VII

"El amor es paciente" 1 Corintios: 13-4 

Los dedos de Cristian sintieron la fría y viscosa sensación del gel para el cabello cuando los hundió en el envase, llevándolos a su pelo comenzó a darle forma a los rizos que caían en su frente y en la mitad de su cabeza. Cuando se sintió satisfecho con el resultado tomó el frasco de fijador y lo roció sobre todo su cabello. Tomó un pequeño cepillo y peinó ambos lados detrás de sus orejas para extenderlos hacia abajo.

Miró su teléfono de reojo. Ana Elizabeth no le había escrito, la noche anterior al llegar del estudio de grabación donde trabajaba medio tiempo ni siquiera encontró en el chat ese sticker de un gato que dormitaba tan profundo que se caía de su cesta. Ella llegaba primero a la casa después del consultorio. Ella trabajaba hasta las ocho y él hasta las diez. Sí que estaba molesta. Solo de pensarlo le daba dolor de cabeza. Ana Elizabeth era más que comprensiva, era un ángel, era su ángel. Antes de acusarlo o señalarlo siempre intentaba enseñarle las cosas con paciencia, le miraba con esa carita de niña inocente como si esperara lo mejor de él, pero esta vez...

Aún estaba en su lucha mental mientras bajaba las escaleras de la entrada para dirigirse a su auto cuando notó algo inusual dentro de su vehículo, algo se movía, o más bien alguien, Ana Elizabeth. Ana Elizabeth yacía dormida en el asiento del copiloto.

—Pero qué... —pronunció sorprendido.

Se detuvo antes de llegar al auto y revisó el bolsillo delantero de su mochila. Resopló una risa. Las llaves no estaban, al parecer en algún momento de la mañana se había escabullido en su habitación y las había tomado. Cristian abrió rápidamente la puerta del conductor y entró. Ana Elizabeth estaba inclinada a un lado con la cabeza apoyada de la puerta, estaba arropada con un chándal blanco que ella le había regalado. Los dedos de Cristian se deslizaron desde los flequillos de la frente de su novia hasta su oreja para recoger un mechón de cabello. ¿Cómo era que Dios le había concedido a alguien tan especial? Cristian le tomó la mano y besó el dorso de ésta para lograr despertar a su princesa durmiente.

Su ángel entreabrió los ojos. —Buenos días —dijo con voz medio adormilada estrujando un ojo con su mano libre. Se acomodó como si quisiera seguir la siesta.

—Eres una traviesa —contestó Cristian, volvió a besar el dorso de su mano —Pensé que estabas molesta conmigo —Muy molesta.

—Perdóname Cris. —se enderezó en el asiento y retiró el abrigo de sí —Cuando ni siquiera te envié un mensaje de buenas noches me di cuenta de que mi amor era egoísta, y cuando di vueltas en la cama toda la noche pensando en mi decisión de proponerte lo de la película sabiendo que aún no estás listo, me di cuenta de que mi amor era desesperado y quería que las cosas se hicieran a mi manera. Quiero que nos comprometemos a solo amarnos en el perfecto amor de Dios y no con un amor egoísta ni desesperado.

Cristian no podía creer que le estuviera pidiendo perdón, cuando en realidad era su amor el que no cumplía con ninguna de las características de la definición del perfecto amor en la biblia. ¿Acaso ella se estaba exigiendo darle aún más? Era imposible.

Ana Elizabeth fue traída hacia Cristian por la mano de él detrás del cuello de ella. Sus frentes estaban apoyadas, con la otra mano le acariciaba la mejilla.

—Ana Elizabeth De la cruz, se que no te merezco y aun así te retengo conmigo. Ese es un egoísmo del que no me quiero deshacer. Sé que no soy el hombre ideal para ti pero te prometo que haré todo lo que pueda para que tengamos ese amor que dura para siempre.

Ana Elizabeth se acurrucó en su cuello —Sonaste como todo un poeta.

—Estoy aprendiendo de ti. —se alejó y en cambio entrelazando sus dedos con los de ella. —No se que paso... siento que tuvimos muchos conflictos en la villa, no quiero que las cosas sigan así. ¡Jamás volveré a ese lugar!

—No dejaremos de tener problemas Cris, eso es normal en una relación, pero debemos aprender a comunicarnos mejor, como cuando solo eramos amigos, o... me odiabas —se encogió de hombros—, me soltabas todo sin medir nada.

—Vaya... es que no puedo hacer eso ahora, siempre quiero quedar bien delante de ti — Cristian le dedicó una mirada tierna y le acarició la mejilla con el pulgar.

