XXIII

"«Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes...».."

Juan: 2-14b


Las rodillas de Cristian no aguantaban más su peso. Cristian abrió los ojos y se dio cuenta de que Ana Elizabeth no estaba acostada sobre la cama. ¿Adonde había ido? ¿Había huido nuevamente? Se levantó con prisa pero un plato tapado con otro y una nota sobre él le llamó la atención.

Tenía que salir y no quise despertarte.

Después seguiremos hablando.

Gracias por lo de anoche.

No había huido. La nota decía que luego hablarían y eso hizo que se sintiera tranquilo. Se sentó en un taburete alto dispuesto para desayunar en la encimera de la cocina. Destapó el plato y el olor de la comida hizo que su estómago rugiera, Ana Elizabeth había preparado unas salchichas italianas asadas, huevo revuelto y pan tostado decorados con rodajas pequeñas de tomate. Se veía delicioso. Se acercó al gabinete de la cocina y tomó una taza para prepararse un café instantáneo con los sobrecitos que ella guardaba dentro de un frasco de vidrio. Volvió al taburete y luego de dar gracias tomó el tenedor y atravesó una salchicha con él.

Mientras masticaba, mentalmente viajaba en el tiempo, unas horas antes cuando Ana Elizabeth tuvo el valor de contarle todo lo que le remordía, todo lo que había matado su espíritu. Una de esas palabras le atravesó el corazón: "Odio a tu padre Cristian" "Y es tu padre Cris.... es tu padre... ". No era su culpa, aún así debía cargar con las consecuencias. Era su padre y nada podía evitar eso ni aunque se cambiara el apellido. Ya había visto el rostro de su padre, tal vez cada vez que viera su rostro también lo recordaría, tal vez sus voces se parecían, incluso sus nombres eran similares.

Pensar eso solo provocó que le diera indigestión. Eso significaba que aunque Ana Elizabeth volviera a ser cristiana probablemente ellos no podrían estar juntos. Y su soledad también se debía a él. Se había alejado de su familia para protegerlo, para no decirle a Gregorio o a sus padres que estaba sufriendo por alguien que compartía el ADN con el hombre que amaba, si es que aún lo hacía, su odio no la estaba dejando sentir nada más.

Cristian salió del edificio y se montó en su auto. Antes de arrancar decidió llamar a Máximo.

—Hey, ¿Cómo va todo?

—Todo bien amigo, Nancy despertó anoche y después del lavado de estómago todo ha ido bien. Pronto le darán el alta.

Cristian rio —disculpa, pareciera que estoy hablando con otra persona. Te escuchas muy bien Max.

—Yo tampoco me lo creo Cris, la misericordia de Dios es más grande de lo que yo hubiera podido imaginar. Le debo todo.

—Así es. Él es bueno y misericordioso. Vale la pena creerle.

—¿Con quién debo hablar para entregarme a Cristo?

—Amigo ya lo hiciste, en el momento que prometiste servirle si hacía el milagro. Dios se toma las cosas que uno dice muy en serio. Ahora debes reconocerlo públicamente. Puedes hacerlo el domingo en el momento de la oración.

—Claro que sí, cuenta con ello.

—Bien, te pasaré a buscar.

—No es necesario. Esto debo hacerlo por mi mismo.

—Está bien. Oye Max...

—¿Si?

—¿Te molestaría si hablo con Nancy?

—Claro que no. Puedes ir a verla. Ya puede recibir visitas.

—Ok. Muchas gracias, me pasaré unos minutos.

—Está bien, yo debo ir a trabajar pero su abuela la está cuidando.

—De acuerdo, luego hablamos.

Cristian se dirigió a la clínica donde Nancy estaba internada. Algo dentro de él le decía que debía hablar con ella. A veces se preguntaba si el comportamiento de Nancy se debía en parte por su culpa. Él la había humillado muchas veces y fue a quién más hirió y uso en su deseo de venganza. Mientras se dirigía hacia allá le pidió a Dios que pusiera las palabras correctas en su boca.

