XXIX
"«No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados. Perdonad, y seréis perdonados ».." Lucas 6:37
Tomando la manija, Cristian abrió un poco más la puerta entreabierta de la habitación de su madre
—Ya todos se fueron. —Su madre asintió. Estaba sentada en la orilla del lateral de la cama observando una foto en sus manos. Cristian se acercó apoyándose de una muleta y se sentó a su lado— No recuerdo esta foto —la tomó con suavidad de las manos de la señora Martínez.
Su madre se pasó la mano por la cabeza para acomodar un fleco que se había soltado de su moño— Es una de las pocas fotos que tenemos con tu padre. La tenía aquí en la mesita de noche hasta que se supo lo que hacía, entonces... la guardé. —Cristian la observó bien, enfocándose en los detalles.
—¿Aún no lo recuerdas?
Cristian agitó la cabeza en negación.
Su madre tomó la foto de vuelta —Esta es de las pocas veces que tu padre nos llevó a verlo tocar. Tal vez no lo recuerdas porque estabas muy cansado, incluso te dormiste antes de llegar. A veces te despertaste, pero luego volvías a dormirte. Y la verdad estaba aliviada. Eras un niño y ese era un bar no muy acogedor, creo que Cristofer lo hizo a propósito.
—¿Por qué lo dices?
—Siempre le reclamaba acerca de por qué llegaba tan tarde, por qué nunca nos llevaba con él o por qué no me decía a dónde iba, él siempre me contestaba que no era lugar para que estuviera una madre con su hijo, pero que de algún modo debía llevar el dinero a la casa, supongo que aprovechó esa ocasión para confundirme y hacerme creer que decía la verdad, y lo logró, nunca más le pedí que nos llevara con él.
Cristian hizo un gesto con la garganta de haber entendido.
—Incluso creo que insistió tanto en la foto para que cada vez que la viera recordara que ese era el motivo por el que él no pasaba tiempo con nosotros y así no lo fastidiara con mi insistencia de que creía que tenía una amante.
Cristian retiró la foto de la manos de su madre y la colocó boca abajo sobre la cama, rodeó a su madre con un brazo sobre sus hombros y ella se acomodó en su pecho rodeandole la espalda.
—Pero ya está en paz... —sollozó su madre— nunca desee el mal para él, aún cuando creía que lo que hacía era engañarme porque de alguna forma sentía que no era feliz, que estaba sufriendo por dentro. Y a veces me preguntaba si era por mi.
—Se que fuiste lo mejor que le pasó en este mundo mamá, incluso fuiste quién le presentó a Cristo. Fuiste su mayor regalo.
A la señora Martinez se le escurrieron algunas lagrimas.
—¿Cómo está Ana Elizabeth con todo esto? Si se puso tan mal cuando se enteró que Cristofer había nacido de nuevo, ¿Cómo se sentirá ahora que ha fallecido?
Cristian guardó silencio unos segundos. —No lo sé, pero Dios pondrá todo en su orden.
—¿Y tú, cariño? Acaban de reencontrarse y ya él volvió a desvanecerse de nuestras vidas, esta vez por una pausa más larga. ¿Estás bien?
Con la cabeza apoyada de la de su madre Cristian intentaba descifrar cómo se sentía. Después de la muerte no había derramado ni una sola lágrima.
A lo lejos se escuchó el timbre de la puerta. Su madre se levantó.
—Si voy yo será más rápido —sonrió. Cristian también.
Cristian volvió a tomar la foto de la cama y la apreció. El deseo interior que estaba enterrado en lo más profundo de su ser y había sido escondido desde su infancia se había esfumado, el volver a tener una familia, como antes, pero una feliz.
La puerta de la habitación se abrió de repente. Cristian quitó la vista de la foto.
—Pe... pero... ¿Cómo?
—Déjame darte un abrazo... amigo
—Greg, pero... ¿Qué haces aquí? —Gregorio dio grandes pasos para acercarse rápidamente. Se sentó junto a él y le apretó en un abrazo cálido y fraternal.— Greg, ¿Cómo es que estás aquí?
—Supe lo de tu padre, lo lamento mucho. No sabía que estaban en contacto, mucho menos que estaba tan enfermo, ¿Por qué no nos dijiste nada?
—Todo pasó muy rápido. Iba a llamarte.
— Ibas ¿Eh? Apenas me llamas. ¿Dejamos de ser mejores amigos solo porque vivo a cientos de kilómetros y estoy casado?
—Nadie te reemplaza Greg, somos como uña y mugre
—Tu eres la mugre ¿No?
Cristian rió a carcajadas.
—Perdón, no debería estar haciendo chistes —Greg se sacudió el pelo apenado.
—Descuida. Lo necesitaba. Pero no terminas de decirme qué haces aquí, no puede ser que hayas venido porque mi padre murió, fue demasiado repentino para que te diera tiempo comprar los boletos y hacer maletas.
