XXV
"«Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.».."
Mateo: 5-11
Extendiendo los brazos, Ana Elizabeth tomó la taza de chocolate caliente que su madre le sirvió, se la llevó a la boca soplando antes de sorber. Levantó un poco los ojos y ahí seguían sus padres, mirando fijamente a todos sus movimientos.
—Y... ¿Cómo has estado hija? —su madre inició.
Antes de contestar, limpió su labio inferior con la punta de su lengua y regresó la taza a la mesa. —Estoy bien Mamá.
—Me alegra —comentó su padre—, siempre has sido muy independiente pero vivir sola a tu edad es una responsabilidad que conlleva muchos gastos y todo tipo de consideraciones , si necesitas más dinero o algo, nosotros...
—No Papá, acepté el dinero que me dieron la última vez que vine porque fueron muy insistentes pero les dije que yo iba a encargarme, ya soy adulta. Debo comenzar a valerme por mi misma y tomar mis propias decisiones.
—Si, pero al menos hasta que consigas empleo —replicó
—Tengo ahorros de otros trabajos y por el pago de la pasantía. Estoy solicitando el reingreso a la clínica, y aún me queda dinero del que me dieron, no se preocupen.
—Claro que nos preocupamos linda. —Su madre y su padre intercambiaron miradas, luego su madre se levantó del sofá y se sentó junto a su hija en el sillón. —Amor —se dirigió a su esposo. —, ¿podrías dejarnos a solas unos minutos?
El padre de Ana Elizabeth asintió y se levantó —Estaré sacando la basura —se acercó a Ana Elizabeth y le plantó un beso en la coronilla de la cabeza y se retiró.
Ana Elizabeth vio las manos de su madre tomar las suyas y se sintió tensa.
—Ana Elizabeth...
—Sí, mamá.
Su madre inclinó un poco la cabeza —Hemos pasado por mucho ¿No es así? Mi niña valiente —le acarició el rostro mirándola a los ojos y después de una pausa y un largo suspiro, prosiguió—Sé que la madre de Cristian habló contigo sobre... ese hombre.
Ana Elizabeth echó la cabeza hacia atrás con asombro.
—No la culpes —dijo su madre al ver su reacción—, le rogué que me dijera si sabía algo del porqué de tus cambios. Como madre ¿Cómo crees que iba a creerme que todas estas decisiones repentinas se deben a un cambio de mentalidad? No podía quedarme de brazos cruzados viendo como te destruyes la vida. Sé que ha sido mi culpa, esto, no debimos ocultar esto por tanto tiempo, ya Cristian es adulto, tu padre y tu hermano deberían saber lo que te pasó, es algo que aún te está afectando mucho, necesitas nuestro apoyo como familia pero para protegerlo a él te estas alejando de nosotros.
Ana Elizabeth agitó la cabeza—No es así mamá, yo...
—Ya no planeas tener un futuro con Cristian ¿Cierto? rechazaste su propuesta y Gregorio ahora tiene una amistad de larga distancia con él, creo que es el momento perfecto para...
—Mamá, no quiero herir a Cris. —contestó retirando las manos de su madre—, No quiero que sienta lo mismo que yo, no quiero que por mi culpa odie a su padre después de haberlo perdonado. Si descubrimos esto ahora, Greg no lo dejará en paz. Perderá su amistad. Y no sé qué hará papá. Probablemente Cris me perderá de su vida para siempre, tal vez vuelva a su forma de antes, no quiero eso para él. Al menos ahora podemos vernos como amigos y él ha cambiado mucho, pero si esto se sabe... nunca más podré verlo.
—Pero cariño, ¿Para qué quieres seguir viéndolo? ¿No crees que te va a doler todavía más? Luego Cristian encontrará a alguien y se casará. Cuando decidiste estar con él no dije nada aun sabiendo todo lo que eso implicaba porque no tengo nada en contra de ese chico y sé que siempre has sido una niña muy sabia y llena de Dios, pensé que habías podido superar todo esto y que el pasado quedaría atrás.
—Yo también, pero...
—Pero no fue así, y has decidido alejarte de él, pero no puedes hacerlo de nosotros, y mucho menos de Dios. Lo alejaste a él pero se siguen viendo como amigos y a tu familia quieres dejarla completamente fuera de tu vida. Él un día tendrá que hacer su vida sin ti pero nosotros siempre estaremos para ti. Por favor regresa a casa, y cuéntale a todos lo que te está pasando. Creo que guardarte todo esto es lo que más daño te está haciendo.
—No puedo mamá, no hagas que esto empeore por favor
—Estoy buscando todo lo contrario al decirte esto, regresa a casa y deja que te ayudemos, nos dices que estas bien pero mira esas ojeras debajo de tus ojos, no te ves nada feliz, solo estás huyendo y sufriendo sola y huír no resolverá el problema. Tus decisiones no han cambiado lo que sientes y piensas. Esta situación te seguirá persiguiendo hasta que lo enfrentes de verdad. Y debes empezar por tu familia.
Las lágrimas se deslizaron por las mejillas de Ana Elizabeth —Ok, yo... lo pensaré.
—De acuerdo cariño —le limpió las lágrimas—, y toma mis llamadas por favor y las de tu hermano, no deja de llamar todos los días preguntando por ti, has sido muy injusta con él. Debe estar arrepintiéndose de haberse ido a estudiar al extranjero por no poder estar aquí y saber que te pasa y estar contigo.
—De acuerdo, lo, lo voy a llamar.
Ana Elizabeth se despidió de su madre y tomó un taxi para regresar a su apartamento. No podía negar que se había sentido muy sola después de mudarse. Pero pensar en contar todo lo que había pasado en el pasado y actualmente a su familia le hacía sentir un frío incómodo en el pecho. Cristian y ella tendrían que alejarse para siempre. Luego de pagar la tarifa se desmontó del auto y vio a Camilo del otro lado de la calle parado frente a la discoteca. Decidió acercarse a saludar.
