Capítulo 12: Cena Mentirosa (Parte 2)

Estoy pensando en lo que voy a decir delante de ella. Stacy es una mujer guapa, hermosa, sabe quien soy, con un carácter suave... ¿He dicho ya que me conoce? Esto no puede estar pasando, además de que mi cara debe ser un chiste. Al verla se me han saltado todas las alarmas de la mentira, ahora sé que toda esta farsa se va a ir en un momento.

-¡Hector! ¡Que sorpresa verte aquí! -exclama con una gran sonrisa-. Por cierto, ¿qué haces aquí?

Eso podría preguntarte yo mismo con ese pedazo vestido que llevas que hace que la gente te mire fijamente el escote y el trasero.

-Pues nada, disfrutando una cena.

-Ah, muy bien.

-Vamos a la mesa -dice Andrew un poco nervioso.

Nos acercamos al comedor, el cual está bien puesto y decorado. Nuestras miradas son bastante incómodas, el silencio aún más. Esto debería solucionarse pronto, y sé cómo.

-Andrew, ve a ver si la cena está lista.

-¿Eh? ¡Oh, claro! Voy.

Se va del comedor hacia la cocina, dejándome sólo con Adrián y su novia Stacy. La conozco a ella, pero a él no.

-Así que hermanos... Nunca me ha contado nada de un hermano.

-¿Le preguntaste?

-Ni me acuerdo.

-Vaya novio...

-Nadie es perfecto.

-Yo sí -y saca músculo delante de mí y de Stacy.

Le suelto una mirada a la mujer diciendo que si de verdad se ha enamorado de este tío o simplemente es por algo. Simplemente ignora mi mirada y le hace un cumplido a su novio, al igual que le da un beso corto. Yo me estoy muriendo aquí mismo del asco que da este tío, puede que llame la atención con sus músculos, pero a mí me repugna.

-Mejor voy a ver cómo le va a Andrew, se está demorando bastante.

-Vale -asiente Stacy, luego hablo con ella.

Me salgo del comedor y voy a la cocina, donde observo a un Andrew un tanto mal. Resopla, ¿por qué?

-Andrew -se sobresalta y lanza sin querer un utensilio al aire.

Un cuchillo para ser exactos.

-¡Joder! Lo siento, estaba en mi mundo.

-Pues ese mundo se va a desmoronar muy pronto, lo veo venir.

-¿Por qué lo dices? -pregunta desinteresado, algo ocupa su mente, lo veo desde aquí en sus ojos.

-Porque estás muy nervioso, debes tranquilizarte. Si te ven así, sabrán que mientes.

-Puede... Puede que tengas razón.

-"Puede" no. Tengo razón. Ahora vamos a llevar la cena, que veo que está lista, a la mesa, donde nos esperan Adrián y Stacy.

-Pero... -sin pensarlo, me lanzo a él, a saborear de nuevo sus labios, se siente un poco forzado, pero la chispa está ahí-. Estoy listo -dice al separarnos.

Agarramos toda la cena y nos vamos al comedor. La parea ya está sentada y hablando entre ellos al igual que están con los móviles. Como estén con el móvil mientras cenamos, les doy una torta en la mano con el mata moscas.

Dejamos todo en la mesa y nos sentamos, ya listos para cenar. Nos empezamos a servir nosotros mismos y cenamos tranquilamente, la tranquilidad abunda en las cenas familiares de Andrew, por lo que parece a simple vista. No entiendo muy bien si Adrián está estudiando nuestras reacciones o soy yo que me estoy haciendo el loco. Por mi parte estoy muy tranquilo, no sé si Andrew también o no.

-Bueno... ¿Cómo os conocisteis? -pregunta el hermano.

-Esto... -piensa, se le puede ver el humo que suelta desde aquí.

-Nos conocimos en una discoteca -suelto yo de repente, si dejo a Andrew hablar seguro se inventa alguna tontería de las grandes de las que nos perderemos los dos y dejará ver la realidad.

-¿En la discoteca? Seguro fue mientras él trabajaba -señala a Andrew.

-La verdad es que sí -dice el recién pensado-. Me pidió reconocer a una persona para buscarla y pedirme una canción. Aproveché el momento para darle mi número.

-Se creía que no le iba a llamar, pero lo hice sin que se lo esperase.

-Es bastante normal eso -se lleva el tenedor a la boca-. ¿Y tú estás enamorado de Andrew? -me mira con una sonrisa.

-¿Eh? Esto... -ahora el que está muy nervioso soy yo.

Esa pregunta me hace pensar bastante, sé que debo entrar en el mundo de Andrew, pero es que a tal pregunta no se puede mentir.

-Mi hermano es un tío cariñoso, cuidadoso y protector. Puede llegar a ser muy bromista el tío, pero es normal. Sé que también se confunde bastante en el amor, no le ha ido muy bien durante toda su vida, se ha ido enamorando tontamente de personas equivocadas que solo querían su cuerpo y su dinero. Su físico es todo lo que el mundo quiere -agacho la cabeza, yo no soy como esos-. Pero si estás aquí es porque quieres a mi hermano lo suficiente como para presentarte ante su hermano y su novia -toma la copa de vino y le da un trago-. En tu cara veo que eres especial, con una chispa que lo muestra todo, aunque hay algo que te duele, ¿no? -debe haber sido el agachar la cabeza lo que a hecho saber eso.

-Sí -respondo.

-Seguramente es algo que no debamos saber, no aún. Pero que sepas que Andrew está ahí, a tu lado para apoyarte.

-Lo sé -lo miro y él me sonríe cariñosamente-, es un hombre genial -le sonrío igualmente.