—No quiero que quedes bien delante de mí y ver sólo lo que me agrada, quiero conocerte tal y como eres, lo que piensas y sientes, se que también en eso tengo mis fallas, me guardo todo y trato de resolver las cosas por mi misma, así que demos nuestro mejor esfuerzo ¿De acuerdo?

Cristian asintió.

Ana Elizabeth se acercó de repente y le dio un beso en la mejilla, sonrojada, regresó a su asiento —¿Me llevas al consultorio?

—Con un soborno así, lo que usted ordene princesa.

Después de dejar a Ana Elizabeth en el consultorio de Psiquiatría, Cristian puso el vehículo en marcha hacia el café ABLAZE a unas cuadras de la universidad donde tendría una reunión con su equipo de estudio del semestre universitario que estaba a punto de terminar.

Él había sido uno de los favorecidos en entrar a la universidad debido al Club de la secundaria LOS RESCATADOS dirigido por Ana Elizabeth. Ahora estaba en su segundo año en la carrera de Licenciatura en música instrumental y composición en la universidad donde Ana Elizabeth y Daniel estudiaban. Daniel estaba estudiando cinematografía y Ana Elizabeth Psiquiatría Infantil. Aunque pocas veces coincidían con el horario debido a sus trabajos.

Máximo era el único que por sus circunstancias paternales tuvo que dejar los estudios y buscar un trabajo de tiempo completo apenas terminó la secundaria. Ese hubiera sido el destino de Cristian si no se hubiera apartado de ese tipo de vida a tiempo. Por alguna razón a veces se sentía culpable por la vida que Máximo llevaba con su ex novia Nancy, aunque más bien, veía a su futuro yo del pasado reflejado en Máximo. Pero como Dios no nos da cargas que no podamos llevar y aunque Máximo aún no profesaba la fe en Cristo, Maxine era el mayor consuelo que Máximo podría tener y por ella se esforzaba hasta desfallecer,

Cristian abrió la puerta de la cafetería y después de barrer el lugar con la mirada, alcanzó a ver a los chicos en una esquina del local. Reían y comían en su ausencia como si de una reunión de juerga se tratara. Al verlos suspiró.

Estaban tan distraídos que no se dieron cuenta de su presencia. —Supongo que repasaron el material y tienen muchas ideas que aportar ¿no?

Jack se quedó paralizado cuando escuchó la voz de Cristian detrás de él

—¡Cris! ¿Cuándo llegaste? pensé que no vendrías, como siempre eres el primero en llegar....

—Jack... eres el encargado suplente del equipo, si no estoy debes empezar la reunión en mi ausencia.

—Cristian ¿No tienes hambre? Mira, te pedí este delicioso bagel —colocó un plato con un bagel frente a él.

Cristian le sonrió con mirada incrédula —Terminen de comer y empecemos la reunión ¿De acuerdo? —los señaló a todos —Tenemos que preparar la exposición final para la próxima semana y no aceptaré una calificación promedio —dijo y mordió el bagel.

—Hay Cristian —contestó Marcos, el chico a la derecha de Cristian —, ¿cuando te volviste tan aburrido? Tendremos que decirle a Eli que te suelte un poco la correa —le insinuó mientras le arreglaba el cuello de la camisa.

—Espera, ¿tú sabías que Cristian tenía novia? —interrogó a Marcos.

—Todos lo sabemos — reafirmó Nara, la chica trigueña sentada entre Marcos y una silla vacía al lado de Jack, la única miembro femenino del equipo de estudio quién contestó en un tono obvio. Sorbió en el popote de su batida.

Cristian le agarró la mejilla a Marcos y a Jack, las apretó fuerte con una mueca sonriente en el rostro para que lo dejaran en paz y mejor se concentraran en terminar de desayunar para iniciar la reunión del proyecto. No podía negar que le costaba divertirse. Siempre estaba pensando en lo que debía lograr, y lo duro que tenía que trabajar por su madre, por Eli y por él. Tenía que demostrar que había cambiado. Ya no era el chico despreocupado que solo pensaba en comprar una moto muy cara y chaquetas de piel marca Gucci, ahora tenía mejores planes para su futuro y otro anillo que comprar.

Luisander el único miembro del equipo que faltaba regresó del baño, saludó a Cristian, se sentó en la silla vacía y miró su plato vacío —¿Quién rayos se comió mi bagel?

Cristian volteó la mirada a Jack quién acababa de voltear el rostro hacia el lado contrario con una mueca desesperada.

