Capítulo 12: Cena Mentirosa (Parte 1)

Y aquí estoy, en la puerta de la casa de Andrew tras haber aceptado la cita que tanto ansía este hombre. Le ha costado días y mensajes conseguir que aceptase, si estuvierais en mi lugar habríais aceptado al momento, no me cabe duda. Puede que esto no esté tan malo, pero me viene a la mente lo que dijo April sobre quedarse con el que la tiene más larga y ya me imagino a Andrew lanzándose a mí, quitándose la ropa lentamente mientras me besa.

Cada vez estoy peor, en serio. Respiro profundamente pensando que no pasará nada sexual y pulso el timbre de la puerta. Un grito que avisa de que viene suena tras la puerta. Al momento la puerta de abre, dejando ver a un hombre guapísimo con la camisa de cuadros azul arrugada y un pantalón vaquero negro. Se nota que no ha usado la plancha en su vida, por las arrugas que le faltan.

-Menos mal que has aceptado hoy -dice en forma de saludo, aunque no creo que lo sea-. Estoy un poco loco haciendo la cena y unas cuantas cosas más. Pasa, campeón -eso me lo decía mi padre, pero ya no importa, lo tengo superado lo de mi padre.

Entro en su casa y cierra la puerta. Está el comedor preparado para una cena, aunque todo esto me huele algo raro. Paso a la cocina y ahí lo veo, cocinando algo que desconozco. Lo miro fijamente y luego él a mí. Mi mirada lo dice todo.

-¿Qué? -pregunta un tanto confuso por mi mirada.

-Estás un tanto nervioso, ¿se puede saber por qué? -me cruzo de brazos al igual que me poso en el marco de la puerta.

-¿Por qué va a ser? Por ti.

-Eso no es verdad. Ya me tienes mucha confianza y no te puedes poner tan nervioso ahora. Así que dime, ¿qué no me has contado?

-Esto... -resopla vencido, gano esta ronda-. Vale, me has pillado. Mi hermano viene a cenar con su novia.

-¿Y qué pinto yo aquí?

-¿La verdad? Mucho.

-No me digas que...

-Sí. Le he mentido diciendo que tengo... novio.

-No me jodas. Andrew, quiero matarte por no decirme nada, pero como tu hermano viene no puedo hacer nada.

-De verdad, siento haberte hecho esto, pero es que lo necesito.

-¿Y por qué yo?

-Porque estoy enamorado de ti.

-La apariencia.

-Sí.

-Podrías haber llamado a Marcus, pero no, me llamas a mí.

-Lo siento, solo es una noche. Por favor -me mira suplicante, se pone de rodillas y me agarra la mano-. Hazlo por mí, por favor -la verdad es que cuando se pone así está mucho más lindo.

-¡Está bien! -caigo rendido a su hechizo-. Me haré pasar por tu novio.

-¡Genial!

-Primero empecemos por lo importante. La ropa.

-¿Qué pasa con lo que llevo puesto?

-La camisa está arrugada. Dámela, voy a plancharla.

Se quita la camisa botón a botón y me la da. Sin camisa de nuevo, esa mirada que tiene que me intenta atraer, esos pozos azules cristalinos... ¿Por qué me siento como si estuviera bajo un hechizo?

-La plancha está arriba en mi habitación -dice lentamente, sin apartar la mirada.

-Vale -con la camiseta en la mano, me voy al piso de arriba.

Entró en la habitación de Andrew, donde al parecer está la plancha preparada. La enchufo y espero a que esté lista.

No paro de pensar en algo. ¿Andrew me dijo alguna vez si tenía hermanos o si era hijo único? Aún me lo estoy preguntando. Y como me acaba de decir que sí tiene, ¿cómo será? ¿Y cómo será su novia? ¿Sabrá bien la comida del DJ? Si sabe mezclar la música, sabrá mezclar los condimentos y demás.

Voy pasando la plancha por la camisa con cuidado de no quemarla.

Aún sigo pensando en que Lucas me hizo tocarle el paquete. Se notaba tan grande... ¡No pienses en eso, Hector! ¡Que estás planchando! Pero es que ese momento era tan tentador... ¡No, ni hablar!