Tocó la puerta y la voz de Nancy le dio acceso a la habitación. Tenía los brazos cruzados mirando por la ventana que estaba del lado contrario a la puerta. Su abuela no estaba con ella.

— Hey

La voz de Cristian hizo que ella volteara el rostro. Rodó los ojos al verlo —¿Qué haces aquí? —Su tono no era muy amable.

Hacía meses que no se veían. Casi nunca quedaba con Máximo en su casa pero cuando lo hacía ella siempre estaba fuera o se quedaba en su habitación.

—¿Cómo estás? —se sentó junto a la cama. 

Ella giró nuevamente el rostro hacia la ventana. No contestó. Su rostro estaba pálido, sus labios no tenían color y estaba muy delgada. Máximo siempre se había quejado de su comportamiento como esposa pero viendo su estado podría decir que él tampoco estaba cuidandola.

Cristian se inclinó apoyando los codos de sus piernas mientras se miraba las manos con detenimiento. —Fuiste la primera mujer de la que me enamoré.

Esas palabras captaron la atención de Nancy. Sus ojos buscaron el rostro de Cristian.

—Fuiste la primera persona después de muchos años que me dio esperanza acerca del amor... —prosiguió  mostrando una sonrisa de lado—Que me hizo creer que si amaba de nuevo mis heridas del pasado sanarían. Es por ello... que cuando me fuiste infiel mi corazón se endureció aún más de lo que ya estaba. Nancy... —la miró a los ojos—, no es que no fueras suficiente para mí, más bien sentía que eras más que suficiente para que yo pudiera ser diferente, tanto que puse en ti mi esperanza de cambiar y de sanar. No entendía que un ser humano no podía hacer eso. Puse esa carga sobre ti y por ello te ofendí más que a nadie y te herí. Sé que ya te pedí perdón pero lo hago de nuevo. Lamento mucho como te traté y haberte herido. Ninguna mujer merece que la traten con desprecio, ninguna mujer se merece que la traten como yo te traté.

Nancy había derramado algunas lágrimas pero su rostro no demostraba nada. 

Cristian continuó—Cuando me enamoré de ti lo hice porque eras lista, divertida, talentosa y hermosa. Obviamente no estuvo bien que me engañaras pero un error no nos define. Yo también cometí muchos errores. Me comporté como un hipócrita al señalar y juzgar a los que me habían fallado como si yo no fuera capaz de hacerlo también. —retiró los codos de sus rodillas y enderezó la espalda —mira, no se porque lo hiciste, no se porque te hiciste daño, pero tienes mucho por vivir. No te rindas. Yo también me puse una pistola en la cabeza, estuve a punto de halar el gatillo, pero Jesús llegó justo a tiempo, derribó la puerta de mi odio e inundó mi vida con su amor. Las cargas que había puesto sobre ti las puse en él y él no me defraudó porque era el único que no iba a hacerlo nunca.

Nancy seguía sin decir nada. Aún cuando Cristian dejó una larga pausa para que ella interviniera no lo hizo. Él se levantó de la silla y se acercó un poco a la cama del hospital.

—Tienes mucho por qué vivir. Tienes un esposo maravilloso, conozco a Máximo desde hace años y sé que ustedes se pueden entender como pareja, pero ambos deben poner de su parte. Tienes una hermosa niña que te necesita, y eres una persona increíble, pero a veces necesitamos vernos a través de los ojos de nuestro creador para entender cuán valiosos somos. Nadie es responsable de nuestra felicidad, no dejes que nadie destruya tu autoestima. Nadie puede definir lo que somos. A veces ni siquiera nosotros mismos. Porque muy pocas veces entendemos el valor que Dios nos ha dado.

Cuando terminó le dedicó una sonrisa y se dio vuelta para marcharse. Antes de salir se giró —Daniel está haciendo una película acerca de mi conversión. Estás invitada a la proyección. Espero verte allí. —dijo y se marchó.

***

Daniel informó a todo el equipo que ya habían terminado por hoy. Entró a los vestidores y se acercó a Cristian quien se estaba poniendo su camisa después de mudarse el vestuario de la última escena.