—La verdad fue una coincidencia. En cuanto recibí la llamada de Ely no dudé en volar hasta aquí.
—¿Ely te dijo que vinieras?
—Si, ¿No te lo dijo?
—No estamos en contacto
—¿De verdad? Pensé que las cosas cambiarían cuando regresara de la casa de los abuelos pero veo que ha empeorado.
—Puede decirse que sí —a Cristian se le escapó un suspiró—, ¿Ella está bien? ¿Por qué te hizo venir hasta acá?
Gregorio se acomodó recostando el pie flexionado sobre el colchón. —La verdad hasta yo estoy sorprendido. Me dijo que viniera a ver la película.
—¿Eh?
—Si, fue tan insistente que tuve que hacerlo.
—No... no lo entiendo, ella apenas acaba de enterarse que decidí hacer la película.
—Pues eso me dijo. El estreno es la próxima semana ¿Cierto?
—¿Si?
—Bueno, tendremos que esperar para averiguar qué está tramando, mientras tanto pongámonos al día.
—De acuerdo hermano.
Día del estreno. El director y los protagonistas estaban siendo entrevistados horas antes de la proyección por periódicos de diferentes universidades y las noticias locales debido al impacto que habían provocado en redes sociales, las salas alquiladas no daban abasto para él público que estaba esperando en taquilla.
Cristian sentía que iba a vomitar en cualquier momento. Hoy era el día que todo el mundo iba a conocer cómo era en el pasado. Pero aunque vomitara no se arrepentía, sabía que estaba haciendo lo que Dios quería, reconocer que Él es el único que puede cambiar a la gente.
—¡Esto es una locura! —dijo Máximo en cuanto entró a la oficina que les habían dispuesto al personal. — Nunca había visto tanta gente en un cine.
Cristian tragó en seco.
Daniel entró detrás de él y el bullicio de la gente se escuchó y disipó en cuanto la puerta se abrió y cerró. —De acuerdo. Llegó el día —dio una palmada—, independientemente del resultado, agradezco a todos su esfuerzo y dedicación— Les pido por favor que nos pongamos de pie, excepto Cristian , claro —sonrió — y pongamos en las manos de Dios a esta gente, que no salgan entretenidas si no bendecidas —No me haré director para entretener, me haré director para bendecir, para eso nací y para darle la gloria a Dios. Así que, oremos.
Cuando la oración hubo terminado, esperaron a que toda la gente ocupara sus asientos dentro de la sala para ellos ocupar los suyos asignados al frente, mientras Cristian avanzaba por el pasillo con los demás actores, logró ver a los De la Cruz y a Gregorio, a Shannon y sus padres los pastores, Peter que sorpresivamente estaba sentado junto a Vanem, y a su madre en los asientos exclusivos que él mismo le había gestionado, Máximo se sentó con el público y para sorpresa de Cristian Maxine estaba junto a él en los brazos de Nancy. Dios seguía obrando en esa familia y se veían hermosos juntos. Cristian llegó al espacio vacío entre dos asientos donde su silla de ruedas quedó perfecta, la silla a su derecha aún no había sido ocupada y a la izquierda se sentó Daniel.
Las luces de la sala comenzaron a descender. De repente la pantalla inmensa frente a ellos se encendió, los presentes hicieron silencio total y luego de presentar los breves auspicios universitarios la película inició con una frase:
A DIOS SEA LA GLORIA PRODUCTIONS PRESENTA:
EL SER MÁS INSENSIBLE
Todo iba normal, excepto por el hecho de que las manos de Cristian goteaban del sudor, la reacción de los espectadores parecía positiva. Verse en pantalla grande era bastante extraño y más aún ver una copia frente a él de la parte más significativa de su vida era bastante asombroso para él, en la parte de la muerte de Maggie Cristian apretó los ojos y tragó en seco, en silencio oró por toda su familia y conocidos y pidió misericordia a Dios por ellos y por si mismo, luego llegó la escena donde se suponía que Ana Elizabeth leía su diario y él se enteraba de todo. Daniel lo había modificado guiado por Cristian en una escena donde la señora Martinez le contaba todo desde el hospital después del suceso con el padre de Maggie. Cristian encontraría una carta y enfrentaría a su madre.
Sorpresivamente, en vez de eso, Ana Elizabeth apareció en la pantalla, tal y como ese día. Daniel al parecer lo editó para que pareciera que Cristian había grabado con ella la misma escena. Ella entró en su habitación como aquella vez, con su diario en mano, lo abrió y comenzó a leerlo
—Pero...que...
Cristian estaba tan estupefacto que no se había dado cuenta que alguien se había sentado a su lado. Una mano se deslizó a través de la suya.
