13. ARRUINÉ EL MOMENTO
ALMENDRA POV'S:
Me dejé guiar por aquel atractivo rubio, quien terminó llevándome a un lugar de a escuela totalmente desconocido por mí. Quedaba por el amplio campo de la escuela, justo detrás de los vestidores de los jugadores de fútbol. Había muchos árboles que formaban un pequeño bosque que captaba enormemente mi atención.
Nos adentramos en él y a unos cinco o seis metros encontramos un precioso lago donde había dos lindos y pequeños patitos nadando en él. Se me hacían demasiado tiernos.
Amaba mucho disfrutar de la naturaleza. No solía estar mucho tiempo en bosques, pero cada que iba de vacaciones con mi familia tratábamos de perdernos en la maravilla de la naturaleza.
Me agradaba saber que Mark era un chico que también disfrutaba de admirar lo bello que pueden resultar los paisajes. Si era sincera, eran pocas las personas que le daban importancia a este tipo de cosas.
Hasta podía jurar que casi todo era perfecto en aquel momento: La compañía y el bonito paisaje. Junto a Mark me senté el en el pasto cerca al lago y estuvimos hablando por un largo rato mientras admirábamos todo.
Luego de un rato, llevé mi mano al bolsillo de mis jeans para sacar mi celular y poder capturar la imagen, pero fue entonces donde reaccioné. Vi de casualidad la hora y lo único que hice fue agarrar de la mano a Mark y salir corriendo de ahí.
<<Arruiné el momento>>, pensé internamente, pero ya era muy tarde para arrepentirme.
Corrimos lo más rápido que podíamos y yo aún sostenía la mano de Mark, la cual se sentía extrañamente cálida.
Dejé de prestarle atención a aquel detalle y me centré en el problema en el que estábamos metidos. El timbre de fin de receso sonó hace diez minutos aproximadamente, o eso había calculado.
—¿Qué pasó? —preguntó Mark confundido y frunciendo levemente el ceño. Se veía demasiado lindo así, debía admitirlo.
Entendía su confusión. No cualquier día una loca te lleva corriendo e interrumpe la calma del momento, pero aquello había sido necesario.
—Es que estamos tarde. — Me detuve un momento para pensar una solución.
Fue entonces cuando recordé el atajo que tenía para llegar al salón. Aquel que ya no usábamos desde que éramos niños y con mis amigos solíamos escondernos por estos mismos pasillos.
Corrimos y logramos llegar a los salones tomando el atajo. Fui por mis cosas a mi casillero mientras Mark sacaba las suyas y nos dirigimos directo al salón. Tocamos la puerta y una profesora de ojos grandes y baja estatura la abrió.
—¿Qué desean? —preguntó mientras se acomodaba los lentes.
—Disculpe la tardanza, lo que pasó es que mi compañera me estuvo mostrando el colegio y no nos percatamos de la hora. —Mark miró a la maestra esperando que nos deje pasar sin regañarnos.
—Usted debe ser el señor Pattinson. —Mark asintió —. Pasen, pero que no se vuelva a repetir. —Cerró la puerta.
Cuando nos sentamos los demás empezaron a soltar clásicos comentarios para molestarnos y burlarse de nosotros, pero en tono amical.
Yo solo pude voltear y ver la cara de enfado que tenía Valentina. Parecía que en cualquier momento iba a explotar de lo roja que se había puesto por el enojo que se cargaba.
Entendía su frustración. Ella siempre quería tener la atención de todos los chicos de la escuela, sin excepción. El solo hecho de que una chica cause mayor interés hacía que su enojo se haga presente.
Lástima que de parte de Mark no obtendrá nada. O al menos, eso espero.
De pronto se dibujó una sonrisa en mi rostro por haber hecho, de manera inconsciente, enojar a la diva de la escuela. Me alegraba y no podía ocultarlo.
"Tienes una sonrisa perfecta", escribió Mark en un pedazo de papel y lo coloco en mi carpeta disimuladamente.
"Gracias", escribí en respuesta a su halago y él sonrió.
Podría jurar que estaba sonrojada. Diablos, este chico me ponía nerviosa.
CATALINA POV'S:
Antonio y yo nos fuimos a dar una vuelta alrededor de la escuela para poder darle más espacio a mi amiga y el nuevo.
