Capítulo 13: No Digas Eso

-¿A dónde vas ahora? -me pregunta Lucas, un tanto preocupado porque hace tres días no vine por la noche.

Últimamente se preocupa por mí y no sé porqué, será que de verdad me ama.

-Voy a casa de Jensen, no te preocupes -le respondo, con una voz que intenta tranquilizar.

-¿A hacer qué? -se acerca poco a poco, me mira muy fijamente a los ojos, pero después observa mis labios.

-A jugar a la consola. Me ha dicho que tiene juegos nuevos y que quiere probarlos conmigo.

-Está bien. Pero quiero que tengas cuidado, no se sabe lo que puede pasar.

-Es mi mejor amigo de infancia, no va a pasar nada malo.

-Por si acaso, ten cuidado. Es algo que yo he aprendido con el paso del tiempo.

-Lo sé -lo miro un poco triste al recordar el accidente que tuvo con su hermana, ese dolor no fue fácil-. ¿Lo sigues teniendo ahí dentro un tanto mal o lo has superado?

-Gracias a ti, a tu presencia, lo he superado.

-Eso está muy bien -lo miro ahora con alegría al saber que nada malo pasa en su mente-. Me voy ya, ¿vale?

-Vale -me agarra de la mano y, con la otra, me agarra de la nuca y me atrae hacia él, creando un beso intensificado, uno en el que se saborea preocupación y ternura-. Ten cuidado.

-Deja de repetirlo -me acerco a la puerta y la abro, miro antes a Lucas y me despido con la mano, luego miro a Yago y me despido también, una inclinación hacia el lado derecho es lo que me da-. Hasta luego.

Cierro la puerta y me bajo por el ascensor. Ya abajo, saludo a Miguel, quien está con una revista, aburrido. Me corresponde al saludo con una sonrisa y luego vuelve su vista a la revista. Ya en la calle, me pongo a caminar hacia la casa de mi amigo.

Entiendo que Lucas se preocupe por no haber llegado a casa aquella noche, pero es que no iba a llegar con el pedo que llevaba oliendo a vino para que me viera Cleo, que mal ejemplo habría dado delante de ella. Eso sí, a la mañana me levanté con una resaca... Indescriptible. ¿Cuánto bebí? Esa es una de las preguntas que me hago, aparte de que también tengo preguntas de que no recuerdo nada después de haber ido con Stacy a la cocina a por más vino. ¿Hicimos algo raro? Espero no haberlo hecho con ella, eso habría sido muy raro.

Andrew se portó muy bien aquella mañana, hablaba en voz baja para que no me doliera la cabeza, me hizo el desayuno, como las otras veces, me dio aspirina para el dolor de cabeza y solo me dio un beso, lo que quería. Fue todo un caballero.

Lucas ha estado muy tranquilo estos días, atendiendo a nuestras necesidades, es todo un amor. Pero cuando estábamos él y yo solos, se lanzaba a besarme y acabábamos en la cama, pero yo no quería hacerlo, no aún, aunque las ganas me mataban por dentro al tomar esa decisión.

Jensen... Lo he visto todos los días en el instituto. Hemos creado un grupo en el que solo estamos él, yo, Darius y su novia. Nos hemos hecho buenos amigos. Darius y yo hablamos cuando podemos en el gimnasio, eso si coincidimos. Su novia me ha caído mejor de lo que esperaba, ha sido como un calmante para el tonto de Darius, ha ido a mejor.

Ya llego a su calle, veo el edificio y pulso el timbre de su piso. Estoy harto de subir y bajar pisos, me mareo. Responde por el telefonillo y le digo que soy yo. La puerta se abre y paso. Llego al ascensor y subo unos cuantos pisos. Salgo y veo la puerta abierta, como siempre cuando vengo.

Al entrar, oigo ruido en la cocina. Cierro la puerta de casa y paso a la cocina, donde veo a Jensen rellenando una bandeja con lo que puede ser la merienda. Se percata de mi presencia y me mira. Su sonrisa se ensancha y hago una tontería de las mías, por hacer unas risas mas.

Inclino la cabeza, él me sigue el juego. Al otro lado, también me sigue. Vuelvo a inclinar la cabeza hasta un punto en el que lo movemos como locos. El mareo ya es notorio, entonces paramos y nos reímos.

-Parecemos tontos -ríe entre dientes.

-El tonto soy yo por hacerlo.

-Pero yo más por seguirte el juego.

-Y te ha gustado, lo sé porque te has reído.

-No te voy a decir que no ni que sí.

-Malo.

-Lo soy. Venga, vamos al salón, que la consola está preparada -agarra la bandeja y se va al salón.

Yo le sigo detrás suya hasta llegar a sentarme en el sofá a su lado.

-¿No tenías la consola en tu habitación? Ya sabes, porque tu madre no paraba de ver sus series.

-Se han acabado, cosa rara porque siempre son infinitas.

-Sí, eso es cierto.

-Por cierto, te veo mucho más tranquilo -me mira mientras agarra un mando de la consola.

-¿A qué te refieres? -pregunto interesado.

-Me refiero a que estás muy contento, como si tus nubes negras que anunciaban lluvia se hubieran esfumado.

-Esas nubes siguen dentro, pero no se sabe cuando soltarán el chaparrón.

-Nosotros y nuestras frases tontas.

-Cada vez decimos cosas sin sentido de una manera...

-Ya ves, tenemos que relajarnos con todo esto.

-¿No lo estamos ya?

-Sí, puede... -agarra el otro mando de la consola y me lo da-. Venga, vamos a probar los nuevos juegos.

