.
-Jensen, gira -le pido mientras acaricio la zona donde va a aparecer el chichón.
Al girar, nuestras miradas se conectan y echan chispas de amor. Ya echaba de menos ese rostro.
-¡Sofia! -exclamo e intento bajarme de Jensen, pero no me deja-. ¡Jensen, deja que me baje!
-No, quiero entrar al agua contigo.
-Lo haré, pero bájame.
-¿Prometido? -me mira y me suelta un puchero con el que no puedo decir esa palabra.
-Prometido -suspiro vencido por las vistas.
Me baja con delicadeza hasta que me llega a abrazar con su cuerpo musculoso mojado. ¡Dios! ¿Por qué no puedo enamorarme de él de inmediato y dejar a los demás? La confusión me mata.
Me acerco a la rubia y al final me abraza, no me lo esperaba y por ello he dado un par de pasos hacia atrás para no caer. Noto gotas recorrer mi hombro. ¿Lágrimas? Hace tiempo que no he hablado con Sofia, seguro la he tenido preocupada.
-Estás... ¿Llorando?
-¿Cómo no voy a llorar? ¡Creía que estabas muerto!
-¿Pero no habíamos hablado antes?
-Antes del incendio, idiota. Creía que te habías ido para siempre y yo... No paré de llorar un buen tiempo.
-Yo... Lo siento, Sofia.
-No hay disculpas que valgan -se separa de mí y me deja ver sus lágrimas-, debería hacerte el vacío yo también. Pero no lo voy a hacer porque te he echado de menos.
-Lo siento, de verdad. Creía que no lo sabías.
-Lo sé todo, Hector. Pero bueno, saber que estás vivo me reconforta bastante -me gustaría que otra persona hubiera corrido nuestra misma suerte-. ¿Qué hacéis aquí, pareja? -y vuelve la Sofia que conozco.
-Estamos de excursión de verano. ¿Y tú?
-Me hacía falta venir a tomar el sol, así que vine a la playa con Lidia. Por cierto, a ella también le afectó la noticia. Puede que parezca una chica fuerte, pero le has caído tan bien que escuchar las noticias le afectó también. Ven, vamos a por ella.
-Espera, voy a por una cosa -voy hacia nuestro lugar y agarro las gafas de buceo ante la atenta mirada de la chica del sol, se va a quedar como el caramelo, muy bronceada.
Corro de nuevo hacia la rubia y el musculoso y, al llegar, nos ponemos de camino a ver a la chica dura Lidia. Al llegar donde han puesto su sombrilla, veo a la chica de cabello pelirrojo que brilla ante la luz del sol, como si el fuego hubiera revivido al verme.
Sus ojos se desorbitan al verme, es como si no creyera lo que ve. Corre hacia mí, haciendo lo mismo que la rubia.
-¡Me cago en la puta! ¡Estás vivo!
-Sus primeras palabras al verme, que bonito.
-No te quejes, es lo mejor que puedo decir ahora mismo -acaricia mi rostro para ver si soy real o tan solo un fantasma.
-Lidia, que no es gelatina -le dice Sofia, sonriendo como siempre.
-¡Joder, es real! Bueno, está vivo y podemos hacer de nuevo nuestras salidas. Lo estoy deseando.
-Un momento... -se queda pensando tan solo unos segundos hasta que grita de nuevo-. ¡La fiesta de esta noche! Podéis venir con nosotras a la fiesta de esta noche. Seguro nos lo pasamos muy bien.
-Eh...
-No nos puedes decir que no, nos has hecho sufrir.
-Está bien -respondo-. Iré.
-Tú también, Jensen. Debes proteger a Hector -le dice Sofia.
-Por mí no hay problema -me mira de nuevo burlón, vamos a pasar una buena fiesta.
-Podéis traer a gente. Os daré la dirección por mensaje -se acerca y me da un beso en la mejilla-. ¡Cuanto te echaba de menos! Vamos, Lidia. ¡Nos vemos, chicos!
Nos despedimos y nos quedamos mirando tan solo un momento. Esta situación ha ido un tanto rara, además de que ha sido muy rápido. Digo, venimos a ver a Lidia, hablamos de repente de una fiesta y acabamos invitados, por último, se van. Ha sido muy rápido.
-¿Al agua? -me pregunta tras un rato en silencio.
-Al agua.
-Pues arriba -se agacha un poco y me da la espalda para subirme.
Me subo y enredo mis piernas en su cintura de nuevo, se lo he prometido. Nos vamos a meter al agua con el pensamiento de que una fiesta puede volver a ocasionar algún que otro problema de última hora. Estoy seguro de que esto no va a ser bonito de ver.
Una fiesta... Otra borrachera.
Jensen... Pareces un niño pequeño de nuevo y eso es muy tierno.
Lucas... Espero que estés cuidando bien de la niña, te pido solo eso.
Andrew... Sin poder pensar bien, la fiesta ocupa tu parte.
Esta frase se quitará tras solucionar los posibles fallos ortográficos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top