Un silencio se vuelve a posar sobre nosotros, es algo ya cómodo. Al final Adrián es un buen chico detrás de esa fachada de músculos. Su resumen de su hermano me ha enseñado muchas cosas, que hasta él puede tocar el corazón de todos los idiotas. Andrew es especial, al igual que Jensen y Lucas. Entonces, ¿por qué se enamoró de Marcus y luego se sintió tan confundido? Me tiene en ascuas esa pregunta.

-Vaya, no hay vino -dice Stacy tras mirar la botella-. Voy a por más. ¿Me acompañas, Hector?

La verdad es que yo también he estado bebiendo vino, así que la voy a acompañar. Me levanto de la silla, con la copa en la mano, y me voy detrás de ella a la cocina. Al llegar, agarra otra botella de vino y la abre para servirse en el vaso. Me sirve a mí también y sueltas las palabras mágicas.

-No eres el novio de Andrew -susurra para que no nos oigan.

-¿Cómo lo supiste? -pregunto burlón, el alcohol ya me está haciendo efecto.

-Conozco a Lucas, tu compañero de piso. Va al mismo gimnasio que tú -me señala, el alcohol ya nos afecta a los dos bastante.

-¿En serio? No se te escapa ningún cliente en ese gimnasio.

-Ser la que maneja la entrada es lo que tiene, que conoces a todos sin saberlo.

-¿Y cómo lo conociste?

-Lo conocí hace mucho tiempo. Mira -se acerca, pero se tropieza cada dos por tres-. Putos tacones, me voy a matar -escupe entre risas-. Mira, conozco a Lucas desde hace unos cuantos años.

-¿Ah, sí? -la borrachera me va a hacer olvidar este día, estoy seguro.

-Sí, además, yo trabajo para él.

-No mientas, tu trabajas para los musculitos. Ese jefe loco que cerró la puerta bien fuerte me asustó, está mal de la cabeza, seguro.

-¡Eh! Que ese era Lucas, tonto.

-Eso es mentira, Lucas trabaja en algo gordo. En la mafia.

-Tú sí que estás loco.

-¿Debería pensar en algo peor? No me dice en qué trabaja.

-Te lo estoy diciendo, es mi jefe. Es el dueño de GimMusc, una gran cadena de gimnasios.

-¿Y ese el trabajo que no me quería contar? Se le va la cabeza si cree que me importa eso.

Stacy se tambalea, no queremos volver con esos dos de la mesa, nos la estamos pasando muy bien aquí los dos solos. Los tacones la hacen tambalearse, como si fuera a caerse en algún momento.

-No te caigas que te dejas los pechos e el suelo -me río de mi propio chiste y ella igual.

-Mientras no se me vaya el conejo, mejor.

Nos reímos mientras nos servimos más copas de vino. No bebo muy a menudo, pero el momento lo necesita. Dos figuras masculinas aparecen por la puerta y nos observan sonrientes.

-¿Pero qué hacéis? -pregunta Adrián.

-Aquí, amor. Disfrutando unas copas con este -un hipo sale de su boca- gran chico.

-Creo que deberíais dejar la botella -dice Andrew, quitándome la botella de la mano.

-Oh, venga. No nos cortes el rollo, amor. Venga, dame un besito -me acerco y pongo los morritos, pero se niega.

-Estás borracho.

-Venga, dale un beso, Andrew -me apoya Stacy.

-La que se han montado en un momento -suelta Adrián, están sorprendidos de nuestra destreza alcohólica.

-Quiero sexo -aulla la única chica de acá, agarrando a su novio.

-Yo tampoco te voy a tocar borracha. Nos volvemos a casa.

-Por favor -la agarra y la coge en brazos-. ¡Uy! Me siento como una reina ahora mismo.

-Bueno, será mejor que nos vayamos. Cuando se emborracha tiende a ser como una loca.

-En el portal de belén, hay un tío cachirulo, que tiene las uñas negras, de tanto rascarse el culo -canturrea Stacy.

-Se cree que estamos en navidades -dice Andrew.

-Ya ves. Bueno, un placer conocerte, Hector.

-Igualmente -digo, mientras me voy al sofá.

Andrew acompaña a su hermano a la salida mientras me acuesto en el sofá. No me siento con fuerzas y equilibrio para subir unas escaleras. Cuando cierra la puerta, se acerca al sofá y me zarandea.

-Eh, no te duermas aquí. Ve a mi habitación.

-Estoy muy cómodo aquí, vete a tu cama, hijo.

-¿Qué? Demasiado vino. Venga, levanta y vente conmigo -me agarra del brazo y me intenta levantar.

-Andrew.

-¿Si? -le miro con cansancio en los ojos.

-Vete a la mierda -y me acuesto.

-Está bien -se rinde, pero se lo ha tomado a bien.

Se aleja mientras yo cierro los ojos. Sus pasos son lejanos, pero luego se notan cercanos.

-Quítate la camisa, anda.

Con todas las fuerzas que tengo, me quito la camisa y me vuelvo a acostar, todo con los ojos cerrados. De pronto, noto algo cálido encima de mí, rozando mi piel.

-¿Mejor? -me pregunta al oído.

-Sí.

-Buenas noches, cariño -me da un beso en la frente y me acaricia el cabello.

Sus pasos se vuelven a alejar, ahora estoy sólo en este sofá, porque yo he querido. El estar borracho es lo que tiene. Tengo que dejar el alcohol, lo necesito para no hacer tanto el tonto.

Bueno... A dormir y a soportar mañana la resaca.

La borrachera me tiene la mente fatal. Mejor no pienso en nadie.

Esta frase se quitará cuando se haya corregido los posibles fallos ortográficos.

---------------------------------------
Hoy no hay nota de autor, lo siento. Tengo un poquito de prisa jajaja

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top