Cristian se controló para no golpearlo en la cabeza,

Luego de la reunión en el Ablaze, Cristian fue a dos clases de la universidad. Decidió almorzar en la cafetería de la universidad antes de ir al estudio. Pago el ticket del almuerzo y se formó en la fila del buffet. A veces quería arrancarse la cara y meterla en su bolsillo cuando tenía que aguantar las miradas de las mujeres que lo rodeaban. ¿Cuál era el objetivo de tener una cara llamativa si lo único que podía hacer era tentarlo? debía serle fiel a una sola mujer y solo a ella quería mostrarle sus cualidades atrayentes, las demás sólo serían distracciones innecesarias. Dos de delante de él se volteaban cada tanto para mirarlo y reírse entre ellas. Ya no era su trabajo recordar sus rostros como hacia antes cuando notaba la desesperación en el sexo opuesto para tomar ventaja. Cuando llegó su turno en la fila tomó la bandeja superior en la pila y el plato con su juego de cubiertos. Se sirvió arroz, vegetales, tomó una manzana y un jugo de cartón. Miró alrededor para ubicar una mesa vacía.

Daniel estaba sentado en las mesas del lateral izquierdo con una cámara en la mano, esa era el área más tranquila de la cafetería junto a las ventanas.

—¿Puedo sentarme?

Daniel quitó la vista de la pantalla de la cámara digital y asintió al verlo —Es raro verte por aquí.

Cristian colocó la bandeja sobre la mesa se quitó la mochila y la acomodó sobre la mesa junto a su bandeja.

—No me gusta la comida

—¿Entonces?

—Es barata

—Ah... —asintió y tomó un trago de su gaseosa antes de regresar la vista a la cámara.

Cristian comenzó a comer y en medio del silencio entre los dos se preguntó si estaría trabajando en otro plan para el festival de cine. Junto a Ana Elizabeth se veía muy emocionado con el proyecto, quién sabe con qué intenciones. Daniel le estaba ayudando con la propuesta de matrimonio pero todo podría ser un simple camuflaje de supervivencia dada la situación.

De repente Daniel resopló, dejó la cámara sobre la mesa y se frotó los ojos.

—¿Trabajando lo del festival?

—Algo así... —atravesó las patatas en su plato con un tenedor y las remojó en un aderezo verde.

—Lamento haberte arruinado el proyecto, de haber sido cualquier otra cosa te hubiera ayudado.

—Si te soy sincero pensé que ya Ana Elizabeth te había hablado al respecto, le había dicho muchas veces que debías saberlo antes que los demás.

—¿Le dijiste que me lo dijera?

—Por supuesto. No quería trabajar tan duro en algo que no era seguro. Pero ella insistió, parece que tenía mucha fe de que no te negarías, no sé por qué.

La cuchara de Cristian acariciaba la superficie del arroz mientras él ensimismado se hacía muchas preguntas.

—No lo haré. No voy a hacerlo pero... si lo hiciera ¿Cuál crees que sería el resultado? ¿De donde sacaron esa... idea tan absurda de que yo podría...?

—¿Y quien dijo que la película se trata de ti? — Daniel se dio otro bocado de las patatas.

Cristian alzó una ceja. —¿Si no de mí de quién?

Daniel se rió.

—Yo te haré una pregunta Cristian. Cuando distribuía mensajes cristianos por los pasillos del instituto ¿De quién se trataba? ¿Crees que lo hacía para ser popular? Y si hubiera sido así, ¿lo hubiera seguido intentando a pesar de las golpizas que me dabas cuando lo hacía?

Cristian no contestó, tampoco lo miró.

Daniel tomó su mochila y la abrió —No es mi intención que te ofendas, solo era un ejemplo de algo que los dos conocemos muy bien— tomó la cámara sobre la mesa y la metió en la mochila, luego la cerró. —Lo que quiero decir es que deberías saber que lo que Ana Elizabeth y yo hacemos siempre lo hacemos enfocados en dar a conocer quién es Dios y lo que hace. Dios hizo algo en ti, aunque ni siquiera tú lo reconozcas del todo. No soy quién para hablar sobre tu historia, supongo que no la conozco del todo, pero lo que sí sé es que le debes mucho a Dios y sería bueno que comenzaras al menos a admitirlo.

Cristian apretó el puño, Daniel solía ser tan franco que dolía.

—No te preocupes por mí. Iré con el mismo plan. Decidí enfocar el desarrollo de la película en el club, ya hablé con la fundadora al respecto. Solo omitiremos tu historia. La tuya era la más impactante pero tú no eres el único que fue bendecido por la visión de Ana Elizabeth.