—¿Y?

—Y... ¿Qué? —Con la cabeza inclinada Cristian se miraba los dedos abotonando la camisa.

—¿Qué te dijo Anelís? ¿Podemos o no usar su personaje?

Cristian pensó antes de contestar— No pude preguntarle.

Daniel suspiró y se sentó en una de las sillas frente a los espejos, espacio dispuesto para maquillar a los actores en una de las aulas. —¿Qué pasó? ¿A caso no se fueron juntos después que llegamos de la estación? Ya no puedo posponerlo más, antes de la próxima grabación debemos saber qué pasará con su personaje. Te doy hasta el sábado.

—De acuerdo 

Luego de observarle por unos minutos Daniel se cubrió la boca con una mano conteniendo la risa. —¿Sabes? No puedo acostumbrarme a tu actitud pacífica

Cristia se volteó y se apoyó de uno de los dos tocadores de madera. —Yo tampoco —se encogió de hombros— Pero si no aprendía a ser paciente iba a volverme loco o... a fallarle a Dios —volvió a voltearse para mirarse en el espejo mientras se abrochaba la correa del reloj en la muñeca izquierda— Y no estoy dispuesto a eso.

Alguien tocó la puerta entreabierta antes de asomarse. Rebeca entró con una sonrisa traviesa, tapándose los ojos.

—Cristian ¿Ya estás vestido? —dijo divertida—, tardas más que una mujer arreglandote. —se descubrió los ojos y luego giró el rostro hacia Daniel— Ah, hola Dan.

—Daniel —corrigió el director

—Lo sé —volvió a sonreir —te queda mejor Dan

Daniel estrechó los labios con disgusto—Ustedes... ¿Se van juntos?

—Si, es que hoy tenemos reunión de jóvenes así que iremos directamente —Cristian se acercó a Rebeca y se puso a su lado.

Daniel se levantó.

—Y dígame señor director ¿Cómo lo hice para ser principiante? —curioseo Rebeca.

—¿La verdad ? Ma... —Cristian se acercó de un salto y le cubrió la boca a Daniel.

—Lo hiciste bastante bien y seguro que ya irás mejorando poco a poco.—Cristian le tomó la palabra.

Daniel se escapó de las manos de Cristian y lo fulminó con la mirada. Rebeca alzó una ceja.

—Quiero la verdad —vio a Daniel directamente a sus ojos azules.

Daniel le devolvió la mirada y comenzó a enumerar con sus dedos —Tus expresiones son muy exageradas, se te olvidaron algunas líneas e improvisas demasiado para mi gusto. Esto no es un club de teatro.

Rebeca apretó los puños y resopló provocando que el fleco que tenía cerca de la cara se elevará. Se veía furiosa. Daniel sacó de su carpeta un guión con acotaciones y notas por todos lados específicamente en el personaje que Rebeca representaba.

—Si quieres estar en esto, ven una hora antes. Ensayaremos tus partes, aunque seas un extra no me conformaré con una actuación mediocre —dijo y se lo entregó, después de despedirse de Cristian con la mano salió del aula/camerino.

Cristian miró a Rebeca apenado frunciendo la nariz. —Lo sé, el chico es duro con su franqueza pero...

—Él no sabe con quién se está metiendo, me volveré tan buena que me pedirá ser el papel principal —le interrumpió Rebeca con una mirada desafiante sobre el guión.

Cristian meneó la cabeza risible. —Vamos o llegaremos tarde.

La actividad para jóvenes se inició como usualmente. Se leyó una porción de la palabra, se entonaron algunos cánticos, y se realizaron dinámicas donde no faltaron las risas y el aprendizaje. Pero en esta ocasión Peter no agotaría la parte de la enseñanza bíblica, había un invitado especial.

—Por favor, denle un aplauso a nuestro invitado Timothy Suarez Pastor de la iglesia madre quién nos visita para darnos palabras de aliento y fortaleza —Todos aplaudieron y un señor con barba blanca se levantó de uno de los asientos delanteros y se acercó al frente.