Cristian giró y Ana Elizabeth estaba ahí con una sonrisa.
—Ely...
Con un dedo en los labios aún sonriendo, ella le pidió que guardara silencio. —Todavía falta el final —musitó.
—Hay mucho de qué hablar —susurró Cristian con el ceño fruncido aún estupefacto. Acomodándose en el asiento Cristian intentaba fijar su mirada a la pantalla pero no podía apartar la vista de la chica junto a él y de sus manos tomadas. ¿Qué estaba pasando?
Mientras la película avanzaba ya casi en su fase final, a Ana Elizabeth le vibró el teléfono dentro de la cartera, lo sacó y revisó el mensaje que había recibido. Se acercó a Cristian para hablarle al oído.
— Cris, vuelvo enseguida
Cristian no quería soltarla. Tal vez era porque estaba oscuro, quizás se había dormido y estaba soñando que la mujer que amaba estaba sentada junto a él tomándole la mano. Si la soltaba sentía que iba a despertar y desaparecería otra vez.
—No me voy a ningún lado —rió — volveré, te lo prometo. Ya no me iré a ningún lado.
Dijo ella. Cristian aflojó los dedos. La espalda de Ana Elizabeth desapareció en la oscuridad en cuanto se puso de pie y caminó entre la penumbra. Cristian intentó volver a poner atención a la película aunque en su mente se formulaban muchas preguntas, hasta que llegó el final. La película terminó cuando Cristian fue al hospital a ver a su madre y pedirle perdón, después que Daniel le hiciera la oración de conversión. Luego se proyectaría una pequeña sesión de videos cortos y fotos del club, la graduación de Cristian y los demás chicos que eran "el caso perdido de la secundaria" y entrevistas a sus compañeros testificando acerca de su cambio, y luego apareció nuevamente Ana Elizabeth, pero esta parte de la historia Cristian no la conocía. Una cámara la seguía mientras caminaba por los pasillos de un hospital, cuando ella se detuvo frente a una puerta, Cristian identificó la habitación, era de su padre.
Levantando su mano buena, se puso la mano sobre la boca asombrado. ¿Qué era esto? En la película Ana Elizabeth abrió la puerta. Con edición censuraron el rostro del padre de Cristian. Ella se iba acercando a él, quién levantó la cabeza al verla.
—Te recuerdo... eres... la chica... de Psiquiatría
—Así es, pero usted me conocía de antes. Soy Ana Elizabeth de la Cruz, Ely...
Cristofer no dijo nada del asombro. Vio la cámara y recostó la cabeza de la almohada con vergüenza —Viniste...a... exponerme...
—No. Su cara no saldrá en este video. Pero creo que esto es necesario para sanar los corazones de muchas chicas que como yo sufrieron por su causa.
—¿Quieres...que...les...pida...perdón? Estoy... dispuesto
—Ellas no le creerán y probablemente muchas piensen que una simple palabra como esa no cambiará la vida que han tenido a causa de una frustración. Solo vine para que en cambio usted me escuche.
—Adelante...
Una pequeña pausa puso en expectativa a todos. Y entonces, Ana Elizabeth habló.
—Te perdono.
Los ojos de Cristian se ampliaron y se llenaron de lágrimas.
El llanto de Cristofer se escuchó mientras Ana Elizabeth aún hablaba —Decido Perdonarte, porque Dios me perdonó primero, te perdono por mi propia sanidad interior, te perdono aunque no te lo merezcas, pero yo tampoco merecía que Jesús derramara su sangre en la cruz del calvario por mí y lo hizo. Yo te perdono y te bendigo en el nombre de Jesús.
La pantalla se oscureció y aparecieron unas letras blancas
EN MEMORIA DE MAGGIE ALVAREZ Y DE TODAS ESAS PERSONAS QUE HAN SIDO MALTRATADAS FÍSICA Y PSICOLÓGICAMENTE
"No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados. Perdonad, y seréis perdonados" (Lucas 6:37).
Aplausos. El sonido de los aplausos era constante y ensordecedor. Aún así Cristian no les prestó atención. Ana Elizabeth no había regresado. Cristian intentó empujar la silla hacía la salida pero la avalancha de personas intentando acercarse a él no se lo permitía, sin embargo Cristian estaba ignorando a todo el mundo. La familia de Ana Elizabeth acababa de enterarse junto a todos que ella había sido víctima de abuso sexual y aunque eso también le afectaba a él solo pensaba en lo que ella tendría que pasar a partir de ahora, por más que le daba vueltas no entendía por qué ella había tomado esa decisión.
Aún desesperado por salir de la sala y no poder, de repente recibió un mensaje que le dio escalofríos:
Camilo
Ojo por ojo, diente por diente
Camilo
Me vengaré por lo que le hiciste a Maggie.
Camilo
Le haré lo mismo a la mujer que amas
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