Y ahora pienso en Jensen. Los días que he estado con él en su casa han sido un tanto preocupantes. No paraba de lanzarse a mí para besarme, cosa que no le decía que no. Sus manos en mi trasero, haciéndome que me sentara encima suya... Esa electricidad recorriendo todo mi cuerpo... Menos mal que reaccioné ante el aviso de su madre de que se iba a ir, me sacó del trance. Sino, a saber lo que hubiera pasado. Acostarme con mi mejor amigo desde la infancia, el sueño que tanto había deseado. Pero hoy en día se me hace difícil imaginar una imagen sexual con alguno de estos tres.

Ya está, ninguna arruga. Dejo la plancha desenchufada y me voy al piso de abajo con la camisa ya planchada. Al bajar las escaleras, veo a Andrew poniendo la mesa. La verdad es que esto es algo que alguien querría ver todos los días. Un hombre así de guapo cocinando, poniendo la mesa y, encima de todo, enamorado de la persona que tiene al lado. Que pena que yo no sepa lo tanto que quiero a cada uno.

-Ya está, toma -alzo el brazo para darle la camisa, pero en vez de agarrar la camisa, agarra mi brazo.

Me pega a su cuerpo, a su piel expuesta a mis manos. El tacto es muy suave, está muy caliente, es normal después de estar delante del fuego de la cocina.

-Hector... -sus labios se acercan, se van a chocar con los míos-. Creo que no te estoy agradeciendo lo suficiente.

-No hace falta que me lo agradezcas -susurro lentamente-, solo me debes un favor.

-Te debo muchas, al parecer.

-Sí, muchas.

-Y este es otro favor que me haces -lo hace, sus labios se estampan en los míos, otra vez esa chispa en mi cuerpo.

Pero lo separo al saber lo que intenta.

-No, no, no, no... -repito una y otra vez.

-¿Por qué? -se le nota desconcertado, no se esperaba tal reacción.

-Porque tenemos que preparar todo esto, la cena tiene que estar preparada. Ve y mira si se quema.

-Está bien -se desilusiona.

Su cuerpo se aleja de mí y se va a la cocina. Ya se puede oler todo desde aquí, parece que nos vamos a chupar los dedos. El olor hace que me entre el apetito totalmente, no me puedo creer que Andrew cocine, nunca lo había visto. Claro, si casi nunca estoy en su casa.

Me pongo a terminar de preparar la mesa, todo tiene que estar preparado para cuando llegue la pareja invitada. Me he metido bastante en el papel, necesito volver a mi mundo, no al de Andrew.

De repente, el sonido del timbre suena por toda la casa, haciendo saber que ha llegado la hora de la mentira. Sé que he mentido muchas veces, pero es que engañar para que una pareja feliz crea que yo soy el novio de Andrew y luego nos separemos es bastante fuerte, digo yo.

-¡Ya están aquí! -se pone muy nervioso, como una adolescente esperando a su pareja de baile.

-Tranquilo, no pierdas los estribos de la cordura. Si empiezas esta mentira, tienes que acabarla o decir la verdad de golpe.

-Lo sé. Estoy listo -abre la puerta y aparece un muchacho joven de casi la misma estatura que Andrew.

Es de complexión fuerte, recia, expresa seriedad con una pizca de humor. Es de cabello castaño claro como el chocolate con leche y ojos azules cristalinos como los de Andrew. Se nota por los ojos que son hermanos.

-¡Andrew! Pedazo cabrón que no me habla durante mucho tiempo -que bonito vocabulario utiliza.

-Sí, lo siento. El trabajo es el trabajo. Por hablar con mi hermano no me pagan.

-Eso es cierto -su mirada se dirige a la mía-. ¿Este es tu novio?

-Sí. Hector, te presento a mi hermano Adrián, tiene un par de años menos que yo. Y Adrián, él es Hector, mi novio durante dos meses.

¡¿Qué?! ¿Tanto tiempo llevamos juntos en su mundo?

-Mucho gusto, Hector -un apretón de manos-. Pues yo os presento a mi novia. ¡Cariño, entra! -una mujer entra por la puerta y me deja ver su rostro.

¡Oh, mierda! No puede ser verdad. Pues la mentira ya se ha ido al garete.

-¿Stacy? -pregunto impactado.

Ya la hemos cagado, tío.

Continuará...

Esta frase se quitará al corregir los posibles fallos ortográficos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top