—Hola chicos. Deseo con todo mi corazón que todos en esta sala, no, que todos los jóvenes Cristianos de Fuente de Amor y misericordia sean bendecidos con la gracia de Jesús.

"Amén" contestó el público.

—Mi nombre es Timothy como ya su líder mencionó y quiero decirles que me alegra mucho estar aquí. Estar rodeado de jóvenes me hace sentir la vibra de la vitalidad. Como dice la biblia, los jóvenes son... —puso una mano alrededor de su oído, los jóvenes contestaron a viva voz "La fuerza"

—Ustedes son la fuerza, ustedes han vencido al maligno ¡Que contradictorio! ¿No lo han pensado? Porque cuando hablan de juventud, es como si estuvieran hablando de inmadurez, inexperiencia, errores, tropiezos, fallas, malas decisiones, etcétera, etcétera, etcétera.

Una voz se escuchó desde el fondo —¿Quiere decir que la biblia se equivocó?

Timothy mostró una sonrisa entre su espesa barba —¡De ninguna manera! ¡Ustedes evidentemente son fuertes! En muchos sentidos, pero ese versículo no solo habla de su fuerza también habla de un maligno, el cual es mentiroso, acusador, y destructor. Siempre está al acecho metiéndose en sus mentes y haciéndoles creer que ustedes no son lo que ya Dios ha determinado; Fuertes. Leamos esta declaración más a fondo, diríjanse a la primera carta a Juan capítulo dos en su verso catorce:

..............................................................................................................

Les he escrito a ustedes, que son hijos de Dios,

porque conocen al Padre.

Les he escrito a ustedes, los que son maduros en la fe,

porque conocen a Cristo, quien existe desde el principio.

Les he escrito a ustedes, los que son jóvenes,

porque son fuertes;

la palabra de Dios vive en sus corazones,

y han ganado la batalla contra el maligno.

................................................................................................................

Timothy apagó la pantalla de su tableta y se sentó frente al público joven.

—Si analizamos este verso, dice que han ganado la batalla contra el maligno, son fuertes y la palabra de Dios vive en sus corazones, eso quiere decir que ustedes reciben la fuerza por medio de la palabra de Dios que vive en sus corazones para vencer al maligno. Para vencer a un enemigo hay que conocerlo y el perfil de satanás no se encuentra en facebook , ni en instagram, que es donde gastamos la mayoría de nuestro tiempo libre, está en la biblia. Habla de su inicio, habla de su final y de sus debilidades, nos da las estrategias para vencerlo.

Y ustedes son los elegidos para vencerlo. A un niño se le debe repetir cien veces algo para que lo pueda memorizar, un anciano aún por más que se lo repitas siempre se le olvidará, pero ustedes, ustedes pueden recordar la palabra si se ponen en ello e incluso ¡ahora pueden llevarla en el bolsillo! No hay remedio, aunque me considero un hombre moderno a veces tengo que recurrir a mi hijo para que me ayude con algunas aplicaciones.—Algunas risas estallaron en el ambiente —La cosa es que para ADMITIR lo que somos debemos escuchar lo que Dios tiene que decir de nosotros y esa palabra debe vivir en nuestros corazones, debe vivir, osea debe estar constantemente activa recordándonos quienes somos y lo que Dios piensa de nosotros, y también recordándonos quién es nuestro enemigo y sus estrategias. 

Una de las estrategias más usadas por el enemigo es el miedo. Eso me recuerda la historia para niños llamada: El león miedoso.

Resulta que en este cuento el león no se atrevía a cruzar de noche por un camino conocido por ser muy tenebroso y solitario, invitaba a todos sus compañeros de la selva que se consideraban temibles como el oso o el tigre, para que si sucedía alguna cosa ellos estuvieran ahí para protegerlo, al final de la historia el león descubrió que el tigre y el oso iban con él por ese camino porque el animal más fuerte de la selva iba con ellos. El león. —A el Pastor Thimothy se le escapó una risa y prosiguió —El miedo somete a la fuerza. Si dejamos que esta herramienta del enemigo controle nuestras acciones nuestra fuerza no lo vencerá y eso es lo que él trata de evitar. Debemos tener fe en la viva palabra de Dios que nos describe a nosotros desde su mismo corazón. No le demos más veracidad a los susurros engañosos de las tinieblas que se cuelan en nuestros pensamientos. Tengamos una convicción firme de que Dios nos conoce y si Dios dice que somos fuertes lo somos. Levanten la mano los que son fuertes en Dios.