Inicia la partida y me doy cuenta que son juegos que quería probar en su momento, pero claro, la consola de Lucas no tiene todos estos juegos, será que no juega casi nada. Cuando vi su consola, estaba polvorienta, como si no la hubiera tocado en años. Sería que su depresión y su trabajo lo tenían bastante ocupado.

-¿Qué tal todo con Lucas? -pregunta de repente, en medio de la partida.

-¿A qué viene eso ahora?

-Solo quiero saberlo. Ya que no te pregunto en el instituto te pregunto aquí ahora. Di, ¿qué tal?

-Muy bien, es un excelente compañero de piso.

-¿Solo eso?

-¿Y qué quieres que te diga? ¿Que se mete debajo de mi cama esperando a que aparezca para violarme?

-¿Ha pasado alguna vez eso?

-No, no ha pasado.

-Mejor, no me gustaría saber en ningún momento que fue forzado.

-Él no es así y lo sabes.

-Ya, bueno... Así habría tenido algo con lo que mantenerte alejado de él, pero parece que no -al momento veo en la parte de Jensen que ha parado de disparar y moverse.

Pauso la partida y lo miro. Un rostro apenado aparece ante mi vista, algo que no me gusta ver en él mismo. ¿Por qué ahora? La que se va a armar en tan solo unos minutos de haber llegado.

-Jensen, ¿en qué piensas?

-En... En muchas cosas -lágrimas apagadas aparecen, aguanta para que no moje sus mejillas, está reprimiendo el llanto por algo.

-¿Y cuál es esa cosa que te hace llorar?

Respira hondo, pero la respiración es entrecortada. Algo me dice que...

-Es sobre ti -lo sabía, otra vez no.

-Explícate mejor, por favor.

-Es por ti que estoy a punto de llorar. Es que... Pensar que estás cerca de él, de que te vas a enamorar de él pronto, que le vas a besar en todo momento, que estarás en su cama todas las noches... A mí me molesta porque yo te quiero a ti, solo a ti. Lo sabía desde pequeño y aun así me daba miedo, sabiendo que tú... Sabiendo que tú también me querías.

-Jensen... -esto es un déjà vu.

-Tendría que haberte besado antes de que los conocieses a ellos, antes de que todo esto pasara. Así no estarías confundido, no estarías sufriendo de corazón y de mente -sus lágrimas ahora son más que notorias, quiero que pare de llorar y de hablar.

-Por favor, para -acuno su cabeza con mis manos y le seco las lágrimas con mis pulgares.

-He sido un estúpido en todo momento. No he sabido hacerlo a tiempo.

-Nunca hemos sabido expresarnos a tiempo, Jensen.

-Sé que nunca conseguiré enamorarte, sé que nunca podré estar contigo como siempre deseé.

-¿Cómo lo deseaste? -pregunto lentamente.

-Tú y yo en mi cama, sin camisa, contando tus lunares de la espalda, de tu cuerpo... Besándonos hasta dejarnos los labios en el camino de nuestras vidas. No dejarte de abrazar en la vida mientras jugamos a la consola. No soltarte la mano en la calle, mostrando nuestro amor. Cumpliendo nuestro sueño de tener nuestra propia tienda de éxito al acabar los estudios.

-Nuestro sueño, lo que tanto deseo.

-Lo sé. Pero la mayoría de esas cosas no sucederán porque sé que no te enamorarás de mí nunca, que elegirás a Lucas antes que a mí por algo que yo no tengo, pero que él sí.

-No digas eso, Jensen.

-¿Acaso no es verdad?

-Yo... -ya no sé nada, esto me destroza el alma, que diga esas palabras me rompe en pedazos.

-¿Ves? Ni siquiera lo puedes decir. No lo puedes decir porque tengo la razón.

Me mira a los ojos con las lágrimas sueltas como si fuera una cascada.

-No sé lo que hacer, Jensen -las lágrimas están también en mis ojos.

Se da cuenta de que me estoy poniendo igual que él y me seca las lágrimas, mas bien lo intenta.

-Es que... Estoy tan confuso. No sé a quien quiero, no sé de quién estoy enamorado, no sé lo que mi corazón dice, está mudo, se queda quieto, como un espectador, como un maldito objeto silencioso. ¡Estoy harto de mi corazón! ¡Estoy harto!

Sus manos me agarran y hacen que mi cabeza acabe en su pecho. Su respiración ahora es tranquila, sus caricias me tranquilizan un poco y sus palabras aún más.

-Yo... Sé que no conseguiré estar junto a ti como yo deseo, pero aun así, elijas a quien elijas, apoyaré tu decisión. Nuestro sueño se hará realidad, seamos o no pareja. Porque... Esto no afectará nuestra amistad. Te quiero, tanto que verte con otra persona me duele, pero lo aguantaría por ti, por verte feliz a su lado.

-Jensen... Lo siento.

-No lo sientas, todavía no has hecho nada.

-Por si acaso lo hago. Porque nunca se sabe lo que puede pasar. Nunca se sabrá.

-Nunca se sabrá, Hector. Nunca.

Y así nos quedamos más tiempo hasta que pensamos que es hora de tranquilizarse y volver a jugar a la consola. Nos hemos sincerado un poco, me a hecho ver bastante lo que piensa. Es doloroso saber que cree que no estaremos juntos, pero a lo mejor tiene razón, ¿quién sabe con quién estaré por el resto de mi vida? Yo no lo sé, y espero saberlo pronto.

Espero que muy pronto.

Jensen... No pienses más así.
Lucas... No te preocupes mucho por .
Andrew... Fuiste caballeroso aquella mañana.

Esta frase se quitará al corregirse los posibles fallos ortográficos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top