Capítulo 14: Una Hora Atrapados
CAPÍTULO DEDICADO A:
RyanWassulmair
CONTIENE ESCENA SEXUAL
-Ya he terminado los deberes de fin de semana -sentencio en voz alta, cerrando los libros-. ¿Puedo jugar a la consola, Lucas? -le pregunto, ya que él está viendo la televisión.
-Después de mi serie -me dice después de haber guardado los libros en la mochila.
-¿Qué serie? -me acerco a la televisión y veo que es una serie de una policía y de un escritor juntos-. Ah, ya. Pues la veo contigo -me siento a su lado y me pongo a verlo.
Pero como no, al señorito le parece mejor agarrarme y acostarme encima de sus piernas. Una sonrisa se instala en su rostro y un sonrojo notorio en el mío.
-¿Está cómodo, mi príncipe? -me pregunta, acercándose poco a poco.
-Muy co-cómodo. Gracias -y giro mi rostro a la televisión, pero me agarra del mentón y me hace mirarle.
-Pues este príncipe necesita una compensación por lo menos -nuestros labios se rozan, una fuerte corriente se mueve por mi cuerpo hasta llegar a mi mente, quien me da la idea de empezar yo el beso, pero hago otra cosa.
-¿Y la niña? -me aparto, no sé porqué he cambiado de tema-. La casa ha estado muy tranquila hoy, ¿dónde está?
-Está en casa de su amiga, pronto vamos a por ella.
-Lucas, ¿qué hora es? -cuando dice "pronto" es por algo.
-Eh... -se queda pensando, no lo sabe él tampoco.
Agarro el mando del televisor y miro la hora por la guía. ¡No me lo puedo creer!
-¡Son las 23:00, cabrón! -me levanto sin pensar si le hago daño, aunque está fuerte y puede que no le haya hecho nada-. ¡Hay que ir a por ella!
-Ah -resopla fastidiado-, el momento mágico se ha ido a la mierda.
-Sí, por no avisarme de la niña.
-Se me pasó. Además, seguro que se queda a dormir en su casa.
-¿Es una niña con dos trenzas?
-Sí, ¿cómo lo has sabido?
-Porque son buenas amigas, pero su madre no deja que nadie se quede a dormir.
-¿Qué tipo de madre es esa? -se termina de poner la chaqueta de cuero que se compró hace una semana, esa que le hace ver bastante sexy-. Mi madre, si mis amigos hubieran querido, les habría dejado dormir por lo menos a cinco.
-¿Tantos amigos tenías? -pregunto burlón.
-Tenía muchísimos, tantos que ni cabrían en una agenda.
-Anda, fantasma. Agarra las llaves del coche y vamos a por la niña.
Agarra las llaves y nos vamos al ascensor.
-¿Me has llamado fantasma? -pregunta al ponerse a mi lado.
-¿Quién ha dicho eso? Yo no he dicho nada. ¿Tú has oído algo, Júpiter? -pregunto a mi lado.
-¿Quién es Júpiter?
-Mi nuevo amigo imaginario -las puertas del ascensor se abren.
-Que mal estás -entramos en el ascensor.
-Lo sé, estoy fatal -pulso el botón de la planta baja y las puertas se cierran.
El movimiento del ascensor es lento, algo que me parece raro, porque debería ir un poquito más rápido. Cambiando de tema mental, ha pasado como una semana después de lo sucedido con Jensen. Pronto será la excursión de la playa, en la que iremos juntos todo el grupo de amigos de instituto. Ya sabéis, el grupo entre Jensen, Darius, Jennifer y yo.
Hemos quedado en juntarnos y compartir la habitación, será algo muy divertido. Con mi locura, la tontería de Darius, la ternura de Jensen y la belleza de Jennifer, creo que hacemos un buen equipo.
Cambiando de nuevo de tema. ¡No me puedo creer que Lucas no me dijera nada de que Cleo estaba con su amiga! No estaba cuando se fue, ni me fue notificado aquello. Al menos un mensaje podría haberme mandado, porque sino no me llego a organizar totalmente.
-La bajada se me hace eterna -suelta el hombre.
-Hay que tener paciencia en la vida.