Antes de llegar a él vio a alguien que se acercó a Camilo y le pasó algo a escondidas de manera misteriosa, luego él le dio unos billetes, le agradeció y cuando se iba a dar la vuelta la vio acercarse.
—Hey, Hola muñeca —miró detrás de él cerciorarse que ya la persona con la que estaba hacía unos segundos se hubiera retirado, se acercó a Ana Elizabeth y le dio un beso en la mejilla.
—Hola. ¿Viniste a bailar?
—Eh... No, solo tenía unos asuntos aquí pero ya está— Y tú ¿Qué haces aquí? Preciosura...
Ana Elizabeth miró al edificio de enfrente —Vivo aquí
—¿Vives aquí? que interesante... Es bueno porque quería hablarte sobre algo, y ya que tú fuiste a mi casa, supongo que no habría objeción en aceptarme como invitado. —sugirió atrevidamente.
Mirando a ambos lados, ella se lo pensó un poco. Supuso que podía confiar en él, si él la había cuidado cuando estaba borracha o cuando se había desmayado, entonces no había por qué temer.
—De acuerdo. Vamos.
Ana Elizabeth dejó que Camilo curioseara por la habitación mientras calentaba un poco de café, aunque en realidad no había mucho que ver, luego se acercó a él y le entregó la taza, él la tomó y se sentó en la cama.
—Disculpa, es todo lo que tengo. Pedí Pizza para cenar y unos refrescos.
—¿De verdad? Que raro porque eres muy buena bebedora, pensé que tendrías la casa llena de cerveza—expreso en forma irónica.
Ana Elizabeth rio —No te burles, sé que fui horrible esa noche, creo que beber no es lo mio.
—Bueno, hay otras cosas que se pueden hacer...
—¿Cómo qué?
Camilo rio a carcajadas. —Tu mente tan inocente no podría asimilarlo.
Ana Elizabeth lo miró confundida —Bueno y ¿Qué querías decirme? —se sentó en la silla justo frente a él.
Camilo puso la taza en el piso —Es sobre tu amiguito Cristian.
—¿Sobre Cristian?
Asintió—Sí, Sobre su supuesta nueva vida —hizo comillas con los dedos—, todo lo que está haciendo lo está fingiendo.
—¿A qué te refieres?
Camilo se inclinó hacia atrás con los brazos extendidos de lado a lado —Mira, regresé hace poco a la ciudad y decidí ir a celebrar mi regreso con unos amigos a una discoteca llamada Cielo nocturno que está en el centro cerca de la avenida, ahí encontré a Cristian bebiendo con un amigo y unas mujeres, se veían muy amigables, supongo que ya ustedes habían terminado, o no, no lo sé, él dice que ha cambiado pero no es cierto.
— Camilo ¿Estás seguro? —Ana Elizabeth no podía creer lo que estaba escuchando. Él de verdad parecía haber cambiado.
—No solo eso, me dijo que necesitaba dinero y que haría lo que sea, me insistió tanto que fuimos a un bar prostíbulo, ahí tocamos como Dark Love, la jefa de ese lugar, se interesó por él y se lo llevó a su habitación en el bar. No lo vi más esa noche. Esa rubia estaba muy interesada en él
Ana Elizabeth pestañeó atónita —¿Ru... rubia?
—Si, una mujer rubia de unos pocos años más que él. Era la dueña del lugar, como se llamaba...
—Shanon...—dijo Ana Elizabeth
Camilo levantó el dedo índice señalandola —Si exacto. Shanon. ¿Cómo sabes?
—Ella... estuvo en su casa —desvió la mirada de Camilo y la enfocó en sus pies dentro de sus zapatillas blancas.
Camilo pensó que ese suceso era perfecto para corroborar su historia, no podía ser más ideal, la suerte estaba de su lado—Vaya... ¿Vez? No te estoy mintiendo. Cristian lo está fingiendo todo para tenerte. Eso de ser Cristiano es una farsa para que estés con él. Él nunca ha dejado de ser la persona que era en el pasado. Sigue siendo un mujeriego de mala vida. Y con lo hermosa que eres no dudo que haría lo que sea, hasta fingir ser un religioso devoto.
A Ana Elizabeth le zumbaban los oídos por lo que estaba escuchando. Debía ser un error.
Alguien tocó la puerta.
—Debe ser la pizza ¿Quieres que abra?
Ana Elizabeth negó con la mano sin poder decir nada, todo lo que había escuchado la había dejado sin palabras. Abrió la puerta y Cristian estaba afuera,
—Hola Eli, solo pasé a ver cómo está...bas
Camilo se asomó detrás de Ana Elizabeth —¿De qué pediste la pizza muñeca? —En vez de ver un repartidor de pizzería vio a Cristian con el rostro más pálido que una hoja de papel. Su reacción lo llenó de satisfacción—Hey Cristian, amigo, ¿Cómo estás?— enganchó su brazo del cuello de Ana Elizabeth —Ely y yo justo estábamos hablando de ti.
Les doy mis mas sinceras disculpas mis queridos lectores. No tenía idea de que este mes iba a ser tan caótico. No quería ser injusta así que ayer publiqué, o mas bien hoy a primeras horas, el capitulo de la semana pasada, sin embargo no los dejé sin su capitulo de esta semana. Aquí esta!
Espero les haya gustado. Haré todo lo posible por seguir actualizando semanalmente según lo prometido solo que diciembre es un mes muy movido así que... de mañana solo sabe Dios.
Gracias por leer. Los quiero de a montón.
Besos y felices fiestas!!
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