Una chica con una bandeja en la mano se acercó a ellos y sin decir nada deslizó en la mesa junto al brazo de Cristian un papel doblado, luego se marchó.

En otras ocasiones Cristian lo ignoraría, lo dejaría tal y donde estaba. Pero... ¿Y si Daniel lo tomaba, lo leía y malinterpretaba? ¿Y si le hablaba de eso a Ana Elizabeth? Ya ella sabía sin siquiera presenciarlo que aún seguía siendo un imán par las mujeres como lo fue en sus días de cazador. No quería atormentarla con esos pequeños inconvenientes del día a día.

Daniel lo vio tomar el papel y guardarlo en su bolsillo.

—Tengo otra clase —dijo el rubio tomando su bandeja y su mochila.

—Suerte con el proyecto —enunció nervioso considerando que había sido una mala idea tomar el papel delante de Daniel.

—No necesito suerte — contestó.

Cristian llegó temprano al estudio. El director de alabanza de la iglesia lo había recomendado con uno de los miembros de la iglesia donde asistía, solo hacía los recados y algunas cosas pero se mantenía aprendiendo mucho, le gustaba poder trabajar lo que le apasionaba en un ambiente Cristiano. Tenían varias grabaciones pendientes esa noche. Llegó a la casa exhausto. Anunció su llegada desde la puerta y en cuanto escuchó la respuesta de su madre desde la habitación, pudo llegar a su cama y caer como muerto.

Su conciencia no lo dejaba dormir, tenía que escribirle a Ana Elizabeth antes de quedar dormido. Sacó el celular de su bolsillo y entró al chat de Whatsapp. Esta vez Ana Elizabeth había dejado un gift de unas letras que decían I LOVE YOU y luego la palabra LOVE se transformaba en MISS al instante con algunos corazones brotando alrededor. Cristian sonrió y escribió:

Cris dice:

¡HEY princesa!

Cris dice:

¿Cómo fue tu día?

Cris dice:

Hoy estuve de muy buen humor

Cris dice:

¿Será por qué te vi esta mañana?

Luego de unos segundos esperando y cuando ya los ojos de Cristian estaban a punto de cerrarse escuchó el tono de notificación:

Ana Elizabeth le envió un gif de una niña tímida enviando un beso

Eli dice:

Cris, ¡estoy muy emocionada!

Eli dice:

En unos días me asignarán mi primer paciente.

Eli dice:

Aún no estoy trabajando con niños porque no hay vacantes en esa área,

Eli dice:

pero aun asi me emociona mucho poder ayudar

Cris dice:

Que bien Eli, tu puedes!!!

Le envío un emoticon de un brazo con músculos.

Eli dice:

Y... bueno... Estoy enamorada de Cristian Martínez más que ayer...

Cuando ella decía esas cosas Cristian no podía resistirse, de inmediato le marcó en video llamada.

La llamada se desconectó y en cambio recibió una llamada telefónica de Ana Elizabeth, Cristian contestó.

—Cristian Martínez, estas infringiendo una de nuestras reglas. No video llamadas después de la media noche.

Cristian alejó el teléfono de su oreja para ver la hora. Jamás se imaginó que era tan tarde.

—Perdón hermosa, no me había percatado.

—Entonces, dime, que me querías decir

—Nada

—¿Cómo que nada? —Rió

—Solo quería escucharte. Podrías... podrías decirlo de nuevo.

—¿A qué te refieres?

—Que me amas más que ayer

Ana Elizabeth se rió avergonzada

—No me hagas hacerlo —le rogó

—Por favor —le solicito en un tono que Ana Elizabeth tuvo que ceder. Luego de un largo silencio se escuchó la voz de Ana Elizabeth

—Cristian Martinez... hoy... te amo mas que ayer.

Se desconectó la llamada.

Cristain se rió. Ana Elizabeth estaba tan avergonzada que le había colgado. Un nuevo mensaje llegó al chat.

Eli dice:

Las cosas que me haces hacer... Cristian Martínez

Eli dice:

Buenas noches mi amor,

Un corazón al lado.

Cris dice:

Buenas noches mi ángel.

Varios corazones.



Nota de yai (Autora)

Dios les bendiga mis hermosuras. 

Gracias por leer hasta este punto. Espero les esté gustando. Si tienen comentarios acerca del libro o el avance de la historia, o lo que esperan de él siéntanse en la libertar de expresarse. 

Recuerden regalarme la estrellita, nos leemos la próxima semana.

Besos y abrazos.

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