-Y la tengo, pero esto va más lento de lo normal. Es como si no hubieran chequeado el ascensor este mes.
-Mientras no se quede parado -río, pero maldigo mi risa.
El ascensor se para de golpe. Ningún sonido llega a nuestros oídos, nada. Miro por todos lados, la luz se ha ido y la de emergencia no es que ilumine mucho, que digamos.
-¿Por qué tengo tan mala suerte? -pregunto retóricamente.
-Será porque te has reído con esa frase.
-Era una pregunta retórica.
-Ah, vale.
-¿Vamos a quedarnos atrapados? Nos vamos a quedar sin oxígeno, nos vamos a morir aquí mismo y encontrarán nuestros cuerpos sin vida en el suelo.
-No seas melodramático, voy a llamar a Miguel.
-¡En los ascensores no hay cobertura!
-Digo por el botón de emergencia -lo señala.
-Ah, vale -me rasco la nuca por el cosquilleo ese que tengo cuando me siento como un estúpido.
Mantiene el botón unos segundos y suena una pequeña alarma que creo que avisa al portero. Una voz suena tras el panel.
-¿El botón de emergencia? ¿Ha ocurrido algo?
-No, nada, es que el ascensor se queda parado solo en mitad de la bajada -ironiza Lucas, creo que ha salido a relucir su lado borde.
-¿Lucas?
-Y Hector -digo en voz alta.
-¿De verdad se ha parado el ascensor?
-Sí, se ha parado. ¿Puedes ver qué pasa?
-Voy a ver si puedo hacer algo. Si no puedo llamaré a la compañía para que mande a alguien. No hagáis movimientos muy bruscos.
-Tenía pensado bailar break dance -ironizo yo también, por hacer la gracia-, pero ya que no quieres que lo haga...
-Que gracioso, Hector. Os dejo solos.
Y la comunicación se corta, dejándonos a Lucas y a mí solos ante cualquier cosa. A ver, atrapado en un ascensor, con un hombre musculoso que me metió dedo, ya sabéis porqué digo eso, que me desea agarrar... Muchas cosas quiere este hombre aparte de amarme.
Me siento en el suelo del ascensor, apoyando mi espalda en la pared. Estoy seguro de que esto va a llevar un buen tiempo. Lucas se sienta en el lado contrario solo para mirarme a los ojos, pero con la iluminación dudo que los vea bien.
-Pues bueno, a aguantar aquí por lo menos una hora -rellena el espacio con su voz.
-Espero que a la madre no le importe estar con ella un poco más de tiempo.
-Seguro que no.
-Lucas... -consigo su atención-. Recuerdo una cosa de aquella noche en la que no llegué a casa porque me quedé en la de Andrew. Recuerdo que Stacy te conoce.
-¿Stacy?
-Sí, iba con su novio, el hermano de Andrew. También dijo algo, pero estábamos borrachos. Creo que era algo de tu trabajo, pero no me acuerdo.
-Sí, la conozco. Somos amigos desde hace muchísimo tiempo. Y mi trabajo... Te lo contaré otro día, ¿vale?
-Está bien.
El silencio vuelve a instalarse en este ascensor, no hay nada que quiera decir. No me molesta estar en silencio con él, al contrario, me tranquiliza que esté aquí. Su mirada en mí me hace sentir un cosquilleo extraño, no sé de qué tipo, pero me gusta.
-Hector -susurra mi nombre-, acércarte.
-¿Para qué?
-Solo acércate -pongo los ojos en blanco y me acerco de rodillas.
Cuando ya estoy delante suya, me agarra del trasero y me hace sentarme encima suya. Me sonrojo al notar algo en mi trasero, algo que no debería notar ahora.
-Hagamos cosas locas -susurra en mis labios, muy cerca.
Me agarra de la nuca con una mano y me atrae a él. Nos besamos, un sabor dulce inunda mis labios y esa fuerte corriente eléctrica de hace unos minutos vuelve. Correspondo al beso sin pensarlo dos veces, la pasión ahora me inunda a mí, y a él, por lo que puedo notar en mi trasero, lo inundó hace tiempo.
Su mano que estaba en mi nuca se desliza por mi piel hasta llegar a los pantalones, rozando la tela que, exactamente, oculta mi entrepierna. La acaricia con suavidad y yo noto como una erección aparece y me calienta más de lo normal.