—La mayoría de los jóvenes levantó la mano.—Debemos declararlo aunque nos sintamos la persona más debilucha del mundo. Dios nos pide que lo hagamos "Diga el débil ¡Fuerte soy!" —el pastor se levantó y motivó con las manos—, Vamos, repitan después de mí "Diga el débil...

Los jóvenes alzaron la voz "Fuerte soy"

Timothy volvió a repetir la frase y ellos volvieron a contestar con mas fuerza.

—Pónganse de pie y tomémonos de las manos, oremos por nuestros compañeros, nuestra familia juvenil y por nosotros mismos para que Dios nos de la conciencia de la fuerza que tenemos, para que nuestra fuerza venga de la presencia de Dios. Oremos los unos por los otros y seamos energizados de fe. —Se acercó a Peter— Líder, dirija la oración.

Peter se acercó al frente —Oremos.

Al final de la actividad Cristian se acercó a Peter para saludarlo, en eso el Pastor Suarez se acercó a ellos.

—Le presento a Cristian, un amigo y músico de la congregación —Peter señaló a Cristian.

—Un gusto Cristian —El pastor le saludó.

—Igualmente pastor —estrecharon las manos.

—Precisamente quería hablar de ese tema, la música. —dijo el Pastor mirando a Peter —,estamos buscando en todas las iglesias de asociación una persona que de clases on line para los jóvenes de todas las congregaciones, es un proyecto para fortalecer ese departamento, pero debe ser alguien con conocimiento y que al menos estudie música.

—Pues está hablando con la persona indicada Pastor —comentó el moreno poniendo su mano sobre el hombro de Cristian.

—¿Estudias música?

—Así es. —Asintió Cristian.

—Pues, ven a una entrevista en la iglesia madre, le pasaré toda la información a tu líder para que asistas. Necesitamos ese servicio por unos seis meses y será pagado. ¿Tendrás el tiempo?

—Por supuesto, precisamente estoy buscando empleo. Aún mejor si puedo ayudar en la iglesia.

—Bien. Entonces te esperamos.

—De acuerdo

El pastor levantó la mano nuevamente—Gracias por aceptar mi visita. —Peter y Cristian la estrecharon y el Pastor se marchó.

Peter miró a Cristian con una amplia sonrisa —Heeey, que bien.

—No cantes victoria. Primero tengo que ir a la entrevista.

Peter rechistó —Ten un poco de fe mi amigo. ¿No crees que esa oferta llegó en el momento perfecto? Yo diria que es una diocidencia.

—¿diocidencia? —Cristian río. —De acuerdo, pondré algo de fe en ello.

—Así se habla.



Hola por aquí. Cómo están preciosos? 

Les mando un abrazo a cada uno.

Ya estamos en la recta final de esta historia.  Espero que les esté gustando y que los haya podido enganchar en cada capítulo. Más que nada, y como siempre digo que sea de bendición. 

Debo ser sincera con ustedes. Esta historia no tendrá 3ra parte. Por lo general cuando un libro pasa a 2da parte siempre se espera el 3ro, pero no planeo alargar mas la historia, creo que ya está cumpliendo con el objeitivo por la cual fue creada

Asi que... Cuando esta historia termine nos despediremos de Cris y Eli. Espero que sea de la mejor forma posible. También quiero que sepan que pienso rebelar las caras de actores de cómo veía a Cristian y a Ana Elizabeth. No quise hacerlo desde el principio para que su imaginación no se limitara.

Gracias por leer hasta ahora. Su lealtad me ha dado fuerzas para seguir adelante. 

Besos.


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