Luego de unos cinco minutos de dar vueltas sin dirección, divisé a Almendra con Mark. Solo atiné a sonreír. Se notaba que la estaban pasando bien y eso me ponía bastante feliz.
Realmente esperaba que Mark no le hiciera daño a mi amiga. Aunque si la lastimaba, tranquilamente me podía encargar de asesinarlo y enviar sus huesos al fin del mundo.
Dejé a los tortolitos disfrutar de su tiempo y me senté junto a Antonio en los escalones del campo de la escuela. Él me pasó sus audífonos para poder escuchar música juntos, pero antes de colocarme alguno de ellos, fue cuando la vista se centró en aquella chica.
Una chica algo alta y de cabello castaño caminaba con su grupo de amigas por el campo. No se percató de mí hasta minutos después. Me quedó mirando algo extraña y yo solo sonreí.
—¡Olivia! –exclamé y bajé con cuidado los escalones para llegar hacia aquella dulce chica.
Olivia pertenecía al grupo de las porristas y aunque las personas de ese grupo no solían comunicarse mucho con el nuestro, ella era la excepción y también se manifestaba en contra de las estúpidas reglas que estableció Valentina.
—Disculpa, ¿te conozco? –preguntó cuando llegué hasta donde se encontraba.
—Soy Catalina... —dije, pero ella parecía no comprender nada—Catalina Evans, aunque ahora soy Johnson.
—¡Oh Dios! –gritó de la emoción—Cata, has cambiado muchísimo, ni siquiera pude reconocerte de lo diferente que estás.
Se acercó a mí y me miró a detalle.
—¿Eso es labial? –preguntó mientras achinaba levemente los ojos.
—Sí.
Olivia había tratado miles de veces de hacerme un cambio en el pasado, pero nunca lo logró. Era una niña con una autoestima pisoteada por la gran Valentina. Le tenía miedo a los cambios y al rechazo, era comprensible que la Catalina del pasado no haya querido mejorar su aspecto.
Hablé un rato con Olivia, hasta que el timbre de fin de receso sonó por lo que solo alcanzamos a intercambiar números para poder charlar otro día con total libertad.
El encontrarme con aquella castaña me hizo muy feliz y sin duda mejoró mi día. En el pasado no solía tener muchas amigas, así que cuando ella se mudó a la casa a lado de la mía, en el pasado, me hizo muy feliz. Tuve la oportunidad de hacerme su amiga antes de que ingrese a esta escuela y tenga que apegarse a las normas de grupo.
La escuela había cambiado mucho, no pude encontrarme con mis compañeros del pasado por lo que muchos tenían horarios diferentes al mío, pero me alegraba saber de uno de ellos, sobre todo si era de Olivia.
Horas después, me encontraba en la salida de la escuela esperando que Beily llegara por mí y Robert. Con la diferencia que esta vez también nos acompañaban Almendra y Ryan ya que habíamos quedado en almorzar en mi casa hoy.
Sin embargo, mis planes estaban cambiando y tenía pensado pedirme permiso a mis padres para hacer pijamada hoy. Solo esperaba que aceptaran ya que mañana teníamos clases y era probable que se negaran a mi pedido.
Llamé a mi padre para adelantarme y recibir el permiso que tanto ansiaba.
—Hola cariño, ¿qué pasó? —habló papá levemente preocupado.
—Nada, solo que te quería pedir permiso para hacer una pijamada con Almendra y Ryan.
Estaba rogando por que acceda a mi petición. Tenía muchas ganas de una noche de chicas.
—¿Pijamada? ¿Mañana no tienen clases?
Aunque no podía verlo sabía que estaba frunciendo el ceño. Una notoria característica de papá.
—Sí, pe... —Papá me interrumpió.
—Es broma cariño, claro que pueden. Te dejo tengo que seguir con el trabajo.
—Claro, te quiero papá. —Fue lo último que dije.
—Y yo a ti.
Corté la llamada y decidí mandarle un mensaje a mamá para que también me conceda el permiso. Papá solía decir que ella era quien tenía los pantalones en la casa por lo que su permiso era más importante.
Al recibir su mensaje de aprobación, supe que esta noche sería muy larga.
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