-Estás duro -sonríe burlón-. Tengo ganas de conocer al amigo.
Sin pedir permiso, mete la mano en el pantalón y en el bóxer. Sus dedos grandes acarician mi miembro y me hace soltar un gemido.
-Lucas... -llego a gemir.
-¿Un gemido? Eso es que lo hago bien -lo saca del pantalón y lo mira, cerrando la mano en ella.
La masajea lentamente, queriendo que suelte un gemido más.
-Venga, no te resistas, sé que quieres.
-Lucas... No...
-¿No, qué? -llego a ver cómo su cabeza se mueve hacia delante-. Es hora de jugar.
Algo húmedo roza la piel de mi miembro. Una lengua, llego a entender. Miro para abajo, lanzando gemidos que a él le ponen bastante.
-No... Para...
-No voy a parar, no ahora que tenemos la oportunidad, ahora de que tengo la oportunidad de hacerte gemir de nuevo.
Introduce mi miembro en su boca, después la masajea. Su boca y su lengua hace maravillas, al igual que con los besos. Tiene práctica el hombre, eso es que está ya dotado de experiencia. Varios gemidos, algunos con su nombre, salen de mi boca por el placer de ser comido por este hombre.
-Tus gemidos me ponen bastante -gruñe entre dientes, volviendo a masajear con la mano mi miembro erecto.
Me atrae de nuevo y me besa con mucha más pasión que el anterior beso. Esto se nos está yendo de las manos, estamos locos. Vuelve a meterse mi miembro en su boca. Poco a poco, el típico cosquilleo que recorre las bolas hasta la punta es el anuncio de toda la vida.
-Lucas... Me vengo -aprieto su pelo.
Su cabello en mis dedos, no le duele, sigue con su tarea, la que él mismo se puso.
-¡Lucas! -gimo muy fuerte-. Me... ¡Vengo!
Y la sensación de que exploto llega. Mi miembro sigue en su boca, absorbiendo toda la esencia. ¿Por qué lo hace? Cuando noto que mi erección se tranquiliza, suelto su cabello y él saca mi miembro de su boca. Al momento se oye algo que no me puedo creer.
-¿Te lo has tragado?
-Dulce y salado -relame sus labios, va a ser que sí.
Me siento en sus rodillas, nos miramos. Sus ojos expresan deseo, pero a la vez no quiere hacer algo ahora, no sé el qué, pero creo que debería decirlo. De repente, las luces del ascensor se encienden, ¿ya vuelve a funcionar el ascensor? La voz de Miguel vuelve a sonar por el panel.
-Ya está, ya podéis bajar.
-Parece ser que yo no podré disfrutar el momento.
-Vaya, que pena -oculto mi miembro de su vista.
-¿Es que la querías?
-No he dicho eso.
-Pero ha sonado.
-Vamos a por Cleo ya.
-Claro.
Le da al botón de la planta baja y el ascensor vuelve a funcionar. Espero que la madre no me eche una regañina.
EN LA CASA DE LA AMIGA DE CLEO
-¿Qué haces aquí, Hector? -me pregunta al verme tras abrir la puerta.
-Vengo a por mi hermana, siento que sea tarde.
-Creía que se quedaría a dormir, este hombre insistió en que las niñas disfrutaran una noche juntas.
-¿Ah, sí? -me doy la vuelta lentamente y lo miro con cara de enfado.
-Ya decía que se me olvidaba algo, lo tenía en la punta de la lengua.
-Lucas, te voy a matar cuando lleguemos a casa.
-¿Me matarás a besos?
-No. Siento la molestia -le digo a la madre.
-No pasa nada.
-Vamos, Lucas.
-Ya voy -dice tras mi espalda.
No me puedo creer que todo esto haya pasado para nada. Aunque lo del ascensor ha sido muy... ¡Ay! ¡Ya no se me irá de la cabeza en la vida! ¡Maldito Lucas!
Lucas... ¡Te odio!
Jensen... Preparado para la excursión.
Andrew... Espero que aquella mentira no te mate.
Esta frase se quitará al corregir los posibles fallos ortográficos.
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